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domingo, 27 de julio de 2025

ANTONIO MACHADO. SIEMPRE.

ANTONIO MACHADO
(SEVILLA,26 DE JULIO DE 1875-COLLIURE, 22 DE FEBRERO DE 1939 

 

ANTONIO MACHADO. SIEMPRE

  

   Antonio Machado es uno de los poetas más significativos y transcendentes de la lengua castellana. Su obra lírica no solo se contiene en el intervalo temporal que vivió el escritor, sino que enlaza con los magisterios germinales que cimentaron el milagro de su voz y con la incontinente estela de discípulos que consideran su quehacer literario un monumento lírico, pleno de relevante solidez. La esencia de su escritura muestra una lúcida conciencia de lo humano. Conocer su biografía es descubrir al yo biográfico en el sujeto poético. Las composiciones están habitadas; en ellas se perfilan las distintas etapas vitales y los devaneos existenciales gestados en su periplo vital. Como escribiera Rafael Alberti: “el poeta lírico va diciendo su autobiografía en sus versos”.  Así se define la identidad en el tiempo en los recordados versos del poema "Retrato". El poema había aparecido anteriormente suelto en el periódico El Liberal el 1 de febrero de 1908. Y Heliodoro Carpintero, uno de los mayores estudiosos del poeta, estimó que el texto fue escrito en 1906 (véase Ínsula, n.º 344-345 [1975]).

 

 RETRATO

 Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero. 
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
 

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
 
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
 

Desdeño las romanzas de los tenores huecos
Y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
 
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
 
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
 
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,

el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

 
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.

 

   En Sevilla, la hermosa ciudad del sur nació un 26 de julio de 1875 en una extensa familia entre los ocho hijos que tuvieron Ana Ruiz y Antonio Machado Álvarez y que incorporaba también a los abuelos paternos. Gracias a su abuelo, eminente zoólogo, se trasladan a Madrid y entran en contacto con la Institución Libre de Enseñanza. Poco a poco la situación económica de la familia va empeorando hasta hacerse crítica cuando mueren el padre y el abuelo de Antonio Machado. 
   Antonio Machado y su hermano Manuel son jóvenes, casi pueden vivir del aire, y lo que les interesa de verdad es la vida nocturna y bohemia de la capital. Se entregan a ella, con preferencia por el mundo del teatro, pero enseguida les sabe a poco. Marchan los hermanos Machado a París, primero Manuel y luego Antonio donde profundizan en el conocimiento del modernismo.
   En 1902 aparece su primer libro de poesía Soledades, que luego ampliará con Soledades, Galerías y otros poemas. Es el año 1907, importante para Machado porque en él se traslada a Soria. Hay una razón de peso: ha aprobado unas oposiciones a profesor de francés en un instituto. En Soria conocerá el amor. Pronto se enamora de una mujer que es una niña aún, de hecho tiene que esperar para casarse con Leonor, a quien lleva más de quince años. También descubre la tierra, la textura de sus paisajes, del carácter… Poco a poco todo aquello va cristalizando en poemas que compondrán Campos de Castilla.
   En 1910 el matrimonio parte a París con una beca para la ampliación de estudios de Antonio Machado. En la capital estudia junto a Bergson y frecuenta a Rubén Darío. La experiencia no pudo ser más desastrosa para los recién casados. Leonor cae enferma ;y morirá a la vuelta a Soria, en 1912.
   La tristeza y el mundo se le hace insoportable al poeta que busca escapar y cambiar si no de vida, sí de escenario. Llega a Baeza donde vivirá los siguientes siete años. En esa época se concentra en el estudio de la filosofía y tiene algunos contactos muy provechosos como Federico García Lorca. Reviven, quizás gracias a esa amistad, el gusto familiar por el folclores y la música popular. 
   Su producción se renueva con el libro Nuevas canciones. Destinado como profesor de francés, Antonio Machado llega a Segovia el 25 de noviembre de 1919. Se aloja en una modesta pensión de la calle de los Desamparados, ahora convertida en Casa-Museo.  Sus habitaciones siguen preservando un aliento de época. Antes de adentrarme en la casa, he realizado fotos del busto del poeta esculpido por  Emiliano barral y he conversado largamente con César, quien regenta la pequeña librería de viejo del patio, donde he comprado algunos ejemplares. Dos o tres veces he realizado la visita guiada. Se inicia en el pasillo, donde están las fotos de la patrona, quien mira a la cámara con el orgullo de cumplir las normas de la hospitalidad ante un huésped tan ilustre. Cerca de allí, la cocina despliega un inventario de cachivaches domésticos que se completan con la inefable máquina Singer, donde las amas de casa consumían su tiempo entre labores. En la alacena, de suelos rojizos, la aceitera, los cántaros, la caja metálica para cobijar las galletas… Detalles que hablan de un ambiente muy similar en casi todas las casas castellanas. En el salón, con amplia mesa y ventana despejada se celebraban las tertulias o se esperaba con resignación el escueto refrigerio; no eran días para el agasajo.
  En las paredes fotos de la hermosa Leonor y del poeta, la partida de matrimonio, portadas de periódicos de la época donde colaboraba Machado e imágenes de los acontecimientos que saludaron la llegada de la segunda república. También primeras ediciones y algunas estanterías con los libros del poeta. La más entrañable pieza del museo es la habitación de Don Antonio: amplia cama de cabezal metálico, mesa camilla, alacena y espejo donde todavía se contempla la sombra del poeta. Empieza a anochecer cuando abandono la casa del poeta. En mis manos los nuevos libros. Abro Proverbios y cantares. Cierro los ojos y ahora estoy en el mar con el vaivén azul en la pupila y la alegría del recuerdo intacto. La casa segoviana del poeta sigue en mí, austera y en penumbra. Como siempre.

