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domingo, 17 de agosto de 2025

A PUNTO DE VER (TEORÍAS DEL HAIKU)

A punto de ver
José Luis Morante
Prólogo de Susana Benet
Polibea Editorial
Madrid, 2019


TEORÍAS DEL HAIKU
 
 
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
 
 
Quien siente una arbitraria mutilación del paisaje cuando cierra los ojos, no mira hacia dentro.
 
 
Leo a San Juan de la Cruz. Percibo en el volar del haiku las cinco condiciones del pájaro solitario: va a lo más alto, no sufre compañía, pone el pico al aire, no tiene determinado color y canta suavemente. 
 
 
La sobriedad del esquema verbal contrasta con su riqueza perceptiva y su capacidad creadora de geografías imaginarias.
 
 
El tacto de las palabras recuerda la presión indecisa que muestra la mano de un niño. Cuando sale a la calle camina entre agarrar y soltar.
 
 
Cada silencio es un potente generador de sentido.
 
(A punto de ver, Polibea Editorial, Madrid, 2019)




martes, 18 de marzo de 2025

TEORÍA PERSONAL DEL HAIKU

Encuentro en Madrid con 
JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS
Narrador, aforista y editor de las colecciones de Polibea
Madrid, 18 de marzo de 2025

 TEORÍA PERSONAL DEL HAIKU
DEL LIBRO
A PUNTO DE VER de JOSÉ LUIS MORANTE
(Polibea, 2018)

 

Garabatos en el muro

Mensajes torpes en la nieve

del alba

 

BUSON


 
 
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
 
 
Quien siente una arbitraria mutilación del paisaje cuando cierra los ojos, no mira hacia dentro.
 
 
Leo a San Juan de la Cruz. Percibo en el volar del haiku las cinco condiciones del pájaro solitario: va a lo más alto, no sufre compañía, pone el pico al aire, no tiene determinado color y canta suavemente. 
 
 
La humilde sobriedad del esquema verbal contrasta con su riqueza perceptiva y su capacidad para crear geografías imaginarias.
 
 
El tacto de las palabras recuerda la presión indecisa que muestra la mano de un niño cuando sale a la calle. Entre agarrar y soltar.
 
 
Cada silencio es un potente generador de sentido.
 
 
La percepción poética es una forma de conocimiento. En la lenta conquista del aprendizaje meditación, lectura, sosiego y piel.
 
 
No me parece agotado el concepto de poesía estacional; pero es una cualidad compatible con la adhesión del haiku a las causas del corazón.
 
 
Percibir el vacío como existencia cóncava y posibilidad de alojar dentro.
 
 
A veces la fuerza creadora no recuerda. Confunde identidades: poeta y artesano.
 
 
El texto expande experiencia estética. Aposa una contemplación transformada en vivencia interior.
 
 
Dar aliento al atajo, esa comunicación directa entre poema y receptor que cuida la empatía y el afán de compartir.

(Anotaciones de José Luis Morante)


jueves, 6 de febrero de 2025

Entrevista a JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS

Juan José Martín Ramos (Madrid, 1961)
Editor de Polibea, narrador y aforista

 

1 - ¿Cómo nace la editorial Polibea? ¿En qué proporción se han cumplido aquellas expectativas iniciales?

POLIBEA nació hace cuarenta años como una editorial dedicada a la información sobre discapacidad a través de publicaciones técnicas periódicas. Nació en un momento de gran concienciación sobre el colectivo de personas con discapacidad, sobre sus derechos, sobre su reivindicación de la diferencia que hoy, desgraciadamente, se ha diluido un poco en favor de otros colectivos más mediáticos. En ese contexto hace 15 años se decidió abrir una línea editorial literaria no comercial, que empezó con la colección de poesía “El levitador”, a la que siguió la de prosa, “La espada en el ágata”; la de traducción, “Orlando Versiones”; la de poesía latinoamericana, “Toda la noche se oyeron…”; la de libros descatalogados, “Fuera de lugar”; la de literatura breve, “Pasión de lo breve” y el Premio Javier Lostalé de Poesía Joven.  

2 -  Qué momentos de esta larga trayectoria del catálogo de Polibea recuerda con más satisfacción. ¿Cuáles, también, han abierto puertas al desánimo y la frustración?

El trabajo de cualquier pequeña editorial independiente hoy es un trabajo, como he leído en una publicación sobre este asunto, que se realiza “a pulmón”. Y, siguiendo con esa metáfora deportiva, que a mí me pareció muy acertada, en esta labor hay muchos momentos de apnea que llegan verdaderamente a la asfixia total. De otro lado, el hecho de que haya muchas editoriales independientes y, por otro, muchos autores, hace que cada libro irrumpa como una gota de agua en un océano, en el que termina diluyéndose. A pesar de todo ello, la labor editorial se realiza con cierto espíritu aventurero y de descubrimiento que te anima a seguir, como cuando te llegan determinadas joyas que te sientes orgulloso de haber contribuido a su conocimiento y divulgación… Aunque, como  decía antes, todo termine diluyéndose en el océano librero. Debo suponer que al lector que haya recibido esas joyas le habrá dejado una marca más indeleble… En  eso confío. 

