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viernes, 16 de diciembre de 2016

ÁNGEL TALIÁN. EL SOL SOBRE LA NIEVE

El sol sobre la nieve
Ángel Talián
Editorial Balduque
Cartagena (Murcia), 2016


EN EL OTRO COSTADO


  Cada discurso poético enciende una luz. Muestra, a través de las ventanas del lenguaje, la representación de un entorno poliforme que debe plasmarse –en los signos lógicos de lo previsible- con rasgos objetivos y en concordancia con las formas presenciales de la realidad. Pero frente al mimetismo figurativo está la poesía como conflicto, el verbo rupturista que disgrega la norma para abordar otras líneas de fuerza y plantear una epistemología de lo visible. La realidad desaparece y se convierte en imagen de una imagen, en otra identidad cargada de valor cognitivo y sentido previo, que no es una réplica sino una configuración con contornos renacidos de un mundo apresurado y contingente.
  Esta pretensión expresiva define el modelo poético de Ángel Talián (Madrid, 1985), Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, protagonista de abundantes iniciativas culturales, escritor de relatos, y  autor de las entregas La vida, panorámica –accésit del Premio Adonais- , Estar solo, y La paciencia salvaje.  En este libro, editado hace unos meses por Amargord, encontramos una datación nítida del afán de taller en el excelente prólogo de Ana Gorría : “El autor articula su voz en diálogo con una tradición de gran amplitud que no es solo contestada sino reformulada y ampliada en esa vocación íntima y pública que anima el poemario y que es el epicentro de su núcleo. Los poemas que componen el libro dan forma a una voz en proceso cuya principal arma es el fragmento, la suspensión del sentido, el paralelismo y el encadenamiento del sentido”
  En El sol sobre la nieve, el escritor encauza una labor singular a partir de un marco situacional que hace suyo aquel verso de Adrienne Rich: “Las palabras son mapas”. Y ese plano desplegado postula un largo viaje al espacio norteamericano de la sociedad postindustrial que emerge en el otro costado del océano. Desde el inicio, el largo viaje fusiona entorno y orografía interior, un entrelazado de percepciones donde se guardan los latidos maleables de elementos al paso que parecen hacer del ahora un reclamo nostálgico. El recorrido del protagonista verbal se desdobla; amplifica su rutina en un cristal porque el regreso reitera minucioso el tiempo consumido de la ida y sus parámetros contingentes. Y entre la partida y el retorno se expande un largo paréntesis de andenes habitables para que el yo exprima sus horas con la sensación de estar interpretando un papel aleatorio. Es preciso descubrir motivaciones y sentidos.
  Así hilvanan los poemas un espejismo vivo en que se levantan topónimos urbanos prestigiados por la tradición cultural de la generación beat, aquella leva que formaron Kerouac, Cassady, Corso o Allen Ginsberg. Pero no se trata de mimetizar aquella explosión lingüística en libertad de San Francisco sino de dar forma a otra travesía capaz de convertir la visión de “Aullido”, emblemático manifiesto epocal de Allen Ginsberg, en “Maullido” casi un poema río que funciona como crónica. Sus versos exploran con pupila crítica los signos más palpables del ahora, sin complacencia, con afán de analizar paradojas y contraluces, sintiendo el tacto frío del sol sobre la nieve.
  La poesía última de Ángel Talián culmina una obra poética salpicada de originalidad, con una singular acuñación, ya bien palpable en La paciencia salvaje, donde los poemas funcionan como secuencias hechas metáforas de la espera. En las palabras de Ángel Talián  una conciencia en tránsito busca el legado objetivo de lo inerme para transformarlo en existencia. 
   El pensamiento se acerca y revisa, deja la voluntad en reposo. Entonces nieva y aparece el poema.




jueves, 21 de enero de 2016

EFRAÍN BARTOLOMÉ. ANTOLOGÍA AMOROSA

Cabalgar en las alas de la tormenta
Efraín Bartolomé
Prólogo de  Soren Peñalver
Epílogo de Noelia Illán Conesa
Ediciones Balduque
Cartagena, 2015
                           

