Luis García Montero, Ropa de calle. Antología poética (1980-2008), ed. de José Luis Morante,
Madrid, Cátedra (Col. Letras Hispánicas, 684), 2011, 291 págs.
Revista ANALECTA MALACITANA
XXXIV,1, 2011
Universidad de Málaga
Director: JOSÉ LARA GARRIDO
Podría
parecer una banalidad subrayarlo, pero en pocas ocasiones biografía y
producción poética de Luis García Montero han sido entrelazadas con tanta
consistencia como en la última antología propuesta por el poeta y crítico José
Luis Morante. Lejos de proceder de manera nocionística, el editor logra arrojar
luz con delicadeza sobre los detalles más familiares e íntimos de la vida del poeta,
casi como un acompañante de esas vivencias, entretejiendo cada fase de la vida
de García Montero con el momento o la mención poética que más refleja lo vivido
del granadino.
Pero en
su estudio introductorio, de 76 páginas y dividido en dos secciones (tituladas
respectivamente Semblanza biográfica
y Poesía y Crítica),junto a la
biografía del poeta y a las referencias a su producción poética y teórica, se
balancean también numerosas noticias de la historia de España en los últimos
años del franquismo y de la transición hasta nuestros días, además de brillantes
pinceladas sobre la evolución histórica y geográfica de la ciudad de Granada. Con
respecto a un poeta tan contrario a refugiarse en el más literario de los
tópicos, la ya atestada torre de marfil, tales referencias al contexto
histórico-cultural son imprescindibles, ya que atestiguan la implicación del
poeta con la realidad. Y más aún las relativas al entorno urbano, sea éste el
tangible y reconocible de Granada o el generalizado, deshumanizante y
posmoderno en el que tiene lugar la omnipresente “poesía urbana”, acertada
denominación para la labor poética de Montero (utilizada ya, por ejemplo, como
título para la antología preparada por Laura Scarano: Luis García Montero, Poesía urbana, ed. de Laura Scarano,
Sevilla, Renacimiento, 2010). Las puntualizaciones históricas se amplían en
notas a pie de página que tienen el mérito de encuadrar el contexto con una
perspectiva nunca pedante ni demasiado académica, aunque siempre didáctica y de
inspiración para quien quiera profundizar el estudio de la obra de García
Montero, dada la gran cantidad de referencias bibliográficas que Morante
incluye.
Después
de haber delineado el perfil de la infancia y de la juventud de García Montero
en la primera sección de la introducción, sugestivamente titulada «Con olor a
tranvía» (de un verso del poema «1958», contenido en el libro Vista Cansada, Madrid, Visor, 2008),
Morante sigue adentrándose en la historia de la producción poética del
granadino marcando el año 1979 como punto de inflexión, ya que «se produce el
despertar como escritor al conseguir el Premio García Lorca con Y ahora ya eres dueño del Puente de Brooklyn»
(pág. 20). La labor de documentación del editor permite que los acercamientos a
cada uno de los libros del poeta granadino integren investigaciones previas de
estudiosos y antólogos. Pero no se limita solo a recopilar datos, sino que con
ellos como punto de partida, avanza a una nueva interpretación del texto, que
le permitirá bosquejar la trayectoria poética del autor; breve y certero, el
bosquejo de cada libro supone un reto superado de minimalismo exegético. Así,
descubrimos a un poeta inscrito en una clara tradición poética, de la que no
dudará en separarse para recorrer su propio camino, así, su libro El jardín extranjero (Madrid, Rialp, 1982),
«abre campo y forja coordenadas estéticas reconocibles» (pág. 22).
Delineando
el camino literario de García Montero, después de las secciones «Marco
universitario» y «Un arte temporal», Morante no puede evitar hacer unas
incursiones en la historia del origen de la omnipresente otra sentimentalidad volviendo precisamente al 1982, año en que el
discurso teórico del grupo granadino empieza a tomar forma con el Manifiesto albertista. Al desarrollo de
esta línea teórica y al estudio de sus componentes se dedica el epígrafe
«Fotografía de grupo», cuarta sección de un perfil biográfico que, como se ha
señalado anteriormente, se vertebra en un itinerario geográfico arraigado en lo
concreto de la experiencia vital del poeta, más allá de elucubraciones
estéticas que abarcan tan solo las dimensiones más abstractas y solitarias de
la poesía.
La
recapitulación de la trayectoria poética de García Montero sigue con breves
párrafos sobre Égloga de los dos
rascacielos (Granada, Romper el Cerco, 1984) y Diario cómplice (Madrid, Hiperión, 1987), que siempre se alternan a
pasajes más personales sobre la vida del poeta (como los relativos al periodo
de enseñanza en la Universidad de Granada o al nacimiento de su primera hija,
Irene), pero también a menciones a sus producciones teóricas o a las antologías
de poesía española contemporánea en las que se incluye, como Postnovísimos (ed. de Luis Antonio de
Villena, Madrid, Visor, 1986) o la más políticamente comprometida y poco
mencionada en otros trabajos:1917 versos,
de poetas vinculados al ámbito granadino (Madrid, Vanguardia Obrera, 1987).
