martes, 2 de septiembre de 2025

PABELLÓN DE INTERNOS

Sanatorio de la Barranca
(Navacerrada, Madrid)

 

PABELLÓN DE INTERNOS


    Regreso al Pabellón de internos. Una fila de adelfas sobresale de su alambrada hostil. Dentro no cambia nada. Los internos deambulan dubitativos, mirando mi presencia con desconfianza. Después se aproximan; me piden euros y tabaco y premian la generosidad con confidencias. Alguien, susurran, empujó al celador en la escalera central; hubo suerte, aunque sobrevivió se fracturó la cadera y estará lejos varios meses. En la tapia de entrada, siguen juntas las dos sillas de plástico que miran la avenida.


Cuentos diminutos 




lunes, 1 de septiembre de 2025

REAJUSTES MENTALES

Buscando
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

REAJUSTES MENTALES

 

 
Las certezas son provisionales siempre, pero para que sean certezas deben sostenerse en las muletas del rigor y la claridad.
 
Las desviaciones y virajes no son atajos del camino sino conducción temeraria.
 
Supone que duerme dentro de las estatuas una sensibilidad dispuesta y vigilante.
 
Los que apruebas las propias ideas por mayoría absoluta del yo, exilian de inmediato las ajenas.
 
Caminaba a solas; concedió a su pensamiento un año sabático.
 
Dijo “liberación del pueblo” y todos los testigos prematuros buscaron con urgencia la estampida.
 
Tan ecuánime que exigía puntualidad al año-luz.
 
El desarraigado social añora más a los enemigos que a los amigos.
 
En el activismo de la razón, una alternativa urgente: pensar.
 
Las sensaciones conforman una amplia superficie en la conciencia, en su percibir establecen un orden natural de quietud y permanencia que se hace presente desde la evocación; cada rincón del pasado es un sitio interior.
 
Cada amanecida asoma vivo y pleno un mundo respirable que es fugacidad y permanencia, que muestra su desorden, ese azar pautado de lección y elegía.
 
El yo establece siempre una distancia corta con los que nos decepcionan.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE




domingo, 31 de agosto de 2025

LIBROS CON PIE DE FOTO

Trazos de la memoria
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana 

 

LIBROS CON PIE DE FOTO
 
   Cada nuevo libro es un estela de Imágenes y una tarde con sol, con escueto pie de foto, argumentando un sitio fijo en la memoria. Nubes que aguantaron la ventisca del tiempo para quedarse fijas en el azul desvaído de la melancolía. Instantáneas que duran, paradojas que cuestionan nuestra condición transitoria con su trazo nítido. En ellas habita una identidad múltiple que quiere preservar en el ahora las palabras que mejor nos definen: afectos y emociones.
 Ya lo he dicho más veces; me gusta ser leal a mi pasado para que no se pierda entre los callejones sombríos del futuro.



 

sábado, 30 de agosto de 2025

UNA CONVERSACIÓN CON JOSÉ LUIS MORANTE

Lejanías
(Osaka, Japón, mayo de 2024)

 

Una conversación con JOSÉ LUIS MORANTE

 José Luis Morante ha ejercido como profesor de Ciencias Sociales durante décadas y, al mismo tiempo, es escritor que lleva más de treinta y cinco años practicando distintos géneros, poesía, autobiografía, crítica, aforismos, microrrelatos. Acaba de sacar un libro de haikus, Viajeros sedentarios, que sirve de homenaje a la estrofa japonesa, en la editorial catalana La Garúa y todavía están en la memoria del lector su ensayo sobre el aforismo Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano (2024) y los microrrelatos de Fuera de guion (2024).

¿Nos podrías resumir tus veinte años en la literatura?

  Un periodo de tiempo lleno de vocación y trabajo que ha dejado en las librerías más de treinta libros: doce de poesía, tres antologías, un libro de entrevistas, cinco o de aforismos, un diario y unas cuantas ediciones críticas.  Un laborar incansable, lleno de contrastes con muchas alegrías pero también con decepciones y fracasos.

  ¿Cómo entraste en la literatura?

  A través de un premio literario; yo escribía desde que era niño, con doce o trece años ya tenía cuentos y poemas escritos (naturalmente eran textos de aprendizaje de mínimo valor literario) pero aquel premio me permitió publicar mi primer libro Rotonda con estatuas (1990). Ahora mi concepto de los premios ha cambiado mucho, y miro con sospecha a los escritores que nomadean de un premio a otro para aumentar el balance contable de su cartilla de ahorros.

 ¿Podrías decirnos un fragmento de tu último libro?

