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lunes, 24 de febrero de 2025

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges
(Buenos Aires-Ginebra)

EL BIÓGRAFO DE BORGES
 
 
   Labró durante una década, con monolítico afán, una biografía de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos, propició un divorcio, y consultó casi toda la incontinencia escrita sobre el argentino universal: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, tesis, reescrituras y panegíricos circunstanciales. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. En las librerías aquella novedad tuvo una presencia discreta y el cansancio aliviado de su autor nunca más hurgó en los esteros de las trabajosas páginas.
   Nadie percibió la única errata, una azarosa paradoja. Al completar el paréntesis vital confundió fechas. Anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Son señales de humo de un lapsus que hubiera entusiasmado al mismo Borges.



(Del libro "Fuera de guion, Lastura, 2024)






 

domingo, 22 de diciembre de 2024

EFI CUBERO. SOLO INCLASIFICABLE

Solo inclasificable
Efi Cubero
Ediciones de la Isla de Siltolá
Colección Poesía
Sevilla, 2021

 
ACORDES

   Fue Jorge Luis Borges, aquel argentino universal que concebía el paraíso como una biblioteca, quien popularizó, en uno de sus ensayos, una clave interpretativa de Walter Pater (1839-1894), profesor universitario, ensayista y crítico de arte. Con lúcida capacidad intuitiva, Pater consignaba que todas las artes aspiran a reunir los valores esenciales de la música, estrategia expresiva que podemos interiorizar y comprender por su intenso efecto emotivo y por la sonora materialidad, únicamente plegada a la forma. La cita, cuya traducción literal, si se me permite la reiteración, es “Todo arte aspira constantemente a llegar a la condición de la música” sirve de entrada a Solo inclasificable, poemario con el que Efi Cubero retorna a la palabra poética, tras su celebrado ensayo sobre arte Esencia (2019).
 La escritora de Granja de Torrehermosa entiende la poesía como singularidad y búsqueda; es ascua que alumbra itinerarios reflexivos y ahonda en la sensibilidad, marcando sendas interpretativas. Así ha ido dejando en las espaldas del tiempo un mapa creativo que dispersa las entregas Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004), La mirada en el limo (2005), Estados sucesivos (2008), Ultramar (2009); Condición del extraño (2013) y Punto de apoyo (2014). En resumidas cuentas, un caminar sin fracturas que ahora enriquece la intensa madurez de Solo inclasificable.
  Efi Cubero acentúa la cercanía de ambas estéticas, música y poesía, organizando los espacios interiores del libro con términos de la teoría musical. Los poemas se cobijan, tras una única composición prologal, en cinco apartados que mantienen una sostenida unidad armónica: “Acordes”, “Contrapunto”, “Allegro”, “Andante” y “Adagio”. De este modo, percibimos el hilo secreto de un único poema fragmentado que alienta variaciones exentas de artificio retórico sobre los escenarios de la palabra. Cada fragmento aglutina las mutaciones del espíritu; los estratos de lo vivido y de lo no vivido.
   El arranque “Solo” esboza un mensaje de intensidad y concisión emotiva. Postula una espera en vigilia: “Un solo se interpreta en el vacío / su ejecución te impedirá el reposo. / Aristas acusadas / en una dimensión extemporal, / abismo de absoluto / ascensión de fracaso. /    Solo inclasificable”. Las palabras despliegan un paisaje interior que desvela y muestra la piel abierta de lo paradójico; la plenitud intacta del vacío, resistiendo a la brújula analítica del pensamiento.
  Las sensaciones conforman una amplia superficie en la conciencia. Son “Acordes” que impulsan el discurrir existencial. Su percibir establece un orden de estímulos que es necesario expresar. Se crea una disposición a la palabra, un estar a la espera que busca instrumentos para dejar fuera emociones y respuestas, desde la soledad y la extrañeza del sujeto verbal. Los versos se hacen voz apelativa, traspasan la piel, crecen como semilla germinal para incidir en lo transcendido: “Lo que no aspira a nombre ni frontera / enlaza lo distinto para unirse en un todo. / El solo indivisible que solo el alma entiende”.
  Si la técnica del contrapunto pretende construir apacible armonía entre voces, el apartado homónimo de Solo inclasificable recorre incertidumbres que entrelazan evocaciones, imágenes y mínimos enunciados reflexivos. En las composiciones se hacen accesibles las notas de una contemplación ensimismada donde la luz. Ese afán continuo de claridad y transparencia, es refugio pautado que protege y salva, que concede sentido a la volátil sombra del tiempo.
  El tramo central del libro emplea el aserto “Allegro” para hilvanar poemas que exploran sendas argumentales, como la preocupación metaliteraria, presente en “Sílabas”, “Suma” y “Escritura”, y los sedimentos de la contingencia del entorno que es, siempre, un aula abierta a la lectura simbólica, como en los poemas “Vuelos”,“Limón”, ”Cal”, “Chimenea” o “Pentagrama” ; son espacios verbales que definen una manera de mirar el mundo, llena de iluminada lucidez y pleno acierto expresivo.
   Andante” comienza con el despojamiento de la brevedad aforística y el esquema versal del haiku: “La incertidumbre / es mirar más adentro / sin encontrarnos”. Ese tono se mantiene, argumentando una fragmentada meditación sobre el discurrir. El sujeto lírico hace de la soledad un camino propio, un tantear continuo en la profundidad, con una entrega ajena a otras inclinaciones. Lo que importa está dentro, lejos del discurso jerárquico y el caminar gregario de lo impuesto. El poema “Erosión” nos deja una maravillosa poética existencial: “Con limpios manantiales / se consigue la esencia. / Hay que obrar como el agua, / también por erosión, / sedimentando”. Resaltan también otras composiciones cuya atmósfera argumental recrea itinerarios cumplidos como “Desenfocado”, donde la trama urbana de Londres se convierte en arquetipo, abstracción y espacio simultáneo de convivencia entre pasado y presente.
   La quinta y última sección “Adagio” mantiene la misma fuerza expresiva, plena de evocación. La realidad diaria se muestra hecha de contraluces, siempre frágil por lo inesperado. Existir es sumar pasos inciertos y preservar dentro los mejores recuerdos. Aquellos que no se pueden compartir con nadie porque son caligrafía a solas de la felicidad, llama en la ausencia, rescate y senda de un regreso: ”Es lo confesional que inclina a la pureza / de un algo inextinguible que elige sus principios / esta noche de lluvia donde convoco al sol”. El rumor elegíaco impulsa composiciones de fuerte calado sentimental; la voz de quien no está se retiene con la convicción de una vivencia permanente en “Fotografías”, “Sol”, “Partida” o “Soledad”: “Hallar el corazón / del acontecimiento, / descorrer las cortinas, / reivindicar el hecho / de que sigues aquí. / Para eludir la muerte / atestiguar la vida”.   
  En el fluir lírico de Solo inclasificable asoma, viva y plena, la filiación reflexiva de la madurez. La voz se hace puente sólido entre fugacidad y permanencia, resiste la neblina diaria. Las palabras se deshojan en lecciones de vida y elegía. Construyen el escindido horizonte que busca desvelar la música callada del silencio, el intacto perfil de la belleza.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 



