lunes, 11 de noviembre de 2013

PETER HANDKE. REGRESOS.

La noche del Morava
Peter Handke
traducción del alemán por Eustaquio Barjau
Alianza Editorial, Madrid, 2013

REGRESOS
 
   Siempre marcado como escritor incómodo por sus posicionamientos políticos sobre la Guerra de los Balcanes y su desviacionismo frente a los discursos oficialistas unidireccionales, el austriaco Peter Handke es un sitio de llegada en la literatura actual en lengua alemana. Nacido en 1942 en Griffen, un municipio ubicado en la región fronteriza de Corintia, y con raíces familiares eslovenas, Peter Handke impulsa desde el amanecer de su literatura todos los géneros: teatro, novela, ensayo y artículos periodísticos, poesía y traducción. Son facetas que en él aparecen con aire natural y complementario. Asimismo escribió guiones para el cineasta alemán Wim Wenders y ha dirigido dos películas, La mujer zurda y La ausencia.
  El cauce narrativo de La noche del Morava dispone un argumento con claras conexiones autobiográficas; mientras leemos cobra sentido la especulación de que el protagonista sea un álter ego de Peter Handke, construido con una sensibilidad similar y con lo imaginario como función de contrapunto. Un escritor alejado de la escena literaria y recluido en un barco anclado en la ribera del río Morava, un pequeño afluente del Danuvio, frente a la rústica localidad de Porodin, convoca de forma inesperada a conocidos con los que compartió algún tramo vital. Pretende reconstruir la historia personal con recuerdos propios y ajenos. Los lazos afectivos se han quebrado y ahora el escritor se presenta ante los otros como un desconocido que protagoniza y relata en fragmentos un largo viaje circular. Pero en la noche silenciosa del Morava, poco a poco, el tiempo compartido adquiere una luz nueva que aclarará la búsqueda continua de horizontes y la razón para huir, acaso por la persecución desvanecida de una presencia femenina que le ha impulsado a buscar un refugio alejado de todos.
   El  escritor comienza su viaje vivencial en los Balcanes, un territorio lleno de estragos colectivos en el que sobrevuela un sombrío sentimiento de culpa y la sensación de caminar a tientas. Pero el azaroso trayecto no busca sitios fijos sino estaciones de paso que se irán diluyendo cuando las abandona. Los alrededores de Numancia, en Soria y otros enclaves de la península ibérica también forman parte de un viaje de quien no se siente vinculado a una geografía concreta , ni siquiera a ese refugio aislado en Porodin, una especie de bahía de nadie. Así que el viaje circular carece de argumento, es casi materia de algún sueño en el que no están nombres de acompañantes, ni sus caracteres, ni las acciones que protagonizan. No hay puntos álgidos sino una información global y digresiva, único lenguaje adecuado al discurrir del pensamiento.
   También el tiempo literario del escritor es casi niebla: ya no escribe ni publica y el prestigo de sus libros se ha desintegrado. Ha perdido el habla para llegar hasta el lector, una carencia más que sumar al sentimiento de culpa.
   La narrativa de Peter Handke ha protagonizado una perceptible evolución. El afán vanguardista y experimental de las primeras obras ha ido mudando hacia una literatura más introspectiva e intimista, en la que a cada paso afloran trazos autobiográficos. En La noche del Morava percibimos los conflictos de identidad de un sujeto exiliado en sí mismo, y algunas gotas de poesía sobre el latido de un tiempo que ha destruido sueños colectivos y ha convertido  a los que se quedaron en supervivientes.  

 

 

 

2 comentarios:

  1. He visitado varias veces la literatura de Handke. Tengo muchas ganas a este libro. Más después de la reseña. ¡Un abrazo!

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    1. Es un libro excelente, de los que cabrea de veras porque se escapa el significado más profundo. Es un libro también que entremezcla la autobiografía y el derrotismo, dos constantes de Peter Handke. Para no perderse.
      Abrazos.

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