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viernes, 3 de julio de 2020

RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO. CAMPO DE RETAMAS

Campo de retamas
Rafel Sánchez ferlosio
Literatura Random House
Barcelona, 2015

RELECTURA FERLOSIANA


   El día 1 de abril de 2019 fallecía en Madrid, ya nonagenario, Rafael Sánchez Ferlosio (Roma, 1927), con un abrumador currículo literario. Un año después la cuidada edición de sus pecios reunidos, preparada por Ignacio Echevarría, no ha encontrado sosiego en mi biblioteca. Llegó a mi mesa de trabajo el mismo día que desembarcaba en el mercado, gracias a las incansables gestiones de Jeremías,  añorado librero jubilado, lector y dueño entonces de “El Rincón de la Lectura”.
  Adquirí el libro renovando deslumbramientos antiguos como Alfanhuí y El Jarama, y paradas obligatorias en sus relatos, artículos y ensayos. Así que madrugué para tener entre las manos estos “naufragios de la voluntad” que bracean con fuerza en el mar de obsesiones de Rafael Sánchez Ferlosio, un espacio líquido grisáceo y convulso, con inquieto oleaje para sedentarios y conformistas que prefieren la quietud de la opinión formada.
   El volumen Campo de retamas reordena los pecios publicados hasta el momento y añade los espigados en sus páginas escritas que así adquieren autonomía y  singularidad. Además se reescriben algunos textos que adquieren en estas páginas su trazo más firme. El orden interno acoge cuatro tramos, cuyo sentido dirime de inmediato una nota aclaratoria. Así, en el apartado de inicio se dan cita los textos inéditos, a continuación se compendian los pecios de 2002, editados bajo el título La hija de la guerra y la madre de la patria; la obra editada en 1994 Vendrán más años malos y nos harán más ciegos forma el tercer conjunto y como cierre se agrupan textos varios escritos como cartas al director, junto al discurso de agradecimiento que escribiera en la entrega del Premio Mariano de Cavia de Periodismo. Pero no son compartimentos aislados sino estancias comunicadas entre sí con similares vistas exteriores: la vida social, el ejercicio de la literatura, la política, la religión y sus efectos secundarios, los desajustes orbitales de la realidad y esas observaciones de superficie que integran las fachadas al sol de lo diario son espacios de pensamiento que siembran opiniones reiteradas, taxativas o complementarias.
   Rafael Sánchez Ferlosio deja en Campo de retamas, con severa concesión y ajustado ojo crítico, el hilo de bramante de su pensamiento. No digo su filosofía existencial porque el escritor ha manifestado en distintas entrevistas que él no tiene filosofía, entendida esta como un sistema cerrado y orgánico. Sus pecios en su fragmentaria disposición dejan una marcada línea pensativa que en no pocas ocasiones abruma por su significado o por el extremo pulido de su expresión. Es un libro complejo, en las antípodas de la complaciente mirada de los titulares populistas. Un asidero seguro y firme para los que buscan la voz ronca y profunda de la exigencia. Un libro grave que a veces exagera el tono y enfatiza la hipérbole, que crea una respuesta inmediata en el ánimo, que marca el ritmo con pecios como este: “Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere”.





lunes, 10 de septiembre de 2018

J. M. COETZEE. SIETE CUENTOS MORALES

Siete cuentos morales
J. M. Coetzee
Traducción de
Elena Marengo
Literatura Ramdom House
El Hilo de Aruiadna
Buenos Aires, 2018



