domingo, 27 de agosto de 2023

JULIA BELLIDO. DESOBEDIENTE

Desobediente
Julia Bellido
Editorial Garum
Huelva, 2023


 

  ITINERARIOS DEL YO  

                        

   Con un recorrido poético que ya cumple trece años de escritura y aglutina las entregas La decisión de Penélope (2009), Mujer bajo la lluvia (2014); Las voces del mirlo (2018) y Hojas del Ginkgo (2020), Julia Bellido (Jerez de la Frontera, 1969) ha moldeado una propuesta poética de innegable calidad literaria que aglutina matices en torno a la identidad femenina y conecta intimismo, naturalidad expresiva y trayecto biográfico. En suma, una poética siempre asociada al paso frágil de lo cotidiano.
  El tema central de Desobediente, entrega organizada en cuatro tramos que llevan por título “Un animal independiente”, “Sin una habitación propia”, ”Canción triste de Ariadna” y “Cosmic consciousness” es un sondeo ontológica del yo y su gestación en el tiempo. Cada devenir existencial no es sino un cúmulo de vivencias que aportan una manera de percibir el entorno y sus relaciones con el hablante lírico. El apagamiento de cualquier idealización es la verificación melancólica de la tristeza y es, al mismo tiempo, un ejercicio supervivencia entre lo que se inicia y lo crepuscular. De esa condición no están exentos los objetos cercanos, ni siquiera en la infancia, etapa que, entre sus líneas formales, va mostrando fisuras que, antes o después, acaban siendo morada de la decepción y la melancolía.
  Todo el primer apartado, “Desobediente” incardina esta sensación de aprendizaje y de vaciamiento de cualquier utopía. Con “palabras de familia tibiamente gastadas” Julia Bellido da al transitar del yo y a su aprendizaje vivencial una formulación intimista. Comparte sin concesiones el fluir de la conciencia.
   La fuerza confidencial de quien comparte el soliloquio sentimental impregna los versos del poema homónimo: “Mis padres me prohibieron ser feliz”. El marco doméstico despliega una realidad significativa donde cada rincón deviene experiencia del náufrago que ha perdido la luz y el aire fresco; apenas puede impregnar de aire limpio pulmones y sentidos. Y así nace, como fuerza central, la voluntad del ser por huir hacia sí mismo y hacia sus propias convicciones, sin esperar manos tendidas de nadie y rompiendo ataduras y ritos: ” … Y la niña, tan pequeña y pálida, / -mi yo más inocente-, se aleja de sí misma / hasta desvanecerse”. Poco a poco el mapa de recuerdos fortalece otra identidad más segura y más fuerte, esa mujer que se dilata y expande en su conciencia para reclamar sitio sin prejuicios y sumisiones, dispuesta a vivir con fuerza la historia personal, a “ser desde dónde”, a dejar atrás culpables y a superar también el picotazo de la culpa cuando las evocaciones manipulan y transforman la historia personal.
  El título “Sin una habitación propia”, eco literario de Virginia Woolf, alienta una poética de la escritura y su apuesta por retener lo transitorio y su diversidad, aunque sea con una visión autónoma y fragmentaria. La palabra es posesión, un patrimonio único que va guiando lo contingente hacia la costa abierta del poema. Impulsa una meditación sobre el transcurso y hace habitable un espacio de continuo devenir: “El verbo es un camino / y el principio de todos los caminos”. En él las palabras encauzan o se contradicen, marcan los pasos de una historia en el filo de la realidad y el sueño, que muestra la desnudez de un sujeto que se mira a sí mismo con los ojos cansados de quien adivina su disolución en las palabras de un presente continuo.
   El mito clásico de Ariadna, la hija del rey Minos, enamorada de Teseo, nos dejó en el canon literario un personaje de luminosa belleza e ingenio fuerte. El referente cultural sirve a Julia Bellido como pulsión poética del tercer apartado “Canción triste de Ariadna” donde la soledad y el abandono se convierten en hilos argumentales. Estar solo supone moldear de nuevo el espacio afectivo y salir del repliegue sin heridas ni huellas. Desde esa toma de conciencia nace una indagación profunda, no exenta de melancolía, que exige aceptar las mutaciones de lo real y percibir un lugar propio al margen o a trasmano. La enfermedad y el dolor se hacen compañeros de viaje y se alojan en cuerpos cercanos que ponen el foco en la propia impotencia y en la necesidad de hallar refugio en una manera de estar que dictan las palabras, los libros y el recuerdo.
   El conjunto final “Cosmic consciousness” (Conciencia cósmica) alude a la superación de los límites del sujeto y la transcendencia del ser que despierta a otra forma de conocimiento y percepción. Pero el personaje verbal acepta plenamente sus limitaciones y huye de cualquier búsqueda de lo que no existe; sencillamente se apega al hecho de vivir, a la hermosa cercanía de lo minúsculo y su insignificante apariencia; es en ese entorno donde mejor se encuentra, donde percibe los trazos del perfil más ajustado. Las preguntas existenciales requieren sensatez, buscar las coordenadas naturales que ubican el origen y nos acercan a un paisaje cercano, a ras de tierra.
   Desobediente ahonda en la naturaleza temporal y meditativa del hablante lírico. Explora la forma primigenia de los sentimientos y sus pasos oscilantes, mientras la realidad dispersa instantáneas e interrogantes. Poesía cercana, confidencial, de epitelio transparente, escrita con una impecable cadencia musical. Poesía que convoca entre las sombras la luz en claro.


JOSÉ LUIS MORANTE



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