3 - ¿En qué modo son compatibles los papeles de editor y escritor?

 Desde el punto de vista práctico y logístico son completamente compatibles. Desde otro punto de vista, tu visión de lo editorial termina contaminando tu escritura en la medida en que si ves que ciertas joyas que has editado han pasado sin  pena ni gloria, empiezas a pensar que lo que escribes correrá inevitablemente la misma suerte y el esfuerzo termina resultándote baldío. 

4.-La lectura de poesía sigue siendo minoritaria y el número de ventas es muy reducido. Cómo responde a estos efectos secundarios que alimentan estados de ánimo crepusculares. ¿El editor está abocado al diván del psiquiatra?

El editor, por supuesto, está abocado al diván del psiquiatra. Pero decía Scott Fitzgerald que “uno debe saber ver que las cosas son absolutamente imposibles y, sin embargo, estar dispuesto a intentarlas”. 

4 – Editar concede al lector un paisaje de totalidad. Cómo definiría el momento creador presente en las distintas estrategias expresivas: poesía, novela, ensayo, aforismos…

De estos géneros que mencionas, el de aforismos parece que está viviendo un momento dulce, a pesar de que, como en todo, la proliferación conlleve a la confusión, al abuso de la fórmula, a cierta adulteración del género. La poesía, la novela, el ensayo, y también el teatro, a los niveles en que se mueven las editoriales independientes, están atravesados por el impulso poético, literario, el amor a la palabra y el pensamiento, independientemente de que luego el resultado de cada obra sea mejor o peor, eso es otra cosa. Quiero decir que debo suponer que no es lo mismo escribir sabiendo que tu libro lo van a leer dos millones de lectores que apenas unos trescientos (que muchas veces ni a eso llegan). En ese sentido digo con verdadero convencimiento que la verdadera literatura se encuentra en las editoriales independientes y, al decir eso, pienso en la distinción que hacía Juan Goytisolo entre literatura y producto editorial. 

5.- Lectura, Maquetación, Publicación, Distribución, Presentaciones… constituyen las aceras cotidianas del trabajo editorial. ¿En cuál se siente más cómodo?

Sin duda alguna, en la lectura y maquetación, porque son trabajos solitarios. 

6.- Todo proyecto cultural exige un diálogo de colaboración y cercanía, un quehacer hombro con otros en el que resultan imprescindibles las tareas de unos cuantos nombres. ¿Quiénes están en su mesa de trabajo?

Efectivamente, uno no está verdaderamente solo en esta labor, y se realiza con el concurso de amigos, como en  mi caso, los directores de algunas colecciones de nuestro catálogo, como Verónica Aranda, José Tono Martínez, Aitor Francos y Manuel Neila, o el grupo de amigos escritores que forman parte del jurado del Premio Javier Lostalé, o los amigos escritores que forman parte del catálogo con algunos de los cuales se  pueden, y de hecho así ocurre, establecer dinámicas de colaboración, intercambio de ideas, diálogo… 

7.- El plan de trabajo es siempre un recorrido pactado. Qué novedades esperan al lector de Polibea?

Más allá de los nombres, que no querría citar porque la lista es larga y no querría dejar de nombrar a nadie o que alguien se me olvidara, lo importante es que en lo que tenemos por delante, como lo que hemos hecho en estos 15 años, hay poesía y pensamiento, que son los pilares de la creación literaria sea cual sea el género de que se trate, y esperemos que cada uno de los libros que publiquemos encuentre a su lector… aunque sea uno…

8 -  Parece que papel y red digital son el Yin y el Yang, cejijuntos espacios confrontados. ¿Hasta qué punto es deseable la colaboración entre ellos?

Hoy en día las redes son más necesarias que nunca como instrumento de divulgación de la edición independiente, toda vez que los suplementos literarios de los grandes diarios han abandonado la literatura y sólo se centran en el producto editorial. Pero tampoco nos engañemos, dado el nivel masificado de publicación, una reseña tampoco hace que el libro que publicas tenga el impacto que te gustaría que tuviera… Soy muy escéptico en este asunto, de ahí que con el tiempo yo haya elegido una dinámica editorial más “doméstica”.  

9 - ¿Favorece al momento histórico de la escritura actual la gran variedad de temáticas y la facilidad para publicar o para la práctica de la autoedición?

Aunque cada libro sea una gota en el océano, el conjunto de cada una de esas gotas crea o es el propio océano. Y ese océano es el resultado de una gran variedad de miradas, sensibilidades, propuestas, que conforman la literatura. Evidentemente, y por citar a Benjamin, estamos más que nunca en la época de la gran reproductibilidad técnica, de lo que se han beneficiado las editoriales independientes y el mercado de la autoedición, que le hace cierta competencia desleal a las verdaderas editoriales, en la medida en que las obras de autoedición no pasan muchas veces un escrutinio y se publican sencillamente porque el autor paga para que se publique. Está claro que la facilidad de la reproductibilidad técnica facilita la edición masiva y la escritura se ve, de alguna manera, condicionada por esa facilidad. Hay una “edición fácil” que inevitable y desgraciadamente genera una “escritura fácil”. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio… o no. 

10.- He vuelto e leer tus aforismos y tienen una evidente carga existencial, no exenta de ironía y escepticismo.  ¿Vivir  y escribir son la misma tarea?