JOSÉ LUIS MORANTE




  

domingo, 23 de febrero de 2025

ANTONIO MACHADO. ELEGÍA

Una conversación con Don Antonio Machado
Casa Museo del Poeta, Segovia
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 
ANTONIO MACHADO. ELEGÍA
 
 
   Antonio Machado es uno de los poetas más significativos y transcendentes de la lengua castellana; su poesía no se contiene en el intervalo temporal que vivió el escritor, sino que enlaza con los magisterios germinales que cimentaron el milagro de su voz insomne y con la incontinente estela de discípulos que considera su obra un monumento lírico, pleno de relevante permanencia. La esencia de su escritura muestra una lúcida conciencia de lo humano. Conocer su biografía es descubrir al yo sentimental, con sus emociones y pensamientos, en el perfil exacto del sujeto poético. Las composiciones de Antonio Machado están habitadas; en ellas se perfilan las distintas etapas vitales y los devaneos existenciales que gestaron su periplo vital. Como escribiera Rafael Alberti: “el poeta lírico va diciendo su autobiografía en sus versos”.
 
(Poema “Retrato)

 
Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierras de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
 
Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.
 
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
 
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.
 
Desdeño las romanzas de los tenores huecos
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
 
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada:
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada.
 
Converso con el hombre que siempre va conmigo
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
mi soliloquio es plática con ese buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía.
 
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
 
Y cuando llegue el día del último vïaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.
 

   El poema se habrá de convertir en una memorable acuarela poética, aprendida de memoria por muchos lectores, y utilizada como inagotable paratexto de cuadernos, libros y antologías. Había aparecido suelto en el periódico El Liberal, el 1 de febrero de 1908. Heliodoro Carpintero, uno de los más tempranos estudiosos del legado poético machadiano, estimó que el texto fue escrito en 1906 (véase Ínsula, n.º 344-345 [1975]). 
 El poeta nació un 26 de julio de 1875 en Sevilla, en una extensa familia de ocho hijos. Los padres, Ana Ruiz y Antonio Machado Álvarez, conviván también con los abuelos paternos, quienes eran una fuente de ayuda permanente y un notable respaldo económico para el matrimonio. Gracias a su abuelo, eminente zoólogo, se trasladan a Madrid y entran en contacto con la Institución Libre de Enseñanza, un estilo de enseñanza que solidificará los mejores valores del poeta. Poco a poco la situación económica de la familia se deteriora hasta hacerse crítica, cuando mueren tanto el padre como el abuelo de Antonio Machado, las dos fuentes económicas que sostenían el hogar. Pero Antonio Machado y su hermano Manuel son jóvenes y todavía no tienen constancia del compromiso convivencial y de la urgencia de incorporarse al mercado laboral. Tienen una cierta inconsciencia utópica, y sólo aspiran a conocer desde dentro la farra celebratoria y bohemia de la capital. Se entregan a ella, con preferencia por el ambiente especular del teatro, pero enseguida aquel ámbito, lleno de tipos humanos extraños, les lleva a buscar otras aspiraciones artísticas. Marchan a París, primero Manuel y luego Antonio, donde profundizan en el conocimiento del modernismo que, desde primeros de siglo, se consolida como la tendencia estética más representativa.
   En 1902 aparece la amanecida poética de Antonio Machado, Soledades, conjunto de composiciones líricas que aglutina después Soledades, Galerías y otros poemas. Es el año 1907, iAntonio Machado busca independencia económica como enseñante y se traslada a Soria, tras aprobar unas oposiciones a profesor de francés en un instituto. En Soria su vida sentimental conoce un tiempo de emotiva plenitud. En la contenida ciudad castellana se enamora de una joven que apenas acaba de superar la adolescencia. La amada es una niña aún, y el enamorado profesor tiene que esperar para casarse con Leonor, a quien lleva más de quince años. También queda marcado por la geografía del lugar, un entorno físico que convierte en paisaje interior y que moldea su sensibilidad estética… Aquel amplio horizonte de emociones y sentimientos, poco a poco, va haciéndose poesía. Las composiciones compondrán Campos de Castilla.
   En 1910 el matrimonio parte a París con una beca para la ampliación de estudios de Antonio Machado. En la capital estudia junto a Bergson y frecuenta a Rubén Darío. La experiencia no pudo ser más desastrosa. Su mujer Leonor cae enferma y morirá a la vuelta a Soria, en 1912. La soledad se le hace insoportable. El poeta busca escapar y cambiar si no de vida, sí de escenario. Llega a Baeza donde vivirá los siguientes siete años. En esa época se concentra en el estudio de la filosofía y por lo que respecta a la poesía, conocerá al poeta de Granada Federico García Lorca. Revive en él, quizá gracias a esa amistad, el gusto familiar por el folclores y la música popular. Su producción se renueva con el libro Nuevas canciones. 
   Destinado como profesor de francés, Antonio Machado llega a Segovia el 25 de noviembre de 1919. Se aloja en una modesta pensión de la calle de los Desamparados, ahora convertida en Casa-Museo. Hoy recorro sus habitaciones que siguen preservando un aliento de época. Antes de adentrarme en la casa, he realizado fotos del busto del poeta esculpido por  Emiliano barral y he conversado largamente con César, quien regenta la pequeña librería de viejo del patio, donde he comprado algunos ejemplares.
La visita guida se inicia en el pasillo, donde están las fotos de la patrona, quien mira a la cámara con el orgullo de cumplir las normas de la hospitalidad ante un huésped tan ilustre. Cerca de allí, la cocina despliega un inventario de cachivaches domésticos que se completan con la inefable máquina Singer, donde las amas de casa consumían su tiempo entre labores. En la alacena, de suelos rojizos, la aceitera, los cántaros, la caja metálica para cobijar las galletas… detalles que hablan de un ambiente muy similar en casi todas las casas castellanas.
   En el salón, con amplia mesa y ventana despejada se celebraban las tertulias o se esperaba con resignación el escueto refrigerio; no eran días para el agasajo. En las paredes fotos de la hermosa Leonor y del poeta, la partida de matrimonio, portadas de periódicos de la época donde colaboraba Machado e imágenes de los acontecimientos que saludaron la llegada de la segunda república. También primeras ediciones y algunas estanterías con los libros del poeta. La más entrañable pieza del museo es la habitación de Don Antonio: amplia cama de cabezal metálico, mesa camilla, alacena y espejo donde todavía se contempla la sombra del poeta.
  Empieza a anochecer cuando abandono la casa del poeta. En mis manos los nuevos libros. Abro Proverbios y cantares.


