domingo, 4 de febrero de 2024

JOSÉ ANTONIO OLMEDO. SAKURA

Sakura
Los principios del haiku
José Antonio Olmedo
Editorial Celya
Colección Lunaria
Toledo, 2023

 

ESTADOS DEL ALMA

 

   Hace unos meses, al comentar el volumen (Ex)centricidad, una aproximación a la heterodoxia poética contemporánea en castellano firmada por José Antonio Olmedo (Valencia, 1977), me preguntaba por la personalidad del escritor. Su poderosa identidad, en poco más de una década multiplica rasgos. Con voluntad polisémica, intuición penetrante y capacidad indagatoria para largos recorridos, aglutina docencia, poesía, investigación crítica, narrativa, aforismos, crítica de cine y columnas de prensa que se diversifican entre la entrevista, la reseña y el comentario cultural. Tal solvencia creadora ha dejado un prolijo sendero de publicaciones y, sobre todo, permite contemplar una panorámica de gran angular de la cartografía lírica contemporánea. Ese centro de interés genera los ensayos Polifonía de lo inmanente. Apuntes sobre poesía española contemporánea 2010-2017, coeditado con el poeta y narrador Gregorio Muelas, y El pájaro en la rama. Conciencia del tiempo y tiempo de la consciencia en la poesía de Ricardo Bellveser (1977-2020).
  A la poesía del haiku y los espacios normativos de la estrofa japonesa dedica el volumen Sakura, que impulsa con bellísima edición la editorial castellano manchega Celya. Una nota de autor  cobija las razones de escritura: partiendo de la inexistencia de definiciones cerradas y buscando fuentes originales a través de analistas de prestigio como Fernando Rodríguez Izquierdo y Vicente Haya, descubrió una dimensión espiritual y transcendente de la estrofa. No solo se trata de conocer su historia y su tradición sino de percibir como el haiku contiene estados del alma y requiere meditación, silencio y humildad. El autor añade en su liminar contingencias personales en torno al proceso de asimilación de la estrofa y opiniones sobre los estragos que un mal poeta puede ocasionar en el cultivo de esta terna versal. El poeta asume en su sedimentación teórica “una estrategia cristalina y didáctica que convierta el proceso de enseñanza-aprendizaje en algo vivo, atractivo y enriquecedor”.
Los apartados temáticos disgregan exploraciones concretas. La primera parte analiza los espacios normativos del haiku clásico y afronta el contraste entre lo perecedero y lo perdurable que otorga al sujeto que percibe una fuerte conciencia de finitud. La contingencia es una manera de ser en el tiempo. Así lo muestra la sakura o flor del cerezo como símbolo de renovación y esperanza, de florecimiento, plenitud y atardecida. Ser consciente de lo que nos rodea es estar receptivo, aprestarse a la vigilia de la contemplación, mantener vivo el sentimiento de asombro. Saber que, más allá de un molde de expresión literaria, el haiku es un camino de apertura espiritual ante el mundo; conlleva desprendimiento y comunión con el entorno natural. La mínima estrofa abre una vía iluminativa que acerca su filosofía compositiva a la poesía mística, naturalmente salvando las distancias de formato y contenidos semánticos. El haiku mantiene unos principios básicos de espiritualidad y despojamiento que propician una ontología, una postura para ser y de percibir, desde la humildad y la sencillez.
   José Antonio Olmedo recuerda que el haiku ha de escribirse con lenguaje sencillo, despojado de retórica y ornamentación gratuita, aunque preservando el halo de misterio que hace que en el poema no todo quede explícito sino sugerido y dispuesto a la propia interpretación del lector. El traslado cultural entre la literatura nipona tradicional y la civilización occidental es severo; por tanto conviene recordar qué elementos deben mantenerse y cuáles soportan cambios y matices. El estudioso salva de modo imprescindible el suceso como manantial compositivo y prefiere también el mantenimiento del triple esquema versal, dada la disparidad silábica entre ambos sistemas lingüísticos. Pero la misma sociedad ha cambiado en el tiempo y el mundo contemporáneo se define por su globalismo y carácter urbano, con un alejamiento claro de la naturaleza como escenario. Se requiere explorar otros territorios acordes con la sensibilidad de un contexto distinto. De este modo, cobra sentido como línea de investigación el haiku urbano, aunque sin desacralizar la esencia y combinando, a ser posible, el sentimiento hacia la naturaleza con las características de la ciudad moderna.
   La propia cultura japonesa se ha sometido en el tiempo a un proceso de transculturación que ha modificado su identidad. La sociedad se ha occidentalizado y las nuevas formas de vidas optan posicionamientos encontrados entre el carácter inefable del haiku tradicional en el que la poesía es temblor, captura en tránsito, vuelo y raíz, e idearios estéticos de la modernidad que abren percepciones a otros estratos de realidad.
   El ensayista recuerda indagaciones personales sobre la terminología del haiku, desde el conocido aserto de Basho “Haiku es lo que sucede en este lugar y en este momento” hasta las definiciones de expertos como Blyth, Roland Barthes o Vicente Haya.  Asomado al fluir de la conciencia y la condición transitoria del yo, el escritor de haikus. percibe un escenario, se apresura a recibir en los sentidos una revelación abierta que se reproduce a través del lenguaje. La vigencia del género se asienta sobre voces maestras como Matsuo Basho, Yosa Buson, Kobayashi Issa y Masaoka Shiki, aunque hay una larga estela de autores destacados con estimables aportaciones al cultivo del haiku. También recuerda el ensayista la contribución femenina, pese al habitual ostracismo y la vigencia de prejuicios históricos que mantuvieron la contribución literaria femenina en un segundo plano. Las voces femeninas incorporan heterodoxia y carnalidad, una escritura hecha de sensaciones que busca también la expresión de lo subjetivo.
   El manual teórico incorpora un inventario de nombres propios que han destacado por su labor divulgativa en torno a la estrofa y un glosario de términos habituales en el continuo proceso introspectivo de la escritura y su realidad interior. Buen conocedor de la práctica poética del haiku por su presencia como docente en los talleres desde hace siete años y estudioso de la dimensión religiosa y transformadora de la estrofa, José Antonio Olmedo deja en Sakura una clarificadora aproximación a la cultura japonesa; plasma ideas y pensamientos construidos con materiales de la tradición y con las percepciones de estudiosos que prestan perspectivas y enfoques argumentales. Por tanto, Sakura es un ejercicio de cercanía, una prospección con fines didácticos que animará la práctica versal, más allá de lo epidérmico, con claridad y respeto.
 

JOSÉ LUIS MORANTE

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