viernes, 27 de septiembre de 2024

EDUARDO FARRÀS NÚÑEZ. ANOTAR LO EXTINTO

Anotar lo extinto
Eduard Farràs Núñez
Prólogo de Krzysztof Katkowski
RIL EDITORES
Colección Aerea Carménère
Valparaíso, Chile, 2024

 

CONTORNOS DE LA NADA VISIBLE
 
  La primera exploración lírica de Eduard Farràs Núñez Mal del siglo, impulsada por la editorial Olé Libros en 2023, enunciaba un aserto muy atractivo: un paseo histórico-ficticio. La persistente exploración en el asombro de aquella compilación de poemas se abría con un prólogo de Silvia Aldévol que advertía de los claroscuros de la condición humana, siempre abocada a la recaída y al error, siempre necesitada de interpretación reflexiva y hondura para contextualizar un vacío existencial escasamente comprendido, con tendencia a crear una sensibilidad de intemperie y niebla.
 Sus coordenadas acercan la pupila poética al sedimento cultural para universalizar lo concreto y liberarlo de la opaca erudición del sustrato histórico. La mirada fragmentaria del poema rescataba apuntes del pasado para incidir en su naturaleza ética y su vigencia posterior, a través de una expresión hermética y rigurosa, que emplea campos semánticos epocales y una dicción selecta, no exenta de oscuridad en su sentido último.
   También la segunda entrega del poeta, Anotar lo extinto, deja sitio a la introducción de Krzysztof Katkowski. Sospecho que el poeta inventa un seudónimo para homenajear a  rzysztof Makowski Hanula, arqueólogo polaco radicado en Perú, cofundador de la especialidad de Arqueología en la Universidad Pontificia e investigador persistente de las civilizaciones antiguas  El liminar recuerda la poética de imágenes, expuesta en el primer libro, y el anhelo de recuperación de lo extinto para conocer y entender, para dar a los contornos de la nada visible una dimensión lingüística; quehaceres de autor para dar luz al repliegue mental en la razón, empeñada en entender e interpretar el entorno y sus relaciones con el sujeto poético.
   Cuatro tramos de irregulares extensiones se vertebran a lo largo del libro. El primero “Sobre el estado de la cuestión” es el más amplio. En él se gesta una indagación sostenida sobre la tradición y sus axiomas; sobre la presencia del pasado para cimentar el ahora. En el presente, el recuerdo de los primeros pasos y el despliegue de expectativas del yo; también el sujeto colectivo que ilumina carencias y contradicciones, multiplica la pulsión del absurdo y el sinsentido; deja en el protagonista verbal la sensación de ser un sujeto sombrío, infectado de melancolía y nihilismo. Saber atarse los zapatos no garantiza las coordenadas del camino, solo la sensación de azar que lleva a la madurez. Nada queda de aquella mirada auroral del primer día, se ha agostado la zona de confort; todo parece cubierto por un armazón de moho y extrañeza.  
   El breve apartado “declaración de intenciones” apenas contiene tres poemas. La ironía añade una postura crítica en la travesía existencial; subimos una escalera de peldaños que ensancha la lejanía. Son textos de notable creatividad, que casi nunca pierden un tono crepuscular, donde solo en el futuro hay esperanza; el ahora es gelidez, una penumbra sostenida frente a una realidad intransigente. También el apartado “Tratado de armas” destaca por su brevedad y por la concisa arquitectura poemática que busca en cada poema un motivo autónomo, en el que apenas cabe la presencia del yo: la quemadura de la piel tuesta la dermis de un color burdeos; el proceso de la electrolisis y otros experimentos científicos conceden al poeta un epitelio argumental complejo, que a veces provoca una clara frialdad lectora, como si lo emotivo se hubiera borrado en las palabras.; lacónicos, precisos, los textos exhiben su horizontalidad ante el lector que tantea interpretaciones, o hace de algunos fragmentos lecturas con indicios biográficos.
   El cierre, “Apología de la extinción” rechaza el hábito convencional del aprendizaje para demandar un aula abierta, ajena a la instrumentalización del verbo que constata el desvanecimiento de la materia, sus siluetas efímeras. Entender la poesía ayuda a empatizar con el poema, a sentir mejor su transfondo emotivo. El ideario estético de Eduard Farràs Nuñez, tanto de Mal de siglo como de Anotar lo extinto, provoca perplejidad por su compleja semántica. La singularidad de sus argumentos y el rechazo a cualquier coloquialismo versal demandan al poema claves iniciáticas para canalizar un imaginario sorprendente y singular, cuyos enunciados para dar al sentido plena visibilidad tardan en llegar.
 
     JOSÉ LUIS  MORANTE





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