jueves, 20 de noviembre de 2025

VIAJEROS SEDENTARIOS

Viajeros sedentarios
José Luis Morante
Editorial La garúa, Colección Haiku
Barcelona, 2025

 

 

ENCUENTROS
 
  
   De entrada, la materia poética del haiku muestra aparente sencillez y una severa pauta métrica. Su consolidación se remonta hacia el siglo XVII, aunque existían precedentes en el copioso cauce de la antigua poesía japonesa. El devenir asentó con paciencia los peculiares rasgos tonales y alentó una discreta evolución en las voces que enseñaron a sentir: Matsunaga Teitoku, Nishiyama Soin, Matsuo Basho, Yosa Buson o Kobayhashi Issa. En todas, la fuerza del poema se cimenta en la modesta química de lo instantáneo. El vuelo asegura una intensidad gozosa. Pupila abierta para cobijar argumentos transparentes, más allá de la supuesta condición de lírica estacional. La carencia de artificio retórico crea la sensación de chispazo inmediato, de fruta a punto.
  El equilibrio de la estrofa se ha ido aclimatando en espacios geográficos distantes. Desde principios del siglo XX se escriben haikus en Francia, España o Italia y comienza a ser registro expresivo habitual en países latinoamericanos como México, Venezuela y Ecuador. La diversidad de intentos advierte que no hay una sola modalidad sino un transitar que fecunda surcos y recrea asuntos alejados del tradicional enfoque temporal. Además, en sus versos se pueden escuchar las pulsaciones del hablante verbal, ya exento del velado biográfico que negaba al autor sus razones de vida.
  La observación –sea interior o exterior- concede al trío versal una savia más libre, un fluir pensativo, ajeno a penumbras intelectuales e impregnado por la cercana presencia del escenario. Así nace un haiku aposado en la percepción que refleja los principios canónicos y su cadencia musical.
  Sin pretensiones dogmáticas, el poema mira el horizonte donde ascienden sensaciones que buscan el levitar del aire. Desde lo inmediato, las palabras caminan hacia una amanecida renovada a diario. Las imágenes visuales se visten de víspera, mientras preservan los registros luminosos del contraste.
  Los haikus de Viajeros sedentarios acogen el contacto con lo efímero, el suceso mínimo cotidiano y la maraña de encuentros con protagonistas y secundarios de la vida social. Suman instantáneas. Despliegan rutinas y dibujan con trazo descriptivo la dermis del tiempo. Son eclécticos. Aluden a facetas dispares del aquí en el ahora, a esa aparente acción tocada por la contingencia que ya dobla la esquina.
 
 
José Luis Morante
 
Rivas, invierno de 2024
 
 

miércoles, 19 de noviembre de 2025

NUDOS EN LAS PALABRAS

transparencia
Archivo general de Internet

 

 

POÉTICA

  
Cuando escribo un poema
algo se torna luz y epifanía,
pero no sé qué.
En ese afán abierto,
las palabras son rastros que siembran hendiduras,
adelgazan el aire
y fuerzan el silencio de los ángulos ciegos.
 
Si escribo
soy Adán y recobro
el destiempo de ser
un viejo paraíso que mudó de lugar,
porque acaso el gran árbol
se hizo un día
el espejismo firme de la pulpa
que supura dolor.
 
En las horas opacas,
cuando escribo un poema sangra dentro
una herida feliz, un calor tibio
que enciende la belleza inadvertida.
 
Las palabras entonces
son escuetos teoremas;
odisea imprecisa de sirenas y cíclopes
que siembra resplandor en el retorno
del viajero que vuelve
para cortar el nudo del poema.
 
     (Del libro Nadar en seco)
 



 

martes, 18 de noviembre de 2025

GRIETAS EN LA PARED

caligrafías
Archivo general de internet




GRIETAS EN LA PARED


 12
 
Hay biografías luminosas a las que una doble vida les parece poco.
 
13
 
Persistencia del ojo para recorrer en la pared intacta una ranura.
 
14
 
No sé fingir el paso cuando la conversación lleva al exilio.
 
15
 
Pierdo palabras; pronto seré un diccionario deshabitado.
 
16
 
La edad recicla la ternura en desuso.
 
17
 
Existen muchas formas de soledad. En mí viven las más gregarias.
 
18
 
Tras el despertar, qué eficaz la demolición de quien contradice siempre.

