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ESCAPARATES LITERARIOS
Cuando la verdad se desnuda hay muy pocos que la reconocen
José Mateos
Algunos escritores no tienen
reparo en escribir sonetos cortos, de nueve o diez versos, o haikus treboleros,
de cuatro versos y trece sílabas. Suelen tener cerca un crítico que jalea el
estropicio y que además comenta que los que siguen las normas literarias son
conformistas, poco comprensivos y algo fundamentalistas en el rigor.
Durante más de una década fue
gestor cultural, prodigó favores, invitaciones a eventos, jurados y
publicaciones institucionales. Ya sin la ebriedad del poder, regala sus libros
a quienes no invitó nunca. Confía mucho en su sentido solidario, en ese gesto
menesteroso que engrandece lo pequeño.
Criticó ferozmente a su antecesor
en el cargo. Con otros polemistas consiguió que lo despidieran. Ahora sigue al
pie de la letra su plan de trabajo; no le gusta innovar, quiere perpetuar lo
que funciona bien.
Nunca ha percibido la amistad
como una senda de dos direcciones. Se siente río que no remonta, de dirección
única.
Hubo un seleccionador de fútbol que el criterio esencial para ser llamado al equipo nacional era que el futbolista fuese de su pueblo; también hubo un antólogo que no había joven de su tertulia que no mereciese el premio nobel. Lo subjetivo adquiere siempre la apariencia de una verdad inamovible.
Éxito literario total: siete libros en su palmarés. Y siete autoediciones. Caligrafía con el sudor de la frente.
La nada disputa su espacio consigo misma.
(Apuntes del diario)
Los nuevos amigos dejan la
conspiración en las raíces de sus afectos; promueven la liquidación por
derribo de quienes estuvieron siempre.
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