Escribir es una de las muchas tareas que se pueden realizar en esta vida. No creo en el “destino literario”, como tampoco creo en la “llamada de la literatura” ni en que un escritor esté más tocado por los dioses por escribir que otro ser mortal por hacer otra cosa. Mis aforismos intentan, en ese sentido, ser una refutación del valor trascendente de las cosas y la vida, aunque sea en su manifestación pagana. Dice uno de ellos: “Nada es un  destino”. Y todo terminará cayendo en el olvido… aunque sea dentro de cinco mil millones de años cuando parece que el sol se apagará y aquí no quede nadie para dar testimonio de que un día hubo algo que llamábamos poesía. Qué le vamos a hacer…


JOSÉ LUIS MORANTE

(Madrid, febrero de 2025)


 

 

 

 

miércoles, 24 de enero de 2024

VERÓNICA ARANDA. LA ROSA CONTRA EL LINO

 La rosa contra el lino
Antología poética
Verónica Aranda
Selección y palabras liminares
de
Juan José Martín Ramos
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2023


 

DÉDALOS INTERIORES
 
 
 
   Casi cuatro años ha tardado en gestarse el recuento La rosa contra el lino que acoge una selección de poemas de los quince libros publicados hasta 2023, según comentaron Juan José Martín Ramos y Verónica Aranda, los responsables de la edición, en la presentación del libro en la biblioteca Elena Fortún de Madrid. Verónica Aranda (Madrid, 1982) protagoniza un periplo biográfico que adquiere fuerte reflejo en los dédalos interiores de su quehacer literario. Durante las etapas de niñez y juventud establece el domicilio familiar en Italia y en Bélgica. Allí cursó Bachillerato internacional en Bruselas. Tras obtener la Licenciatura de Filología Hispánica, realizó el doctorado en Nueva Delhi, becada por el gobierno indio. Durante algún tiempo compagina la interpretación de fados con la escritura. Ha preparado traducciones al castellano desde el portugués y el nepalí.
   La extensa obra integra los títulos Poeta en India (2005) Tatuaje (2005), Alfama, (2009) Postal de olvido (2010), Cortes de luz (2010), Senda de sauces. 99 haikus (2011) Café Hafa y Lluvias continuas. Ciento un haikus,  y el último libro hasta la fecha Humo de té (2021). Un trayecto repleto de premios y reconocimientos que ha llevado a su autora a formar parte de abundantes antologías nacionales, como Re-generación (Valparaíso, 2016), preparada por quien escribe esta reseña.
   La evocación y el mapa de la memoria son coordenadas singulares de un ideario que analiza con lucidez y cercanía el poeta, aforista y editor de Polibea Juan José Martín Ramos en el introito “La casa interior de Verónica Aranda: Tentación del lugar”. Según el estudioso la obra poética de Verónica Aranda es una forma de mirar, un modo de ser, habitar y transitar. No se trata, por tanto, de la poesía descriptiva del viajero de paso sino de la condición de ser testigo del matiz y del mudo sentido de lo transitorio, de esa continua disidencia que cancela el lugar para asumir su interioridad como una habitación propia. La epistemología del viaje que Juan José Martín Ramos encuentra en el ideario lírico de Verónica Aranda merece una proyección teórica de alcance. Las vivencias retornan trasmutadas en secuencias que dejan una fuerte vinculación entre la intimidad y el paisaje. Los escenarios del fluir temporal perduran entre las palabras; los versos plasman un tiempo cuyos efectos expanden retazos de rostros, distancias y emociones. Son los ecos de una conciencia en vela con el tono de voz de los regresos.
  Naturalmente, también es necesario resaltar el carácter simbólico del título; La rosa contra el lino no alude a ningún conflicto material en pos de la soberanía natural de la belleza Si la rosa es una flor de pétalos frágiles, cuajada de luz y aroma, el lino es un material duradero y resistente que conforma un tejido cálido y práctico para el cuerpo. El afán creador es también un largo trayecto que deambula entre la fugacidad de la rosa y la permanencia del lino, dos bocetos, más que contrapuestos, complementarios a la hora de dibujar el instante y para dar brillo a los elementos entrevistos en nuestras percepciones. Verónica Aranda ha desarrollado una escritura de sensibilidad despierta, introspectiva y atenta al detalle, como se coteja en sus poemas breves y en la levedad atemperada de sus haikus, siempre exentos de mimetismos, como textos que albergan intuiciones de una voz dispuesta a ser, sin buscar nada.
 El entorno dispersa destellos luminosos, sacude con sus hilos mudables a quien participa de su esencia y convierte al sujeto en pálido reflejo de lo externo. El poema enlaza pasos y vicisitudes; se hace espacio de belleza y meditación. Cobija la humilde capa de lo transitorio. Da voz a una sensibilidad que antepone el asombro a las cosas a las cosas en sí: “Yo domo las palabras / en este territorio de esplendor / que se abre a lo posible / y al lúdico avatar de algunos dioses / que juegan a los dados.”. En el angosto deambular del tránsito, el sueño siempre es un lugar ameno, un territorio por recorrer que tiene sus itinerarios sobre lo real.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 


 
 

miércoles, 25 de octubre de 2023

JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS. SI NO VEO MI ROSTRO.

