Desembocadura del río Chinchilla (Oropesa del Mar, Castellón) |
La frágil transparencia de aquel río
se confundía con la desnudez,
lo que extremaba la sensibilidad del cauce
a los cambios de temperatura.
De madrugada las aguas eran sólidas.
Con las primeras briznas de sol se licuaban.
A mediodía las altas temperaturas
enredaban al río
en redes de niebla,
en un tormentoso proceso de nubosidad variable.
( Diez insomnios, Corondel, Valencia, 1998)
Que forma tan dulce y bonita de describir un río.
ResponderEliminar¡si hasta parece que su neblina me ha mojado!
Un fuerte abrazo y aprecio que la mar te sienta
muy bien.
Hola Paco, ese es mi pequeño rincón frente al mar. En él he pasado los meses de verano en los últimos años y me ha dejado la retina llena de río, mar y montaña; así que conforma un mirador privilegiado que sólo requiere para para parecerse al paraíso la palabra cercana de amigos como tú.
EliminarAbrazos.
Hermosísimo poema, José Luis. Los dos primeros versos, cómo diría, me han arrebatado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Acabo de visitar tu deambular gallego y encuentro similitudes en nuestra manera de mirar el húmedo paisaje de estos días. Tal vez por eso mis palabras te han llegado cercanas.
EliminarEn cualquier caso, el elogio de un poeta como tú dispara mi alegría.
Disfruta de tu viaje al norte. Siempre al Norte. Un abrazo.
Una hermosa manera de transmitir los distintos procesos en los cambios emotivos a la par con los de la naturaleza.
ResponderEliminarFeliz Jueves Santo.
Un abrazo
Acabo de leer el inédito de tu libro en preparación y sabes que seré un lector atento y cómplice.
EliminarSobre un puente la corriente del río parece cauce vivo, reflejo de nuestro estar en el día a día.
El Chinchilla desemboca junto a nuestra casa de Oropesa; es un río menor que apenas llega con fuerza al mar, pero sus mensajes sugieren muchos pensamientos.
Un abrazo y feliz jueves.