domingo, 17 de agosto de 2025

A PUNTO DE VER (TEORÍAS DEL HAIKU)

A punto de ver
José Luis Morante
Prólogo de Susana Benet
Polibea Editorial
Madrid, 2019


TEORÍAS DEL HAIKU
 
 
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
 
 
Quien siente una arbitraria mutilación del paisaje cuando cierra los ojos, no mira hacia dentro.
 
 
Leo a San Juan de la Cruz. Percibo en el volar del haiku las cinco condiciones del pájaro solitario: va a lo más alto, no sufre compañía, pone el pico al aire, no tiene determinado color y canta suavemente. 
 
 
La sobriedad del esquema verbal contrasta con su riqueza perceptiva y su capacidad creadora de geografías imaginarias.
 
 
El tacto de las palabras recuerda la presión indecisa que muestra la mano de un niño. Cuando sale a la calle camina entre agarrar y soltar.
 
 
Cada silencio es un potente generador de sentido.
 
(A punto de ver, Polibea Editorial, Madrid, 2019)




viernes, 15 de agosto de 2025

OLA DE CALOR

Lecturas de verano
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

INCONFORMISMOS
 
Un buen poema es una silla con respaldo, que deja el ánimo en posición correcta.
 
Solo; cansado de parecerme a mí.
 
Me operaron de cataratas y nunca volví a ver unicornios.
 
Aunque no esté, es uno de esos sueños que no se abandonan.
 
Entre los dos se hizo tarde muy pronto.
 
Los aforismos que prefiero transpiran un narrador que pisa el asfalto calado de lo real.
 
Somete su silencio a continuas revisiones.

(Aforismos con ola de calor)



 

jueves, 14 de agosto de 2025

RAFAEL GUILLÉN. RECUERDO Y HOMENAJE

Rafael Guillén
(Granada, 1933-2023)

 
HACIENDO OTOÑOS
 
  Haciendo otoños vamos. Nos florece
 el otoño en la misma primavera
 
                                              (RAFAEL GUILLÉN, de Pronuncio amor, 1957)
 
Emerge cada noche lo perdido  
en la espalda curvada de los días
y asienta la verdad de su presencia.
El recuerdo depura
la jornada feliz de quien desanda
y conecta sus pasos
al presente,
en un proceso lento, con fondo de raíz,
oculto y mío.
 
Otra vez lo disperso germina cavidades
y se ubica tangible en un lugar
salobre, desprendido,
con paredes de luz.
Sus contornos protegen
con un nuevo verdor que empuja y crecen
juncales de esperanza;
los indicios,
de un florecer de otoño,
donde la primavera se bifurca.
 
El temblor del olvido
retrocede indeciso
y tantea en el margen
un drenaje sombrío,
cuando, dócil, la calma
amarra la retina con escorzos.
 
Simultáneas imágenes retornan
y suman planos vivos al transcurso.
Arde conmigo todo lo perdido;
reclama su fulgor rescoldo propio
y esplende el extravío contra el cielo.
Entre los dedos quema un hilo frágil
tensando la certeza inapelable
de que todo, por fin, cabe en su sitio.
 
                        José Luis Morante
                               


 
 
 

miércoles, 13 de agosto de 2025

INCENDIOS

Naturaleza muerta

 

EN LLAMAS

O bien dijo un sollozo 
o algo semejante,
 que repitió y creció, y dejó su pecho
estremecido -así la rama
abandonada por un pájaro.

ÁNGEL GONZÁLEZ
 
 
. Frustración ante la ignorancia e irracionalidad de quienes cada verano provocan los incendios que convierten nuestras provincias en territorio estéril. 
 
. El sofista Protágoras, uno de los inspiradores de la pedagogía, pensaba que el problema fundamental del ser es la educación. Tiene razón: nadie civilizado quemaría un bosque.
 
.Todos los años idénticos titulares en los medios de comunicación: miles de hectáreas calcinadas y un espacio desértico, sin rastros de vida. Todos los años también la misma impunidad e idéntica impotencia.
 
. Pesimismo antropológico: las buenas intenciones sobre la prevención de incendios se olvidan en invierno.
 
. Sin medidas concretas en la vida comunitaria – reforestación, educación medioambiental, limpiezas y podas programadas, aclimatación de nuevas especies, responsabilidad penal, económica y civil para los infractores…- estas mínimas reflexiones no son sino una queja insistente, mera palabrería.
 
. En la retina, la equilibrada serenidad formal del bosque antes del fuego. El verdor febril de la alegría que es ahora naturaleza muerta.

