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viernes, 5 de septiembre de 2025

ROTONDA CON ESTATUAS

Rotonda con estatuas
Archivo general de internet

 

 
REPLIEGUE TÁCTICO EN LA NADA
 
Estatuas,
cada una de vosotras acaso
 es copia exacta de un gesto perdurable
que merece ser huésped
del arca de Noé de la memoria;
solo me otorga a mí
carnet de residente en este parque
la aceptación sumisa del olvido.
En el naufragio restos;
el sabor denso de las amanecidas
arrastrando erosiones
hasta el cuarto de baño.
Y allí
-vulnerado reducto-
encadenar los ojos a un espejo
salpicado de herrumbre
que mide el deterioro
hasta ponerme triste,
siendo entonces urgente
la tibia absolución de un puñado de agua.
Bostezaba la urbe.
La calle estaba recién puesta,
resplandeciente y dócil,
huérfana de papeles y hojas mustias.
Me sonaban los pasos a verso en  asonante.
Luego era el ruido
estallando en mi terca soledad,
un paréntesis lleno
de estúpidas acciones sin sentido,
rotas, de cuando en cuando,
por el ring estridente del teléfono…
Al piso regresaba, cabizbajo,
enfundado en un traje de preguntas
cortado a la medida de un jugador de básquet.
Una tarde sin fecha
me coroné de ortigas y dispuse
este rincón recóndito.
Mi estancia entre vosotras
es un repliegue táctico en la nada.   
 

        (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)


 

martes, 22 de julio de 2025

HETERÓNOMOS

Los dos

 

 
HETERÓNOMOS
 
Dentro de mí conviven, abocados
a una inmensa rutina sedentaria,
el yo que pienso y otro, el que parezco.
Un pacto, que firmaran con los ojos,
les conmina
a respirarse en cierta tolerancia,
y ambos han sido absueltos
de mencionar, siquiera,
cuál fue la última causa
que les diera la vida.
 
Cada uno tiene ya su enclave exacto:
el yo que pienso
habita, día y noche,
la intimidad de estas cuatro paredes.
Es semejante a un niño que olvidara crecer,
y por lo mismo
nada en el mar de una sabia ignorancia.
(“Acaso sea el invierno…
es razón suficiente para explicar el cosmos “)
Y balbucea. Ríe.
Se pierde en los espejos. Gesticula.
Colecciona recuerdos como si fueran conchas
que ha enterrado el olvido.
 
A veces llora, y viste el jersey gris
de la melancolía;
entonces toma un folio,
donde inicia el galope un sentimiento
y se hace reo de pertinaz tristeza,
hasta que traspapela la mirada
y descubre, cansado,
que afuera cae la lluvia
y mojan su perfil
unas livianas gotas de mi nube.
 
El que parezco
está en la calle de continuo.
Todos le conocéis
pues con todos comparte ese pan y esta sal
que, bajo el brazo, trae la vida;
las cotidianas dosis
de angustia existencial, trabajo y ruido.
Con él tropiezo,
una tarde cualquiera,
al doblar una esquina,
y tras justificarme torpemente
(Hallé la puerta abierta
y me aburría…”),
me despido gozoso y luego marcho
-el paso lento, sepultadas las manos
en los amplios bolsillos del vaquero-
a ver, sin más, el mundo por mis ojos.

(Del libro Rotonda con estatuas, 1990)









 
 

viernes, 2 de mayo de 2025

HETERÓNOMOS

Cañón del Colorado
(USA, 2024)


HETERÓNOMOS


Dentro de mí conviven, abocados
a una inmensa rutina sedentaria,
el yo que pienso y otro, el que parezco.
Un pacto, que firmaran con los ojos,
les conmina
a respirarse en cierta tolerancia,
y ambos han sido absueltos
de mencionar, siquiera,
cuál fue la última causa
que les diera la vida.