sábado, 24 de agosto de 2024

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges
(24 de agosto de 1899, Buenos Aires-14 de junio de 1986, Ginebra)

EL BIÓGRAFO DE BORGES
 
 
   Labró durante una década, con monolítico afán, una biografía de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos, propició un divorcio, y consultó casi toda la incontinencia escrita sobre el argentino universal: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, tesis, reescrituras y panegíricos circunstanciales. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. En las librerías aquella novedad tuvo una presencia discreta y el cansancio aliviado de su autor nunca más hurgó en los esteros de las trabajosas páginas.
   Nadie percibió la única errata, una azarosa paradoja. Al completar el paréntesis vital confundió fechas. Anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Son señales de humo de un lapsus que hubiera entusiasmado al mismo Borges.

(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)


 

sábado, 11 de noviembre de 2023

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges
24 de agosto de 1899, Buenos Aires- 14 de junio de 1986, Ginebra

 

EL BIÓGRAFO DE BORGES

 

   Durante años, con ánimo exhaustivo, labró una biografía minuciosa de Jorge Luis Borges. Clausuró salidas, se encerró en la buhardilla y ahuyentó compromisos y afectos para consultar todo: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas y panegíricos circunstanciales que glosaban la exitosa carrera literaria. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. Cansado, nunca más pensó en aquel libro. Sólo tenía una errata, una paradoja casual. Confundió fechas y anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus ligero que no hubiese disgustado al mismo Borges.