lunes, 3 de febrero de 2025

ANTONIO MACHADO. LIGERO DE EQUIPAJE

Antonio Machado
(Sevilla, 1875-Colliure, 1939)

 
ANTONIO MACHADO EN LA POSGUERRA
 
El poeta rescatado.
Antonio Machado y la poesía del “grupo de Escorial”
Araceli Iravedra
Biblioteca Nueva, 2001
 
   La contienda cainita de 1936 dividió la península literaria en vencedores y vencidos y condenó a los últimos a un solapamiento forzoso que no cesaría hasta el arranque de la década siguiente. Lo sufrieron Federico García Lorca, Miguel Hernández y también Antonio Machado. Pero la tradición es un continuo y desde muy temprano existen tentativas de rescate que en su mejor versión corresponden  a la dispersa poesía del exilio y en el interior a la que se denominaría “estética de la rehumanización”. Pocos meses después de la implantación del régimen franquista, existió un claro intento manipulatorio de la herencia de Antonio Machado por parte de la cultura nacionalcatólica. Lo personifican los poetas aglutinados en torno a la publicación Escorial, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco. Araceli Iravedra investiga este episodio en El poeta rescatado y analiza cómo se conforma su estética al canon oficialista en el prólogo que el director de la revista, Dionisio Ridruejo, escribe para la edición auspiciada por Espasa-Calpe en 1941. Empeñada en reconstruir la actividad creadora bajo postulados falangistas la revista Escorial deviene plataforma aglutinadora en el desolado clima de posguerra; se impone la perspectiva clásica, la vuelta de Garcilaso y los poetas del Siglo de Oro, el rigor formal y una suerte de intimismo transcendido que rechaza la deshumanización del arte. En ese contexto se produce la captación de Antonio Machado a través del artículo “El poeta rescatado” que firma Ridruejo y aparece en noviembre de 1940; el sesgado retrato borra cualquier reflexión ideológica o la enmascara bajo la hojarasca de lo sentimental.
  El magisterio de A. Machado en el discurrir de la década se consolida, junto al de otros nombres de la generación del 98, como Miguel de Unamuno. Alcanza su apogeo en el homenaje de Cuadernos Hispanoamericanos, una iniciativa de Luis Rosales que conmemora el décimo aniversario de la muerte con un número doble. Todas las colaboraciones inciden en un enfoque similar al del grupo escorialense, salvo la de Eugenio de Nora, quien reivindica al sujeto verbal machadiano como portavoz de afanes colectivos.
   La indagación aporta también cómo se concreta en el proceso evolutivo de cada trayectoria la recepción de influencias y concluye que, junto a los abundantes rasgos textuales (dedicatorias, citas, niveles léxicos e intertextualidad), Machado ejerce como modelo idóneo para el desarrollo de una lírica intimista y confesional que hace patente la dimensión existencial del lenguaje; cada verso es eco de un latido. También comparten con el maestro noventayochista la querencia por el verso que mana de lo popular, con ecos del romancero y de la tradición oral y un similar repertorio temático, sobre todo referido al tratamiento del paisaje.
  En el acontecer de la autarquía se buscan raíces y el aire de familia de los predecesores. La maniobra requiere la suma de herencias desgajadas por la guerra civil; con esa voluntad se gesta el episodio de Escorial. El ensayo de Araceli Iravedra proporciona un amplio cuadro contextual de ´la anexión del grupo a un magisterio, cuya voz es palabra en el tiempo, aguja de navegar para voces futuras.
 
                                                                  JOSÉ LUIS MORANTE

miércoles, 11 de diciembre de 2024

ELOGIO DE LA TRADUCCIÓN

Lecho de D. Antonio Machado
Casa Museo de Antonio Machado
(Segovia)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

AFORISMOS  DE  JOSÉ LUIS MORANTE

Traducción al italiano de GIULIANA CALABRESE

  

Minucia interna; no encuentro en mi interior nadie en quien confiar.

Minuzia interna: dentro di me non trovo nessuno di cui fidarmi.

 

Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.

Se osservi con attenzione il posto che occupi, dove sei tu non c’è nessuno.

 

En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

Nel placido scorrere del tempo, adami primigeni che attendono/serbano ancora una mela.

  

En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.

Nella matassa della gratitudine si addensano i fili sciolti.

 

En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…

Nella poesia bucolica, spontanea collaborazione di una corale ecologica: sassi, giunchi, uccelli e nuvole...

 

 Carne tranquila. Senectud.

Carne tranquilla. Vecchiaia.

 

 En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión y el silencio. 

Nelle conversazioni con gli sconosciuti gli intermediari più efficaci sono l’elusività e il silenzio. 

 

La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad.

La poesia è un io calligrafico angosciato dalla sua stessa identità. 

 

La autonomía imaginativa del sueño requiere folios blancos por su inclinación a lo imposible.

L’autonomia immaginativa del sogno necessita di fogli bianchi per la sua inclinazione all’impossibile. 

 

El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores.

L’inconscio poetico confida nel potenziale di chi ci precede. 

 

Punto de fuga. Nostalgia de un lugar que no existe.

Punto di fuga. Nostalgia di un luogo che non esiste.

(Aforismos de José Luis Morante con versión al italiano de Giuliana Calabrese)






miércoles, 25 de septiembre de 2024

CASA ABIERTA

Casa Museo de Antonio Machado 
(Segovia)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 
DESDE MI SOLEDAD A TI CAMINO
 
Desde mi soledad
voy a tu encuentro,
con la justa impaciencia
de quien regresa a casa.
A cuestas traigo
herrumbres y estiajes,
algún dolor disuelto
llenando la mochila.
No rescatéis mis huellas;
viene conmigo el aire
y fueron los testigos
incontables insomnios,
menas de albura y sombra,
noches frías, palabras y silencios.
 