 ANCLADO EN EL AMOR

   La antología amorosa Cabalgar en las alas de la tormenta, de Efraín Bartolomé, es un largo canto celebratorio. El poeta mexicano (Ocosingo, Chiapas, 1950) hace del amor un amplio mapa con trazados profundos en el que se van marcando las huellas de su lírica, desde Música solar (1984) hasta su entrega El son y el viento.
  El texto de Soren Peñalver explica desde la cercanía del afecto la génesis de un libro que incide en uno de los núcleos más concurridos de la lírica de todos los tiempos. Esa evidencia obliga, a quien regresa al tema, a una renovada epifanía. Los versos de Música solar hacen de la confidencia personal un soliloquio intimista, casi confidencial, que pone en la misma mesa al yo poético y al tú interlocutor, aunque este último deje en silencio su presencia para escuchar una profusa confesión sentimental. Como es sabido, Pablo Neruda, César Vallejo y Octavio Paz emplearon en su día un enfoque similar para dejarnos libros clásicos que ya están en la memoria de todos. Así arranca el cálido verbo de Efraín Bartolomé: “Yo nunca hice el amor / : el Amor me hizo a mí. / Después de tanta vida / esto es lo que aprendí “. La voluntad de ser  no es sino una manera de cabalgar detrás de la tormenta, hacerse cauce para que una torrentera arrastre al tiempo.
  De la lumbre del deseo nace una contemplación diáfana del entorno diario.  La luz construye calles habitables. La palabra constata ese estar junto a la puerta abierta de la felicidad. La voz renace firme: “este es un canto para ti / Entero como el aire que pasa y acaricia las flores del durazno / Feliz como una noche total / Dulce como los niños que se enamoran de su maestra / y no saben decir dónde les duele  y lloran.”
  En estos poemas el amor concede a lo diario un sentido exacto. Es cumplimiento y destino. Ve en lo transitorio un campo estéril que solo se hace surco cuando lo fertiliza la lluvia cálida de los sentimientos, para que mude en tierra húmeda y propicia.
  El cierre escritural corre a cargo de la poeta y editora Noelia Illán Conesa. Su trazo crítico resalta el entrelazado entre razón biográfica y propósito comunicativo en una circunferencia cuyo centro natural es la emoción, esa tierra húmeda donde fertiliza la empatía del nosotros: “Todo lo que uno encuentra aquí es pasión: eso es amor. Un amor que se huele, que se toca, que se lame con tibia lengua, que se abraza con todas las venas del cuerpo. Y este poeta, con la firmeza de alguien que lo ha visto ante sus ojos, con el vigor del crepúsculo y la noche, como un vates, lo sabe “.
  Torrencial y magnética, intuitiva, pero con extenso aporte culturalista, la voz amorosa de Efraín Bartolomé se hace temblor y herida; una lluvia interior que propaga su razón de ser, y con trazo de miniaturista dibuja una identidad complementaria: “Viajar en ti / quiere decir / quedarse”. Anclado en el amor, el poema resiste cualquier incertidumbre. 



viernes, 14 de agosto de 2015

Entrevista con NOELIA ILLÁN CONESA.

Noelia Illán Conesa
Fotografía de
Carolina Illán
Entrevista con NOELIA ILLÁN CONESA
 
Nació en Cartagena en 1983. Es Licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Murcia. Investigadora y docente en ejercicio. Ha publicado el poemario Calamidad y desperfectos y es responsable de la edición de El oro de los tigres, una antología temática sobre la poesía de José María Álvarez. Dirige en formato papel y digital la revista La Galla Ciencia.

 En los últimos tiempos, se ha sucedido un goteo continuo de cierres de revistas en papel. Sin embargo, la salida de La Galla Ciencia  es un ejercicio de optimismo. ¿Qué razones impulsan esta salida?

Creíamos que existía un hueco que había que rellenar. Cada uno de los que fundamos el proyecto en 2013 teníamos un concepto distinto de la poesía y gustos particulares, pero eso sí que lo teníamos en común: la ilusión de hacer una revista en papel, aunque siempre con la faceta digital, que no hay que olvidar. Queríamos hacer una publicación hermosa que combinara poesía de ámbitos distintos, que no fuera una revista donde publicaran nuestros amigos ni nosotros. Concebimos cada número como si fuera el último, eso siempre, porque nunca se sabe qué puede pasar.

 ¿Entre las secciones, la poesía es columna vertebral?

 Sólo publicamos poesía, salvo en algunas secciones de la web, donde también incluimos artículos sobre literatura en general, entrevistas o incluso recomendaciones de cine. Pero sí: en el papel la poesía lo vertebra todo. ¡Y siempre inédito!

