Mostrando entradas con la etiqueta Paco Huelva. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Paco Huelva. Mostrar todas las entradas

martes, 20 de junio de 2023

UNA CONVERSACIÓN CON PACO HUELVA

Paco Huelva
Fotografía del escritor
de
María del Valle Coronado Vázquez


QUEHACERES COTIDIANOS

   Con frecuencia la vida literaria es un cuaderno gris, lleno de párrafos prescindibles y efímeros. Pero de cuando en cuando surge la gema, el tesoro imprevisto que amplía el horizonte y llena de asombro las palabras. Entonces todo cobra sentido: el cansancio, las horas de soledad, la incertidumbre política, el escepticismo como terapia… Hablo con  Paco Huelva (Almonte, Huelva, 1956) Graduado Social por la Universidad de Granada, militar profesional -durante catorce años-, librero, policía, responsable del servicio de emergencias de Huelva, narrador, columnista de prensa y gran conocedor, como crítico, del horizonte creativo contemporáneo.

   Con una biografía tan plural ¿qué umbral conduce a la práctica literaria?

   El umbral que hace de pretil necesario, de pasamanos imprescindible para llegar a la escritura, a mi entender, no puede ser otro que la adicción a la lectura. Es cierto que la formación reglada, según en qué materias, puede conducir a la especialización en algunas tareas determinadas y escribir sobre ellas. Pero, esa posición jamás proporcionará una visión holística del mundo; de lo que acontece cerca sin que nos demos cuenta. Y esto no es nuevo. Ya Platón lo dejó escrito en La caverna hace muchos siglos, quizá demasiados, para que desde la sociedad civil y desde las estructuras que nos gobiernan, no se incentive el hábito lector entre la ciudadanía para andar la vida viendo: comprendiendo.  

 ¿En qué faceta del estar entre libros se siente más cómodo: lector, crítico, escritor, testigo de la actualidad diaria?

 Sin duda alguna entre la primera y la última: como lector irredento y como testigo de los acontecimientos que nos avasallan, y a veces nos tiranizan como ciudadanos, buscando siempre un interés personal o corporativo que a estas alturas de mi vida no estoy dispuesto a aceptar. Aún me queda la palabra, lo único que tengo en realidad. De ahí que practique el columnismo de opinión, que, es una tarea farragosa porque a los poderes instituidos, sean quienes fueren, no les hace gracia alguna, y si no te señalan con el dedo te machacan a través de las redes sociales o te ningunean si pueden. Pero, esto también siempre fue así. En cuanto a las tareas de escritor y de crítico, es una consecuencia ineludible de toda persona que lee y lee mucho, como es mi caso. No es la primera vez que digo que me considero un lector que de vez en cuando escribe, aunque tenga publicados nueve libros.

 La crítica es una ventana privilegiada. Por un lado es material básico del propio quehacer creativo. Por otro, muestra el pulso continuo de la escritura actual. ¿Hay buenas vibraciones en el ahora?

Yo sí las tengo. Pero, debo afirmar al paso, que soy muy selectivo con lo que leo y no digamos ya sobre los textos que escojo para hacer de ellos un ejemplo de buen hacer literario, sean en el campo ensayístico, sociológico, filosófico, lírico, narrativo e incluso experimental. Hoy se publican demasiados libros, la mayoría de los cuales nada aportan. La literatura se ha convertido en un negocio, en una industria como otra cualquiera, en la que el único objetivo es la obtención de beneficios por parte de las grandes cadenas de edición y de distribución. De donde se deduce que, salvo excepciones, la buena literatura actual se encuentra en pequeñas editoriales que apuestan por la calidad de lo que se escribe, de lo que se cuenta.

  Redes sociales, autoediciones, libros colectivos de distinto pelaje… ¿No tienes la sensación de hartura y bulimia editorial?

  Las redes sociales han llegado a nuestras vidas y han revolucionado nuestra forma de mirar y de entender el mundo. No hay espacio para la reflexión ni para el sosiego, elementos tan necesarios, verdad. Al paso, nos hemos convertido individual y colectivamente, en la diana, en el blanco perfecto para todo tipo de mentiras colosales urdidas en las trastiendas del poder y en los consejos de dirección de las grandes corporaciones y multinacionales. No hay noticia que no tenga su réplica, de forma que, para encontrar la verdad, se requiere de un esfuerzo sumo que no todo el mundo está dispuesto a realizar. Vivimos en la epidermis. En la transitoriedad. En la vacuidad. En cuanto a las autoediciones y a los libros colectivos, son algunas de las consecuencias de la industrialización del sector de la edición, como dije. 