Desde mi soledad
a ti camino,
con la certeza intacta
de que tú mientras tanto
inventas el andén que ha de acogerme. 

(Del libro Rotonda con estatuas, 1990)


 

domingo, 19 de diciembre de 2021

LOS SITIOS PREFERIDOS

El tiempo detenido
(Ávila, 2020)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

LOS SITIOS PREFERIDOS
 
 Qué difícil es
cuando todo baja
no bajar también
 
ANTONIO MACHADO
 
Como una empresa en crisis, el nacionalismo somete a la inteligencia a una severa restricción de plantilla.
 
Soporto a diario más proyectos de fronteras y aduanas, pero los veo como quien viaja de paso, en el asiento de atrás, fuera de la muralla.  
 
La amistad, esa incansable empresa de mudanzas, tantas veces ocupada en mentirosas y cínicos.        
 
Complacida, la convivencia se muestra como un puzzle complejo y frágil, al alcance de cualquier animal doméstico.
 
Las voces propagan sistemas ideológicos vacíos. Atestiguan la nada.
 
Hasta la diáspora bélica, mi patria fue la suya. Ahora supone que mi lengua es una agresión a la suya.
 
Se siente feliz cuando apaga la luz  porque los otros caminan a tientas.  

(Cambiar el paso)      

            

miércoles, 24 de noviembre de 2021

CÉSAR RODRÍGUEZ DE SEPÚLVEDA. NOTICIA DEL ASEDIO

Noticia del asedio
César Rodríguez de Sepúlveda
Editorial Ommpress Poetas
Madrid, 2021

 

ESTAR DENTRO
 
 
 
   La pandemia, más que un elemento perturbador de la existencia diaria que ha modificado los hábitos del entorno, subrayando la endémica fragilidad de cada sujeto, es un arquetipo de soledad, una construcción conceptual propensa al simbolismo. Ha hecho del horizonte imaginativo de Kafka un ángulo de entrada tangible y colectivo. A su estela sugeridora recurre César Rodríguez de Sepúlveda (Madrid, 1968) para abrir los poemas de su segunda entrega Noticias del asedio: “Cuando Gregor Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.
   La inolvidable cita evoca de inmediato el argumento esencial del poemario, la propuesta de ruta de aquella primavera de 2020, cuando las alarmas del contagio teclearon razones para el confinamiento domiciliario. La densa penumbra de la calle dejaba sitio libre a las moiras, esas presencias mitológicas que hilan nuestra vida y marcan el destino personal, cercando nuestro ánimo de temor y finitud ante la cercana presencia de la muerte. Sobre la dermis interior del ser se cernían las sombra de ángeles oscuros: “Son tres y son hermanas: / a la niebla del sueño / traen la misma advertencia silenciosa / que no quiero atender, / que quiero conjurar en el poema”. Llegaba a cada casa un intruso invisible que habitaba cerca, crecía y se multiplicaba para mudar el sosiego en intemperie.
  La mirada indagatoria del apunte diario mide la curvatura de la pandemia. Cataliza datos de la experiencia, observa desde las ventanas el transitar perplejo de la senda cotidiana. La palabra poética y su mapa de correspondencias clarifican de inmediato el esfuerzo del yo para desmigajar lo cotidiano en un contexto histórico marcado por la sombra y la extrañeza, para inventar en su mundo reflexivo el pétalo feliz de un carpe diem. La calle se convierte en un angustioso marco de representación. Se oye emotiva y densa la voz de la memoria, el lirismo ensimismado de quien nombra los pasos del asedio: el desconcierto, el avituallamiento, las precauciones insólitas, la visión de abatimiento crepuscular y despedida alentada por los medios de comunicación, recordando en cada telediario las cifras de nuestra programada obsolescencia.
  César Rodríguez de Sepúlveda, frente al escueto esqueje descriptivo, opta por la mirada temporalista y convierte las instantáneas del ahora en secuencias mitológicas y crónica autobiográfica. De nuevo, la épica del superviviente, los suplicantes, o  los personajes del cine transformados en identidades cercanas, que soportan el sedentario estar del encierro y su fuerte latido emocional. El poema “Wuhan”, topónimo convertido por el cauce informativo en epicentro de la pandemia, se empeña en construir ejes de simetría entre el acervo cultural y el inestable suelo del presente. El paso minucioso de Marco Polo se ha transformado en un virus expandido que contagia y hastía, que convierte el respirar en un riesgo evidente. Mientras la naturaleza sigue su curso y su cadencia, sin advertir lo que sucede en cada casa.
   La retina traspasa la piel de las cosas cercanas con mirada nueva; objetos cercanos e inadvertidos recuperan la telaraña afectiva de lo vivido. La biblioteca se ofrece generosa para llenar el tiempo de clausura y el balcón es el mirador privilegiado del aplauso y de la exploración de secuencias vitales en las calles ensombrecidas, ahora poniendo distancia y soledad a un paisaje sin figuras. Como si aceptara la inminente hora del adiós y la derrota, el recuerdo de Antonio Machado se hace norte y ejemplo en el poema “Si estuvieras aquí”. Es un hermoso homenaje que recuerda el transitar biográfico del poeta y aquel tiempo de dolor y tristeza del conflicto fratricida, que da pleno sentido a la voz elegíaca: “Tú, que tanto supiste de amargura, / si estuvieras aquí, viendo tu pobre España / tan herida y cercada por la muerte”.
  En el matiz otoñal de Noticias del asedio, de César Rodríguez de Sepúlveda, transitan los latidos más desacordes del coronavirus; ese estar asentado en las huellas del dolor y la pérdida, como lo manifiesta con su intensa percepción el poema “Paisaje sin figuras” en su tramo final: “Ved aquí la ciudad deshabitada, / sus inútiles moles de hormigón y de ausencia. /      Ved aquí tan perfecta / labor de artesanía, / el trabajo impecable de la muerte”.
  La crudeza de ese tiempo provoca un ensanchamiento de la realidad; deja incisiones imborrables en su sucesión de planos entre lo interior y lo exterior. Pero no anula un rincón de expectativas; en la palabra iluminadora del después de la batalla resuenan las voces ausentes, una corriente de aire que abre los ventanales del presente. Todo se hizo oscuridad y silencio en la interpretación de lo real y es preciso el regreso, el rumor renacido de “esta tibia mañana/ de abril, / para intentar fundar una esperanza”.
 
