domingo, 21 de julio de 2024

AFORISMOS CON PASADO IMPERFECTO

Feria del Libro de Madrid, 2006
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

   Nacido en El Bohodón, Ávila, en 1956, José Luis Morante  ha escrito una decena de poemarios, recopilados en las antologías Mapa de ruta (2010), Pulsaciones (2017) y Ahora que es tarde (2020), con reconocimientos como  el Premio Luis Cernuda, el Internacional de Poesía San Juan de la Cruz, o el Premio Hermanos Argensola. Entre sus entregas en prosa están el diario Reencuentros, el libro de entrevistas Palabras adentro y Protagonistas y secundarios, selección de artículos y reseñas. Ha preparado las ediciones Arquitecturas de la memoria, de Joan Margarit, Ropa de calle, de Luis García Montero, e Hilo de oro, de Eloy Sánchez Rosillo; también prologó libros de Luis Felipe Comendador, Herme  G. Donis, Javier Sánchez Menéndez y Karmelo C. Iribarren. Ha publicado los volúmenes de aforismos Mejores días (2009), Motivos personales (2015),  Planos cortos (2021), la antología de aforismos Migas de voz (2021), la edición de Aforismos e ideas líricas (2018) de Juan Ramón Jiménez y la antología 11 Aforistas a contrapié (2020). Sus obras más recientes son la colección de microrrelatos Fuera de guion (2020) y el ensayo-antología Paso ligero. La tradición de la brevedad , un estudio en profundidad sobre el desarrollo del aforismo en castellano durante los siglos XX y XXI. 

  

Aforismos con pasado imperfecto
 
                                                                                               
Convirtió en sedentaria la prudencia verbal; no aventura palabras si no es en presencia de su diccionario.
 
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Afrontar sin amargura, sin gestos de abandono,  que lo que pensamos oculta lo que somos.
 
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Su cerebro contiene dos ideas; son tan opuestas en su curvatura que entre ellas cabe un sistema filosófico.
 
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Al florecer el día  rompe la quietud del reloj un aforismo. Sorbos cortos.
 
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Basta mirar las ventanas abiertas de lo diario para saber que me recusan y no estoy.
 
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El puño cerrado de quien corta rosas.
 
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Una pobreza sin desplome, capaz de ceder, con mínima nostalgia,  la vieja cama del faquir.
 
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El silencio y su fuerza de convicción. Sabe quién responde cuando nadie llama.
 
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El prudente convierte en coma cualquier punto final.
 
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Esa nada autosuficiente, empeñada en la forja de discípulos perdidos.
 
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Bricolaje: mañosos protocolos de la poesía visual.
 
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Soy un lector disperso que ensaya alternativas para volver gozoso al mismo libro
 
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El optimista define el caos como una narración abierta, sin ataduras.
 
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Conocer a nuestro sujeto literario acrecienta el refugio opaco de la autocensura.
 

 (Revista ZENDA)




    

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