domingo, 21 de diciembre de 2025

LIMADURAS

Mirar de cerca
Granada, 204
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

LIBROS Y VIAJES

 
Me acaban de regalar La península de las casas vacías, de David Uclés. Un libro del que todo el mundo habla y cuya lectura parece una cuestión de estado. Novela abrumadora de setecientas páginas. Mi desazón es enorme porque el número de lecturas pendientes se ha desbordado en el cierre de año. Así que abro la novela con el entusiasmo de quien hace cemento en un octavo piso. A ver si aguanto la embestida verbal de Uclés. Sospecho que no.
 
El desborde postal demanda criterios selectivos para reseñar los libros nuevos. Una aspiración revolucionaria.
 
En su cara la sonrisa de quien guarda un sueño del que no quiere despertar.
 
Cada vez más convencido de que el uso permanente del sarcasmo es signo preclaro de estupidez, de un carácter descompuesto y oscuro al que duele ser rama baja, apéndice de luz escasa.

(Apuntes del diario)



sábado, 20 de diciembre de 2025

FERNANDO DEL VAL. LA DUERMEVELA ES UNA LEJANÍA

La Duermevela es una Lejanía
Fernando del Val
Editorial Reino de Cordelia
Madrid, 2025

 

ENTRE LA SED Y EL AGUA

 
   El éxito cosechado por las entrevistas de Fernando del Val (Valladolid, 1978), periodista y escritor, aconsejó en 2017 la publicación del volumen Si te acercas más, disparo por la editorial Difácil. Allí se reunían más de una veintena de conversaciones que transpiraban complicidad con los elegidos y dejaban un ajustado retrato humanista del personaje. Pero Fernando del Val, con un voluminoso expediente laboral en medios generalistas y en publicaciones especializadas es, sobre cualquier otra condición, poeta. Autor de las entregas Orfeo en Nueva York (2011), Lenguas de hielo (2012), Regreso al Metropolitan (2013), Los años aurorales (2017), que consiguió el Premio Ojo Crítico, y Ahogados en mercurio (2023). Son títulos que se ajustan a un decir poético ajeno al gregarismo de etiquetas y modas, que explora territorios apenas transitados y que revela originalidad, dicción rica en imágenes y una cadencia versal de honda musicalidad.  
   La nueva entrega La Duermevela es una Lejanía (Reino de Cordelia, 2025) sugiere a Luis Alberto de Cuenca este preciso apunte crítico: “Un sugestivo y sensible paseo por el amor y la muerte a través de una duemevela dotada de gran significación simbólica”. Son pautas que se ajustan bien a un poemario de innegable halo romántico, con cubierta e ilustraciones interiores de Henri Gervex, que incorpora un paratexto de gran densidad reflexiva. Las citas incluyen a Spinoza, León Hebreo, Tomás Guillén y Chantal Maillard.
   El conjunto de apertura “Cadencias del amanecer” dibuja una atmósfera onírica, donde lo metaliterario convierte la palabra en un acorde de sensaciones y en un despertar a la amanecida del amor. La amada es plenitud e indefinición, mientras el yo poético es un desvelo que cobija tristeza, que se hace escenario de lo umbrío, para convertir el deseo en oquedad insatisfecha. El recuerdo pone distancia, abre camino entre el agua y la sed. Guardada en la memoria, la belleza abre una hendidura que impide el olvido e impide cauterizar heridas invisibles. Ese estado anímico del hablante lírico impulsa meditaciones que encuentran en la prosa poética su molde más ajustado. También en el ajuste verbal del aforismo, con poemas de mínimo desarrollo argumental: “La línea recta todo lo pretende. / Su zurrón cargado de amianto / protege o que nadie escucha / de la intemperie de las certezas”.
   Soledad y tristeza definen la presencia del yo. Estar es intemperie. La despierta vocación de hallar sentido a la involuntaria aspereza de la lejanía.
   El segundo apartado “Con tu manera de mirar al viento” recalca el tacto manso de la incertidumbre cuyo epitelio envuelve el transitar diario y su abrazo de contradicciones. Si el amor es amanecida, la ausencia maltrata y contagia al porvenir de sombras. La intangible silueta del cuerpo amado se recorta de continuo. Genera un fértil surco de imágenes, cuajadas de belleza, pero su consumación es una utopía, un sueño que hace nidos en el aire. Un plano interior en el que cuesta regresar a lo real: “El amor es un elemento químico / que afecta a la conciencia. / El amor está hecho / a contramedida del hombre / para explicar mejor su finitud”.
   “De los siglos” reúne dos poemas de cierre. Ambos conjugan una reflexión existencial  en torno al misterio de ser. Respirar concede la callada fragilidad de lo perdurable y la condición transitoria del yo: lo pasado es recuerdo, la respiración de una hendidura en donde se contienen los indicios del sueño.
   Una nota final reflexiona sobre el paratexto de apertura y la ambigüedad de su sentido, mostrando un erudito repaso de autores. La lista apuesta por la diversidad y la indagación especulativa. Al cabo, como escribiera José Manuel Caballero Bonald: “Nunca se ha vivido lo suficiente si no se ha naufragado un poco”.   