(Oros de otoño)




lunes, 17 de noviembre de 2025

ALERGIAS EN EL PARAÍSO

El paraíso terrenal

 

ALERGIA

 
   La serpiente padece una alargada alergia a la manzana, por lo que mantiene su guarida en un distante rincón del Paraíso, a conveniente lejanía de mordeduras en el árbol del bien y del mal. De cuando en cuando se cruza ante sus ojos el desnudo resplandor de Eva.
   El reptil aprovecha el encuentro para elogiar la buena cualidad de aperitivo con panes y peces que tienen las raíces, los pequeños roedores y algunos gusanos de las hendiduras. El perfil de la hermosa muchacha asiente, pero sus hábitos alimenticios se han emancipado y dan la espalda al consejo.
  La soberbia solitaria de Dios aprieta los puños sin rendirse. No entiende el absentismo laboral de la serpiente y, acostumbrado a estar solo, tampoco soporta el sedentarismo remansado de Adán y Eva. Cada mediodía tiene un final idéntico; la expulsión suspendida nada enciende, es ahora una pavesa inmóvil.

(Cuentos diminutos)



domingo, 16 de noviembre de 2025

CONTINGENCIAS

Paisaje
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

CONTINGENCIAS

 

   Primero fue deseo. Después, nostalgia. Más tarde irrealidad y al poco tiempo olvido. Ahora no queda espacio para sospechar que la existencia nunca se despoja de un inevitable poso de melancolía. Marcar pasos en lo diario es buscar sitio en la quietud, y la escritura no es sino un modo de sortear lo transitorio y hallar en las palabras la compensación de una mínima brisa, la posibilidad de estar. Con labor incansable, la voluntad borra heridas, respira un tiempo cíclico y mudable; conjuga elementos aleatorios de un acontecer mesurado. Pone flores entre la ceniza.

(Apuntes del diario)



   

 

 

sábado, 15 de noviembre de 2025

LAS HORAS ESTÉRILES


 

LAS HORAS ESTÉRILES

 

   No hace mucho que mi poquedad mental ha descubierto la cumplida floración de poetas prácticos. Conforma uno los sectores más valiosos de la poesía contemporánea, porque es incapaz de generar horas estériles.

  Se escribe para ganar “unas perrillas”, razona algún portavoz autorizado, mientras redondea el poblado inventario de concursos, que recibirán su manuscrito inédito. Yo no sé. Uno siempre asignó a la poesía el vuelo de murciélago de un alto designio transcendente; tampoco sé si la idea nació en mí antes, durante o después de la cerveza. 

  Agradezco muchísimo la tajante claridad de quienes piensan que la crítica es una actividad sospechosa e innecesaria. Saberlo supone un banco de tiempo para el futuro; nunca volveré a firmar una sola página de su autoría. Que emprendan un inacabable veraneo en lo invisible.

  Juan del Val, El emérito desmemoriado, la cincelada Isabel Preysler, Rajoy… La lista de esforzados escritores que aspira al canon es tan numerosa que la Real Academia ya está componiendo un canon con estrambote, para que quepan todos.

    La generacional que busca norte al ideario novísimo arranca con tres títulos referenciales: Arde el mar (1966), de Pere Gimferrer, Dibujo de la muerte (1967), de Guillermo Carnero y Tigres en el jardín (1968), de Antonio Carvajal. Son títulos emblemáticos. A ellos se unen en el discurrir del tiempo otros inolvidables como Sepulcro en Tarquinia, de Antonio Colinas. Medio siglo de su publicación y la misma frescura cuando vuelvo a sus poemas y siento de inmediato la emoción elegíaca y la armónica evocación.

    Escribe María Zambrano “escribir es defender la soledad en la que se está"


(Apuntes del diario)



viernes, 14 de noviembre de 2025

LOS BUENOS TIEMPOS

Caminos
Mayo de 2025, Osaka
Álbum familiar

 


LOS BUENOS TIEMPOS
 
Los encuentros buscados son ilusos
y cometen errores lamentables;
intentan confirmar que el tiempo en vano
ha querido borrar lo que escribimos
sobre el fuego o el agua,
y sostienen vehementes
que fuiste cada día
tenaz materia prima de mis sueños.
Hoy tropecé contigo en la penumbra
de una antigua postal, en las fotografías
de aquel último curso.
En un improvisado cara a cara
-encendida la voz-
sospechamos felices
que todos estos años
que antes nos parecieron desdeñables
se han poblado de pronto
de asuntos trascendentes.
Hicimos del pasado una lectura
ávida y fragmentaria,
que al meditarla solos
habrá de conmovernos nuevamente,
más por el torpe empeño en perdurar
que por su voluntad y su coherencia.


    (Antología Ahora que es tarde, 2020)