Si no veo mi rostro
Juan José Martín Ramos
Prólogo de José Ángel Cilleruelo
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2023 

 

EN LA CALLE DEL TIEMPO

 

   El volumen Si no veo mi rostro añade al entorno literario de Juan José Martín Ramos (Madrid, 1961) los relieves de una nueva panorámica expresiva: el aforismo. Filólogo, profesor de talleres, editor y persistente gestor cultural, ha publicado el poemario Negar la luz (2007) y las ficciones La curiosidad del espía (2006), reconocida con el Premio Sur de Novela Corta, La noche calma mi ansiedad (2008) y Légamo del amor y de los libros (2016). Es impulsor y responsable de las seis colecciones que tiene Editorial Polibea: «El Levitador» -poesía-, «La espada en el ágata» –prosa-, «Orlando Versiones» –traducción– «Toda la noche se oyeron…» -voces nuevas de la poesía latinoamericana más reciente, «Pasión de lo breve» -haikus, aforismos y escritura fragmentaria «Fuera de lugar», un intento de buscar sitio a publicaciones heterodoxas y misceláneas.
  Si no veo mi rostro presenta un escogido muestrario de aforismos en un momento en el que las teselas verbales sentenciosas se han convertido en sólida plenitud expresiva. El prólogo de José Ángel Cilleruelo comienza con un emotivo recorrido biográfico y concluye con una lúcido análisis del minimalismo verbal de Juan José Martín Ramos, a juicio del prologuista, integrado y coherente con “esta poética de lo huidizo en la que se percibe “un claro sentido de lo gnómico” que apunta hacia el anonimato del yo y la despersonalización expuesta en el propio título.
    Poco a poco, como sucede en casi todos los libros de aforismos, los escuetos motivos van hilvanando un caótico perfil argumental, desde la actitud introspectiva del pensamiento. Las citas iniciales eligen una tradición plural y canónica de voces fuertes: Miguel de Cervantes, Francis Scott Fitzgerald, Josep Conrad y Francisco Brines. Puntos cardinales clásicos, como si fuera necesario refrendar que la propia literatura nace como raíz crecida bajo el suelo de un tronco centenario.
  El escritor elige una dicción directa, sin hojarasca, que integra las ideas con un deje de fatalismo aceptado: “La vida transcurre sin mí”; y que transforma en paradoja la nostalgia crepuscular de lo no vivido: “A mí me ha tocado ser yo”. El aforismo es una propuesta de reflexión y autoconocimiento, una forma de sentir, un estar afectivo que comparte recuerdos y melancolías y que hace de la rutina un aula abierta: “Bien mirado, entre las fechas de nacimiento y muerte de una persona, el pequeño guión que las separa es toda una vida”.
   El recorrido argumental muestra un trasfondo crítico con nuestro tiempo porque la convivencia diaria es siempre propicia a la decepción y al caminar sobre las arenas movedizas de certezas transitorias. El balance experiencial amalgama la intimidad del yo concreto y las huellas y reflejos de la voz colectiva: “La desesperación y la soledad y la conciencia del fin son las condiciones de lo verdaderamente humano. La salvación eterna: una mera añagaza de quienes no se atreven a saltar sin red”.   La escritura moldea el personaje verbal también desde la literatura. Las refutaciones a pensamientos de escritores célebres son frecuentes: Freud, Virginia Woolf, Joseph Conrad, Kafka… aportan reflexiones que sirven a Juan José Martín Ramos para la reformulación verbal, como si los espacios de la palabra necesitaran siempre componer muros nuevos, subrayados subjetivos y autobiográfico. La sobria reflexión sobre el perfil del hablante lo ratifica: “Condición de poeta: al papel no le interesa tu historia personal, solo la profundidad del surco de la escritura y algún giro inesperado del trazo”, “Depositamos en la escritura nuestra vana ilusión de supervivencia”, “Literatura, edificio de la palabra para el silencio”, “Nada es un destino”.
  En la aforística de Juan José Martín Ramos la materia física tiene una manifiesta connotación de fragilidad: “Vivimos como si fuéramos a acabar con un inútil fardo por cuerpo”, “No queremos un cuerpo, apreciamos su dibujo”, “De lo superfluo en el cuerpo: Sólo somos desgraciados de garganta hacia arriba”, “Al final nuestro cuerpo decide por nosotros”, “El que se queda quieto ya ha llegado”.
  Como escribe el autor “Ordenar los aforismos para un libro es querer ordenar el pensamiento. Imposible “. Las frases concisas van naciendo en los ángulos muertos de la vida cotidiana. Dejan la estela luminosa del chispazo, su potencia verbal y los significados abiertos en la conciencia, ese lugar apelativo donde se reflejan los trazos diluidos de alguien que no es: “Si no veo mi rostro, ¿cómo sé que soy yo?".
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 
 
 

 

miércoles, 5 de julio de 2023

SILVIA RAMOS. CENIZA Y LUZ

Ceniza y luz
Silvia Ramos
Prólogo de Miguel Ángel Yusta
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2023

 