José Luis Morante



viernes, 19 de diciembre de 2025

UN FUTURO CON LUZ


 

FUTURO

 

Para Asier

 

  La inocencia del niño está llena de pequeños asombros. No ha cumplido tres años y ya conoce la verdad manifiesta del futuro. Quiere ser pistolero. Toma algo, lo empuña con la fuerza crecida de una vocación de arraigo y dispara a todo lo que dormita cerca. Después sonríe y hace recuento de las víctimas. Serio, muestra al abuelo el agujero que dejó la bala en el costado abierto de una nube.

 

(De Cuentos diminutos) 

 

jueves, 18 de diciembre de 2025

AFORISTAS 2025 (Entrevista de José Luis Trullo)

AFORISTAS 2025
Dirección y coordinación: JOSÉ LUIS TRULLO
Edita: Cypress Cultura
Sevilla, noviembre de 2025 

 

Entrevista de JOSÉ LUIS TRULLO (Fragmento)

 1.      ¿Cuándo empezó su relación con el aforismo y cómo ha ido evolucionando a lo largo del tiempo? 

  No soy un adelantado; ratifico el lugar común de que el aforismo es curva pronunciada del camino de madurez. Hubo un tiempo de convivencia liviana, casi inadvertida. Como esa relación, civilizada y cortés, que mantienen los vecinos que comparten, de cuando en cuando, conversaciones de ascensor. Empecé a escribir con ánimo de publicación a mediados de los ochenta y la poesía asumía entonces el papel de protagonista principal. Gracias a ella llegué a la obra de autores que también escribían brevedades, como Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, Carlos Edmundo de Ory, José Ángel Valente…

  Ya en la amanecida digital, en la primera década del siglo XXI empiezo a escribir textos concisos de forma habitual. Muchos son borradores desechados. Otros aparecen en el cuaderno Sueltos, editado en 2007. Mi apertura aforística es Mejores días (2009) y con él abro una etapa de absoluto compromiso con el género, tanto a nivel teórico e investigador, como a nivel práctico que, felizmente, perdura. En casa, la brevedad es continuo alboroto. Un sostenido picotear en los estantes de la biblioteca. Releo mucho a autores clásicos, pero también a mis coetáneos. 

2.  Su aforismo posee un perfil propio muy marcado, en el que el concepto se viste de un ropaje poético muy característico. ¿Qué influencia ha tenido su práctica poética en su cultivo del género breve, y cómo ha influido (si lo ha hecho) el aforismo en su quehacer lírico?

    Entre la poesía y el minimalismo conciso no hay lindes claras; son evidentes las zonas de intersección. Tiene usted razón; mis aforismos buscan un ropaje poético a las ideas, fruto tal vez de los magisterios que han fortalecido sus contenidos. Ser poeta aporta un enfoque designativo, una manera de mirar y entender. La poesía transciende la realidad, sondea el más allá de lo aparente. Y el aforismo participa de la misma pulsión. Los dos son escrituras ascendentes. Buscan cotas del camino ontológico y escalan. Del pensamiento conciso toman mis poemas la precisión, la sobriedad de la palabra, la limpieza expresiva de las ideas y los motivos recurrentes centrales: la sociología de las relaciones humanas, el transitar del tiempo y el análisis de la identidad. El aforismo enseñó al jardín lírico la importancia de las labores de poda.

 3. ¿Coincide con quienes tildan el auge del aforismo en nuestro país como una moda pasajera, alentada por las redes sociales? Y si disiente de este dictamen, ¿a qué atribuye dicho auge?