JOSÉ LUIS MORANTE

 

lunes, 11 de octubre de 2021

FOTOGRAFÍAS DEL YO

Busto de Antonio Machado
(Segovia, Casa del poeta) 

FOTOGRAFÍAS DEL YO
 
   Cuando el estiaje de los años le llevó a la sedentaria conformidad definitiva de no decir nada, eran sus fotografías antiguas las que a diario cambiaban gestos y alborotaban los abrazos de vocales y consonantes. Él consentía. Pensaba que las imágenes eran zonas de paso entre pretérito y presente.
   En ellas habitaba  una voz encendida, la apacible ternura del silencio que quiere recordar.

(De Cuentos diminutos)



 

martes, 23 de febrero de 2021

ANTONIO MACHADO. EL DÍA DESPUÉS

Antonio Machado

 

 

VENDRÁ LA MUERTE…
 
                                             Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
                                                                             C. Pavese
 
Pisa la muerte
el  limo intransitable…
Cerca, Colliure.



domingo, 23 de febrero de 2020

ANTONIO MACHADO EN SEGOVIA

"A distinguir me paro..."
Casa-Museo de Antonio Machado
(Segovia, 2013)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana



ANTONIO MACHADO EN SEGOVIA


   El periplo biográfico de Antonio Machado en la sosegada ciudad del acueducto es muy conocido. Destinado como profesor de francés, Antonio Machado llega a Segovia el 25 de noviembre de 1919. Se aloja en una modesta pensión de la calle de los Desamparados, ahora convertida en Casa-Museo. Es el lugar que busco con ese paso urgente de la gratitud. Recorro las modestas habitaciones que siguen preservando un aliento de época. Antes de adentrarme en la casa, he realizado fotos del busto del poeta esculpido por Emiliano Barral y he conversado largamente con César, quien regenta la pequeña librería de viejo del patio, donde he comprado algunos ejemplares de poesía y dos o tres biografías del poeta. Son libros que ya tengo, pero que se cobijan entre mis manos por un precio de saldo que invita al regalo. Pienso en mis hijas o en esos amigos poetas que aman la estela inagotable del escritor.
  La visita guiada se inicia en el pasillo, donde están las fotos de la patrona. La mujer mira a la cámara con el orgullo de cumplir las normas de la hospitalidad ante un huésped tan ilustre. Cerca de allí, la cocina despliega un inventario de cachivaches domésticos que se completan con la inefable máquina Singer, donde las amas de casa consumían su tiempo entre labores. En la alacena, de suelos rojizos, la aceitera, los cántaros, la caja metálica para cobijar las galletas… Detalles que hablan de un ambiente muy similar en casi todas las casas castellanas.
  En el salón, con amplia mesa y ventana despejada se celebraban las tertulias o se esperaba con resignación el escueto refrigerio; no eran días para el agasajo. Y pueblan las paredes fotos de la hermosa Leonor y del poeta, la partida de matrimonio, portadas de periódicos de la época donde publicaba colaboraciones, e imágenes de los acontecimientos que saludaron la llegada de la segunda república. También primeras ediciones y algunas estanterías con libros dedicados. La más entrañable pieza del museo es la habitación de Don Antonio: amplia cama de cabezal metálico, mesa camilla, alacena y espejo donde todavía se contempla la sombra del poeta.
   Es mediodía casi, cuando abandono la casa. En mis manos los nuevos libros. En una terraza de la ciudad vieja, cerca de la plaza mayor, abro a la luz las páginas de Proverbios y cantares.

Recuerdos de un viaje al corazón


martes, 11 de febrero de 2020

VENDRÁ LA MUERTE

Aliño indumentario
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VENDRÁ LA MUERTE…

                                  Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
                                                             C. Pavese

Pisa la muerte
el  limo intransitable…
Cerca, Colliure.

                   (Homenaje)





jueves, 15 de agosto de 2019

KARMELO C. IRIBARREN. UN LUGAR DIFÍCIL

Un lugar difícil
Karmelo C. Iribarren
XL Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla
Visor Libros
Madrid, 2019