De Cuentos diminutos



viernes, 9 de diciembre de 2022

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Pausa matinal
Archivo personal del autor

 

El biógrafo de Borges

 

   Con monolítico afán, labró durante una década la biografía de Jorge Luis Borges. Encerrado en la buhardilla, ahuyentó compromisos, propició sin tardanza su divorcio, y consultó buena parte de la incontinencia escrita sobre el autor: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, tesis, reescrituras, indicios autobiográficos y panegíricos circunstanciales. Tras la enésima corrección de pruebas, editó la obra.
   En los estantes de las librerías de esta ciudad donde nadie lee, aquella novedad mantuvo una presencia discreta, Su autor comenzó de nuevo a frecuentar las páginas del maestro argentino, fue un lector feliz que no se jactó nunca de lo escrito y nunca más hurgó entre las trabajosas páginas de aquel libro.
   Nadie percibió la única errata. Una azarosa paradoja. Al cerrar el paréntesis vital confundió fechas. Anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus suburbial, ligero, en la periferia del libro de familia,  que hubiera entusiasmado al mismo Borges.

(De Cuentos diminutos)



miércoles, 10 de noviembre de 2021

EL BIÓGRAFO DE JORGE LUIS BORGES

Conversación
(Ginebra, 7 de noviembre, 2021

 

EL BIÓGRAFO DE BORGES
 
   Labró durante una década una biografía minuciosa de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos y afectos y consultó todo: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas y panegíricos circunstanciales que glosaban la exitosa carrera literaria del maestro argentino. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. Nunca más retornó a las páginas de aquel libro.
   Desconocía que solo contenía una errata, una paradoja casual. Confundió fechas y anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus que no hubiese disgustado al mismo Borges.

(De Cuentos diminutos)




martes, 19 de octubre de 2021

JORGE LUIS BORGES. REGRESOS

Pensar, sentir, leer
El bibliotecario
Jorge Luis Borges


 

JORGE LUIS BORGES

La duda es uno de los nombres de la inteligencia
J. L. Borges

 
   Hoy los ordenados libros de Borges me miraron con el ceño fruncido. Hace meses que no los leo. Acepté de inmediato culpa y desidia, aunque argumentando que mi admiración por el escritor sobrevive con tenacidad y diseñé, en pocos minutos, un plan de relectura.
   Reconstruiré antes la personalidad del argentino con libros de Marcos Ricardo Barnatán, Alberto Manguel y con  la primera edición en castellano de Un ensayo autobiográfico, texto ilustrado con más de un centenar de fotografías.
   En algún cajón de mi escritorio, un cuaderno manuscrito relata una evocación detallada de mi pasión por Borges, expuesta en artículos, reseñas y poemas, y alimentada por la creencia de que no existe en su literatura una página que pueda considerarse un terreno vacío.  
   Me espera un largo viaje en el que me conviene recordar que “leer es una actividad posterior a escribir, más resignada, más civil, más intelectual”.

(Apuntes del diario)

miércoles, 18 de marzo de 2020

EL BIÓGRAFO DE JORGE LUIS BORGES

Caricias
Jorge Luis Borges
Archivo
del
Ministerio de Cultura


EL BIÓGRAFO DE JORGE LUIS BORGES

  Con perenne dedicación y sosegada paciencia, labró durante una década una biografía minuciosa de Jorge Luis Borges. Muchos años se encerró en el estudio, ahuyentó compromisos, practicó la negligencia afectiva y dejó exhaustos sus ojos entre la crecida bibliografía. Tras la enésima corrección de pruebas, publicó la obra, la dejó en los estantes del mercado y nunca más pensó en aquel libro prometeico.
  El cumplido quehacer sólo tenía una errata. Confundió fechas y anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus ligero, paradójico, que no hubiese disgustado al mismo Borges.

(De Cuentos diminutos)



jueves, 12 de marzo de 2020

JORGE LUIS BORGES. REGRESOS

" Que otros se jacten de las páginas que han escrito..."
Jorge Luis Borges: el lector


JORGE LUIS BORGES. REGRESOS

   Hoy los ordenados libros de Borges me miraron con el ceño fruncido. Hace meses que no los leo. Acepté de inmediato culpa y desidia, aunque argumentando que mi admiración por el escritor sobrevive con tenacidad y diseñé, en pocos minutos, un plan de relectura.
   Reconstruiré antes la personalidad del argentino con libros de Marcos Ricardo Barnatán, Alberto Manguel y con  la primera edición en castellano de Un ensayo autobiográfico, texto ilustrado con más de un centenar de fotografías.
   En algún cajón de mi escritorio, un cuaderno manuscrito relata una evocación detallada de mi pasión por Borges, expuesta en artículos, reseñas y poemas, y alimentada por la creencia de que no existe en su literatura una página que pueda considerarse un terreno vacío.  
   Regreso a un territorio singular. Me espera un largo viaje en el que me conviene recordar que “leer es una actividad posterior a escribir, más resignada, más civil, más intelectual”.

