En buena compañía |
FANTASMAS
Sin saber el motivo, guardo desde niño todos mis fantasmas. Mi precaria
economía de certezas sugiere que tal vez perduran, ajenos a cualquier
variación, porque nacieron en un tiempo de asombro y atestiguan la
configuración exacta de lo perecedero.
Sus pasos huelen a caserón deshabitado. Mientras leo, ocultan entre las páginas del libro el cobijo de voces donde se traspapela la nostalgia. Juntos percibimos el repliegue del día en el crepúsculo y la arisca llegada de la noche. Nada codician, salvo la larga deuda de seguir conmigo. Son el tazón de caldo que bebe mi alegría.
Sus pasos huelen a caserón deshabitado. Mientras leo, ocultan entre las páginas del libro el cobijo de voces donde se traspapela la nostalgia. Juntos percibimos el repliegue del día en el crepúsculo y la arisca llegada de la noche. Nada codician, salvo la larga deuda de seguir conmigo. Son el tazón de caldo que bebe mi alegría.
(De Cuentos diminutos)
Eres espectacular. Gracias por ello
ResponderEliminar!que manera de escribir!!!
Eres muy amable, te agradezco muchísimo tu complicidad lectora y tu entrañable afecto. Fuerte abrazo.
EliminarGenial!
ResponderEliminarMe alegra que los cuentecillos, en su escueto desarrollo argumental, no te decepcionen; son filosofía y poesía. Algo de luz.
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