AL ATARDECER


   Miramos en silencio las formas simples de lo cotidiano. Si cerramos los ojos, expanden sensaciones de inercia y quietud. Están ahí, casi inadvertidas, moldeando un tejido aleatorio de mutaciones, desgastes y monotonía. Es en ese estar donde el asombro de lo insignificante se hace nota discorde en los pentagramas de la percepción. Delante del observador, una anestesiada realidad dispuesta a la mirada aprensiva mientras nace la luz, como si alguien pulsara el interruptor y abriese una brecha de claridad. La realidad entonces se trasforma en  paisaje interior.
   Así nacen muchos de los argumentos de Karmelo C. Iribarren (San Sebastián, 1959), cuya obra completa –salvo el madrugador cuaderno Bares y noches (1993)- se integra ya en el imprescindible catálogo de Visor; Poesía completa (1993-2018) corrobora que el corpus lírico es un recorrido repleto de aciertos dentro del panorama poético contemporáneo, que sigue creciendo fuerte.
   Con sus poemas más recientes, compilados bajo el epígrafe Un lugar difícil, el escritor consiguió el XL Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla. En ellos deambula un personaje de mediana edad, sosegado y reflexivo, que justifica esta cita de Antonio Machado: “…El sol murió… ¿Qué buscas, poeta, en el ocaso?”  La madurez vital deposita en los textos otro yo biográfico, un hombre tranquilo que acomoda el deambular a la temporalidad. La pericia existencial exige un impulso de aceptación que obliga a sentir lo cotidiano como presente continuo. El alter ego ha aprendido a habitar la soledad: “Hace tiempo que decidí quedarme al margen / de un tráfago de gentes y de ideas / que no me dicen nada, / en las que no me reconozco. “.  (P. 14). El periplo singular avanza hacia la última costa y eso convierte el hecho de vivir en un refugio cercano, en el que a veces, sobrevive una plenitud desconocida. Al alcance de la mano duerme un entorno desapercibido, hecho de singularidad y momentos únicos que se idealizarán después entre los pliegues de la memoria. En los recuerdos vuelven los escenarios del Barrio Viejo con tus rostros familiares, sus rincones umbríos y su anecdotario de la contingencia, esos destellos de vuelos ligeros que pasan rozando el aire.
   La inercia de cada amanecer parece un reiterado ejercicio de hipnosis para profundizar en el fracaso. El sujeto esperanzado deja sitio a “un tipo descuidado, huraño y pesimista” adentrándose en el otoño. Pero no se ha perdido el deseo de abrir puertas al asombro. Quien reflexiona confía en descubrir el misterio de la existencia, ese lugar donde el sueño alza espejismos que ocultan el camino de vuelta.
   Algunas anécdotas subjetivas dejan el campo abierto al encuentro con las indagaciones críticas más transitadas en la práctica poética de Karmelo C. Iribarren: el carácter autobiográfico y la indiscutible base realista del espacio lírico. Se recupera la figura del padre, muy pronto ausente en el proceso vital del escritor, que ahora inspira una “Carta al padre”, como si todavía fuese posible responder a la inocencia del niño perdido en el tiempo. Y persisten la lluvia, los domingos, las mujeres y esas dudas de costumbre, como perennes acompañantes de la soledad diaria: “Me pregunto / cuántos volverán a casa / sólo / porque no tienen / otro lugar a donde ir”.
  Se ha resaltado siempre el propósito formal del poeta y su querencia por el texto breve, que resuelve su nudo semántico con mínimos elementos y con un final hondo y sugerente, que suena casi con la fuerza conclusiva del aforismo. El poeta rompe en la última composición esa norma escritural para cerrar el libro con un poema de inusual extensión que, por sí solo, es un apartado. bajo el epígrafe “Ya lo veo acercarse”. La personificación del tiempo otoñal, como un hombre común que tiene llena de fantasías la cabeza y regresa a los sitios de siempre, es un techado contra la intemperie hecho de emotividad y fuerza sentimental.
  La poesía de karmelo C. Iribarren es una refutación del aburrimiento. Invita a conocer la realidad con la mirada de un observador que descubre un proceso fenomenológico de causas y efectos y un íntimo abrazo entre vida y escritura.  Singular y reflexiva, en los poemas de Un lugar difícil el valor perdurable de una filosofía que expande su luz sobre el barro salobre del discurrir. Poesía machadiana que suena como un borbollón de agua clara.



 
        




lunes, 13 de mayo de 2019

PROVERBIOS, CINISMO, JUGLARES Y CINTAS DE VÍDEO

Catedral de Segovia
Fotografía
 de
Adela Sánchez Santana



PROVERBIOS, CINISMO, JUGLARES Y CINTAS DE VÍDEO

El hombre real, el que piensa y vive, tiene su reflejo especular en la identidad onírica, en ese ser atemporal que protagoniza los sueños y del que se nutren algunas parábolas de Antonio Machado. Vuelvo al magisterio del poeta con la sensación de que todavía Proverbios y cantares suenan a cantautor. En las páginas encontramos al poeta moralista, a la observación reflexiva que alcanza su perfil más definido en el ideario ético de Juan de Mairena. El yo poético de Campos de Castilla (1912) difunde concordancias y disonancias consigo mismo y con el entorno cercano, airea preocupaciones y vuelve la vista hacia los rasgos comunes de un ser colectivo que se expresa a través de la oralidad popular, el romancero y la fértil tradición rural de consejas y refranes. Cada poema es síntesis, esqueje filosófico, esperanza y escepticismo en la pautada senda que nos tiende la realidad.

Asisto en Madrid a la presentación del Premio de Poesía Javier Lostalé que impulsa la editorial Polibea. Sala llena, muy buen ambiente entre los poetas y meritoria lectura de Gema Palacios, la ganadora, presentada por Ariadna G. García. Como ocupo la última fila y se oye mal, me levanto para seguir el acto de pie, apoyado en la pared final. Desde allí, me llama la atención la actitud de una pareja entre el público que se pasa la hora del evento consultando el móvil y cuchicheando; con su actitud es difícil mantener la atención y seguir la cadencia del poema. Al final del acto los dos aplauden con frenético entusiasmo. Jalean. Encabezan las felicitaciones en voz alta a la poeta… El cinismo reescribe su caligrafía a diario.

Lectura en la mañana del domingo en una localidad segoviana. En el yermo horizonte de Castilla, reflejo de aspereza, silencio y austeridad, la primavera dibuja una luz nueva de campos verdecidos y brotes en árboles y arbustos. Un paisaje callado para el poema.

Volver a Castilla es un regreso lleno de emociones dispares. Cuando retorno viaja conmigo la sensación del trasterrado, los ojos del extraño que está fuera y no encuentra sitio dispuesto ni en los afectos ni en el reconocimiento personal.  Sé que ambas circunstancias formar el entrelazado de intereses que hace de la vida literaria un laberinto de sombras. Seré discreto; no diré mucho más, seré un innominado juglar sin voz, fuera de sitio. Mostraré la cortesía correcta de esas cintas de vídeo que dan fe de una ciudad hecha de asombro arquitectónico, sin máculas y sin calles en obras.

 

  

martes, 26 de febrero de 2019

A RAS DE SUELO

Silencios 
Fotografía de
Javier Cabañero Valencia

A RAS DE SUELO


Busco un sitio en el campo, a ras de suelo, para leer poemas de Antonio Machado. Espero otro milagro de la primavera. Tal como va el invierno es improbable.

Aprendo a ser el otro que ellos dictan.

¿Cómo resuelves tus deseos?-Dijo. Y no supe qué contestar porque todos están por resolver.