(Apuntes del diario)





jueves, 16 de enero de 2020

REALIDAD CUÁNTICA


Entrelazados
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


REALIDAD CUÁNTICA 



  Las partículas del misterio nos hacen; de ahí el trazado de vías del ser fragmentario y la percepción parcial de cuanto nos rodea. También el relativismo de lo objetivo y la inmediatez de algunas conclusiones. El término realidad cuántica me gusta por su hospitalidad en el estar incierto y por su sonoridad grandilocuente que fascina a quien, como yo, nada sabe de Física.
  En él encuentran sitio aquellas categorías caóticas que tanto fascinaban a Jorge Luis Borges:

. Los encantados de conocerse sobre el pedestal y los desencantados.
. Los introspectivos, que pasan el día mirando por la ventana del yo.
. Los que hacen de sus opiniones una abdicación voluntaria de la inteligencia para ocupar cargos públicos.
. Los que pasean a mediodía con fantasmas taciturnos.
. Los que gesticulan con estricta moderación.
. Los que tienen la irritante tendencia de buscar la felicidad.
. Los perpetuamente instalados en la desazón.
. Los que trazan diagonales difusas
. Los que ningunean el aislamiento, como si fuera necesario transitar en rebaño, en manada, o en la hermandad siniestra de la secta.
. Los que practican la ejemplar cautela de no aceptar ideas de otros.
. Los que desde puertos sombríos buscan el cielo abierto que recubre altamar
. Los que creen que medir un metro y setenta y cuatro centímetros de altura es una singularidad física.
. Los que viven entre la conciencia y el delirio, como el dinosaurio de Monterroso.
. Los que usan gafas para mirar sombras.
. Los optimistas que aseguran que hay sitio para todos.
. Los que vivimos en esa edad en la que el cuerpo propio nos mira de reojo, como si no nos reconociera. 
  Los que ya somos una realidad cuántica


       

miércoles, 15 de enero de 2020

ALFONSO BREZMES. VICIOS OCULTOS

Vicios ocultos
Alfonso Brezmes
Editorial Leviatán
Colección  Poesía Mayor
Buenos Aires, Argentina, 2019



VIDA SECRETA


   Nacido en Madrid en 1966 y autor de las entregas La noche tatuada (2013), Don de lenguas (2015) y Ultramor (2017), que han propiciado versiones de sus poemas al inglés, rumano, portugués e italiano, como la compilación bilingüe Memoria e Desiderio, una antología a cargo de Mirta Amanda Barbonetti, aparecida en 2018, Alfonso Brezmes entiende el quehacer lírico como una zona de intersección con las sensaciones visuales. Así se percibe en sus collages, que tienen la condición de poemas mudos, palabras que se ven porque imitan la eficacia de una escalera de mano cuyos peldaños nos dejan en los cercanos laberintos de la imaginación.
 Creo, por tanto, que la pupila es una clave de uso para caminar, sin desconfianzas ni solemnidades, por los poemas de Alfonso Brezmes, por más que el madrileño sea un insistente lector de Jorge Luis Borges, Miguel d’Ors, Lewis Carroll y Luis Alberto de Cuenca, y solo de cuando en cuando pueda escapararse del cuarto de estar de la propia identidad para dar brisa fresca a su vida secreta.
  El título del quinto poemario Vicios ocultos usa la espontaneidad de lo coloquial y el humor de tinta del código civil para dejar sobre la mesa el tema nuclear, a saber “el acto de hacer algo reprobable desde el punto de vista moral”, que requiere de inmediato los primeros auxilios del confesionario o la eficacia limpiadora de la lejía y la bayeta multiusos. De este modo el sujeto comienza su mañana poética con una aseverativa disertación sobre el oficio de hacer versos: “Que otros escriban poesía; / yo abro la ventana / y huelo el mundo / con el hambre atrasada de un lobo / frente a un corral de ovejas tiernas”. Y plena disposición para un examen de conciencia, esa disposición generosa para abrir el corazón y que emprendan vuelo la incertidumbre, los sueños, las erosiones de lo diario y el humor, ese pájaro etéreo de leve plumaje que crea entre las ramas un paisaje de canto, aunque sea mudable y perecedero, la cita a ciegas entre dos cuerpos que acarician su piel en el cálido lecho del lenguaje.
   La poesía de Alfonso Brezmes confía en el cauce argumental de la experiencia vital para buscar sus meandros temáticos. Oficia una vigilia capaz de fijar una sensación temporal en el poema, como quien administra un legado de asuntos confidenciales. El origen de la poesía nunca está lejos del hombre que ama, sueña, lee o llena de fantasía una realidad que pisa en sus aceras las huellas ajadas de lo previsible. Los vicios ocultos del yo personaje requieren una ilustrativa confesión, que siga sin cansancio ni versos desfallecidos, los cinco pasos básicos para lograr el perdón: examen de conciencia, dolor de los pecados, decir todas las faltas al desprevenido transeúnte –hipócrita lector, mom semblable, mon frère-, cumplir la penitencia y propósito de enmienda. Tan fructífero proceso marca en Vicios ocultos el trayecto de vuelta a la poesía diáfana del hijo pródigo. Dicta el asiento en esa realidad verdadera que no puede verse y convierte la rutina en un concepto abstracto que no tiene cabida en el reloj. La vida exige menos versos y más poesía.    