 El futuro del aforismo desconoce la ropa de entretiempo; su oceanografía está despojada de contingencias personales y de caprichos algorítmicos. Es una estrategia cognitiva que alienta la introspección y la hondura, el viaje interior hacia el ser, no hacia el estar. La textura del aforismo no depende de la temporada climática. No mendiga ocurrencias digitales. Es reflejo de una tradición que aglutina un abrumador legado de pensadores y civilizaciones. Es verdad que las redes han facilitado el vuelo libre de la brevedad; pero como escribe Ramón Eder el aforismo tiene una levedad inconmensurable. La gracieta, el chistecillo existencial y la frase solemne son escenarios deshabitados.

4. Los aforistas parecen, parecemos empeñados en encontrar antecedentes, maestros y precursores en el pasado con una fruición que para sí quisieran otros géneros, cuya obsesión más bien parece diverger, tal vez no de la tradición, pero sí de la generación inmediatamente anterior: ¿cuál puede ser la explicación a este comportamiento?

 El reconocimiento de las influencias a veces imita un surtido de mercadillo de barrio. Su eficacia es especulación más que realidad, al menos si nos atenemos a los magros frutos de las publicaciones que generaron. Si en poesía, los hijos de Borges son multitud inabarcable; en el aforismo los parientes -hijos, nietos, biznietos y tataranietos de Gracián, los moralistas franceses, Cioran y Nietzsche - conforman un árbol genealógico tan frondoso, que entierra en sombra el resto del jardín. El patrimonio lector es un quehacer a largo plazo; se necesitan muchos años de trabajo, soledad y paciencia; cualidades poco compatibles con la aceleración vital de nuestro tiempo y la enfermiza manía de estar al día. Es más habitual la lectura de las novedades de contemporáneos que la inmersión en títulos clásicos, lastrados a veces por su aire de ápoca. Hay mucha invención de precursores a espaldas del precursor, mucha moneda a cara o cruz flotando en aire...

 

 Entrevista completa en  AFORISTAS 2025, Págs 101-105



miércoles, 17 de diciembre de 2025

PARADOJAS

Convivencia


PARADOJAS
 
Los códigos cifrados.
El pájaro y la jaula.
La lluvia en los poemas.
El mar de tierra adentro.
La ceguera y los libros,
aquella afinidad entre mi padre y Borges.
La idea que cobija el borrador.
Esa ilusión etérea de las cosas reales.
Las rosas sin olor, las flores secas.
El tiempo y la quietud de cada instante.
La luz y el corazón de las tinieblas.
Los días que amanecen y no estás. 

martes, 16 de diciembre de 2025

INVENTARIO DE PASOS PERDIDOS

Parque del Retiro
(Madrid, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

APUNTES AL PASO

 
 
En cada viaje la vida es otra, un inventario de pasos perdidos.
 
Las placas de hielo de algunas ideologías  propician la conducción temeraria.
 
Heterodoxias del viaje: exiliados, ausente, trasterrados, temporeros, turistas…
 
Los desnortes son inevitables también en la amistad inteligente.
 
De cerca, la perfección se desactiva.
 
Esas opiniones que al ser expuestas levantan una colina de babel.
 
El método más eficaz de orientación es caminar hacia ninguna parte.
 
Cada calle tiene la espesura de una selva.
 
Tantos estímulos demuestran que el arte procede de la realidad.
 
En la amanecida, el autoengaño sigue ahí, como un dinosaurio.
 
En el último paso de cada recorrido está lo inacabado, esa incertidumbre que cobija el regreso.



lunes, 15 de diciembre de 2025

EL IMPOSTOR

Alguien dentro
Fotografía
de
Archivo Freepick

 

EL IMPOSTOR

 

Un sueño es la mitad de una realidad

JOSEPH JOUBERT

 

   Sin ángulos muertos. Se vio a sí mismo, en los meandros del sueño, prodigando actitudes insólitas. Cerró los ojos ante la imagen patibularia. Su comportamiento estaba lejos del molde de rigidez victoriana que se atribuía. Era un impostor. Debajo de la historia existencial permanecía el registro intacto de otra biografía. Necesitaba una purificación extrema. Sintió en el pecho la punta de aguja de la desolación.. Empezó por no respirar. Ahora sabe que solo cuando duerme retornan las cosas a su funcionamiento natural.


Cuentos diminutos