Entre dos silencios un conflictivo intercambio de especulaciones.

Amistades con inicios eufóricos, tiempos muertos y finales calamitosos

En los paisajes solitarios encuentro ciudadanos de la imaginación y fantasmas reales. Los primeros son más sociables.

Toda existencia  tiene el carácter de un borrador, de una recopilación improvisada.

(Aforismos al paso)


 


viernes, 22 de febrero de 2019

ANTONIO MACHADO. TODAVÍA Y SIEMPRE

Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, 1939)



ELEGÍA POR ANTONIO MACHADO

22 de febrero de 2019
En el  80 aniversario de su muerte


   El 24 de noviembre de 1936, ante el avance de los golpistas hacia Madrid, capital de la II República y objetivo prioritario de Franco, un grupo de intelectuales es evacuado hacia Valencia. Uno de los desplazados es el poeta Antonio Machado, quien ejercerá de portavoz del agradecimiento colectivo ante el afán heroico de la Junta de defensa. Republicano por tradición familiar, vivió con alborozo el bienio progresista y se involucró en escritos, homenajes y actividades de apoyo cultural. Vive una situación familiar compleja. Atrapado en Burgos, su hermano Manuel poco a poco se convertirá en benevolente cantor de los militares rebeldes; esta incidencia afecta al poeta que, sin embargo, asume con entereza el rol del compromiso. Instalado primero en Valencia y más tarde en Rocafort, con su familia, durante año y medio, Antonio Machado desarrolla diferentes funciones: preside la Casa de la Cultura, firma manifiestos, da entrevistas que propagan su apoyo a la democracia de las urnas, forma parte de la Presidencia de Honor de la Conferencia Nacional de la Juventud, condena el golpismo y la criminal actitud del fascismo internacional y colabora en iniciativas como la revista Hora de España. Sería en esta publicación donde se levante acta de una reunión de escritores que condena el individualismo en literatura y justifica sus acciones en pro de la cultura y la libertad de pensamiento. El II Congreso Internacional de escritores para la Defensa de la Cultura comienza en Valencia el domingo 4 de julio de 1937. Lo inaugura el Presidente del gobierno Juan Negrín y acude una nutrida representación internacional: André Malraux y Julián Benda, de Francia; Ludwig Renn, de Alemania; Ilya Ehrenburg y Miljail Kolsov de la Unión Soviética; W. H. Auden, de Inglaterra; Malcom Cowley, de Estados Unidos; Pablo Neruda de Chile; Octavio Paz de México. Además Tristan Tzara,  y los representantes españoles, Antonio Machado y José Bergamín. Los debates denuncian el pasivo asentir de las democracias europeas, el intervencionismo fascista, y hay un unánime apoyo a la república, convertida en causa popular.
  Del posicionamiento de Antonio Machado queda constancia en el cuaderno Madrid. Baluarte de nuestra guerra de independencia, formado por dieciséis páginas con textos y fotografías que son emotivo testimonio de la destrucciones causadas por los bombardeos aéreos, y en el libro La Guerra (1936-1937). La posibilidad de la caída de Valencia aconseja un nuevo traslado del gobierno a Barcelona; también se muda la redacción de Hora de España y la familia Machado, alojada primero en el Hotel Majestic y más tarde en un viejo palacio requisado. Hasta enero de 1939 publica en La Vanguardia  artículos bajo el rótulo “Desde el mirador de la guerra”, en los que muestra solidaridad política y humana con el régimen republicano. De ahí el seguimiento exhaustivo de operaciones militares como la batalla del Ebro y el posterior repliegue que ocasiona la conquista de Cataluña y la retirada general hacia la frontera francesa, destino final de muchos españoles. Por todas partes un ambiente de tristeza y un reguero de refugiados deambulando hacia la frontera. Allí se encaminan desertores, población civil expulsada de sus aldeas destruidas y hombres de letras como Corpus Barga, Carles Riba, Joseph Pous o la familia Machado que forma parte de un grupo heterogéneo que retrocede por caminos intransitables.
  Son conocidos los pormenores de los últimos días hasta su instalación en Colliure. Allí muere el poeta, el 22 de febrero de 1939, en territorio francés, en los días postreros de la guerra, incapaz de resistir la soledad y el exilio, dejando en su chaqueta un verso inolvidable: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Es la elegía de quien vuelve los ojos y ve que ya no existe lo que fue. En la memoria la voz de la derrota. El pasado ya es noche.


  



miércoles, 17 de octubre de 2018

DORMIR AL RASO

Casa de Antonio Machado
Segovia
Fotografía de
Adela Sánchez Santana
DORMIR AL RASO

Había traspasado los ritos iniciales
de la oscuridad y del miedo

PEDRO TEDDE

Hay camas tan humildes que parecen dormir al raso.

Esos amigos que son
 puzzles en los que no encaja ninguna pieza.

Un anclaje en el agua.

Queda la versión íntegra de su historia personal. Nada con un fondo gris.

Solidaridad de papelera, que deja sitio de inmediato a todo lo que sobra.

El topo defiende la semejanza cromática.

Solo percibe las palabras propias. Las voces ajenas son ruidos abruptos.

Me dedicó en seis meses tres adjetivos, dos adverbios y cuatro preposiciones. Afectos con despilfarro austero.




domingo, 17 de junio de 2018

EN LA LÍNEA DE COSTA

A solas
Fotografía de
Javier Cabañero Valencia




EN LA LÍNEA DE COSTA

 Qué difícil es
cuando todo baja
no bajar también

ANTONIO MACHADO

Como una empresa en crisis, el resentimiento somete a la inteligencia a una severa restricción de plantilla.


Soporto a diario  vanidades estrepitosas, pero observo como quien viaja de paso, en el asiento de atrás.  


La amistad, esa incansable empresa de mudanzas, tantas veces ocupada por mentiras y cinismos.        


Complacida, la convivencia se muestra como un puzle complejo y frágil, con abundantes piezas que no encajan.


Cuántas voces se amontonan en una identidad vacía.