lunes, 4 de febrero de 2019

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges
Fotografía:
WordPress.com


EL BIÓGRAFO DE BORGES

  Labró durante diez años una biografía minuciosa de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos, afectos frugales y consultó, enfebrecido, las obras completas, los ensayos monográficos y esos panegíricos circunstanciales de la exitosa carrera. Tras la enésima corrección de pruebas, la obra amaneció. Fue feliz y nunca más pensó en aquel norte biográfico que había acabado con su matrimonio.
   Aquel libro era un claro ejemplo de dedicación crítica. Solo tenía una errata, una paradoja casual. Confundió fechas; anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus ligero, inquietante, lesivo, que no hubiese disgustado al mismo Borges.

(De Cuentos diminutos)



lunes, 1 de octubre de 2018

ANTONIO PORCHIA. VOCES REUNIDAS

Antonio Porchia
(Conflenti, Cantazaro, 1885-Vicente López, Buenos Aires, 1968)



LA VOZ DE LO SECRETO

Voces reunidas
Antonio Porchia
Edición de Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo
Prólogo de Jorge Luis Borges
Epílogo de Roberto Juarroz
Universidad Nacional Autónoma de México
México, 1999

   El esqueleto verbal del aforismo –tan proclive a convertirse en osamenta invertebrada- es callado heredero de una tradición. Un fluir incesante que no rompe el silencio y  nunca deja solo. Ahí está la cordial compañía del italo-argentino Antonio Porchia, sus voces compiladas en 1999 por la Universidad nacional Autónoma de México, en la edición de Daniel González Dueñas y Alejandro Toledo. Toda la obra lapidaria se expande en un único volumen, precedida por un elogioso prólogo de Jorge Luis Borges, quien certifica una certeza: los mínimos esquejes reflexivos no son una estación de llegada sino un amanecer que abre ruta, el pensamiento activo “de un hombre solitario, lúcido y consciente del singular misterio de cada  instante". Borges escribe esas líneas en 1979 para la edición francesa de Fayard, integrada en la colección Documents Spirituels, con traducción de Roger Munier. Porchia ya no está; había muerto en 1968, pero la presencia intelectiva de Voces es el impacto de una vocación casi secreta con la que el maestro argentino se siente hermanado. Entre ambos no hubo amistad. No llegaron a conocerse personalmente, a pesar de algunos amigos comunes como el pintor Xul Solar. Pero el lector incansable que es Borges sabe reconocer la maestría esencial de Porchia, esa manera de dar voz al misterio.  
   La sólida presentación rastrea el periplo biográfico. Nacido en el pueblo calabrés de Conflenti en 1886, es el mayor de una numerosa familia. La muerte del padre provoca el traslado a Argentina, donde el joven debe asumir el papel paterno desempeñando quehaceres que sostienen la economía familiar. Poco a poco, se acrecienta su conciencia social y entra en pequeños círculos socialistas. Su escritura también se va fortaleciendo, dedicada de forma monotemática al decir breve. Sus fragmentos tienen un ritmo lento,  elaborado, casi memorístico, que se vuelca con extrema economía verbal. En el barrio La Boca, enclave habitual de la inmigración italiana, frecuenta algunas tertulias artísticas. Y serán sus amigos quienes lo animen a difundir sus esquejes reflexivos. El libro se edita en 1943 y la tirada de mil ejemplares pasó inadvertida por completo. El almacenamiento obliga a una distribución aleatoria solventada con la donación a bibliotecas populares, un asunto azaroso que concluye de la mejor manera posible. El crítico francés Roger Caillois, que pasa una temporada en Argentina y colabora con la revista Sur, recibe un ejemplar y su impacto es instantáneo. Se convertirá en el máximo valedor y es puerta franca para su traducción al francés. La posterior edición