|
Asombros sonoros Foto publicitaria |
AUDÍFONOS
Ausente habitual en el silencio, se puso a leer la carta personal con
interés creciente. “Los audífonos serán una extensión del cuerpo, una abertura
para recuperar en lo diario el canto de los pájaros, el gotear de un grifo mal
cerrado, o el mismo caer inadvertido de las hojas…”. La cadena de precisiones
saltó por encima de su incredulidad, advirtiendo que, cerca, ocurren maravillas
insólitas, como en los dormidos itinerarios de la inocencia. No se desanimó
ante la compleja instalación manual en el pabellón auditivo. Todo era difícil.
Por el ventanal del salón percibió una mañana de luz oblicua, sesteando en el
jardín. Salió fuera. Buscó un sillón y acogió distraído un libro de poemas de
José Hierro para la espera. No recordaba el canto de los mirlos. Una hora
después, el reloj comenzó a prodigar algún bostezo. No sucedió nada. En el
jardín, los signos de reconciliación con el sonido se mantienen al margen.
Suspiró sin exigir. Nada justifica la duda o el desengaño, todavía. A veces, la
esperanza no es más que un intento de fuga.
(De Cuentos diminutos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.