La muerte oculta Javier Sánchez Menéndez Vitela Gestión Cultural, 2014 |
RINCONES
Lo suelo comentar con los amigos como curiosidad entomológica: la reedición de un libro de poesía contemporánea es una
anomalía porque el mercado se ha asentado en la
indigencia. Así que el hecho de encontrarme en los escaparates, por segunda vez,
con el poemario La muerte oculta,
cuya amanecida en la colección Arca del Ateneo de Córdoba se realizó en 1996,
es fuente de alegría y justificado motivo para emprender la lectura. Su autor,
Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) ha multiplicado su presencia
en el circuito literario, como editor de la Isla de Siltolá, escritor activo en
varios géneros, e impulsor de una obra en marcha con recientes entregas como la
antología Por complacer a mis superiores y
el volumen en prosa El libro de los
indolentes.
El poeta gaditano apenas ha modificado, salvo algunas variantes
formales, el poemario La muerte oculta,
que en esta edición incorpora prólogo de Antonio Colinas y epílogo de Tomás Rodríguez
Reyes. El liminar “Para revelar lo verdadero”, firmado por Antonio Colinas,
subraya como rasgos identitarios la
claridad, la simbología y la contenida emoción de una entrega que ha aguantado
con entereza el vendaval del tiempo. Coincido con las aseveraciones de Colinas
y coincido también con el propio poeta cuando define esta salida como un
contacto final entre la poesía y la vida.
La semántica de este breve poemario es nocturnal. La palabra del
hablante lírico elige rincones de sombra para reformular un discurso reflexivo
sobre la existencia; los versos tienen el son conclusivo del epitafio como si
persistiera en el aire la sensación de acabamiento y finitud. La conciencia del
sujeto dibuja en la retina el angosto cerco de una realidad senil y mustia que
induce al pesimismo. La materia se impone; aquel verso de Novalis realza su
certidumbre: “Buscamos por todas partes lo infinito, / y no encontramos sino
cosas”.
De ese estado de decepción se nutre el apagamiento de la voluntad de
ser; el andar resignado no es más que una estrategia de un sueño crepuscular,
de la tangible presencia del fracaso. Pero el tiempo prosigue su manso
itinerario y se abre la claridad; tras el alba se diluye esa sensación de
estiaje y cansancio de una memoria hecha rincones sumergidos para cobijar el
amor, la plenitud de la belleza, la senda recorrida hacia el otro o el
resplandor del tiempo.
El verbo reflexivo del arranque está hecho de introspección y
ensimismamiento, mientras que las composiciones del segundo apartado recurren a
referentes culturales. El monólogo dramático concede sugerentes identidades a
la voz poemática para recorrer con las palabras un tiempo de amor y sueños,
para alcanzar en la sección de cierre una identidad de sombra. Toda la sección
gira en torno a la noche, entendida como amor y discordia, como destino
conclusivo y fin de viaje, donde la oscuridad impone su silencio.
Clausura esta entrega de Javier Sánchez Menéndez el texto de Tomás
Rodríguez Reyes, un análisis que descifra la simbología del poemario y su
sentido de lo poético, siempre inadvertido y más allá de lo racional, ese viaje
circular que lleva desde la noche a la claridad, a esa muerte oculta que no
está hecha de finitud sino de disolución profunda e interna.
La muerte oculta, tras su
salida en 1996, sumió al autor en un largo silencio literario. Hoy llega su voz
como si aquel silencio fuese una epifanía germinal, el retorno feliz de quien
regresa desde un territorio inexplorado, con palabras repletas de belleza y
poesía.
El martes, 21 de octubre, a las 19 horas en la Librería Alberti de Madrid (C/ Tutor, 57) el poeta leerá su libro LA MUERTE OCULTA. Yo me encargaré de la presentación y de animar la charla coloquio con los amigos que se acerquen al acto. Desde aquí, una vez más, un fuerte abrazo a Lola Larumbe por su hospitalaria acogida en la Librería Alberti.
ResponderEliminarVale, vale, si te pones así, habrá que ir.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Gracias, Amando, sé que el poeta merece la pena y que además la librería Alberti es un espacio siempre abierto a la reflexión y al diálogo. Además tenemos la oportunidad de charlar un rato. Así que será un placer volver a coincidir junto al libro.
Eliminarenhorabuena!
ResponderEliminarla poesía alimenta la sensibilidad
es necesario permitirnos insistir en su difusión para que los sentimientos se puedan sentir de otra forma a la que nos sucede al interior de nuestros fueros, es decir se puedan sentir con la palabra
saludos
Así es Omar, un libro de poesía no es sino una conversación abierta al lector. La presentación ha estado muy bien y hemos contado con el respaldo de los amigos, así que vuelvo a casa con la sonrisa de mediodía. Abrazos.
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