Lo demás es silencio Fotografía de Internet |
OFICIOS
DESAFECTOS
A
Luis Miguel Malo Macaya,
por su amistad y por hacer de su muro
una geografía poética tolerante y plural
Solo su opinión mantiene las constantes vitales; las opiniones ajenas son lápidas.
Censores correctores, enterradores de textos y
taxidermistas verbales nunca desisten; siguen al pie de la letra los férreos
manuales del no.
La poesía fue escrita
para la lectura, no para llenar los tiempos inocuos de oficios desafectos.
Ese regodeo estruendoso
de quien descubre una errata escondida en el último recodo, como si fuese un
fenómeno insólito que muda el universo.
Para bandearse por el
discurrir existencial, qué necesaria la disposición sin tregua del censor. Como
el inodoro de una casa.
Agobiante sensación de
soledad … Y la necesidad de estar cerca de alguien a quien insultar.
Utilidad contrastada.
La estridencia es el andamio doméstico más eficaz para aupar a los parásitos que se nutren de otros.
La pupila intolerante
mira desde lejos.
El corrector necesita el
magisterio de otro censor experimentado y popular, alguien que realce su sombra como si fuese un epitelio de tolerancia ecuánime.
(Contra la intemperie digital)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.