RESTOS EN PIE


  Hay voces que llegan al espacio poético del presente con el paso sosegado de la madurez, cuando la escritura se impone con la contención y el buen sentido de lo necesario. Así sucede con la obra lírica de Silvia Ramos (Huelva, 1972) cuya carta de presentación Poemas de la Medianoche (Libros del Mississippi, 2018) es una amanecida en torno a la condición temporal del sujeto y a ese momento del día que enlaza la claridad del devenir temporal, pleno de realidad, con el umbral de lo nocturno que abre la puerta al sueño y a sus itinerarios oníricos.
  La psicoterapeuta onubense retorna a la poesía con Ceniza y luz (2023) en la excelente colección El Levitador, que coordina el escritor Juan José Martín Ramos. La introducción de Miguel Ángel Yusta recuerda que “la poesía de Silvia Ramos posee una gran fuerza interior en permanente profundización del conocimiento”. Quien abre sus manos al poema elige el epitelio de una sensibilidad lírica para acercarse a la intimidad y percibir la grieta del asombro que nos rodea, la capacidad del sujeto de renacer y convertir su estar diario en epifanía.
  Silvia Ramos abre la senda de Ceniza y luz con la meditación “Silencios”, que elige la prosa poética como estrategia expresiva. El enfoque crepuscular de la composición ubica al ser en un estado de incertidumbre y sombras, lleno de naturalezas muertas, como recuerdos gastados que se desprenden del silencio. Queda el deseo como vigilia que rompe la emplea la voz ensimismada de la introspección para expandir el misterio del cuerpo, esa desnudez que convierte la noche en un incendio.
   La fuerza expresiva del título “Ceniza” que aglutina los poemas del segundo apartado emplea como paratexto una cita de Pablo Neruda que hilvana como hilo argumental la muerte del mundo, convertido en misterioso almacén de cenizas. Los sentidos solo perciben la vastedad del vacío y la identidad del yo poético que se adapta a la textura del entorno; cuando el medio natural es el dolor hay que seguir, convertido en “piel anfibia” y en la silueta gris de algún sueño incumplido.
  La escritora ensaya variantes formales como el haiku encadenado del poema “Muerte”, cuyo cierre retorna al verso libre, o la expresión dubitativa de versos convertidos en reiteradas interrogaciones donde la experiencia personal de un ingreso hospitalario se convierte en motivo que constata la soledad y la ausencia, la experiencia concisa de la pérdida. La ceniza se hace concepto, condensa sensaciones, confunde tiempos, deja esas ascuas calientes de lo que fuera un día.
   La sección “Paisaje” aboga por la necesidad de quien comienza de nuevo con la desnudez precisa de la voluntad. Se acrecienta la poda del poema que advierte de una escritura esencial, mínima, que prefiere el empleo de escuetos recursos expresivos: “Háblale al acantilado del vértigo; / de los días que enmudecen como el paisaje / y van rasgando la voluntad de las noches”. Parecen mínimas las certezas que dan refugio a la identidad: “Siento nostalgia de mi ser / cuando se aleja y pretende olvidarme. / Lo observo levitar, caer lentamente / en un rincón invisible”
   En este caminar hacia dentro del hablante verbal, la paradoja se hace evidente: el tiempo discurre pero la existencia parece inmóvil, como si navegase en el vaivén de un azar invisible que puede cambiar el rumbo en cualquier momento.  Las emociones vagan y se extravían. Mientras el sujeto se pregunta así mismo dónde estará la próxima estación, cuál es el camino que conduce a la última meta: “Me he sentado en un banco a escribir un poema. / Temo llegar con vida a ninguna parte”.
   Silvia Ramos cierra su viaje por el poema con el apartado “Luz”. Igual que un útero paciente que da tiempo y voluntad a la germinación, la bruma emerge desde la densidad de la ceniza para constatar la ontología de ser, el nuevo cauce del recién nacido, un reguero para el manso fluir de las palabras: “Querer apresar la luz / es un fin platónico. / Aspiro a vivir envuelta en fotones, / sentir la plenitud sensorial / y retornar al principio, / cuando aún éramos libres”.  
   Ceniza y luz propone una nítida indagación en la que el sujeto verbal emplea la palabra poética como espacio de reflexión sobre la condición de ser.  Desde esos dos polos, ceniza y luz, que aparentemente proclaman un abismo insalvable, el derrumbe se hace muro para alzar de nuevo un refugio capaz de ensamblar esperanza en el yo fragmentado. Se busca el comienzo como un resplandor que muestra la hospitalidad de la esperanza,  un despertar en plena noche que  hace del sueño amanecida.



JOSÉ LUIS MORANTE







 

sábado, 15 de abril de 2023

ALERGIA

Paraísos a solas
Hervás, Cáceres, 2022

 

ALERGIA

 Para Juan José Martín Ramos

   La serpiente padece una alargada alergia a las manzanas, por lo que mantiene su guarida en un distante rincón del Paraíso, a conveniente lejanía de mordeduras en el árbol del bien y del mal. De cuando en cuando cruza ante sus ojos el desnudo resplandor de Eva
 Y el reptil aprovecha el encuentro para elogiar la buena cualidad de aperitivo con panes y peces que tienen las raíces, los pequeños roedores y algunos gusanos de las hendiduras. El perfil de la hermosa muchacha asiente, pero sus hábitos alimenticios se han emancipado y dan la espalda al consejo.
  La soberbia solitaria de dios aprieta los puños sin rendirse. No entiende el absentismo laboral de la serpiente y, acostumbrado a estar solo, tampoco soporta el sedentarismo remansado de Adán y Eva. Cada mediodía tiene un final idéntico; la expulsión suspendida nada enciende, es ahora una pavesa inmóvil.