  He repetido tantas veces los poemas en lecturas y encuentros que son muchos los que he memorizado. Os cansaría si recitara tantos. Prefiero que sean descubiertos por la mirada del lector. Los haikus de Viajeros sedentarios son instantes verbales que deben disfrutarse en la mirada calma de la contemplación.

  ¿Por qué te dedicaste a escribir poesía?

  Es el género literario más exigente, además de un pleno dominio del lenguaje exige una verdad transparente en sus contenidos. En el poema cada palabra es necesaria; aquí está de más el intrusismo del lenguaje. También leo mucho ensayo y novedades de poesía, aforismo o relatos para hacer reseñas en prensa. Apenas leo novelas.

 ¿Cuánto tiempo le dedicas a la poesía?

  Soy un lector continuo; no concibo los días sin un libro en las manos y también fue siempre así drante los años de docencia, tanto en Primaria como en Secundaria; el horario laboral me permitía organizarme bien la tarde para leer varias horas y para escribir, aunque nunca se escribe con un horario fijo. Los hábitos se mantienen inalterables en este nuevo tiempo de la jubilación.

  ¿Cuál es tu poema favorito? ¿Por qué?

  Más que poemas favoritos, prefiero autores favoritos. Mis escritores son Jorge Luis Borges, Bertolt Brecht, Ángel González, Blas de Otero, Antonio Machado… O numerosos escritores latinoamericanos, que hacen de nuestro idioma un espacio dilatado de belleza y verdad.Y uno de mis poemas favoritos es uno de Bertolt Brecht que habla del compromiso y de la necesidad de que nos impliquemos todos para hacer un mundo mejor. No somos islas.

 

viernes, 29 de agosto de 2025

PRIMERAS LECTURAS

Semillas


 ELOGIO DE LA LECTURA
 

 

  Los tebeos fueron la semilla de mis primeras lecturas y debo a su continua presencia en mis años escolares la vocación lectora y el afán de escribir.  Hace más de tres décadas que publiqué mi primer libro Rotonda con estatuas (Madrid, 1990). Desde entonces, he recorrido un trayecto que abarca poemarios –algunos reconocidos con premios como el Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz o el Hermanos Argensola-, un libro de entrevistas, Palabras adentro, ensayos, diarios, aforismos y algunas ediciones de autores como Juan Ramón Jiménez, Joan Margarit, Luis García Montero, Eloy Sánchez Rosillo, Karmelo C. Iribarren o Luis Felipe Comendador. Son brotes que deben su amanecida a los pintorescos personajes del kiosko.
   Los inviernos de la infancia eran largos y tediosos, así que pronto busqué entre páginas un refugio complaciente. Del tebeo pasé a los libros de un cineclub municipal y de allí a las estanterías del instituto y la Escuela Normal. Fue mientras estudiaba cuando comencé a escribir.
   Siempre he sentido la infancia y la juventud como etapas esenciales para acercarse al libro y para construir un hábito que nunca se apagará con los años. Eso ha originado que sea la voz callada de los libros el reducto natural de mis horas. La lectura es un camino continuo donde acumulamos pasos. Traza con hermosos atajos una senda abierta por la geografía de la imaginación, el conocimiento, la verdad y la belleza. Por eso conforma los cimientos de la vida personal; la literatura tiene que ver con la biografía interior, se queda dentro, enseña a ver el mundo en primera persona, desde una conciencia habitada por muchas voces.
   El buen lector se aproxima a la realidad con un tejido sentimental cálido e iluminador, que nace en la introspección y en el conocer íntimo. Desde la lectura el mundo vibra con afán renacido, se muestra transparente y cercano; hace de la palabra una herramienta útil para la evocación y la memoria, para saber que dentro, al amparo del tiempo, la vida sigue activa y plena, esperando de nuevo en el espejo los ojos del lector.
 
José Luis Morante





jueves, 28 de agosto de 2025

JOSÉ LUIS CANCHO. EL MURMULLO DE LOS OTROS

El murmullo de los otros
Diario
José Luis Cancho
papelesmínimos / narrativa
Madrid, 2025

 

