jueves, 23 de marzo de 2023

ÓSCAR DÍAZ. LA EXACTA FANTASÍA

La exacta fantasía
Óscar Díaz
Ediciones de la Isla de Siltolá / Poesía
Sevilla, 2023


 

DEMOLICIONES CONTROLADAS

 

 
   El constante desvelo del presente poético incorporó en 2015 la amanecida de Óscar Díaz (Langreo, Asturias, 1997), tras conseguir el XI Premio Nacional de Poesía “Félix Grande”. Aquel reconocimiento iniciaba un itinerario personal, alejado de cualquier tentación endogámica, que suma la entrega En el principio era América  (2020) y una pautada colaboración en revistas y antologías. Casi tres años después, publica La exacta fantasía, una compilación de composiciones con aserto explícito que parece reivindicar los espacios oníricos que nutren lo real.
   Las sugerentes razones de la nota de contraportada de Laura Ramos recuerdan algunos rasgos del ideario estético de este graduado en filosofía por la universidad complutense de Madrid: el empeño por romper moldes tradicionales e impulsar estelas de conocimiento que eduquen la sensibilidad más allá de lo aparente y la lógica, la actualización de lo clásico y la ubicación de cada género literario en un contexto amplio, que fomente la transversalidad.
   La tarea poética comienza con el poema homónimo que da título al libro. En “La exacta fantasía” lo paradójico mantiene el paso, como lo mantiene el cauce verbal que busca en su enunciado vías de escape a la invención. Supone una forma de convivencia con sustratos culturalistas, que recuperan tiempos y etapas discontinuas del pensamiento humanista.
   El tramo “Hacia Utanapishti” inspira sus hilos argumentales en la presencia de un personaje de ficción, presente en el discurrir legendario y mítico del diluvio mesopotámico. A él recurrirá la identidad central del Poema de Gilgamesch en sus afanes para conseguir la inmortalidad. El yo poético se define por la búsqueda de un espacio y de una identidad, como si requiriese el marco para narrar un cuento, un mínimo relato con personaje predispuesto al soliloquio y al monólogo. Las contingencias narrativas se suceden con un claro componente irónico y un discurrir verbal que bordea el absurdo o que hace del texto conocido una versión nueva, signada por el capricho de lo concreto o por la posibilidad azarosa de dar fe de vida de algún sueño: “no albergaba ninguna duda / de mi protagonismo: / los seres aparecen donde nombro, / por mí se había escrito el Génesis. / Nació a las dos y tres minutos.”
   Lejos del aparente realismo del diario ficcional, Óscar Díaz entremezcla situaciones y tiempos que nunca marcan azarosas fantasías. Al cabo: “Las palabras / son las demoliciones controladas / de edificios antiguos”. El lenguaje se mueve en escena como una invitación a descubrir un mundo sin puertas, acaso encerrado en las lindes de la mente.
   El apartado “Otros poemas fantásticos” se abre con dos citas de Sor Juana Inés de la Cruz y Émily Neligan, que otra vez reivindican los márgenes de la reinvención, y el poema “Niños luchando”. Frente a ese tiempo auroral y arcangélico que sugiere el tramo de la niñez, la composición irradia un belicoso activismo, los muchachos muestran una exacta fortaleza, están ahí, aguardando el momento, resistiendo al tiempo. Pero no es un sentimiento persistente porque todo en la identidad está marcado por lo transitorio; las cosasa cambian de un momento a otro, incluso el amor, ese motivo que da pie a excelentes poemas como “Noir lessons”, “Amor-ficción” y “Volverse una manzana”.
   Sorprende en este apartado la disposición tipográfica de algunos poemas, como si el escritor subrayara la autonomía de las composiciones y un cierto ludismo formal. En algún caso incluso se necesita en nota a pie de página la transcripción textual, en otro el texto se presenta a dos columnas o como un diálogo alterno entre dos voces poéticas, al modo por ejemplo de “La estatua de Condillac” una composición de tono ensayístico, escrita en prosa poética y fragmentada en dos soliloquios, en la que es la clave de Traité des sensatións, donde el filósofo Condillac desarrolla la idea de que en nuestro fuero interno alojamos la inmovilidad de una estatua sin sentidos, que en el discurrir temporal va acumulando impresiones y juicios, con una certeza aparente: los hombres miran lo mismo, pero ven cosas distintas. El apartado aloja también poemas convencionales, dispuestos en fragmentos, como el que cierra el libro “Patas arriba”, con una voz reflexiva más coloquial.
   La exacta fantasía es un libro denso por su andamiaje filosófico y por el manejo de aportes asentados en el acervo clásico. En la propuesta lírica de Óscar Díaz hay una profunda meditación sobre diversas situaciones del pensar, entre la reflexión y la anécdota. Las voces de la memoria conviven con la lectura y los sentimientos, esos vértices emocionales que miden la cronología del reloj, y con esa perplejidad continua del vivir empeñados en eternizar lo que se borra. Quien mira por la ventana está siempre a solas, en la intemperie de la espera.   
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 

1 comentario:

  1. Utanapishti es Utnapishtim? En otra reseña lo escriben así también. Tal vez sea una errata del propio libro. Lo digo por si hay más reseñas, para que no sigan reproduciendo esa ligera falta. Un saludo.

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