(Variaciones del libro Motivos personales, Sevilla, 2015)


         


miércoles, 4 de octubre de 2017

QUEJAS MUDAS (AFORISMOS)

Erosión
Fotografía de
José Luis Morante
(Archivo personal)


QUEJAS MUDAS

 Qué difícil es
cuando todo baja
no bajar también

ANTONIO MACHADO

Como una empresa en crisis, el nacionalismo somete a la inteligencia a una severa restricción de plantilla.

Soporto a diario más proyectos de fronteras y aduanas, pero los veo como quien viaja de paso, en el asiento de atrás.  

La amistad, esa incansable empresa de mudanzas, tantas veces ocupada en descubrir mentiras, cinismo y resentimiento.        

Terminó un puzzle complejo y frágil, al alcance de cualquier animal doméstico.

Cuántas voces se amontonan en una ideología vacía.

Hasta la diáspora, mi patria fue la suya.

Se sienten felices cuando apagan la luz y los otros caminan a tientas.      

              

sábado, 26 de agosto de 2017

ANTONIO MACHADO. ELEGÍA.

Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, 1939)


ELEGÍA POR ANTONIO MACHADO

En sus circunstancias históricas
  
   El 24 de noviembre de 1936, ante el avance de los golpistas hacia Madrid, capital de la II República y objetivo prioritario de Franco, un grupo de intelectuales es evacuado hacia Valencia. Uno de los que salen es Antonio Machado, quien es portavoz del agradecimiento colectivo ante el heroísmo de la Junta de defensa. Republicano por tradición familiar, vivió con alborozo el bienio progresista y se involucró en escritos, homenajes y actividades de apoyo cultural. Atrapado en Burgos, su hermano Manuel poco a poco se convertirá en benevolente cantor de los militares rebeldes; esta incidencia afecta al poeta que, sin embargo, asume con entereza el rol del compromiso. Instalado primero en Valencia y más tarde en Rocafort, con su familia, durante año y medio, Antonio Machado desarrolla diferentes funciones: preside la Casa de la Cultura, firma manifiestos, da entrevistas que propagan su apoyo a la democracia de las urnas, forma parte de la Presidencia de Honor de la Conferencia Nacional de la Juventud, condena el golpismo y la criminal actitud del fascismo internacional y colabora en iniciativas como la revista Hora de España. Sería en esta publicación donde se levante acta de una reunión de escritores que condena el individualismo en literatura y justifica sus acciones en pro de la cultura y la libertad de pensamiento. El II Congreso Internacional de escritores para la Defensa de la Cultura comienza en Valencia el domingo 4 de julio de 1937. Lo inaugura el Presidente del gobierno, Juan Negrín, y acude una nutrida representación internacional: André Malraux y Julián Benda, de Francia;  Ludwig Renn, de Alemania; Ilya Ehrenburg y Miljail Kolsov de la Unión Soviética; W. H. Auden, de Inglaterra; Malcom Cowley, de Estados Unidos; Pablo Neruda de Chile; Octavio Paz de México. Además Tristan Tzara,  y los representantes españoles, Antonio Machado y José Bergamín. Los debates denuncian el pasivo asentir de las democracias europeas, el intervencionismo fascista, y hay un unánime apoyo a la república, convertida en causa popular.
  Del posicionamiento de Antonio Machado queda constancia en el cuaderno Madrid. Baluarte de nuestra guerra de independencia, formado por dieciséis páginas con textos y fotografías que son emotivo testimonio de la destrucciones causadas por los bombardeos aéreos, y en el libro La Guerra (1936-1937).  La posibilidad de la caída de Valencia aconseja un nuevo traslado del gobierno a Barcelona; también se muda la redacción de Hora de España y la familia Machado, alojada primero en el Hotel Majestic y más tarde en un viejo palacio requisado. Hasta enero de 1939 publica en La Vanguardia  artículos bajo el rótulo “Desde el mirador de la guerra”, en los que muestra solidaridad política y humana con el régimen republicano. De ahí el seguimiento exhaustivo de operaciones militares como la batalla del Ebro y el posterior repliegue que ocasiona la conquista de Cataluña y la retirada general hacia la frontera francesa, destino final de muchos españoles. Por todas partes un ambiente de tristeza y un reguero de refugiados deambulando hacia la frontera. Allí se encaminan desertores, población civil expulsada de sus aldeas destruidas y hombres de letras como Corpus Barga, Carles Riba, Joseph Pous o la familia Machado que forma parte de un grupo heterogéneo que retrocede por caminos intransitables. Son conocidos los pormenores de los últimos días hasta su instalación en Colliure. Allí muere el poeta, el 22 de febrero de 1939, en territorio francés, en los días postreros de la guerra, incapaz de resistir la soledad y el exilio, dejando en su chaqueta un verso inolvidable: “Estos días azules y este sol de la infancia”. Es la elegía de quien vuelve los ojos y ve que ya no existe lo que fuimos; se guarda en la memoria la ruina secular del pasado.


  



viernes, 28 de julio de 2017

DEUDAS Y ALGUNOS NOMBRES PROPIOS

Homenaje a Antonio Machado (Colliure, 1959)

DEUDAS Y NOMBRES PROPIOS

  Hasta aquí – dormido litoral de arena sin horarios- llega el apunte contable de mis deudas con la biblioteca, escrito sobre un fondo de nombres propios. En él conviven: ese profundo acento de Antonio Machado, tan ético y estético; la visión “esquisita” y algo triste como el paisaje mental  de un solitario de Juan Ramón Jiménez; la umbría sevillana de Luis Cernuda, tan mal entendedor del teatro social; las manos creadoras de Blas de Otero pidiendo la palabra bajo el olor pastoso de postguerra y en lo más vivo y cierto Ángel González, conversando en la noche de Madrid, ya sin amanecidas, con Jaime Gil de Biedma.  Y termino esta suma con ese equipo titular de afectos, íntimo y personal (Disculpen si  no lo comparto aquí. Queda conmigo) que deja en la amistad proporción y sentido.