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La eternidad menguante Josefina Aguilar Recuenco VII Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil Editorial Pre-Textos / Poesía Valencia, 2025 |
INSTANTÁNEAS
Profesora de Ciclos Formativos en un instituto público de Secundaria,
Josefina Aguilar Recuenco (Almería, 1971) se ha convertido, en solo una década,
en una presencia fuerte del territorio poético contemporáneo. Una alternativa
multipremiada, reconocida y singular. Desde aquella amanecida de agudo título, Overbooking
en el paraíso (Ultramarina, 2016) hasta La eternidad menguante (Pre-Textos,
2025) la poeta entiende la escritura como un ejercicio de introspección de la
propia identidad a través del lenguaje. El camino versal se convierte en
herramienta expresiva inconforme, empeñada en descubrir laberintos de imágenes
y metáforas sorprendentes y en recuperar tramas a partir de referentes
literarios.
Un leve apunte de apertura sobre Lewis Carrol parece sugerir un guiño
cómplice sobre las formas de percibir el tiempo y la realidad, siempre mudable
en los espejos. Así comienza un libro que sorprende por lo explícito de los
títulos de las composiciones y por la expansión de argumentos con un fuerte
epitelio imaginario. Los poemas nacen como instantáneas que salen a encontrarse
con la luz. Sesiones mínimas para captar el interior de hendiduras conceptuales
como la realidad, el espejo, el infierno, un fantasma o una clase de ilógica… Con
semejante estrategia, se puede fotografiar el rostro quieto de la oscuridad y
percibir en su esplendor que los espejos no tienen fondo, que son una rendija
donde cabe la hacendosa población de los sueños.
La fotografía necesita ausencia de movimiento, concentración, un
paréntesis de no ser en medio de una respiración suspendida. Solo así es
posible que una sesión fotográfica se convierta en eternidad menguante. El desamparo
de un ojo que mira un hueco, un agujero que engulle, una caída que está dentro
de los sentidos.
La extensión de cada poema y sus renglones centrados conceden a la
lectura la apariencia de caminar por un género híbrido. Josefina Aguilar
Recuenco yuxtapone en las páginas poesía, por la concentración de símbolos e
imágenes, y prosa, por resetear los ecos
de los libros de Carrol. La escritora se siente cómoda ena esa convivencia aleatoria
entre imaginación y sueños.
De ese mundo que sueña, Josefina Aguilar Recuenco extrae situaciones
insólitas., que recorren espacios ambiguos de opacidad y transparencia, que
gestan una verdad distinta, dispuesta a deshacer convenciones y a prodigar
diminutos asombros. De este modo, el
tiempo del poema se diluye, da saltos entre el pasado y el ahora; simplemente,
ocurre, crece, se desploma, enmascara belleza para que aparezca intacta en
alguna sesión fotográfica.
La caja oscura de la cámara se hace fondo para cobijar lo insólito y
buscar el comienzo de todas las cosas. La quietud se diluye: “detrás de mi ojo
sucede el mundo”. Cada jornada laboral se hace memoria dilatada; es una puerta
abierta a la fantasía y al caminar libre de la imaginación. La realidad se
trastoca, muda en espacio alucinatorio y se llena de elementos lúdicos. Crea
ilusión sobre la incertidumbre. Traza la silueta exacta de lo efímero.
La eternidad menguante es una colección de poemas repleta de
belleza por la originalidad de sus metáforas, por el sentido orgánico de las
composiciones y por recuperar la fantasía como terapia de una realidad diluida
entre sombras. Josefina Aguilar Recuenco explora; abre surcos para sembrar la
espera fértil de lo que no existe.