A
partir de Las flores del frío (Madrid,
Hiperión, 1991), Morante analiza con más detenimiento cada uno de los libros de
poemas, señalando los versos más significativos en la tarea de dilucidación del
desarrollo poético de García Montero. La dimensión doméstica y la cotidiana
asumen una importancia cada vez mayor para el antólogo, que reserva estas
palabras para las prosas de Luna en el
sur (Sevilla, Renacimiento, 1992): «testimonia, con la perspectiva de los
años, la cartografía sentimental de la infancia en Granada e integra el paisaje
urbano, el latido social y reflexiones sobre el aprendizaje literario. La
dedicatoria al entorno familiar más próximo refrenda el carácter de las
instantáneas; el conjunto es un reencuentro con la niñez, reconstruida con un
claro sustrato afectivo» (pág. 36).Un entorno, el de Granada, cuya vida urbana
le permitió aprender «a escuchar el sostenido pulso de una ciudad a imagen y
semejanza de un estado de ánimo que depara instantáneas coloristas: el olor de
las pastelerías, la tienda del abuelo, los partidos de fútbol o los
bajorrelieves de una geografía propicia al asombro» (pág. 37).
Morante
prosigue con la trayectoria poética y teórica de García Montero, y, como se ha
mencionado ya, las notas a pie de página resultan un precioso instrumento en el
que recoger, además de minuciosas referencias bibliográficas, también anécdotas
relativas al origen de los libros de poemas de García Montero y al contexto
histórico y, sobre todo, literario en el que tomaron forma, nunca olvidándose
de hacer alguna referencia a las reacciones que el poeta provocó en la crítica.
La
sección siguiente,«El tú esencial», sigue a lo largo de esa línea intimistaque
transitan las páginas de esta antología presentándonos a Almudena Grandes,
presencia imprescindible en la vida de García Montero, «centro de la vida
sentimental del poeta» desde 1994, como se percibe en los textos de Completamente viernes (Barcelona,
Tusquets, 1998), «nacidos entre 1994 y 1997, donde la relación amorosa se
formula en voz alta. Del regreso a esa plenitud que monopoliza la intimidad
habla cada una de las composiciones, escrita con el sincero acento de una
confesión dialogal» (págs. 43-44).
Bajo el
título «Equipaje de vuelta», última y sugestiva parte del perfil biográfico de
García Montero, siguen párrafos dedicados a los trabajos de los 90, hasta el
momento en que «la inequívoca significación que en el cierre de siglo alcanza
el poeta se percibe en Complicidades,
un monográfico de la revista Litoral,
coordinado por Antonio Jiménez Millán» (pág. 49), todo siempre con especial
cuidado al yo poético que acompaña a García Montero y que dependiendo del
momento «busca la cohesión de lo individual y lo público» (pág. 51), «emplea la
segunda persona para propiciar un diálogo donde se confronta el idealismo
consustancial al entusiasmo juvenil con la exigua mochila del superviviente en
el ahora» (pág. 52) o también «se integra en una herencia realista; en
definitiva, se concibe la práctica poética como ejercicio de la inteligencia» (pág.
55).
Finalizado
el recorrido biobibliográfico, se centra Morante, en la segunda parte de su
introducción, titulada Poesía y Crítica,
como ya dijimos, en los temas y los motivos de la poesía de García Montero y en
los poetas que él toma como maestros. El antólogo se inspira en la labor
crítica de la estudiosa Laura Scarano, que en la obra del poeta individua por
lo menos tres trayectorias: «los ritos de la intimidad, las microhistorias del
devenir cotidiano y la escenificación ficcional del yo; […] no obstante,
conviene recordar que los asuntos se interconexionan hasta construir un todo
orgánico y coherente» (págs. 66-67).
La nota
introductoria se completa con una bibliografía rica y organizada en apartados
que otorgan gran claridad a su consulta.
