martes, 27 de febrero de 2018

ADA SORIANO. DONDEQUIERA QUE VAGUE EL DÍA

Dondequiera que vague el día
Ada Soriano
Editorial Ars Poética
Oviedo, 2018


LUCES Y ENTORNOS



   Siempre asocio el nombre de Ada Soriano (Orihuela, 1963) con la revista literaria Empireuma. Aquella publicación, capitaneada por José Luis Zerón, llenó un largo periodo cultural en los años ochenta y noventa y se demoró hasta 2008, cuando dejó de publicarse con regularidad, aunque después saliera algún número especial. Y es que las revistas en papel, que hoy parecen animales antediluvianos para tanto náufrago digital, cumplieron un notable ejercicio didáctico al cultivar géneros diversos y al impulsar la obra de autores periféricos o recién llegados.
 Ademas soy consciente de que la autora de Orihuela ha protagonizado un largo itinerario personal, publicando las entregas Luna esplendente o sol que no se oculta (1993), Como abrir una puerta que da al mar (2000), Poemas de amor (2011), Principio y fin de la soledad (2011) y Cruzar el cielo (2016), un trayecto creador al que ahora se añade Dondequiera que vague el día, un volumen editado por Ars Poética en su colección Carpe Diem.
   Desde una perspectiva epifánica, de amanecida y alumbramiento, el poema se hace testigo del devenir temporal y su enaltecimiento de lo visible: “El sol vierte su materia / sobre la piel del mar, / despierta a la naturaleza, / realza los contornos de las rocas, / acentúa el pigmento de las algas / y esclarece la arena de la playa / a pesar  de este momento / de total indecisión, / de sometimiento a su propia lumbre”. Nace así una poesía de sensaciones, dispuesta a ser portavoz de los sentidos para clarificar la textura relacional del sujeto con las luces y entornos de lo matérico, dispuesto en identidades fragmentadas que cumplen sus mudables trayectos.  En ese estar relacional el sujeto se hace reflejo de lo que contempla, como si participase de una esencia plural y compartida que se comunica con un lenguaje abrupto, silencioso, hecho de signos propios. La naturaleza se convierte en presencia activa donde todo acontece, pero no anula la introspección del yo, esa mirada interior que da voz al deseo y que da luz al diálogo de los cuerpos, o que busca entre los pliegues de la memoria algún recuerdo de los días de infancia.
   El poema que inspira el título de esta salida de Ada Soriano, “Dondequiera que vague el día”, como aquella canción de Frank Sinatra, “My way”, mencionada en su avance argumental, muestra su fuerza apelativa contra el conformismo; es una defensa del ser individual que rechaza el gregarismo para quedar al margen de cualquier mirada inquisitoria; ser es evitar que nada turbe, que nada fuerce al sometimiento y la opresión. Tras esta interpretación se cobija un canto simbólico a la libertad en cualquier tiempo y lugar en cada fragmento de lo vivido, siempre entendido como perseverancia, aprendizaje y experiencia, como emoción y sereno entusiasmo.
   La escritora añade como cierre del libro la sección “Seis poemas delicados” en los que se percibe una fuerte textura sentimental. Si el núcleo  del poema es la emoción, el intimismo aflora en composiciones dedicadas a la madre, a la pareja o al entorno relacional más próximo, para argumentar sobre un existir lastrado por la incertidumbre o la carencia: “Quiero recomponerme, / retirar el hielo del páramo / y recobrar  el aliento. / Hilo y aguja / para remendar las fisuras / de mi sombra que pasa”.
   José Manuel Ramón acierta al sugerir como rasgo nuclear de este libro el carácter autobiográfico. Así es; el lenguaje poético de Ada Soriano indaga en el entorno y los repliegues íntimos de la existencia con una sensibilidad expresada con acento sincero y natural.  La poesía entonces se hace tránsito, deshabita la sombra y pone sobre la mesa de la realidad cotidiana un impulso de vida, un nuevo paso.


  

2 comentarios:

  1. Además de muy interesante el libro, me parece genial esta reseña; me ha encantado, la verdad.

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  2. Muy agradecido por tus palabras y seguimos cerquita en la amistad y en los libros. Solo cabe desear a la autora, Ada Soriano, un itinerario cómplice con los lectores. Abrazos.

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