en Hachette, en 1966, consolida el valor literario y añade en 1974 Voces nuevas. Aquel  desconocido, de humildad ejemplar, con mínimos antecedentes literarios, se convierte en presencia de culto que suscita la admiración de escritores como Henry Miller, André Breton o Roberto Juarroz. Este último frecuentó la amistad de Porchia en sus últimos años y escribió el postfacio “Antonio Porchia o la profundidad recuperada”. El breve ensayo se publicó por primera vez en México en 1975, integrado en las páginas de la revista Plural como prólogo a un muestreo aforístico. Después se recuperó para la versión francesa ya citada de Roger Munier, la realizada por Fayard, y se ha utilizado con frecuencia como fuente informativa por su anecdotario y por sus coordenadas indagatorias. Al mismo tiempo aborda la textura interna del sujeto y los núcleos del pensamiento estético, siempre centrados en la profundidad de lo elemental. En esa confluencia entre el ser humano y la obra se define una soledad buscada que rompe límites entre el yo y los otros desde la contención y el despojamiento.
   El itinerario se cumple con Voces abandonadas,una recuperación textual de Laura Cerrato, cuya razón de ser comenta en el prefacio. Son aportes que se han ido perdiendo en el devenir creador, o han sufrido variantes y modificaciones. Dormidas en el olvido, fueron aflorando en la voz del mismo maestro o en apuntes individuales dispersos. Por tanto, recuperar las voces abandonadas no traiciona el rigor correctivo del escritor, sino que muestran las exploraciones para cimentar un lenguaje lacónico. En él cabe la repetición, la síntesis o el rectificado ortográfico más liviano; en suma, una incansable meditación sobre el lenguaje que preservan el gesto conmiserativo de quien desea que lo valioso no se desvanezca.   
   Las voces no nacen del libro, son chispazos interiores de un místico independiente. Es el pensamiento de un estar solitario que busca amparo en el propio interior. Y lo hace a través de un lenguaje confidencial, en ocasiones reiterativo, con sus características formales, lo que convierte al quehacer en un trabajo cerrado y sin herederos, según algunos críticos, algo que contradice claramente la obra de Roberto Juarroz, Alejandra Pizarnik, o Fabio Morábito. Su voz es una forma de escuchar lo profundo, lo casi inexistente.  
   Así describe ese algo más de Voces Roger Caillois, el primer fascinado por esta luz: “Esos pensamientos no son ideas, y escasamente son pensamientos; no revelan lógica ni psicología, sino más bien metafísica, y una metafísica donde hay que adivinar más bien que comprender, y al adivinar, elegir entre las formas de adivinación la que da mayor cabida a la simpatía, quiero decir al dejarse estar, al abandono de las distintas rigideces o tensiones o estados de alerta de cualquier clase, que por lo corriente son inseparables del esfuerzo intelectual”
   En el escueto magma reflexivo habita la libertad de pensar, ese contacto entre lo previsible y lo extraordinario que aprende las cosas desde lo elemental. Antonio Porchia, humilde y sabio, se despoja de sí mismo para habitar el vacío.





viernes, 1 de diciembre de 2017

ENCUENTRO EN EL PARQUE

Parque de María Luisa
(Sevilla, 2015)


ENCUENTRO EN EL PARQUE

Con Jorge Luis Borges

  Tuvo un cuerpo de talla media, con aderezos ocasionales de funcionamiento variable que se fueron deteriorando por el uso hasta el definitivo declive, tras el accidente mortal de hace seis años. Al ocupar un banco del parque, pese a la palidez desaliñada, lo reconocí de inmediato. Él también ensayó un gesto de perplejidad. Como yo, venía del pasado; sus facciones preservaban los rasgos familiares. Su mirada, clonó mi silencio.
  En el irreversible desorden del tiempo, no merece la pena ningún cambio. 