MEMORIA PERSONAL
 

   Toda la obra de José Luis Cancho (Valladolid, 1952), en sus diferentes registros –ficción narrativa, voz poética, literatura del yo y diario- es un caminar reflexivo, un desplazamiento en círculo por los parajes de la introspección. El acto creativo impulsa un nomadismo ensimismado, que trata de comprender la propia identidad. Aprendemos a ser en el discurrir mudable del tiempo. Así se percibía en la entrega autobiográfica Los refugios de la memoria (2017). Aquella salida puede considerarse antesala de El murmullo de los otros, primer diario del poeta, novelista y fundador de las revistas Caballo Canalla a la Calle y Los infolios, esta última publicación junto a Miguel Casado, poeta, ensayista, antólogo y crítico.
  Las notas de El murmullo de los otros recuperan vivencias cotidianas. Abarcan desde finales de 2022 hasta diciembre de 2024. Un intervalo, que conecta al protagonista biográfico con el figurante verbal, para hacer de la observación un entrelazado de lecturas, recuerdos personales y miradas críticas sobre una actualidad contingente. Son incisiones que moldean el contexto histórico y personal del diario, tras el encierro colectivo de la pandemia.
  Junto a los nombres de Chema Elena y Fernando Arnaiz, José Luis Cancho integra en la dedicatoria su compromiso afectivo con Sergio Gaspar (impulsor de DVD) e Imanol Bértolo (Creador de papeles mínimos ediciones), dos editores independientes referenciales que han dado visibilidad y confianza a su literatura. Y, sin preámbulos introductorios, ordena el contenido fragmentario por años para agrupar las diferentes teselas, siempre lacónicas y ligeras en su extensión.
  De inmediato la muerte se convierte en uno de los temas decisivos de la escritura. Los fallecimientos de Miguel Suárez y Christian Bobin, con su carga de efectos secundarios, marcan el amanecer de esta literatura que subraya nuestra finitud; la decepción y la incertidumbre generan un presente frágil y mudable. No son las únicas ausencias. Se habla también de Tomás Salvador, Marta Agudo, Javier Marías y de compañeros, ajenos a la grada literaria, que llegaron a la última costa para ser, después, memoria y recuerdos.
  Pronto abre senda, por contingencias circunstanciales, el ambiente literario más cercano. La conexión de José Luis Cancho con el grupo de Valladolid, su ciudad natal, que alentó su práctica literaria en la década del noventa: Miguel Casado, Olvido García Valdés, Miguel Suárez, Ildefonso Rodríguez, Tomás Salvador, Luis Javier Moreno… Nombres ligados al trayecto de algunas revistas literarias y a una determinada sensibilidad poética, siempre confrontada con el realismo figurativo de la poesía de la experiencia.
   Pero el traslado al Pais Vasco abre nuevos afectos con narradores, poetas y aforistas del norte, como Eli Tolaretxipi, Karmelo C. Iribarren o Mikel Lasa. O con amigos de otros entornos como Eduardo Moga o Jordi Doce. Llega la soledad, se amplía el tiempo personal y la voz interior se replantea el lugar propio; con precisa cadencia se delimita la forma de estar ante lo cotidiano, con un severo proceso de renuncias y contemplaciones. La calle y la estridencia de la actualidad percibidas a través del periódico languidecen. Los cambios del estar cotidiano no pasan desapercibidos. El comportamiento se remansa al saborear el casi inadvertido asombro de lo diario. La presencia del yo va ocultando la cabeza en la propia intimidad para sentirse cada vez más ajeno al ideario que vertebró el discurrir biográfico durante tantos años. La existencia se enrosca en la contemplación. La banal actualidad se diluye; acumula sedimentos de una realidad inadvertida en la que nada permanece como si cada instante fuese solo una espera pactada de lo esencial.
  El diario El murmullo de los otros se convierte en un espacio de claridad. Se hace habitable geografía donde se escucha el latido de la existencia. Lo vivido perdura, está ahí, exige permanencia y reconstrucción. También gratitud por conservar fragmentos del trayecto personal capaces de iluminar los puntos ciegos. Es la pupila abierta de un testigo que se mira a sí mismo mientras aprende a tomar distancia para preservar  la arqueología de la evocación, para airear la lumbre en la calma sosegada de los afectos.
 

                                                      JOSÉ LUIS MORANTE






martes, 26 de agosto de 2025

EN FAMILIA

Liquidación por cierre
Fotografía
de
  Adela Sánchez Santana

 
EN FAMILIA

  

   En casa no nos gusta incomodar a nadie, señor comisario. Las cosas como son. No hay indicios, pero todos buscábamos algo. Mi madre buscó siempre el sosiego en la farmacia; mi padre en la mudez de un cigarrillo, convencido de que el cansancio y el frío están en las palabras, aunque son otra cosa; mi hermana, cuando niña, buscó el reclinatorio de la ermita y después la esquina más rentable del polígono sur. Yo, con más desconfianza en hallar algo, encontré un libro y en él sigo. Juntos vivimos el abuso feliz de sentirse en familia. Repare usted, señor comisario, que en la eterna penumbra de estas habitaciones los sueños nunca dieron ningún paso.

Del libro de microrrelatos Fuera de guion, Lastura, 2024)