sábado, 19 de mayo de 2012

ROSA HUERTAS. EL BLOG DE CYRANO.


El blog de Cyrano
Rosa Huertas
Ediciones SM, Madrid, 2012

   Antes de exponer las gratas impresiones lectoras que me ha deparado la tercera novela de Rosa Huertas, Doctora en Ciencias de la Información y Licenciada en Filología Hispánica, voy a permitirme una pequeña digresión sobre el acierto de un título que aglutina dos sustantivos. Como el móvil, el cine tridimensional o el libro electrónico, el blog es uno de los elementos que definen el ser tecnológico de lo contemporáneo. Es sabido que el blog o bitácora no es más que el formato actual del diario escrito; un espacio digital actualizado periódicamente. El blog compila textos, imágenes, videos o enlaces que conforman un cuaderno vivencial y sugiere la respuesta inmediata del lector a través de los comentarios. El segundo sustantivo del título es un nombre propio; de inmediato remite a Cyrano de Bergerac, un drama heroico en verso escrito por el poeta y dramaturgo francés Edmon Rostand, estrenado en diciembre de 1897. Recordemos que la identidad fuerte es el poeta y soldado Cyrano, un sujeto sentimental marcado por una penosa apariencia física; el tamaño de su apéndice nasal afea el rostro y acompleja el ánimo, por lo que no se atreve a manifestar su amor por la bella Roxana más que de modo indirecto; escribe un sentido epistolario que jamás remite firmado con su nombre, e ignora que su expresión ha cautivado el corazón de Roxana. Que el legado literario se abra paso en esta tercera entrega de Rosa Huertas es una constante; personifica la forma de entender la trama de la madrileña. En Mala Luna era la sombra del poeta Miguel Hernández la que buscaba asiento entre las páginas; en  Tuerto, maldito y enamorado la voz literaria homenajeada fue la del prolífico  Lope de Vega. Y el avance accional de  El blog de Cyrano, desde el primer capítulo, recupera la historia del malogrado amador para actualizarla y enriquecer su trazado.
   Rosa Huertas elige de nuevo la ciudad de Madrid como tablero de movimiento. En el Retiro, Sofía, una joven estudiante de Ciencias de la Información conoce a una de esas estatuas vivas que pueblan los laterales del lago. El disfrazado de Cyrano gana su interés con los monólogos que relata y esa confianza permite conocer los avatares biográficos del actor que guardan simetría con sus sentimientos personales por un compañero de clase del que, paso a paso, se enamora. El presente abre otra historia de amor no correspondido, donde las palabras se convierten en liberación para ahuyentar la melancolía: “una vez leí que los refugios no valen de mucho, pero no se puede vivir siempre al raso”. Ese es el motivo de la joven aprendiz de periodista para crear el blog, un refugio donde preservar su intimidad y no dejarla a la intemperie, cuando la senda de los días elige una ruta equivocada.
   La sensibilidad lectora de los dos estudiantes define su vocabulario de uso. Sofía ama el teatro y la poesía de autores como Gloria Fuertes y Pablo es un escritor futuro que lee a Luis Cernuda, Luis Alberto de Cuenca y Ángel González y escribe poemas y relatos, a la espera de una mayor madurez para intentar adentrarse en la novela. No son los únicos géneros literarios que se marcan en la escritura. El quiebro narrativo de la segunda parte, a través del recurso cervantino que incluye en el relato general un texto autónomo, aporta abundante información sobre el teatro de los años treinta, que tiene como estrella de las tablas a Margarita Xirgu, primera actriz a las órdenes de Rivas Cherif y amiga y favorita de Federico García Lorca, de quien representó prácticamente todo el teatro escrito por el malogrado  poeta granadino.
   La autora se siente cómoda en este tiempo histórico ya que lo investigó en profundidad para Mala Luna; incluso repite algún dato como el menú navideño de Madrid durante la época del racionamiento: un huevo y una salchicha.   El texto descubierto propicia una extensa investigación que adquiere el carácter de drama y que se define como crónica de la barbarie vivida en la guerra civil y del oscuro paréntesis de la posguerra. El relato, por su dramatismo, deja en un segundo plano a la relación entre Pablo y Sofía.
   El tramo de cierre “Puro teatro” resuelve las claves argumentales con una sorpresa. Cuando la historia sugiere un desenlace incierto y desesperanzado la literatura reescribe porque su ámbito es la imaginación, la posibilidad de hacer verosímil la invención. Realidad y ficción se solapan y comparten límites difusos. Como se apunta en la novela: “Quizás sólo seamos personajes de ficción de una novela que alguien escribe”.
   Distintas coincidencias biográficas entre el devenir vital de la autora y el personaje de Sofía inciden en la idea de que  El blog de Cyrano  no descarta los elementos autobiográficos. Pero la novela no es un diario oculto sino una muestra más de la imaginación y del acierto narrativo de Rosa Huertas, cuyo quehacer creador merece ser seguido con el máximo interés.



                                                                  

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