Cada uno tiene ya su enclave exacto:
el yo que pienso
habita, día y noche,
la intimidad de estas cuatro paredes.
Es semejante a un niño que olvidara crecer,
y por lo mismo
nada en el mar de una sabia ignorancia.
(“Acaso sea el invierno…
es razón suficiente para explicar el cosmos “)
Y balbucea. Ríe.
Se pierde en los espejos. Gesticula.
Colecciona recuerdos como si fueran conchas
que ha enterrado el olvido.
A veces llora, y viste el jersey gris
de la melancolía;
entonces toma un folio,
donde inicia el galope un sentimiento
y se hace reo de pertinaz tristeza,
hasta que traspapela la mirada
y descubre, cansado,
que afuera cae la lluvia
y mojan su perfil
unas livianas gotas de mi nube.

El que parezco
está en la calle de continuo.
Con él comparto
las cotidianas dosis
de angustia existencial, trabajo y ruido.
Con él tropiezo, 
una tarde cualquiera,
al doblar una esquina,
y tras justificarme torpemente
(Hallé la puerta abierta
y me aburría…”),
me despido gozoso y luego marcho
-el paso lento, sepultadas las manos
en los amplios bolsillos del vaquero-
a ver, sin más, el mundo por mis ojos.


               (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)


miércoles, 26 de marzo de 2025

LLEGADA A LAS ESTATUAS

Quietud de mármol

 
LLEGADA A LAS ESTATUAS
 
Cuando no supe de qué hablar con los hombres,
descubrí una rotonda y me dispuse
a enmudecer, sin más, entre sus piedras.
Respiré con deleite la tibia arqueología,
y supuse fecundo aquel silencio
por alguna sonrisa, en mármol cincelada,
y por ciertos residuos gestuales
capturados
en los periplos grises de los viernes.
Miraban recelosas las estatuas,
posando en actitud mesurada y distante,
tal precoces alumnos de liceo burgués…
Fue preciso
que tendiera mi mano
y dando tregua
a palabras, latidos, ademanes y toses
viví aquel primer día
de muerto
con recién estrenada compostura,
muy conforme.

    (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)



 

domingo, 16 de marzo de 2025

AHORA QUE ES TARDE

San Agustín, Florida, 2013
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

  

LLEGADA A LAS ESTATUAS
 
Cuando no supe de qué hablar con los hombres,
descubrí una rotonda y me dispuse
a enmudecer, sin más, entre sus piedras.
Respiré con deleite la tibia arqueología,
y supuse fecundo aquel silencio
por alguna sonrisa, en mármol cincelada,
y por ciertos residuos gestuales
capturados
en los periplos grises de los viernes.
Miraban recelosas las estatuas,
posando en actitud mesurada y distante,
tal precoces alumnos de liceo burgués…
Fue preciso
que tendiera mi mano
y dando tregua
a palabras, latidos, ademanes y toses
viví aquel primer día
de muerto
con recién estrenada compostura,
muy conforme.

     (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)




miércoles, 25 de septiembre de 2024

CASA ABIERTA

Casa Museo de Antonio Machado 
(Segovia)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 
DESDE MI SOLEDAD A TI CAMINO
 
Desde mi soledad
voy a tu encuentro,
con la justa impaciencia
de quien regresa a casa.
A cuestas traigo
herrumbres y estiajes,
algún dolor disuelto
llenando la mochila.
No rescatéis mis huellas;
viene conmigo el aire
y fueron los testigos
incontables insomnios,
menas de albura y sombra,
noches frías, palabras y silencios.
 
Desde mi soledad
a ti camino,
con la certeza intacta
de que tú mientras tanto
inventas el andén que ha de acogerme. 

(Del libro Rotonda con estatuas, 1990)


 

lunes, 19 de diciembre de 2022

LLEGADA A LAS ESTATUAS

Otoñal
(Archivo de internet)


 

 

LLEGADA A LAS ESTATUAS
 
Cuando no supe de qué hablar con los hombres,
descubrí una rotonda y me dispuse
a enmudecer, sin más, entre sus piedras.
Respiré con deleite la tibia arqueología,
y supuse fecundo aquel silencio
por alguna sonrisa, en mármol cincelada,
y por ciertos residuos gestuales
capturados
en los periplos grises de los viernes.
Miraban recelosas las estatuas,
posando en actitud mesurada y distante,
tal precoces alumnos de liceo burgués…
Fue preciso
que tendiera mi mano
y dando tregua
a palabras, latidos, ademanes y toses
viví aquel primer día
de muerto
con recién estrenada compostura,
muy conforme.

    (De Rotonda con estatuas, 1990)