Tiempo abierto Xavier Oquendo Troncoso Prólogos de María Ángeles Pérez López José Luis Morante Valparaíso Ediciones Granada, 2022 |
SUTURAS CON VOZ
El trayecto poético de Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, Ecuador, 1972),
Periodista y Magister en Escritura Creativa, sobrepasa los treinta años de
escritura. Comienza en la década de cierre de siglo con el cuaderno Ahora que soy joven, editado en Quito en 1990 y considerado por su autor como salida
exploratoria, de aprendizaje y tanteo; y abarca hasta 2022 una docena de
títulos, con presencia fuerte en compilaciones y antologías individuales y
colectivas. Las reediciones y los traslados a otras lenguas dejan constancia del
compromiso ininterrumpido con el género y de la identidad central que mantiene
el poeta en el ámbito lírico en español.
Su última entrega Tiempo abierto reúne
los libros Tiempo abierto y Compañías limitadas y añade prólogos de
María Ángeles Pérez López y José Luis Morante. La introducción de la profesora
universitaria, recientemente galardonada con el Premio de la Crítica en la
modalidad de poesía, opta por el enfoque lírico. Sus páginas aportan una
deslumbrante belleza léxica: “Saltan hojas y limones en su libro de nueces sin
abrir. Se desperdigan hacia el suelo de la página como raíces en las que el
texto crece para señalar lugares inauditos: notas a pie de página que expanden
el tiempo…”. El análisis deja también un
demorado sondeo de conexiones culturales que fortalece la inserción de la obra
en una tradición plural, de registro polifónico, en las que son itinerarios
frecuentados el surrealismo, César Vallejo y el estilo sálmico y luminoso de
Walt Whitman.
Xavier Oquendo Troncoso elige el formato del poema en prosa para mostrar
al paso los lugares inauditos de lo vivido, las suturas con voz. Sin la
pretensión de continuidad del dietario sentimental, pero con su afán
enunciativo, lanza al aire secuencias que iluminan la íntima biografía, que es
la que más cosas nos explica, como argumentara Miguel de Unamuno. En esas
instantáneas verbales, el pretérito recobra las sendas personales y propicia desplazamientos
capaces de convertir los recuerdos en interlocutores fiables. El apartado
“Ayer” captura el ademán del aire; abre la ventana a los indicios de un
trayecto existencial que se hizo camino hasta el ahora. Todo es evocación y
sinestesia. El olor de la casa del padre y la luz amarilla son vigilia
sostenida en la casa de la memoria. Desde el primer texto el poeta dilata la
semántica argumental con un nutrido paratexto donde aglutina citas, poemas,
fragmentos de canciones, recuerdos que dejaron los caminos sinuosos de la
lectura, viajes y teselas culturales que conceden la palabra a magisterios
esenciales del canon.
La compilación final “Hoy” se abre con un ejercicio de introspección literaria.
Lo metapoético enaltece la fuerza de la escritura y su potestad para fortalecer
la textura de lo transitorio. La palabra es estación, rompe los candados del
mutismo, muda y regresa, cambia y vuelve los ojos a la lentitud encendida del transitar.
El retorno al ahora integra una meditación fragmentada sobre el hecho poético,
pero también es una azarosa crónica del pensamiento en libertad. Quien asume la
voz verbal hace balance, desempolva recuerdos, recorre la llanura de lo
incierto y asume su condición poética acumulando imágenes que convierten los
elementos del lenguaje en una invitación al conocimiento y el asombro.
El texto “Consejos imposibles para un aprendiz” recoge indicios para una
poética. En ella prevalece la imaginación frente al discurso dogmático porque
“la palabra es una figura que solo conmueve en su sonido, no en su significado.
Sólo es válida en su tono, no en sus intenciones”.
El libro homónimo Tiempo abierto es
un compendio de contrastes. Conjuga la actitud confesional autobiográfica con
otros registros de conocimiento que proyectan el discurso sobre lo cotidiano.
Sus teselas unen realidad y ensoñación para generar un mundo propio, un espacio
de pensamiento que diluye nieblas y extravíos, que abre el surco del tiempo
para dar suelo firme a lo fugaz.
La mirada crítica de José Luis Morante sirve de pórtico a Compañías limitadas, cuya primera
edición se realizó en 2019. El poeta y crítico abulense recalca el sentimiento
amoroso como núcleo germinal de las composiciones. El amor moldea la conciencia
reflexiva del hablante verbal que se convierte en paisaje especulativo y
cambiante. El enfoque emotivo no desdeña la ironía, como mirador distanciado,
aunque la implicación reflexiva es continua al abordar el largo recorrido,
desde los primeros hilos de la amanecida hasta los senderos de la incertidumbre,
cuando la intemperie aguarda para cubrir la piel con el relente de la soledad.
Xavier Oquendo Troncoso da a su entrega un carácter dual y compila las
composiciones en dos apartados, aparentemente contradictorio: “las compañías” y
“Las soledades”. En la composición inicial “Afectos Cia. Limitada” la red tendida
del sentir emocional entrelaza en sus manos la cartografía del estar
compartido. La excelente composición deja en su desarrollo argumental la
sensación de que existir requiere la presencia cumplida del afecto, la
respiración del otro como permanencia y hábito estable. Desde ese umbral del
nosotros, las palabras trazan una estela expresiva que sustituye el intimismo
coloquial por una dicción torrencial, densa, vestida de sugerencias que añade
onirismo, rupturas de lugares comunes y comparaciones sorprendentes. El
resultado es un cúmulo de sensaciones, un espejo fiel en el que encuentra cobijo
una conciencia en vela, que resguarda la proximidad del otro.
Pero se impone lo transitorio en el estar y hay que recomponer
itinerarios y habitar, en la zona de sombras del idioma, nuevos pasillos. Se
recuperan en los poemas presencias familiares, homenajes a magisterios y evocaciones
cuyos acordes no ha debilitado el tiempo. Y nunca falta en los versos la
indagación sobre el sentido existencia en esa larga senda hacia la madurez
crepuscular: “El futuro es siempre gloria entre comillas, / es firme
expectativa en la barcaza que me lleva / por el lago anaranjado de mi astucia.
/ No es firma ni pacto ni protocolo ni arbitraje. / No es que me conservo en el
hielo / ni que Dorian Grey hizo su viaje de tuerca”.
El conjunto “Las soledades” recoge los átomos dispersos de la
convivencia. El balance deja la sensación de una vida a medio hacer, donde los
instantes felices se escribieron con frágiles garabatos. Desde esa orfandad
emerge una soledad estatuaria, fría, que busca agua potable en las palabras y
en la música.
Los poemas de la sección metaliteraria “La poesía” establecen un diálogo
conjetural con la creación; el taller literario, con sus modos y formas, es una
invitación a la felicidad, una propuesta de recorrer un paisaje abarcable de
ángulos e itinerarios inéditos. Las palabras expanden realidad, sacan a la
imaginación a mediodía y recorren, con paso silente, el pensamiento para que
nunca sea tierra baldía.
En su diversidad, ambos libros, Tiempo
abierto y Compañías limitadas,
comparten el rico contexto verbal y la tendencia a la reflexión introspectiva
como vitalidad y génesis del enjambre temático. La mirada al yo es expansiva y
dinámica; acoge también innovadoras perspectivas y latitudes del entorno; es
expresión de un destino asumido que purifica y da serenidad, que pone suelo
firme a un presente huidizo mientras modula una canción que aleja el frío.
JOSÉ LUIS MORANTE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.