(De Cuentos diminutos)


sábado, 25 de noviembre de 2017

JORGE LUIS BORGES. LECTURAS

Jorge Luis Borges
(biblioteca Nacional de Buenos Aires)

JORGE LUIS BORGES

   Hoy, al volver a casa, tras unos días en la sierra de Gredos,  los ordenados libros de Borges me miraron con el ceño fruncido. Hace meses que no los leo. Acepté de inmediato culpa y desidia, aunque argumentando que mi admiración por el escritor sobrevive con tenacidad y diseñé, en pocos minutos, un plan de relectura.
   Reconstruiré antes la personalidad del argentino con libros de Marcos Ricardo Barnatán, Alberto Manguel y con  la primera edición en castellano de Un ensayo autobiográfico, texto ilustrado con más de un centenar de fotografías.
   En algún cajón de mi escritorio, un cuaderno manuscrito relata una evocación detallada de mi pasión por Borges, expuesta en artículos, reseñas y poemas, y alimentada por la creencia de que no existe en su literatura una página que pueda considerarse un terreno vacío.
   Me espera un largo viaje en el que me conviene recordar que releer es una actividad anterior a la escritura, un regreso a la felicidad  más civil y comunitario, más intelectual. 


lunes, 28 de agosto de 2017

EL BIÓGRAFO DE JORGE LUIS BORGES

Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 1899- Ginebra, 1986)


EL BIÓGRAFO DE BORGES


  Durante una década, labró una biografía minuciosa de Jorge Luis Borges. Encerrado en los hechos cotidianos del escritor, ahuyentó compromisos y afectos. Consultó con obstinación ensayos, cuentos, poemarios, memorias y panegíricos circunstanciales que glosaban el devenir cansado del autor argentino. Tras la enésima corrección de pruebas, editó la obra y descansó.
  Nunca más regresó a las páginas de aquel libro. No supo que contenía una errata, una paradoja en cuerpo de letra. Confundió fechas; anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus azaroso que no hubiese disgustado al mismo Borges.

(De Cuentos diminutos)





sábado, 8 de abril de 2017

EL BIÓGRAFO DE JORGE LUIS BORGES

Jorge Luis Borges

EL BIÓGRAFO DE BORGES


   Labró durante diez años una minuciosa biografía de Jorge Luis Borges. Mientras alentó el proceso, se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos y afectos. Día a día, consultó ensayos, cuentos, ediciones conmemorativas, reseñas y panegíricos circunstanciales que glosaban el periplo exitoso. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra y descansó.
  Nunca más refugió su tiempo bajo el techo de tinta de aquel libro. Ignoró siempre que contenía una errata paradójica. Trastocó fechas; anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus que no hubiese disgustado al mismo Borges.

                                                     (De Cuentos diminutos)


jueves, 5 de enero de 2017

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Jorge Luis Borges

EL BIÓGRAFO DE BORGES 


   Con monolítico afán, labró durante una década una biografía de Jorge Luis Borges. Se encerró en la buhardilla, ahuyentó compromisos, propició un divorcio, y consultó la incontinencia escrita sobre el autor: ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, tesis, reescrituras y panegíricos circunstanciales. Tras la enésima corrección de pruebas, se editó la obra. En las librerías aquella novedad tuvo una presencia discreta y su autor nunca más hurgó entre las trabajosas páginas de aquel libro. Nadie percibió la única errata, una azarosa paradoja. En el paréntesis vital confundió fechas. Anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus ligero que hubiera entusiasmado al mismo Borges.


(De Cuentos diminutos)