  Viendo el nivel ínfimo del debate político, uno sospecha que hay una carencia lectora de gran alcance en todo el territorio nacional. ¿Comparte esa sensación?

  Sin duda, José Luis. Conozco a pocas personas que lean de forma continua, por hábito o por necesidad, si lo desea. No reciben esa instrucción al formarse y si la tuvieron, se han dejado llevar por la ola creciente de desinformación que el desarrollo telemático y ahora la Inteligencia Artificial, hacen parecer como reales, aquello que sólo son maquinaciones interesadas. En cuanto a los políticos, excepto alguna rara excepción, estamos gobernados -sin entrar en partidismo alguno- por personas poco instruidas. Los detentadores del poder son sabios en maquiavelismo y, además, se cambian de chaqueta si es menester, tal y como preconizaba y ponía en práctica Joseph Fouché, del que el gran Stefan Zweig escribiera la famosa biografía titulada: Fouché, el genio tenebroso. Una desgracia. La economía se ha impuesto a la sabiduría, se ha convertido en el eje, en el centro del debate.

 ¿Piensas que las administraciones públicas hacen lo posible por arraigar el hábito de la lectura en la sociedad española o los continuos cambios de planes de estudio y la falta de visión a largo plazo dejan a la intemperie la formación humanista y el poso cultural?

   He de decir que estamos huérfanos. Que hemos sido abandonados a nuestra suerte en las materias que citas por parte de quienes debieran impulsarlas. No dispongo de datos fehacientes. Tampoco me he interesado por ello, la verdad. Pero, la juventud lee poco o nada, está subyugada, sometida por lo audiovisual y, algunas responsabilidades tendrán aquellos que están llamados a hacer una política que impregne al alumnado con una conciencia lectora, de aprendizaje, más allá de intereses mercantilistas o económicos. Como breves ejemplos, el aumento de plazas de Formación Profesional, es decir, la extrema especialización en detrimento de la filosofía, de la ética o del humanismo, como decía; de una cultura que impregne al ser humano con las bases del respeto a la otredad más allá del color de su piel, la lengua que hable, el género, la edad -el edadismo es un problema cada vez más evidente, al que poco o nada se le presta atención- o el lugar en que haya nacido. Hay mucho camino que recorrer. Mucho. Pero no parece, por desgracia, que vayamos a iniciarlo siquiera. 

  Que viene el lobo. Llega la inteligencia Artificial y hay un recelo catastrofista y apocalíptico. ¿No se trata de regular y aplicar correctamente el avance tecnológico? Hay campos como el cambio climático, la exploración médica de enfermedades, la eficacia productiva o la energía que serían esenciales para un futuro mejor…

  Para desgracia de la humanidad, hay mucho dinero en juego y es el que marca tanto la exploración clínica como la tecnológica. Por poner un ejemplo, no se investigan innumerables enfermedades porque a las farmacéuticas no les son rentables. Punto. La pandemia y la guerra en Europa, encima, ha dividido al mundo en dos bloques antagónicos que, aparte de constituir frentes comerciales rivales por la hegemonía en el orbe, han propiciado que hayamos dejado al lado la inminencia del cambio climático. Los negacionistas están ganando la batalla ideológica por ahora, aunque las evidencias sean tan claras como el aumento gradual de las temperaturas en tan corto espacio de tiempo. No tengo esperanza alguna de que los oligarcas de uno y otro lado en esta contienda cainita vayan a llegar a un acuerdo que salve al planeta de nuestras acciones. Bueno, al planeta, no, seamos rigurosos, a la especie humana, que es la que está en peligro y ha tomado la senda de la extinción, aunque parezca catastrófico todavía decir semejante cosa.

  No me gustaría cerrar esta conversación sin conocer un poco mejor tu taller literario: ¿Qué genero prefieres en tus lecturas y qué autores son los que más valoras?

