Dedicatorias
Reordeno libros en las estanterías de la buhardilla. Siento esa emoción desvanecida del que respira en otro tiempo. Encuentro en mis libros dedicatorias a nombres concretos que ahora niegan la permanencia de los afectos. Cuesta pensar que en otra época cruzaron la linea fronteriza de la intimidad entre el yo y el otro para ajustarse a un cúmulo de viencias compartidas que ya se han disgregado. La imagen de esos días parece un espejismo; yo sigo teniendo claro a quién quiero y a quién no quiero.
Me ha dado cierto escalofrío, porque también he sentido eso. Lo malo es que cuando se niega por defección física total, ya sabes.
ResponderEliminarEl tiempo convierte en inevitable el distanciamiento. Nuestra propia vida en otro tiempo nos parece lejana, como protagonizada por un extraño; lo mismo sucede con libros, fotografías u objetos que constatan que nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
EliminarUn abrazo grande.
Somos desagradecidos por naturaleza. Creemos, a ciencia cierta, que somos el ombligo del mundo y, por lo tanto, todo debe girar a nuestro alrededor. Cuando vemos que otro circulo es más grande o más potente que el nuestro, simplemente nos retiramos lejos para que sus ondas no nos afecten. ya se sabe que el ignorante se empeña en enseñar y el sabio en aprender. ¡Pero qué pocos hay de estos últimos!
ResponderEliminarNo sé si es sólo una cuestión de agradecimiento o si las circunstancias van mudando la piel de los sentimientos, hasta dejarla envejecida y cuarteada.
EliminarUn abrazo fuerte, Paco, y disfruta de esa silla frente al mar.
La vida es un continuo fluir, José Luis. De paisajes y personas, de estados de ánimo, de afectos y desafecciones. Solo que el hecho de que se deje constancia en un libro lo hace más visible. Yo he pasado años escribiendo a amigos de etapas anteriores de mi vida que nunca me contestaban. Porque a la gente le da pereza escribir. He pasado años amando a personas que no me correspondían, porque querer es también un esfuerzo no apto para todos los corazones. Y he admirado a personas poco dignas de admiración. Pero de todo se aprende.
ResponderEliminarPor su parte, habré decepcionado, olvidado o desatendido a quienes me buscaban. Mientras siga girando, a esa rueda se incorporarán nuevos danzantes y se quedarán atrás los que perdieron comba, los que dejaron de sentir pasión por la misma música. Da tristeza contemplar esas dedicatorias, sí. Pero no más que las fotos antañas, que el espejo a determinadas horas, que el inventario de errores que llevamos como fardo a la espalda. Aunque hay personas a las que es un alivio haber perdido. A enemigo que huye...puentes de papel.
Tu respuesta es casi una conversación completa sobre la fragilidad de los afectos. Comparto todos tus enunciados con la certeza de que yo también habré decepcionado a mucha gente. Querida Pilar, esa erosión del tiempo también es un aviso para navegantes que nos hace construir el barco del próximo viaje con mejores materiales.
EliminarUn abrazo fuerte.