(De Cuentos diminutos)



miércoles, 1 de diciembre de 2021

RICARDO VIRTANEN. LLAMA DE LUNA (Haikus 2015-2018)

Llama de luna
(Haikus 2015-2018)
Ricardo Virtanen
Prólogo de Susana Benet
Editorial Polibea, Colección Pasión de lo breve

Madrid, 2021


LOS PIES MOJADOS

   A despecho del negacionismo, que todavía considera la pulsión poética del haiku como un escaparate de literatura periférica, algunos autores mantienen un compromiso ético y estético con el trío versal y han reforzado su cultivo en el tiempo. Entienden el molde formal y su semántica con propuestas cognitivas de captación de lo verdadero. Hacen del haiku un camino que revela en su trayecto por el discurrir temporal el ser trascendido de la realidad y asumen la preocupación e interés por la contemplación, velando el individualismo y la indagación introspectiva que convierte al yo en un espacio antropológico. 
   Llama de luna (haikus 2015-2018) es la cuarta entrega dedicada al haiku de Ricardo Virtanen, Doctor en Filología Hispánica, Profesor de la Universidad Complutense de Madrid, poeta, ensayista de largo recorrido, narrador, aforista, antólogo y músico. Una sensibilidad que lleva inscrita en su voluntad de ser la diversidad, la aceptación de una escritura plural y tiene los pies mojados en una marea estética de conocimiento y búsqueda, articulada en géneros complementarios, desde una estética proteica. Un quehacer que exhibe una encrucijada de escrituras, siempre desde un designio poético expandido en vivencias e indagaciones.
   La apertura “una breve  llama que alumbra la existencia” está redactada por la poeta y artista plástica Susana Benet, personalidad creadora de sólida reputación en el cultivo del haiku, del que ha dejado entregas referenciales en el centro del mapa poético contemporáneo. La escritora opta por asociar el aporte textual del madrileño con la música y la armonía, con la búsqueda de un tono adecuado que fije en caracteres atractivos el pentagrama de la observación. Recuerda también el trayecto recorrido con las entregas La sed provocadora (2006), Sol de hogueras (2010) y Nieve sobre nieve (2017). El título, tan cercano en su paronimia al recuerdo musical de la sonata para piano de Ludwing van Beethoven o al romántico Claro de Luna becqueriano, en palabras del poeta recordadas por Benet: “alumbra lo necesario para que nuestra existencia merezca la pena”. Cierra el pórtico con un análisis pormenorizado de la estructura orgánica del material poético, que contiene tres tramos de contenido yuxtapuesto, sin giros ni quiebras expresivas.
  El primero “En la intemperie” sugiere despojamiento y desnudez, la percepción del entorno con un aura de amanecida: “Tiembla la luz / frente al color morado del crisantemo.”, “Niebla primera / del año y nada ocurre / tras la ventana”, “El bosque rojo. / Las llamas iluminan / un cielo inmenso”, “Tras la montaña / han nacido las sombras / del nuevo día”. El apartado aborda sin pausa sensaciones sensoriales que abren una cadencia reflexiva en el fluir sosegado del pensamiento. La conexión con el entorno recuerda un puente que cruzamos hacia la serenidad, que deja constancia de la mínima presencia de lo cotidiano, de esa intemperie que requiere refugio en la casa abierta de la percepción, sin acción escénica con ese asombro constante que nos hace vulnerables y desnudos, espectadores de la sombra y la luz.  El haiku es una búsqueda de lo intemporal, una estrategia que permite transcender lo real y conducirnos a otras dimensiones que amplían los espacios argumentales.
   En “Pura tibieza”, como reafirma Susana Benet, aflora el agua fresca de los sentimientos. La mirada se interioriza y promueve un retorno a la introspección: “Nada se mueve / bajo la noche oscura. / Solo unos ojos”. La luna se hace elemento esencial de la sugerencia simbólica: “No te distraiga / la imagen de la luna / mientras la besas”; “¿Sangra la luna / o son mis ojos que / aún la recuerdan”. Al mismo tiempo, se refuerza la contemplación del paisaje como suma de humildes teselas que se aposan en el interior de la mirada: “Nunca la nieve / cerca del corazón. Llama de nadie”. 
  La breve coda final “Llama de nadie” requiere una breve digresión por su discordante molde formal. En el arte poética del haiku, todavía es poco conocido el haiku de ritmo libre, que encontró alturas singulares en voces como la de Taneda Santoka (1882-1940) y que se apoya en una genealogía que integra a Masaoka Shiki y Ozaki Hosai. Este haiku proclama el valor de la sinceridad y surge de un impulso modernizador de la estrofa que alienta poéticas personales, aunque compartiendo la idea del poema como instantánea de lo cotidiano. Estas notas se perciben en el tercer tramo “Llama de nadie”. El haiku rompe su estructura canónica para apresar la idea, la sensación, la vivencia o el cauce interno de la decepción. Prevalece el empeño de fijar instantes y sensaciones: “Aquellas fuentes / dan de beber al aire”; “La luna alumbra / más allá de los sueños.”; “No sabe el grillo / que lo escucho en silencio”; “El sol en la retama. / Helado el corazón”.
  Llama de luna tiene en su apariencia el encanto de lo sencillo; pero sus páginas cobijan el pulso tensional de la belleza. Sus textos nos dejan la voz de Ricardo Virtanen, esa celebración existencial de quien se reconoce en las cosas y cristaliza su mínima presencia en el discurrir de su indagación existencial, con la sabia sintaxis de la palabra exacta, con el cálido temblor de la belleza.

