La civilización del espectáculo
Mario Vargas Llosa
Alfaguara, Madrid, 2012
La incuestionable novelística del
peruano Mario Vargas Llosa (Arequipa,1936), Premio Nobel de Literatura 2010, se completa con una ensayística
sobresaliente que aglutina miradas sobre las señas de identidad del ahora. Son intereses diversos que
vuelven a estar presentes en La
civilización del espectáculo un volumen que integra media docena de
subtemas complementarios entre sí.
Entender la cultura del fin de
siglo requiere una mente abierta, que contemple la pluralidad de factores que
ha modificado la semántica tradicional de conceptos que apenas tienen puntos de
conexión con ideas preconcebidas del pasado. Algunas de estas mutaciones
merecen un amplio diálogo al que Mario Vargas Llosa suma sus opiniones. Por
ejemplo, sobre la cultura como conjunto de valores éticos y estéticos. Si a lo
largo de los siglos la cultura se transmitía en el núcleo familiar, se puede
deducir que el deterioro actual se deriva de los desajustes sufridos en el seno
del primer núcleo de socialización del individuo. Por otro lado, las
instituciones educativas eran vías complementarias para la trasmisión de
valores porque la cultura no es un inventario de conocimientos sino una forma
de vida.
Otro rasgo diferencial de nuestra
época es el deporte convertido en un fenómeno de masas y, por tanto,
aprovechable para la manipulación política e ideológica, la germinación del
fanatismo y el desahogo de una violencia irracional. El temperamento
intelectual se volatiza, oculto por los efectos especiales de la propaganda. El
discurso crítico se pierde y la impunidad da cauce libre a los intereses de los
poderosos.
Capítulo aparte merece la
libertad sexual como síntoma de nuestro tiempo. Escribe Vargas Llosa que “se ha
sacado el sexo de las alcobas para exhibirlo en la plaza pública”. Es cierto
que se han superado prejuicios, se han fomentado roles de igualdad y se ha
desechado la rigidez de muchos cánones morales; pero también es cierto que
muchos sentimientos se han transformado en fisiología en pro de una supuesta
autonomía sexual.
El escritor aborda sin complejos
la naturaleza dogmática e intransigente de algunas religiones que hacen de sus
creencias un soporte regulador de la vida social y un instrumento de poder
temporal que condiciona leyes y derechos públicos. La sociedad democrática debe
asegurar la libertad de culto, sobre principios de tolerancia y pluralidad, y
recluir la religión en ámbitos privados.
La civilización del espectáculo, el nuevo libro de Mario Vargas
Llosa tras la concesión del Nobel, es una indagación crítica y pesimista, que
deja la sensación en el lector de que la arquitectura que alzamos ante el nuevo
milenio no tiene una cimentación firme y asoman grietas en sus muros. Es una
idea que flota en el ambiente y que cada conciencia la percibe con un
escepticismo crepuscular: formamos parte de un tiempo en crisis, que genera
incertidumbre y parece confrontado con la razón.
Algunos de estos ensayos breves se publicaron en la tercera de EL PAÍS, pero su vigencia se mantiene inalterable.
ResponderEliminarPues aunque parezca mentira, a este autor lo tengo atravesado...
ResponderEliminarSon muchos los que no admiten el itinerario ideológico de Mario Vargas Llosa, desde el compromiso con la izquierda hasta el liberalismo conservador. Pero no pensar como Vargas Llosa no invalida la pertinencia de sus argumentaciones. A mí me parece un autor imprescindible,
EliminarFeliz año, Chisme, y mis mejores deseos para los meses venideros.
Que conste que no me refería a la ideología del autor, eso me da bastante igual, solo a su escritura, estilo... hasta que rompa la barrera literaria y de la simple 'no lectura' pase a la 'devoralineas...'
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