A pie de mar (Menorca, 2023) |
MARIA
PAZ G. SANTANA.
La biografía profesional de José Luis
Morante (El Bohodón, Ávila, 1956) integra casi cuatro décadas de dedicación a
la docencia y una prolija cosecha literaria que multiplica géneros y
publicaciones. Con el poeta abulense hablamos en su retiro de Oropesa del Mar,
en Castellón, donde continúa con los hábitos de siempre: lecturas, reseñas
críticas y creación personal, mientras completa sus compromisos literarios de
otoño.
¿El escritor vive de espaldas a lo diario?
Lo cotidiano es el gran escaparate que
surte la despensa creadora del escritor. Por tanto, congeniar con lo
contingente es una tarea ineludible, que no admite excusas. Quien habita el
taller literario no es un misterioso ectoplasma, es una presencia que está
dentro de lo real y lo doméstico constituye su medio natural, su casa.
¿Qué impulsa a escribir?
Se me disculpará esta enumeración caótica. Vivencias, lecturas, emociones, imágenes, audiciones musicales, obsesiones, carencias y estados de ánimo. Un semillero tan fértil que a diario se multiplica su onda expansiva.
¿Hay
cárceles de tinta?
Claro, la literatura también tiene sus callejones sin salida. Hay que saber escapar de la prepotencia intelectual, a la que nos tienen tan acostumbrados los erasmus del dogmatismo y los multipredicadores domésticos; y hay que buscar salidas de urgencia al plagio y al autoplagio, que es una forma extrema y lastimosa de la reiteración. La crecida digital ha multiplicado otras trampas como la manipulación ideológica, la desinformación laberíntica y la codificación de un pensamiento único, uniforme, aséptico, de digestión apresurada.
¿Qué queda por aprender, tras una trayectoria tan poblada?
Casi todo, no se debe renunciar jamás al aula abierta del aprendizaje; la realidad está llena de recovecos inexplorados y guarda dentro un paisaje transcendido que integra otros itinerarios insólitos. Así que el nomadismo es condición natural de quien escribe.
¿Indicios de nuevos proyectos?
El tiempo de otoño añade una nutrida página de novedades; hay algunas ediciones a punto de salir, en unos meses sale un nuevo libro de aforismos y conspiro para que una antología de microrrelatos vea pronto estación de llegada en una editorial madrileña. En fin, el sosiego de los termómetros otoñales será necesario para afrontar tantas tareas pendientes.
Gracias
por buscar un hueco a mis preguntas en este lugar que solo invita a mirar las
olas
El diálogo con el mar siempre es
compatible con las palabras. El tiempo vacacional cambia las localizaciones,
pero preserva los hábitos y yo, como afirmara G. K. Chesterton, “Nunca he
tomado en serio mis libros, pero tomo muy en serio mis opiniones”. Muchas
gracias por este diálogo playero.
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