(Apuntes del diario)




 
 
 

martes, 12 de agosto de 2025

ARISTAS CON FILO (Páginas del diario)

Cristales
Fotografía
de
Istockphoto

 

ARISTAS CON FILO
 
   Los que viven el tiempo en un compás de espera, ante el plato colmado del conformismo, y los que viven. Prefiero el segundo menú, por más que mis hábitos padezcan el confinado sedentarismo de la lectura continua. Sí, definitivamente me gusta la intemperie, las aristas con filo, la mejilla colorista del frío. 
 
   Apuntes para un taller de aforismos en torno a la teórica del género: “Mantengo en el tiempo una conversación heterodoxa con el aforismo. Me gusta percibir su talante y su microfilosofía, esa impregnación de cualidades en el pensamiento, al adentrarse por los minifundios temáticos de la realidad, sin perder la memoria de sí mismo.
   Al aforismo no le asusta prodigar pasos en el extravío. Caminar es fluir, fecundar una densa corriente desde la contención y el equilibrio. Da voz a un hablante que argumenta con dicción introspectiva e intimista, como si encendiese un foco de expresión en el trazado de una senda emocional y autobiográfica.
   El aforismo es hondura y espejo, donde la razón de ser abre la puerta al ser de la razón; un paradójico retorno al logos, una apertura”.
 
   En algunos amigos, no exentos de claridad racional y espíritu crítico, detecto un pesimismo creciente, como si al final del día esperase el desguace. Un estado de ánimo similar a la deriva del 98, tras la crisis colonial, al pesimismo histórico del fracaso monárquico, al tenebrario de la dictadura, o el estallido económico de la construcción. Pesimismo perpetuo que pone luto en lo diario e impregna el aliento como la cebolla.
 
   No le gusta la poesía contemporánea, dice. Y escucho sin inmutarme la sandez, la carencia total de criterio, el lugar común; la poesía contemporánea es un mural repleto de diferencias, no una pared blanca de gotelet. Sus relieves son tantos que no merece perder dos minutos con la idiocia de quien no lee y posa los codos de su ignorancia en su autocontemplación.

(Apuntes del diario)



lunes, 11 de agosto de 2025

EFI CUBERO. RIZOMA

Rizoma
Efi Cubero
Introducción de Javier del Prado Biezma
Imagen de portada de Paco Mora
Editorial Mahalta, Colección de Poesía
Ciudad Real, 2023

 