 Conviven los dos formatos. ¿Qué innovaciones plantean?

 Estamos en un momento en que no se puede olvidar el aspecto digital, eso está claro; pero una cosa es el papel y otra la web. Son formatos compatibles, por supuesto, ya que lo que aparece en los números de la revista nunca estará en la web, y viceversa. La web, además, te da la oportunidad de incorporar material que en papel no es factible, como por ejemplo un vídeo o incluso la comodidad de la inmediatez. Quiero decir que tenemos que estar en contacto directo con los lectores, y al ser semestral la publicación en papel la web hace que no se pierda el contacto. Es una forma de darle difusión al proyecto y mantenemos al público informado de lo que vamos haciendo. Nunca paramos…

 Tanta dedicación exclusiva anula cualquier  periodo vacacional. ¿No son demasiadas bifurcaciones  creación, docencia, edición…?

¡Cómo lo sabes! Sí, supongo que combinar todas las facetas conlleva una pérdida de tiempo libre o de ocio, por llamarlo de alguna manera, pero cuando las cosas se hacen por placer uno asume esos riesgos (y se disfruta). También tiene todo tipo de satisfacciones, no sólo ver los resultados de la revista en papel, sino incluso comprobar que la gente nos sigue por internet, conocer a poetas que siempre he admirado, hacer nuevos (y buenos) amigos… De todos modos, el aspecto creativo está en un punto de esos que llaman “barbecho”, así que ya llegarán tiempos de creación. Esa faceta ahora no me quita tiempo.

Tras la salida de tu poemario ,   ¿la poesía sigue pidiendo paso?

Mi poemario salió en 2012 y desde esa fecha aproximadamente no he escrito un verso. Y –sin ser postureo, que conste- no me preocupa. Hay mucha poesía que leer, muchos libros a los que volver…, y ahora no estoy en un momento en que la pluma me llame. Supongo que irá por épocas. O no.  ¿No hay autores de un solo libro? A lo mejor ya saqué lo que merecía la pena. La presión a veces es grande porque uno se pregunta si ya no tiene nada que decir, pero si fuera así, ¿qué? Nada, no se cae el mundo.

Quiero darte las gracias aquí  por la maravillosa edición  sobre José María Álvarez. ¿Repetirás experiencia con otros autores?

¡Oh, gracias! Pues no lo sé; quizá con Roger Wolfe, que es muy buen amigo y le debo mucho, algún día me atreva si él me deja. Lo de José María ha sido un trabajo de años, sin saber a ciencia cierta que acabaría publicado en papel. La edición de Balduque es una maravilla –con esa portada de Charris, además, que la borda-,  y él ha quedado muy contento, que es lo que más me satisface. Ojalá llegue a mucha gente como un aperitivo para la obra de Álvarez, un autor infinito y uno de los pilares de mi vida.

Uno de los apéndices imprescindibles del perfil literario en el ahora es el blog. ¿Qué funciones percibes en las bitácoras?

Supongo que cada autor lo usa de un modo distinto a otros, según la finalidad que busque. Yo creo que lo maravilloso de los blogs es poder darse a conocer en cualquier punto del planeta, especialmente para poeta jóvenes (no joven de edad, se entiende, aunque el término daría para un largo debate, porque ¿quién es joven?). Podemos leer a poetas que no tienen nada publicado, y eso es un avance grande, o incluso contactar con autores cuyo acceso antes era más limitado. No me gusta el autobombo, ojo, pero hay blogs muy interesantes donde no sólo podemos leer reseñas, sino leer poemas de gente está haciendo cosas muy interesantes.

Por último, tu trabajo en la revista te da un mirador privilegiado sobre el clima literario actual. ¿Puedes resumir su estado?

Esta pregunta tiene trampa… Pues, resumiendo mucho, creo que estamos en un momento bueno y malo. Quiero decir que se está escribiendo mucho, y eso tiene un punto negativo (la morralla, claro), pero por otro lado no deja de ser magnífico que se vean decenas de títulos de poesía en librerías, o que surjan nuevas editoriales que apuestan por el género. Te hablo de poesía porque la prosa apenas me interesa, he de serte sincera. Al final, moverse es bueno, y el tiempo siempre pone las cosas en su sitio.