domingo, 30 de octubre de 2016

PIEDRA CALIZA (EPITAFIOS)

En la pared del fondo

                               PIEDRA CALIZA
    
He soñado con la realidad. Con qué alivio me   he despertado.                                                                                            STANISLAW  J.  LEC

La muerte no  es nada,
cuando existimos ella no existe
y cuando aparece, nosotros desaparecemos.

                                                                          EPICURO
I

En su artesana construcción del silencio,
la muerte no reconoce
ninguna otra verdad.

II

Otra noche.
Sobre mí  prosigue su labor
la luna quieta.
Carezco de otra luz.

III

Queda mi nombre
y la serenidad de este paisaje
que no sabe quien fui.

IV

Agudizo mi vocación fantasma.
Miro sin comprender
y reclamo razones para estar en la nada.
No hay respuestas;
la pureza del aire
habita el desamparo.

V

Un manto de raíces y una brizna de sol,
pero las formas se han desvanecido
en el escaso jugo de una tierra estéril.
Estoy con otras sombras y nos une
la mansa convivencia,
el aire de familia
de los que nada piden al futuro.

VI

Vuelven los ecos y dibujan mapas,
un recorrido de memoria y sueño
que convierte al que fui
en terco pasajero accidental
de otra ruta
que ya no identifico.
El pasado se puebla
de restos arqueológicos.

VII

Ahora vivo debajo,
con vocación de sima.
A tientas me desplazo
sin que se marquen huellas
ni dejen una imagen
los lugares de paso.
Nada sucede aquí;
nada sucede.

VIII

Callé.
Después de todo,
cobijo la pereza.
En el silencio, nadie;
un estar sin contornos que tantea
 y vela con desgana
el transcurrir del tiempo.

IX

Camino dentro
de un dédalo de calles
tras un rastro invisible.
Prosigue la deriva;
es terca voluntad
que empuja hacia otra parte.

En un reloj sin tiempo,
ensordecido
busco un lugar
para empezar de nuevo.

X

Epitafios;
triste empeño para seguir hablando
cuando  ya consumí
mi turno de palabra.

              (De Ninguna parte, Sevilla, 2013)


            

10 comentarios:

  1. Dejando a un lado el yu-yu que me da leer o hablar de esto, he de decirte que son perfectos y reflejan esa triste realidad que a todos nos tiene que llegar.
    Personalmente me quedo con el último, me parece que va muy de acuerdo conmigo. Espero que tarde mucho tiempo en etrminar mi turno de palabra.
    Y tú que lo veas.
    Un beso

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    1. Hola Tracy, sabes que el escritor no puede vivir al margen de lo contingente, y me pareció oportuno dedicar esta entrada al recuerdo de los que no están. La serie completa se publicó en el libro "Ninguna parte", acaso mi libro más pesimista, porque refleja en muchos poemas el desgaste existencial. Un fuerte abrazo, pleno de optimismo, Tracy.

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  2. Para distender el asunto e introducir un toque de comicidad, recuerdo haber leído, en un recopilatorio de epitafios curiosos escritos sobre lápidas, dos que me han quedado grabados en la memoria:

    "Éstas son vacaciones, y no las de verano".

    Y

    "Por fin soy perfecto: ya nunca me equivoco".

    (Feliz días de santos y de difuntos... para todos los vivos y para todos los muertos -que diría James Joyce-.)

    SANDRA SUÁREZ

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    1. Creo que en muchos epitafios, hay un notable sentido del humor; los tuyos lo reflejan, y este tampoco está mal: "Perdonad, si no me levanto".

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  3. José Luis, son maravillosos. Un abrazo

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    1. Hola querida Isabel, me he acostumbrado a tus afectos y se ponen alas en los labios; así que feliz de tenerte cerquita en los poemas y en los afectos...

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  4. Un placer leerte José Luis, un placer...
    Feliz martes festivo!
    Sandra.

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    1. Hola Sandra, y enhorabuena por ese tiempo nuevo laboral que seguro dejará en tus manos muchos argumentos para la poesía. Abrazos.

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  5. Regreso a tu casa despacito, porque me siento en pecado, por estar todo este tiempo lejos. Qué placer recuperarte, José Luis. Adoro este libro... también. Gracias de antemano por tu perdón, que sé tendré. Un abrazo grande lleno de afecto y admiración.

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    1. No tengo habilidades para el perdón , maría, porque no veo ninguna culpa en tu entrañable amistad; ya sabes que durante años he compartido clases y escritura y sé que el tiempo personal es limitado, así que cuando no hay tiempo para leer todo lo que quisiéramos no hay pecado sino convicción de que otras lecturas llenan nuestros ojos. Un gran abrazo.

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