  Desde luego me decanto por la narrativa en todas sus expresiones. No tengo alma de vate, aunque algunos amigos me reprochen que diga la tal cosa. Le tengo mucho respeto a la poesía y soy un lector recurrente de la misma, como sabe, porque lee mis críticas al respecto, pero, esa cuasi sacramental adoración a la lírica me hace ser muy cauto y me impide, además, publicar en ese género. Y dentro de la narrativa, me gusta trabajar en el microrrelato, el cuento y la novela breve. También el aforismo, que, aunque no he publicado libro alguno sobre ello, dispongo de una buena colección de estos, y me da como rubor decirlo ante un maestro del género como es José Luis Morante. 

  Alguna orientación sobre tus trabajos actuales y sobre tus nuevos proyectos…

No puedo desprenderme del columnismo, que seguiré practicando, porque un aliento que no sé de qué parte de mi interior sale, me obliga a posicionarme en lo que acontece a nuestro redor en este planeta que nos acoge por ahora. Las injusticias, siempre valoradas de manera subjetiva, como no puede ser de otra manera, y teniendo como biblia la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tan denostada, verdad, seguirán siendo sustrato a la hora de realizar mis artículos en prensa. En cuanto a los proyectos inmediatos, trabajo en mi décimo libro, que espero tener listo para finales de año. Aunque, si he de ser sincero, sé también que el devenir que me va quedando cada día que transcurre, es cada vez más corto, y es de necesidad atender la felicidad de aquellas personas que me importan y que me rodean. Y en ello ando, disfrutando de su presencia.

  Y darte un abrazo fuerte y agradecido por este caminar urbano desde la cafetería del Ateneo de Madrid hasta Gran Vía. Qué grato pasear contigo por el barrio de las letras…

Ha sido muy agradable tomar café contigo en dicha institución y pasear por este barrio que me contiene y en el que soy feliz. Mil gracias, José Luis, por tu afecto y por tu cercanía.

 JOSÉ LUIS MORANTE

Madrid, junio, 2023

sábado, 15 de octubre de 2022

CON ÁNIMO INESTABLE

Doy las gracias
(Instituto Cultural de México, Madrid)
Fotografía
de
Paco Huelva

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS MORANTE
 
Por LE PETIT COMITÉ
 
   Con un itinerario plural que suma poesía, crítica, aforismos y microficción, José Luis Morante (Ávila, 1956) entrelaza en las entradas de su blog el ánimo inestable de la creación,  ese continuo deambular entre palabras… El resultado es un encuentro pactado con los lectores que varía casi a diario y que ha cumplido más de una década.
 
 ¿No se cansa nunca?
 
JLM.- Sí, mucho; la literatura es un espacio tan amplio que recorrer sus sendas a diario aboca en el cansancio; me acuesto pronto y esas primeras horas del sueño son esenciales para recuperar fuerzas y ánimos; después me despierto con las primera claridad, madrugo, empiezo la tarea y de nuevo al despedirse el día siento los genes de un hombre cansado que repite hábitos, sin variar puntos y comas. Solo sé caminar entre libros; ellos son aliento y brújula.
 
En el blog “Puentes de papel” casi todos los contenidos se ven desde la poesía…
 
Intento ser variado en las entradas, pero la poesía me parece el género esencial; es el que condiciona mi propio recorrido creador  y el que regula las lecturas diarias; dedico muy poco tiempo a la novela y más al ensayo crítico, aunque los libros que dejan más felicidad entre mis manos son los de poesía. Estos días ando feliz porque está a punto de salir Nadar en seco, un libro de poemas editado conjuntamente por la editorial Isla Negra, de Puerto Rico, y la editorial valenciana Crátera. 
 
¿La poesía mantiene esa identidad de ser palabra en el tiempo?
 
La definición de Antonio Machado no ha perdido vigencia; pero hay otros enfoques que no tienen fecha de caducidad y complementan la profundidad del poema: el compromiso, el canto elegíaco, la introspección, el yo solidario, el juego verbal, la imagen, la cata aforística…

¿Cómo organiza su tiempo lector?
 
El cuerpo central de mis lecturas es el ensayo; una y otra vez vuelvo a la obra de Octavio Paz, Harold Bloom, Eliot... Son los parámetros que marcan el trabajo del crítico. Pero luego está la poesía del ahora, ese desembarco continuo de novedades que el buzón me deja a diario y que intento rseñar en distintos medios o en el blog. No es fácil y la impotencia me genera una inquietud que casi nunca se diluye.