JOSÉ LUIS MORANTE


 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

    

lunes, 27 de septiembre de 2021

ELOGIO DEL HAIKU

A solas
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

                                                             ELOGIO DEL HAIKU
 
  Debo mis primeras lecturas de haikus, esos tréboles verbales que unen humildad y transparencia, al siempre recordado poeta lucentino Manuel Lara Cantizani. Con él aprendí a caminar por esta forma poética de aparente sencillez y severa pauta métrica, cuyo origen se remonta hacia el siglo XVI, aunque es previsible que existieran precedentes en el cauce oral de la literatura japonesa. Con Fernando Rodríguez Izquierdo, el estudioso más perseverante, hice sondeos continuos entre la contingencia temporal de la estrofa y su evolución en las voces de Matsuo Bashoo, Yosa Busson y Kobayashi Issa. Otro poeta, Josep Maria Rodríguez me escribió una afectuosa misiva para pedirme algunos haikus de mi autoría para una antología de contemporáneos; no puede corresponder a su empeño por falta de material de calidad en aquel momento, pero su petición soliviantó el taller de escritura y, un par de años después, el editor Francisco Peralto en su imprenta malagueña, me dejó en las manos Nubes, una completa compilación de haikus. Aquel cuaderno de viaje al espacio poético nipón, fue pórtico para compilar en 2018 cien haikus en el libro A punto de ver que, con maravilloso afecto, el editor y ensayista Juan José Martín Ramos publicó en el catálogo de Polibea editorial. 
   El blog “Puentes de papel”, activo desde el treinta de diciembre de 2010, ha reanimado mi práctica del esquema versal, a la vez que ido acumulando lecturas clásicas y de contemporáneos, estudios ensayísticos y antologías, pues de todos es conocida la copiosa colección de haikus que han producido las últimas hornadas.
  Mi inclinación afectiva hacia esta forma lírica se cimenta en su brevedad. Asegura una intensidad gozosa, con la pupila abierta para cobijar argumentos, más allá de su supuesta condición de lírica estacional, por su carencia de artificio retórico y por la condición de chispazo inmediato.
   Así que es previsible que estas líneas que elogian la estrofa no sean más que un síntoma temprano de otro libro de haikus. Esperemos.

JOSÉ LUIS MORANTE


 
 

lunes, 23 de septiembre de 2019

MANUEL NEILA. RENDICIÓN DEL HÉROE

Rendición del héroe
Del poeta romántico al hombre imaginativo
Manuel Neila
Prólogo de
José Manuel Lucía Mejías
Editorial Polibea
Colección La espada en el ágata
Madrid, 2019


