lunes, 13 de agosto de 2012

SANTIAGO GÓMEZ VALVERDE. RASTROS DE LUZ.


Sobre la piel del agua
Santiago Gómez Valverde
Exlibris Ediciones, Madrid, 2012

  Fue en el crepúsculo de los años ochenta cuando el madrileño Santiago Gómez Valverde (Leganés, 1957) inicia escritura con una ópera prima celebratoria, Canciones de tarde. Aquella amanecida tuvo continuidad en las entregas La densidad del tiempo, Amarte, Sombras paralelas, Inevitable mente, Sed de vida, Ruidos y nueces, Sombra a sombra y Fuga de ideas. Son títulos escalonados en los que siempre está presente la memoria afectiva, la indagación sobre la temporalidad y una voluntad de estilo que, desde un lenguaje poético, busca imágenes sorprendentes para construir un protagonista verbal cercano y abierto al diálogo con el lector.
  El título de Sobre la piel del agua remite de inmediato al célebre epitafio escrito sobre la tumba de John Keats, en el cementerio protestante de Roma: “Aquí yace alguien cuyo nombre fue escrito en el agua”. El solemne dictum se inspira en un poema de Catulo y alude a la voluntad del sujeto de sobreponerse a la incertidumbre y buscar el sentido de sus actos en la razón y la serenidad.
   De esa sensibilidad participa “Noches sin fondo”, comienzo de Sobre la piel del agua que aglutina casi cincuenta composiciones breves. En ellas el sujeto lírico se define mediante una amplia introspección que descubre recuerdos y contradicciones, los viajes interiores y el cansancio que dejan las preguntas que no tienen respuesta. No hay un único tema como eje organizativo sino que se van sumando los variados matices del devenir. Como si dejara ante los ojos del lector una selección de escenas, se reflejan las evocaciones en los espejos del pensamiento. Leemos en “Nieve”: “El hilo de la nada / su silencio desteje sobre las azoteas. / El corazón del frío / late migas ingrávidas / en las eternas sílabas de la palabra muerte. / Rezan mis labios plegarias de luz / en este cementerio inútil de palomas / dormidas en tus ojos. “
  El haiku, desde hace años, forma parte de la tradición occidental y son muy pocos los autores contemporáneos que no han empleado su esquema métrico. Toda la segunda parte, que podría muy bien haber formado un volumen autónomo, se acoge  a un epígrafe de Borges, “El contador de sílabas” y hace de las diecisiete sílabas y los tres versos un canon formal. La colección de haikus permite dilucidar la estética de este taller de autor con un variado muestrario de motivos. Encontramos haikus centrados en lo metaliterario y en la semántica de las palabras para captar la esencia del entorno y abundan también las instantáneas que alzan su leve vuelo en lo cotidiano, o los que reflejan perfiles de una emoción causada por el recuerdo de la amada o de la madre.
 Creador polifacético, Santiago Gómez Valverde ha recorrido otras galerías como el guión teatral, ha compuesto numerosas canciones para intérpretes de la música española y ha coordinado diferentes proyectos que aglutinan música y poesía. En Sobre la piel del agua  deja un nutrido catálogo poético de reflexiones. El ser es consecuencia de una raíz cuya savia acumula los signos de un paisaje interior hecho de estados emotivos que fusionan logros y carencias.  Como escribiera Sartre: existir es la simple condición de estar ahí. Pero la sensibilidad del poeta no permanece estática, resignada a la liturgia del vacío;  acumula sueños, intuye posibilidades, derrama sentimientos, llena el espacio y el tiempo con la sosegada melodía de las palabras.

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