miércoles, 11 de abril de 2018

ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY. LE PETIT PRINCE

Le Petit Prince
Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944)
Reynal&Hitchock, Edition Gallimard
Paris, abril de 1943



EL PRINCIPITO
  
Para mis hijas, Irene y Ana,
que ocupan en las páginas de El Principito
el planeta de bolsillo donde estuvo mi cuerpo


   Pasé mi infancia y adolescencia sin la rosa de los vientos de El Principito. Un asunto trágico que, seguramente, sea causa directa de patologías y de mi incapacidad para distinguir sombreros y elefantes, onirismo y realidad; es sabido que lo esencial es invisible a los ojos. No fue curiosidad intelectual ni elección clandestina. En las aulas juveniles del vitalismo fue una lectura recomendada por el profesor de francés, quien además puso como contrafuerte Antígona, por si queríamos conocer el muro contrahecho de la tragedia, ese lugar donde no hay rosas ni girasoles porque es de noche.
  Aquel asunto de ordeno y mando, me acurrucó en el líquido amniótico de Antoine de Saint- Exupéry. Desde entonces, como un satisfecho inquilino vocacional,  me quedé a vivir en sus palabras y en la geografía visual de sus ilustraciones.
  No pienso salir al frescor desapacible de las calles sin libros. Alguien me ha susurrado que “los adultos son gente muy extraña”.

(De Cuentos diminutos)

11 comentarios:

  1. Los lectores y amigos descubrirán de inmediato el mínimo ejercicio de intertextualidad de la entrada. Hay dos frases de "El Principito" que aportan su belleza al apunte biográfico: "Lo esencial es invisible a los ojos", "Los adultos son gente muy extraña". Así que era necesario agradecer el patrimonio emotivo que ha sembrado en mi casa el libro de Antoine de Saint-Exupéry. Gracias.

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  2. "Pero las semillas son invisibles. Duermen en el secreto de la tierra hasta que a una de ellas se le ocurre despertarse."
    Le leeré y enseñaré las ilustraciones del Principito a mi querida Celia que seguramente querrá dibujar, ella la que me devuelve de vez en cuando a la infancia y me hace ver la importancia de las pequeñas cosas. Gracias José Luis

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    1. Gracias a ti y siempre un privilegio tu amistad, Pilar; me encanta hablar contigo y volver a los primeros años de mi trabajo en el aula. En la red hay muchas imágenes de El Principito para colorear, pero es obligatorio que vea los dibujos originales del libro y que leas en voz alta cada página (más por ti que por Celia) porque hay frases tan esenciales que ayudan a vivir... Un abrazo de nuevo.

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  3. NO ES PALABRA (Saiz de Marco)

    Esta mañana he vuelto al tiempo, clase de francés, trece años, en que Marie dice “vamos a leer Le Petit Prince”. Es un libro raro, con emociones conocidas que creía inexpresables. Cada día un par de páginas, pero ahora es imposible dejarlo. Necesito leerlo entero, llegar hasta el final.

    Busco con fruición las palabras que no sé. Sin embargo, en el diccionario no viene baobab. Pregunto a Marie y contesta “no es palabra francesa, es un árbol africano”.

    Fue a causa de los baobabs que el Principito vino a la Tierra. Necesitaba un cordero que comiera los brotes de baobabs, antes de que éstos crecieran e hicieran reventar su asteroide.

    Esta mañana hemos hecho la comprobación. Esos pequeños monos se avisan entre sí cuando ven un depredador: si quien ataca es un águila emiten un sonido para que sus congéneres se oculten en los arbustos; si quien viene es un felino vocalizan otro grito distinto para decirles que trepen a un árbol. Algunos zoólogos las llamamos protopalabras. Y esta mañana, desde nuestro puesto de observación, lo he oído. Al ver acercarse una leona, el mono ha movido sus labios y ha dicho claramente baobab.

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    1. Creo que tu aportación a la lectura de un libro para todos es estupenda, así que no queda sino dar las gracias; como ves, yo siempre guardo una cortesía aforística con el lector: brevedad, interés y originalidad. En ellos estamos.

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  4. Conociéndote un poco, no podía dudar de que asumieras su filosofía vital.
    ¡Qué sería de muchos de nosotros, sin ella!
    Cuando la incertidumbre me agobia, me sumerjo una y otra vez en su mundo, para buscar lo que no encuentro fuera… porque sí, “Los adultos son gente muy extraña”.
    Repaso parte de nuestra conversación de ayer y recojo apuntes que estuvieron muy dentro de este 75 aniversario maravilloso.
    Gracias, José Luis, un abrazo.

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    1. Esa conversación se repetirá muy pronto maría por las calles de Madrid que están llenas de vida y primavera. Hoy algunas vivencias maravillosas. rescato dos: una conversación con una chica de Honduras que me habla de la sombra diaria, otra con una profesora excelente de francés que fue clave en la educación de mis hijas y el homenaje de un medio lo cal, ESTE DE MADRID, que te envío por privado...Abrazos.

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  5. Me había dejado, el otro día cuando vi esta publicación, su lectura y mi comentario para esta tarde hoy tranquila en casa. Seguramente ya sabrás que El Principito es uno de los libros que más amo José Luis. Nunca entenderé por qué hay quien la clasifica como lectura infantil ( de hecho casi siempre tienen el libro en esta sección) cuando yo creo que sólo desde la edad adulta se puede apreciar realmente su valor. Para mí, el Principito es una colección de lecciones de vida. Perlas de enseñanza, un libro al que volver cada cierto tiempo porque no está mal que nos recuerden de vez en cuando las cosas verdaderamente importantes y que, además, suelen ser las que más se nos olvidan. Así que tu cuento me parece maravilloso.
    A modo de anécdota, decirte que como mis amigos saben de mi querencia por el Principito (no sólo ya como libro sino como personaje entrañable y amigo que de alguna forma, los que lo amamos lo llevamos con nosotros en el corazón) me han regalado a lo largo del tiempo varias cosas: lápices, figuritas, edición especial del libro, postales, una pluma...hasta un apoya libros hecho de madera y a mano por mi amigo el que me hizo la ilustración para la portada de mi manzana...ya te digo, es muy especial para mí José Luis.
    Uno de los pasajes que más me gustan y que suele ser menos conocido que el de la rosa y el zorro es el del mercader de píldoras para la sed. Me gusta mucho porque creo que refleja muy bien el tipo de vida que se lleva hoy en día sin tiempo para lo verdaderamente importante...
    Bueno pues un abrazo (una vez más) y me ha encantado este post.
    :)

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    1. Siempre tus aportaciones dejan esa estela que humaniza la escritura y se hace diálogo. Es un privilegio que nos hayamos conocido, sandra, y que tengamos tanta senda por caminar juntos. Un fuerte abrazo.

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    2. El sentimiento es mutuo José Luis.
      Un abrazo!

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    3. Soy consciente de esa situación, Sandra, y ese convencimiento es también una razón de escritura, como si el insomnio se hubiese instalado entre la tinta para no decepcionarte. Abrazos.

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