MIRADA CREPUSCULAR


   Hay personajes ficcionales que adquieren un perfil tan real en sus apariciones que amplían su espacio literario y exploran otros tramos argumentales. El Premio Nobel J. M. Coetzee publicó en 2003 la novela Elizabeth Costello. Alentaba una ficción narrativa ocupada en primer plano por una escritora anciana, de extrema lucidez intelectual, con un carácter nómada y dispuesto a exponer sin censuras sus pensamientos sobre los animales, cuyos derechos reivindica continuamente; pero sus intereses integran también otros núcleos discursivos como el sexo, la nutrición vegetariana, los desajustes sociales o las preocupaciones profesionales de la escritura. Elizabeth Costello había aparecido por primera vez en La vida de los animales, libro editado en el cierre de siglo; y más tarde en la novela Hombre lento, aparecida en 2005.
  En Siete cuentos morales J. M. Coetzee da un nuevo impulso al personaje para sondear los desajustes de nuestro tiempo en el tramo final de la existencia. Como si plantease una entrega ética, que no oculta su finalidad didáctica, el autor pone en boca de la escritura reflexiones y claves que definen una sociedad a la intemperie.
   El primer relato, fechado en 2017, sorprende por su levedad argumental; solo un apunte sobre el miedo que siente una mujer al acercarse cada día a una verja custodiada por un perro guardián, Una y otra vez siente la misma humillación aflorando en su dermis y aunque intenta hablar con los dueños nada cambia, salvo su modo de mirar el problema; el odio que el perro siente ante su presencia es ahora el mismo odio que ella siente por la ferocidad animal.
   Los libros de relatos suelen componer mosaicos temáticos con piezas sin conexión aparente; por ello “Una historia” recrea una infidelidad amorosa y el afán de normalidad de una rutina doméstica que apenas deja huellas en los afectos. La mujer implicada en esa infidelidad solo siente en cada cita amorosa una culminación del deseo, un placer exento de cualquier consecuencia moral, como si la situación fuera del matrimonio fuera un elemento virtual, un espejismo del cuerpo que deja en sus ojos un destello de alegría permanente. No siente ningún gesto perverso en su actitud, solo la dicha de saberse amada por dos hombres distintos y la posibilidad de dar a cada uno lo mejor de su belleza.
   Solo a partir del tercer cuento aparece de forma expresa Elizabeth Costello; en “Vanidad” la familia se reúne para conmemorar el sesenta y cinco cumpleaños materno. El afecto de todos añade una sombra de sospecha cuando advierten en la protagonista cambios pintorescos en el arreglo y actitudes poco asimilables desde lo previsible. Son solo gestos de autonomía de quien quiere preservar en el tiempo su forma de estar ante el mundo. También en el cuarto relato, “Una mujer que envejece”   retorna su carácter solitario y su reivindicación de una independencia vital en la senectud, cuando la mirada crepuscular se acrecienta y debe elegir entre el proteccionismo filial o la autonomía existencial que aprenda a caminar sin prisas hasta la última costa. No quiere visualizar un futuro tenebroso sino seguir caminado por la senda de la coherencia, con idéntico modo de pensar y sentir.
    El proceso de senectud y derrumbe de la escritora también se palpa en los restantes cuentos. La madre elige una libertad de movimientos que no someta a sus hijos al quehacer piadoso de cuidar sus rarezas, pero los achaques se agrandan.  Eso explica la elección de una aldea castellana de la montana para vivir entre gente desconocida, que emplea su intelecto de forma distinta. El compromiso animalista de Elizabeth no admite la pasividad. Llena su casa de gastos semisalvajes y de un discapacitado rural que por su comportamiento exhibicionista vive alejado de la familia.
   También la última pieza del libro convierte a la identidad animal en núcleo enunciador a través de un relato bifurcado que mezcla apuntes ensayísticos, fragmentos autobiográficos y reflexiones del hijo ocupado en dar sentido a los papeles de la madre, antes de la pérdida del sentido racional de la escritura.
   J. M. Coetzee es un escritor plural. Ha adquirido resonancia internacional a través de sus novelas, pero sus cuentos –mínimos, depurados, exigentes y con interiores afines a los intereses nucleares del escritor- conforman mosaicos de compleja armonía. Seducen por su sobriedad y por mostrar las entrañas de una escritura crítica, que asegura sin paliativos que la realidad es un problema de lacerante irresolución, casi un laberinto hamletiano que casi nunca guarda sitio y hay que saber buscarlo. 




jueves, 23 de abril de 2015

RAFAEL SÁNCHEZ FERLOSIO. PECIOS REUNIDOS

Campo de retamas
Rafael Sánchez Ferlosio
Literatura Random House
Barcelona, 2015 
 
PECIOS REUNIDOS

   Sucumbo de inmediato a la mitología intelectual de Rafael Sánchez Ferlosio (Roma, 1927) y a su abrumador currículo literario. Compro la cuidada edición de sus pecios reunidos, preparada por Ignacio Echevarría. Llega a mi biblioteca el mismo día que desembarca en el mercado, gracias a las incansables gestiones de Jeremías,  librero, lector y dueño de “El Rincón de la Lectura”. No solo adquiero el libro por la eficaz propaganda de los suplementos; debo al escritor deslumbramientos antiguos como Alfanhuí y El Jarama y paradas obligatorias en sus relatos, artículos y ensayos. Así que madrugué para tener entre las manos estos “naufragios de la voluntad” que bracean con fuerza en el mar de obsesiones de Rafael Sánchez Ferlosio, un espacio líquido grisáceo y convulso con inquieto oleaje para sedentarios y conformistas que prefieren la quietud de la opinión formada.
   El volumen Campo de retamas reordena los pecios publicados y añade otros espigados en sus páginas escritas, que así cobran autonomía y  singularidad. Además se reescriben algunos textos que adquieren en estas páginas su trazo más firme. El orden interno acoge cuatro tramos cuyo sentido dirime de inmediato una nota aclaratoria. En el apartado de inicio están los inéditos, a continuación se compendian los pecios de 2002, editados bajo el título La hija de la guerra y la madre de la patria; la obra de 1994 Vendrán más años malos y nos harán más ciegos forma el tercer conjunto y como cierre se agrupan varios escritos como cartas al director, junto al discurso de agradecimiento del Premio Mariano de Cavia de Periodismo. Pero no son compartimentos aislados sino estancias comunicadas entre sí con similares vistas exteriores: la vida social, el ejercicio de la literatura, la política, la religión y sus efectos secundarios, los desajustes orbitales de la realidad y esas observaciones de superficie que integran las fachadas al sol de lo diario son espacios de pensamiento que siembran reflexiones reiteradas, taxativas, o complementarias.
   Rafael Sánchez Ferlosio deja en Campo de retamas, con severa concesión y ajustado ojo crítico, el hilo de bramante de su pensamiento. No digo su filosofía existencial porque el escritor ha manifestado en entrevistas recientes que él no tiene filosofía, entendida esta como un sistema cerrado y orgánico. Sus pecios en su fragmentaria disposición dejan una marcada línea que en no pocas ocasiones abruma por su significado o por el extremo pulido de la expresión. Es un libro complejo, en las antípodas de la complaciente mirada de los titulares populistas. Un asidero seguro y firme para los que buscan la voz ronca y profunda de la exigencia. Un libro grave que a veces exagera el tono y enfatiza la hipérbole, que crea una respuesta inmediata en el ánimo y marca el ritmo con pecios como este: “Lo más sospechoso de las soluciones es que se las encuentra siempre que se quiere”.