martes, 8 de noviembre de 2016

CARMEN CANET. MALABARISMOS

Malabarismos
Carmen Canet
Valparaíso Ediciones
Granada, 2016

JUEGOS DE MAGIA

  Se insiste con frecuencia en el hecho; el aforismo es una faceta creadora que ha alcanzado en la última década un crecimiento modélico. El breve formato supera su indefinición semántica y añade pautas que incorporan núcleos argumentales heterogéneos. A los autores más conocidos, se añade un goteo continuo de amanecidas que engrandece la práctica de su escritura. Una de las nuevas presencias es Carmen Canet (Almería, 1955), Doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, crítica literaria de amplio recorrido y, en la actualidad, colaboradora habitual de Los diablos azules, el suplemento digital de Infolibre.
  Su primer trabajo, Malabarismos, abre ruta en la editorial granadina Valparaíso, hasta ahora centrada de forma monográfica en la poesía. Además, la escritora es una estudiosa del género y han sido frecuentes sus reflexiones teóricas en encuentros y ponencias universitarias, así que la amanecida era esperada con notable interés, como si formase parte activa de un núcleo que aglutina nombres propios como Juan Carlos Rodríguez, Ángeles Mora, Luis García Montero, Trinidad Gan  y el propio poeta y editor Javier Bozalongo.
  Desde el mismo título, la autora mantiene como clave de sus reflexiones una brevedad máxima, despojada de cualquier apéndice innecesario, confiando en que las breves frases sirvan para hacer equilibrios en la cuerda alzada de lo existencial. Lúcido e iluminador resulta el título, aglutinando juego lúdico y trabajo de entrenamiento para conseguir cuatro vértices de la escritura aforística: destreza, equilibrio, agilidad e ingenio. Son los apartados que organizan un volumen que en palabras de Luis García Montero: “comprende la semejanza que hay entre un autorretrato y una poética”; o lo que es lo mismo en el dibujo de una identidad que hace de la escritura una manera de mirar el acontecer diario.
  El apartado “Destreza”, sirve de apertura a esta travesía, donde cada aforismo es un toque cromático. El reflejo del yo ante el espacio blanco de su voluntad creadora encuentra de inmediato  una expresión escueta: “Aforista: malabarista de palabras”; toda experiencia de sentir tiene cabida en el lenguaje, un espacio creado para la posibilidad y el encuentro que busca en su latido la respiración acompasada de la realidad. Cada estímulo es una llamada de atención para que comience a funcionar el arte del matiz, esa sucesión de secuencias que va mudando los estratos del sujeto y que se empeña en descifrar los callados mensajes del silencio, siempre proclives a la paradoja: “Le gustaban los días nublados porque todo se veía más real”, la ironía, “El misterio de los hombres, en la parte alta, el de las mujeres en la baja. Siempre ha habido clases”, o la reflexión ante la conciencia: “Se desmaquilló la cara queriendo borrar también los restos de su última conversación”.
  Ya he comentado el sesgo aleatorio que toman los pasos del aforismo en las aceras del tiempo, pero hay lugares que afloran como sitios del sujeto verbal; es el caso del amor y de la amistad, actitudes básicas en la relación del yo y el otro. De esa lírica sentimental se nutre el segundo apartado de Malabarismos donde abunda ese deseo de transformar la realidad a través de los sentimientos. Sirve de pórtico una hermosa cita de Julio Cortázar: “ven a dormir conmigo. no haremos el amor, él nos hará” que se complementa con otra de Carlos Castilla del Pino que concede a la amistad y el amor parcelas vitales complementarias. Abocados a un tiempo convulso y a una búsqueda sin resultados evidentes del sentido vital, el apartado difunde un epitelio reflexivo que se mantiene en casi todas las anotaciones: “Los sentimientos conducen a las palabras. las palabras no conducen”, “La amistad es la ciencia de los hombres libres”, “Sé la persona que quisieras tener a tu lado”.
  El pensamiento es una obra en construcción, sus muros dejan sitio a los paisajes domésticos que pueblan nuestros sentidos, a esos horizontes cuyos cielos cobijan las ideas en vuelo; no son elementos abstractos y conceptuales sino pasos para entender lo diario que pasan a limpio emociones y secuencias, recuerdos que sugieren el regreso a otro tiempo y las estampas que se quedan a dormir en las esquinas del discurrir: “Una hija que duerme a su madre contándole historias”, “Me gusta la rima de cicatriz con olvido”, “Hasta el tiempo pierde su tiempo”, “Hay seres que ocupan demasiado espacio”
  La última sección hace al lenguaje protagonista, como si los aforismos agrupados en ella buscasen en su formulación una razón de vida; lo existencial se cobija en los estantes de la biblioteca, ese paraíso de Borges, que nunca envejece: “El aforismo viene bien a quien le cansa la lectura”, “Leer y escribir es materialismo histórico”, “El poder narrativo de las enciclopedias”, “Tuvo un accidente gramatical”.
  Los aforísmos tienen algo de relámpago; lo escribió en su día Ramón Eder –uno de los mejores aforistas contemporáneos- y lo formula, con nítida precisión, Carmen Canet que deja en sus breverías una casa encendida, un rumor, una brisa que hace más habitable la existencia.


miércoles, 4 de mayo de 2016

EL BIÓGRAFO DE BORGES

Bastón

EL BIÓGRAFO DE BORGES


  Labró durante una década una biografía minuciosa de Jorge Luis Borges. Se encerró en el silencio de la buhardilla, ahuyentó afectos y compromisos, y ascendió con paciencia hasta la cumbre de una cordillera erudita, hecha de ensayos, cuentos, poemarios, reseñas, artículos de prensa y panegíricos circunstanciales que glosaban la exitosa carrera literaria. Tras la enésima corrección de pruebas, la obra cumplió trámites de edición. Con cansancio feliz, el biógrafo nunca más pensó en aquel libro.
  Todo estaba en su sitio. Solo tenía una errata, una paradoja casual. Confundió fechas y anticipó la muerte en Ginebra ochenta y siete años antes del nacimiento en Buenos Aires. Un lapsus ligero que no hubiese disgustado al paciente bastón del mismo Borges.

(De Cuentos diminutos)