MIRADAS LITERARIAS

  
   El incansable entusiasmo de Editorial Polibea, que dirige el escritor Juan José Martín Ramos, impulsa la salida de Rendición del héroe, una selección de ensayos breves del poeta, crítico, aforista y antólogo Manuel Neila (Hervás, Cáceres, 1950). El volumen, subtitulado Del poeta romántico al hombre imaginativo, amanece con una mirada prologal del profesor y ensayista Juan Manuel Lucía Megías. La andadura crítica de “El hilo (invisible) del Romanticismo” devana el enlace umbilical con el movimiento romántico a finales del siglo XVIII y la vigencia de su trayectoria hasta la modernidad. Más allá del concepto empobrecido que limita el romanticismo al calado sentimental, el ideario deja claves de uso que exaltan la libertad singular del sujeto entre la multitud, el contacto del hombre con la naturaleza, la inmersión del soporte lingüístico en el coloquialismo confidencial y la fuerza expansiva de una concepción artística que sitúa al yo concreto como epicentro de la conciencia.
   Según el prologuista, Manuel Neila visualiza la sensibilidad romántica como un cabo estético que tiene su amanecida germinal en la obra de Coleridge y que se difunde, desde una mesurada diversidad, en los planteamientos de autores como Byron, Baudelaire, José Zorrilla, Nietzsche, Rubén Darío o John Reed. Así se fortalece un diálogo abierto con la tradición, cuya configuración se explora a a través de un despliegue de interrogantes, que sirve como pauta indagatoria: “¿Qué es lo específico de estas figuras históricas? ¿A qué deben su aparición dentro de las diferentes instituciones culturales de la civilización burguesa? ¿Cuál es su función en la estructura de nuestra sociedad técnica y científica?”. Desde esos ámbitos, el estudioso compone un pentagrama crítico que ha ido publicando en revistas y que ahora completa plano general con inmersiones en el aforismo, subgénero muy presente en el perfil estudioso y creador de Manuel Neila. 
    Por su entramado, la entrega puede considerarse continuación del volumen La levedad y la gracia (renacimiento, 2016) que aglutinaba también enfoques críticos parciales adelantados. La coherencia de ambos libros, al sumar visiones críticas distanciadas y autónomas, nace del argumentos central de una escritura donde se va gestando en el tiempo un legado continuo que se retroalimenta y expande con otros enfoques. Los trabajos de Rendición del héroe rastrean roles activos de personalidades creadoras, cuyo discurrir biográfico cuestiona el clima epocal para abrir sendas inexploradas a la sensibilidad subjetiva.
   Ya se ha comentado que corresponde a Samuel T. Coleridge, junto a Wordsworth, la primera andadura del movimiento romántico con su libro Lirical ballads (1798); en sus poemas se reivindica lo mágico en contraposición al gélido racionalismo ilustrado. Otro protagonista esencial en este intervalo de rebeldía y aspiración al ideal es Lord Byron, a quien se dedica el estudio “Peregrino de la libertad”. Se me permitirá aquí un breve inciso para destacar el quehacer del traductor y antólogo Pedro Pérez Prieto (Navaescurial, Ávila, 1953) que desde 2003 versiona al castellano a figuras esenciales de la lírica anglosajona, con incansable fidelidad y un innegable sentido estético, como certifica su traducción de la obra de Lord Byron.
   También el trabajo “Lord Byron y Emilio Castelar: vidas para leerlas” insiste en la fuerza creadora del romántico, los avatares biográficos y la consolidación de su magisterio en el núcleo del castellano, gracias, entre otros, a los aportes de Castelar, uno de los primeros estudiosos del poeta en nuestro idioma.
   Otras demarcaciones críticas se dedican al teatro romántico hispano y a la contribución esencial de José Zorilla, cuyo drama Don Juan Tenorio concedió plena vigencia al ideario en los escenarios teatrales al reactualizar la caracterización del mito clásico, exento de moralismo y con resaltables innovaciones formales. Completan el perímetro de intereses de esta primera parte incisiones meditativas sobre Charles Baudelaire, Nietzsche, Rubén Darío y John Reed.
   El apartado de cierre, bajo el epígrafe “Otras apreciaciones” integra artículos breves y reseñas que tienen en común el recorrido por itinerarios de cultivadores del aforismo. Inicia el sondeo Antonio Machado, cuya trayectoria poética convive con la expresividad lacónica del proverbio. En él rige un pensamiento escéptico nacido del descrédito de valores de la sociedad burguesa que, con frecuencia, recurre a los apócrifos para universalizar reflexiones subjetivas.
  La nómina de acercamiento integra dos hispanoamericanos, el mexicano Amado Nervo y el boliviano Fran Tamayo, dos cultivadores del minimalismo expresivo que aportan una tradición no derivada del pensamiento occidental europeo.
   El apartado se completa con Juan Ramón Jiménez, sin duda el aforista poético mejor dotado de nuestra literatura, como se constata en el fecundo espacio de Ideolojía, la edición más completa del legado aforístico que llevó a cabo el hispanista Antonio Sánchez Romeralo, cuyas pautas sirven de norte a ediciones posteriores. Coetáneo del poeta de Moguer es Eugenio d’Or, quien propició el cultivo de una estética moderna, cercana al fragmento en sus glosas, textos mínimos sobre la actualidad literaria, el pensamiento personal y los avatares de la convivencia Y añade una mirada a la parca obra aforística del humanista y polígrafo aragonés José Camón Aznar, cuyas intuiciones se recogen en el libro póstumo Los aforismos del solitario (1982). La galería ensayística muestra también exploraciones sobre algunos heterodoxos del canon literario actual como Cirlot, Cristóbal Serra, Carlos Edmundo de Ory  o Rafael Sánchez Ferlosio. 
   Aunque, como se ha comentado, el fondo aglutinador de esta segunda parte es el aforismo, el apartado mantiene una configuración abierta que añade moldes reflexivos diversos. En torno a Federico García Lorca se recuerda la prosa meditativa del poeta que aparece en su carta de presentación literaria, Impresiones y paisajes. Esta obra de amanecida es una emotiva compilación de recuerdos, personas y figuras nacida de la percepción descriptiva del viajero. Otros relevantes protagonistas resultan Octavio Paz, José Lezama Lima y oportuno resulta el recuerdo de un poeta del medio siglo, casi orillado en los análisis críticos de la generación del medio siglo: Carlos Sahagún.
   Ameno, sugestivo y clarificador, el conjunto ensayístico de Manuel Neila explora la peculiar evolución del romanticismo a través de una geografía coral de voces esenciales. Rendición del héroe visualiza en plano corto el periplo de una etiqueta estética cuyo magisterio sigue caminando hasta el tiempo digital. Una meritoria compilación que renueva la profesión de fe de Manuel Neila y su sensibilidad crítica en la poesía y en el aforismo; que hace del escritor un testigo privilegiado de nuestro tiempo.