Biografía de olas Isabel Alamar Prólogo de Mila Villanueva Olé Libro Editorial Colección Poesía ITES Valencia, 2022 |
SIEMPRE RECOMENZANDO
La tibia serenidad del tiempo ha ido forjando el perfil literario de
Isabel Alamar (Valencia, 1970), Licenciada en Filología Hispánica y en
Filología Valenciana, artista plástica, poeta, crítica de publicaciones de
ámbito provincial y nacional, y entrevistadora. Su amanecida poética se fecha
en la primera década del dos mil, cuando su obra lírica, también la de carácter
experimental, está presente en algunas antologías; sin embargo su primer
poemario llega en 2017, cuando el catálogo de Playa de Akaba incorpora su libro
Cantos al camino. Poco tiempo después
la misma editorial publica la segunda entrega de la escritora A la intemperie de tu boca.
De nuevo salen a la luz sus poemas en Biografía de olas, con hermosa ilustración de portada a cargo de la
autora. Mila Villanueva sondea la sensibilidad del libro en el prólogo “El
impacto de la sencillez", que clarifica de inmediato la naturaleza de su contenido
poético. Isabel Alamar deja “un mar sereno de sílabas, de símbolos, de
imágenes y cantos, un balbuceo de hermosísimas palabras, un océano desbordante
de lirismo, un poemario escrito con aparente sencillez…”.
La escritora pone en sus pasos para organizar el contenido poético la
respiración de los cuatro elementos germinales, como si alzara una cosmogonía
habitable mediante una estela de poemas. Las cuatro secciones se nutren del sustantivo
olas como elemento uniformador del camino: “Olas de tierra”, “Olas de agua”,
“Olas de fuego” y “Olas de aire”, pero en sus contenidos vislumbramos enfoques
plurales.
El apartado inicial opta por el tono confidencial autobiográfico. Quien
escribe es consciente de su estar solo y de las contingencias que fragmentan el
caminar al paso. La densa constancia de los días conforma una historia vital
que aglutina percepciones y pensamiento. Ese viaje interior de quien se mira a
sí mismo difunde grises y decepciones, esos bucles de pérdidas y derrotas que
parecen alejar cualquier cielo. Se trata de vivir, estar y ser y cada mañana
hay que remontar esperanzas para que permanezca la ilusión del vuelo y
cicatricen las heridas. Nada hay más complejo que descubrir la arquitectura
elemental sobre la que se alza la existencia: “No necesito / más que tierra,
aire / sal y fuego / para ser como un gato / y vivir en libertad”. Desde esa
sensación de despojamiento y entereza, el yo transita el tiempo y aguanta la
intemperie.
Hay un sostenido contraste entre
la focalización del yo ficcional en los poemas de “Olas de tierra” y la materia
verbal de “Olas de agua” donde el poema se convierte en vértice reflexivo. Hay
una meditación sobre la escritura a partir de dos citas extraídas de un ensayo
de Kepa Murúa. Quien escribe moldea soledad en agua de palabras, en la búsqueda
ontológica de la razón del canto: “Auténtica es la luz / que busca al poema / y
lo despierta”.
De inmediato aflora en el tercer apartado
“Olas de fuego” la sensibilidad amorosa que alcanza su expresión en el deseo.
La pasión transforma, es una voz interior que cruza los espacios de la noche.
Todo se hace lumbre y melodía, capaz de interpretar el pentagrama de los
cuerpos. Mediante el amor la vida se convierte en un transitar común que se
llena de acordes.
Isabel Alamar practica el haiku desde hace más de una década; ya en 2013
fue seleccionada para formar parte de la antología Un viejo estanque y conoce los trazos que vertebran el canon
clásico japonés. En la parte final “Olas de aire” la estrofa monopoliza
el molde formal convirtiendo al yo poético en mero testigo. La observación
dicta los enunciados del poema: “Nada ni nadie / en este banco abandonado /
salvo la lluvia”. Se despliega un horizonte visual de elementos diversos,
capaces de velar lo autobiográfico para que resalte, pleno y fuerte, el
horizonte, un entorno hecho para la contemplación que busca capturar el
instante: “No está muerto / tan solo dormido el árbol / blanco sin hojas”. Aunque
predominan las secuencias visuales, queda sitio para la voz confidencial y
meditativa, que abre una lectura simbólica: “También un día / las aguas
subterráneas / encontrarán su cauce”.
En esos apuntes del entorno que
reflejan los ciclos estacionales y sus variaciones tan cercanas a los mismos
cambios del transcurso vital, los haikus hilvanan argumentos sin el esquema
habitual; de este modo hay haikus con un apéndice versal: “En medio de la nada
/ en pleno desierto / puede florecer la flor / más hermosa del mundo”; otro
ejemplo: “Fusión rápida de hojas / las verdes con las marrones / las marrones
con las amarillas / y las rojas con todas”, un poema que tiene el destello
emotivo del haiku pero que anula sus convenciones.
Biografía de olas Traza un claro camino entre itinerario
biográfico y el discurrir del tiempo. La misma naturaleza muestra siempre la condición
transitoria de sujeto y entorno en la que se articulan el amor, la esperanza y la fuerza de la memoria. Captura imágenes para que pongan color y luz en lo diario, o se apresten a
escribir historias leves, sencillas, al alcance de una mano abierta, en la que
se resguarda un final feliz.
JOSÉ LUIS MORANTE
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