EL TRABAJO GUSTOSO
 
   Efi Cubero reúne en Rizoma una amplia muestra de su trayectoria poética en la editorial Mahalta. Consigna un desvelado quehacer en el tiempo, pleno de pulsión emocional y estética. La poeta y ensayista organiza su mapa creativo en ámbitos temáticos, como si la materia verbal estuviera formada por estratos. Las capas sedimentarias alumbran indagaciones en las posibilidades del lenguaje; responden a claves existenciales, cuajadas de misterio, por las que el yo se encuentra a sí mismo. El interminable fervor de Efi Cubero ha impulsado un balance creativo formado por las entregas Fragmentos de exilio (1992), Altano (1995), Borrando márgenes (2004), La mirada en el limo (2005), Estados sucesivos (2008), Ultramar (2009); Condición del extraño (2013), Punto de apoyo (2014) y Solo inclasificable 2021). Un largo proceso que aglutina también las composiciones inéditas, no conocidas en libro todavía.
  Efi Cubero explora la travesía en su desarrollo cronológico para vivir la esencia de las cosas, esos temas centrales que conforman la compleja urdimbre de Rizoma. Los poemas se cobijan sin enunciar de qué libro proceden; conforman apartados que mantienen una sostenida unidad armónica: “Rizoma”, “Ver”, “Hora Prima”, “Travesía”, “Lugares habitados”, “Natura”, “Huellas”, “Creación” y “Amar”. De este modo, percibimos los muros de una casa de tiempo y de silencio, un ámbito trascendente empeñado en la persecución de la belleza. Efectos profundos y sutiles en la sensibilidad de un sujeto verbal con un fuerte sentido de autonomía estética.
   La introducción “Leyendo Rizoma, bajo el enigma del poema”, firmada por la palabra sabia del poeta, ensayista y profesor Javier del Prado Biezma yuxtapone sondeos interpretativos. Esboza un análisis de intensidad y concisión emotiva en el que se desvela esa red transversal de los matices. Insiste el proólogo en la semántica fuerte de “Rizoma” como “tallo subterráneo hinchado de jugo y de gérmenes de vida”; una proyección de la raíz hacia el mundo aéreo que mantiene su oculta esencialidad, su imprevisible dimensión extemporal. La palabra despliega un paisaje conceptual que desvela y muestra la piel abierta de la ontología, la plenitud intacta de lo oracular que se resiste a la brújula analítica del pensamiento y su empeño de exactitud filosófica. La introducción nada deja en barbecho. Recorre, con profunda mirada, cada una de las secciones para determinar sus rasgos distintivos, sabiendo que la estructura es lo que permanece, más allá de la contingencia y lo coyuntural.
   La nota de la escritora responde con didáctica concisión al origen del título y los criterios de selección de esta poesía de la extrañeza que aglutina como material magmático entorno natural, pensamiento filosófico, realidad transcendida, esencia y decurso vital. Todos son lugares del poema, estaciones de llegada de la conciencia, pulsaciones de incertidumbre de las que emerge una poética y una disposición a la palabra: “La incertidumbre / es mirar más adentro / sin encontrarnos”.
    Quien escribe, pone en vigilia su forma de percibir y ver; se crea una disposición a la palabra, un estar a la espera que busca “enlazar lo distinto para unirse en un todo”. Desde la soledad y la extrañeza, el sujeto verbal se hace voz, semilla germinal de una armonía íntima y sin contornos.
  Construir la escritura es dibujar un código de acceso al núcleo del silencio. Los poemas transcriben incertidumbres; se deslizan por una senda de evocaciones, imágenes y enunciados reflexivos. En las composiciones se hacen accesibles los afanes diarios de una perspectiva ecléctica, de una contemplación que se condensa, donde las certezas son un afán continuo de claridad y transparencia, es refugio pautado que protege y salva, que concede sentido a la volátil sombra del discurrir: “La mirada resuelve / la extrañeza de ser… / O el extravío”.
   En cada sección las composiciones exploran sendas argumentales en las que el devenir existencial se define como vértice central. Vivir es un caminar continuo que hace posible la revelación y el encuentro, la fugacidad de un tiempo en continuo deseo de huida. El incansable andar empuja a encuentros y ausencias, a percibir las marcas en el aire del azar que sostiene nuestros pasos. Junto al yo, el sueño de la naturaleza, la materia que aporta cercanía y conocimiento en la compleja urdimbre de su apariencia: “Por el delgado filo / de transparentes márgenes / busco cobijar los códigos brumosos / de la naturaleza que intento comprender.”
   En el variado contexto escritural de  Rizoma la preocupación metaliteraria está presente en “Sílabas”, “De paz”, o en algunos poemas del apartado “Creación” que definen una manera de mirar el mundo llena de lucidez, nunca abstracta o distante. La creación es un proceso, el justo equilibrio entre trabajo, acierto expresivo e inspiración: ”Alumbrar, pulsar en lo acertado / para sentir el alma allí donde se oculta. / Aquí donde la vida se revela, / desnuda, intraducible…”
   El apartado final hace del amor camino propio. Un tantear continuo en la profundidad de la entrega, en el deseo y en el espacio simultáneo del nosotros en la incansable travesía de las estaciones. Después de la partida queda el desvelo del recuerdo, la reivindicación de que, en la ausencia, también se permanece, con los pasos inciertos de la evocación. El rumor elegíaco impulsa composiciones de fuerte calado sentimental; la voz de quien no está se retiene con la convicción de una vivencia permanente en “Fotografías”, “Sol”, “Partida” o “Soledad”.   
    Por la identidad poética de Rizoma asoma, vivo y pleno, el movimiento incesante de la revelación. La voz que aspira a llegar a ser. La esencia dispuesta a resistir la neblina diaria. Las palabras se deshojan de lo transitorio para mostrar una sensibilidad de efectos profundos. Las composiciones contemplan un presente único, en el que se concentra vida y obra. Una caligrafía de luz, que busca desvelar la música callada de silencio, el intacto perfil de la belleza.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 


domingo, 10 de agosto de 2025

ARQUEOLOGÍA

Yacimiento vetón de Las Cogotas (Ávila)
Fotografía
de
Rubén Sánchez Santana

 

 

CASTRO
 
                       (Las Cogotas, Ávila)
 
El lugar es el mismo,
un aislado paraje
de pasto y manantial
en las estribaciones de la sierra.
Majada sedentaria
de cabreros,
pronto se hizo poblado.
Afanes colectivos
cavaron los cimientos
de granito tallado,
asumieron defensas y cultivos
y aportaron ofrendas
a dioses negligentes.
 
Pusieron humildad
las guerras y el asedio;
Señal premonitoria
de abandono
el árbol se hizo humo
y la lluvia sembró
el suelo comunal de jaramagos.
 
En las ruinas yacentes
la luz de la mañana trasfigura
el árido paisaje.
Minúsculos guijarros
 me muestran las aristas
y en su rumor escucho
la huella de otro tiempo:
la historia se repite.
Somos polvo; la primavera pasa.
 
                  (Del libro Ninguna parte, 2013)