martes, 19 de octubre de 2021

JORGE LUIS BORGES. REGRESOS

Pensar, sentir, leer
El bibliotecario
Jorge Luis Borges


 

JORGE LUIS BORGES

La duda es uno de los nombres de la inteligencia
J. L. Borges

 
   Hoy los ordenados libros de Borges me miraron con el ceño fruncido. Hace meses que no los leo. Acepté de inmediato culpa y desidia, aunque argumentando que mi admiración por el escritor sobrevive con tenacidad y diseñé, en pocos minutos, un plan de relectura.
   Reconstruiré antes la personalidad del argentino con libros de Marcos Ricardo Barnatán, Alberto Manguel y con  la primera edición en castellano de Un ensayo autobiográfico, texto ilustrado con más de un centenar de fotografías.
   En algún cajón de mi escritorio, un cuaderno manuscrito relata una evocación detallada de mi pasión por Borges, expuesta en artículos, reseñas y poemas, y alimentada por la creencia de que no existe en su literatura una página que pueda considerarse un terreno vacío.  
   Me espera un largo viaje en el que me conviene recordar que “leer es una actividad posterior a escribir, más resignada, más civil, más intelectual”.

(Apuntes del diario)

4 comentarios:

  1. Leer no es una actividad posterior a escribir, ¡qué va!
    Yo creo que ha sido siempre al revés, excepto en el primer lector, que tuvo que escribir algo para que ÉL se convirtiera a su vez en LECTOR.

    El resto de mortales pasamos primero como lectores-oyentes-pasivos a LECTORES PROPIOS-ACTIVOS- Y LUEGO, TAL VEz, A LECTORES-CRITICOS y más adelante-como decía Dámaso Alonso, en lectores especialistas (o especializados).

    Abrazos

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    1. Plenamente de acuerdo con tu razonamiento y tu opinión, pero yo no voy a contradecir nunca a Borges, aunque camine con el paso cambiado; le debo tantas horas de felicidad lectora que cada palabra suya es respiración y abrazo, como tu amistad.

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  2. Yo sí le contradicería.

    Borges, no es mi TOTUM, prefiero a Sábato.

    ¡ay!

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    1. cada identidad tiene sus rincones de paso, sus altares literarios, su devoción particular; aquí no se trata de convencer a nadie sino de ser coherente con las impresiones lectoras que dejan en el tiempo. Son dos excelentes autores. Un fuerte abrazo Ana María.

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