La noche del Morava Peter Handke traducción del alemán por Eustaquio Barjau Alianza Editorial, Madrid, 2013 |
REGRESOS
Siempre marcado como escritor
incómodo por sus posicionamientos políticos sobre la Guerra de los Balcanes y
su desviacionismo frente a los discursos oficialistas unidireccionales, el
austriaco Peter Handke es un sitio de llegada en la literatura actual en lengua
alemana. Nacido en 1942 en Griffen, un municipio ubicado en la región
fronteriza de Corintia, y con raíces familiares eslovenas, Peter Handke impulsa desde el amanecer
de su literatura todos los géneros: teatro, novela, ensayo y artículos
periodísticos, poesía y traducción. Son facetas que en él aparecen con aire
natural y complementario. Asimismo escribió guiones para el cineasta alemán Wim
Wenders y ha dirigido dos películas, La
mujer zurda y La ausencia.
El cauce narrativo de La noche del Morava dispone un argumento
con claras conexiones autobiográficas; mientras leemos cobra sentido la
especulación de que el protagonista sea un álter ego de Peter Handke,
construido con una sensibilidad similar y con lo imaginario como función de
contrapunto. Un escritor alejado de la escena literaria y recluido en un barco
anclado en la ribera del río Morava, un pequeño afluente del Danuvio, frente a la rústica localidad de Porodin,
convoca de forma inesperada a conocidos con los que compartió algún tramo
vital. Pretende reconstruir la historia personal con recuerdos propios y
ajenos. Los lazos afectivos se han quebrado y ahora el escritor se presenta
ante los otros como un desconocido que protagoniza y relata en fragmentos un largo viaje circular.
Pero en la noche silenciosa del Morava, poco a poco, el tiempo compartido
adquiere una luz nueva que aclarará la búsqueda continua de horizontes y la
razón para huir, acaso por la persecución desvanecida de una presencia femenina que le ha impulsado a buscar un
refugio alejado de todos.
El escritor comienza su viaje vivencial en los
Balcanes, un territorio lleno de estragos colectivos en el que sobrevuela un
sombrío sentimiento de culpa y la sensación de caminar a tientas. Pero el
azaroso trayecto no busca sitios fijos sino estaciones de paso que se irán
diluyendo cuando las abandona. Los alrededores de Numancia, en Soria y otros
enclaves de la península ibérica también forman parte de un viaje de quien no
se siente vinculado a una geografía concreta , ni siquiera a ese refugio
aislado en Porodin, una especie de bahía de nadie. Así que el viaje circular
carece de argumento, es casi materia de algún sueño en el que no están nombres
de acompañantes, ni sus caracteres, ni las acciones que protagonizan. No hay
puntos álgidos sino una información global y digresiva, único lenguaje adecuado
al discurrir del pensamiento.
También el tiempo literario del
escritor es casi niebla: ya no escribe ni publica y el prestigo de sus libros
se ha desintegrado. Ha perdido el habla para llegar hasta el lector, una
carencia más que sumar al sentimiento de culpa.
La narrativa de Peter Handke ha
protagonizado una perceptible evolución. El afán vanguardista y experimental de
las primeras obras ha ido mudando hacia una literatura más introspectiva e
intimista, en la que a cada paso afloran trazos autobiográficos. En La noche del Morava percibimos los
conflictos de identidad de un sujeto exiliado en sí mismo, y algunas gotas de poesía sobre el latido de un tiempo que ha destruido sueños colectivos y ha convertido a los que se quedaron en supervivientes.
He visitado varias veces la literatura de Handke. Tengo muchas ganas a este libro. Más después de la reseña. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarEs un libro excelente, de los que cabrea de veras porque se escapa el significado más profundo. Es un libro también que entremezcla la autobiografía y el derrotismo, dos constantes de Peter Handke. Para no perderse.
EliminarAbrazos.