La gran
selección (más de 90 textos) [no tan extensa como la de Tusquets] que José Luis
Morante ha decidido incluir en su edición es relativa a poemas que
«pertenecen al periodo que abarca desde 1980, cuando amanece Y ahora ya eres dueño del puente de Brooklyn,
hasta 2008, con la edición de Vista
cansada» (pág. 77), excluyendo por lo tanto, por obvias razones
cronológicas, los textos del último libro de García Montero, Un invierno propio (Madrid, Visor,
2011), publicado unos pocos meses antes de la antología aquí reseñada. En cada texto
escogido, dejando por un lado los menos “personales” como los de la Égloga de los dos rascacielos y «A
Federico, con unas violetas», por ejemplo, se pueden identificar el hombre
García Montero y su autobiografía, lejos de cualquier intento de leer sus
poemas en clave simplificadora, sino solamente guiados y, en cierto sentido,
facilitados por las notas proporcionadas por el editor, que para cada poema
explica las circustancias concretas que lo generaron o detalles que permitan
entender mejor los pasajes más íntimos. A este propósito, merece la pena
mencionar las palabras, con gran dosis de humor, que el mismo García Montero
pronunció el 26 de mayo de 2011 en la librería La Central del Museo Nacional
Centro de Arte Reina Sofía durante la presentación de la antología, junto a
José Luis Morante: «Lo bueno de presentar un libro en Cátedra es que se puede
leer no sólo el poema sino también la nota del editor» (http://www.youtube.com/watch?v=0pcb3i7CewU, última consulta: 23/06/2011).
Es
indudable que con el tono sugerido por la introducción y con los textos
selecionados Morante quiera subrayar el hecho de que «el personaje esbozado
tiene un anclaje sólido en la normalidad» (pág. 66), el yo poético tiene la
calidad de ser «consciente de su condición de hombre común que asiste al
acontecer diario con ropa de calle» (pág. 66).
Con su
profundo estudio introductorio, con los poemas incluidos y la manera en que
éstos se nos presentan y explican, la antología de Morante se convierte en un
punto de referencia en el panorama delas antologías García Montero, sobre todo
porque, después de la edición preparada por Miguel Ángel García, de enfoque muy didáctico, (Luis García Montero, Antología poética, selección y prólogo
de Miguel Ángel García, Madrid, Castalia, 2002), es la única que proporciona
una perspectiva de conjunto adecuada (sin convertirse en un pequeño manual de
poesía contemporánea) y que invita cordialmente a la lectura sin desanimar al
lector con pedanterías académicas.
Por
último, no hay que desdeñar el carácter explicativo, casi declaración de
intenciones del editor, de la fotografía que ilustra la portada. Más allá de la
admiración que siente por el fotógrafo, la elección no es, ni mucho menos,
aleatoria, sino que servirá como primer punto de contacto hacia el libro y que
resume, en palabras del editor, la concepción de la obra del poeta granadino: «La
fotografía de cubierta de Ropa de calle
[...] resume las ideas que vertebran mi estudio crítico sobre Luis García
Montero: el realismo trascendendido, el ambiente urbano, un protagonista verbal
de perfil difuso, la calidez del rojo, la ropa de calle que cubre cada una de
las certezas»
(http://puentesdepapel56.blogspot.com/2011/05/jose-javier-gonzalez-fotografia.html, última consulta: 23/10/2011).
NOTA:
(La reproducción de esta reseña, editada en la revista ANALECTA MALACITANA, se hace con el permiso de su autora, Giuliana Calabrese, a quien remito desde este blog mi agradecimiento y mi afecto)
Me encanta el estilo directo de los poemas de García Montero. Le vi en la Feria del Libro 2011. En la misma caseta estaba Almudena, con una cola de gente para firmas, tan larga, que tenía que ser custodiada por guardias jurados. Me acerqué a Luis y le dije: Poeta, tú sí que vales. La prosa vende pero los poetas sentimos más. Se rió, me dio la mano y me fui dejándole una bonita sonrisa en su rostro solitario, en aquel momento.Y yo me la llevé puesta un buen rato.
ResponderEliminarLeeré este libro, seguro que con placer, como otros.
J.L. Morante, eres todo un erudito, sí señor.
Enhorabuena.
Veinte besos.
Me alegra mucho, Marisol, que sigas cerca y que tu recuperación te deje tiempo para la lectura. Sobre Luis García Montero hay estudios clarificadores; el mío es una continuidad de ideas y sugerencias que otros ensayistas abrieron. Me gusta mucho su poesía, la siento próxima e iincardinada en una tradición en la que me reconozco.
ResponderEliminarHe aguantado una extensa cola para que me firmara algunos títulos en la Feria del Libro de Madrid; lógicamente las ventas en poesía nada tienen que ver con las de novelas. Pero Luis García Montero es el autor contemporáneo que más vende, con Luis Alberto de Cuenca.
Te llevaré el libro. Será un placer seguir este comentario compartiendo un café y un fondo musical.
Un abrazo fuerte
Me está gustando mucho tu libro "Un país lejano".Permíteme que te haga una sugerencia:
ResponderEliminarEn el poema de la pág 15, Francotirador, creía que había terminado en el verso Un hombre se desangra bajo el sol. Es tan bello y contundente que yo no hubiera puesto los 3 versos de la siguiente página.
Me gusta el poema de "Extranjeros"y me has dado una idea para escribir yo uno a un chico nigeriano que me ayuda a llevar las bolsas del Lidl hasta casa por un mísero euro que le doy. Pero él se va contento y yo sin dolor de pie, pero confusa.
Cuando lea más, te iré comentando.
Un beso