La escritura como identidad esencial del yo

Creo que sí,  cada devenir existencial no es sino una suma de hábitos, actitudes y esperanzas; y mi discurrir diario está marcado por la literatura. Son más de treinta años de compañía mutua, de estado convivencial que durante muchos años también compartió la docencia. La jubilación no ha alterado mis costumbres y ha dejado más tiempo para la escritura.

¿Dedica mucho tiempo a las redes sociales?

Son un magnífico instrumento difusor y, por tanto, estoy muy agradecido a ese horizonte digital que permite impulsar el quehacer propio. Además establecen un campo de relaciones muy interesantes con otros escritores y lectores, con los que se crean vínculos de complicidad y cercanía. Es verdad que también tienen su cara oculta y por eso hay que ser selectivos y reflexivos para no abordar debates estériles y contenidos zafios.

Literatura y viajes

Son dos actividades que ofrecen el panorama insólito, el encanto ideal de lo lejano; sus colores impregnan la retina, proponen un largo viaje hacia lo abierto, cuyo escenarios son espacios de una realidad significativa donde cada paisaje deviene experiencia estética, una visión autónoma y fragmentaria.

¿Qué le anima a seguir?

Esas partículas diseminadas en el aire que respiramos: la vocación humanista, las relaciones personales con amigos y lectores, la visión desde la literatura de una realidad más plena y habitable, y esa tarea lánguida y crepuscular de ser un poco más feliz, supongo...

Entrevista en Madrid con José Luis Morante
Barrio de las Letras, octubre, 2022
 

lunes, 21 de febrero de 2022

PACO HUELVA. CORDONES PAREADOS

Cordones pareados
Paco Huelva
Editorial Versátiles
Colección Narrativa
Huelva, 2022

DIMENSIONES DEL TIEMPO

  
  Con la perspectiva que proporciona el sosiego del tiempo, es evidente en el perfil literario de Paco Huelva (Almonte, Huelva, 1956), Graduado Social por la Universidad de Granada, hacendoso protagonista laboral de un amplio espectro de ocupaciones y Cronista oficial de la Villa de Almonte, el concepto de transversalidad creadora. Sin descanso y con un ritmo fuerte, su aportación artística enlaza narrativa, crónica, opinión en medios periodísticos como Huelva Información, y quehacer crítico en las revistas digitales Culturamas y Todoliteratura.
  Ahora entrega, con llamativa cubierta colorista, de la mano de la editorial onubense Versátiles, Cordones pareados, una compilación de textos narrativos de dimensión variable. El autor añade una escueta reflexión inicial en torno a la bulimia digital. En efecto, vivimos en una crecida informativa de tal dimensión que es imposible que los destinatarios sean capaces de absorber, en condiciones de comprensión lógica y provecho cultural, ni siquiera una mínima parte. Por tanto, desde esa sensación de impotencia, la libertad del sujeto se empeña en un quehacer dual de conocer y conocerse, de tender puentes entre sujeto y ámbito, de focalizar una realidad que siempre tiene la intangible naturaleza de los espejismos. Se hace preciso para buscar la identidad del lector aglutinar propuestas escriturales sin estigmas a la hora de definir el estilo personal, e incardinadas en su dimensión historicista.
   El relato impone el paso inicial, desde la brevedad, con la inclusión de los cuentos “Segundo piso, izquierda”, “La forastera”, “la mina”, “la vendimia” y otras piezas breves. La narración aporta un realismo en el que busca su marco de representación una coreografía de variopintos personajes, con existencias destartaladas y lúgubres, que despiertan sensaciones de miedo, desnorte, soledad y frío. Solo aspiran, sin mucha convicción, a abrir ventanas a un horizonte de felicidad imposible y lejano. Sorprende por su sencillez narrativa y su cálido impacto argumental el microrrelato “Cordones pareados”, que da título al muestrario. El escritor añade una clave más en sus estrategias narrativas que, a menudo, potencian el territorio de la memoria, esa sensación de estar recuperando algún ángulo muerto de la propia autobiografía. Así sucede en “Madres”, donde un encuentro fortuito del protagonista recupera en el moroso deambular del tiempo secuencias de otra niñez, en las que se diluye la versión de siempre. Al cabo, como recuerda Paco Huelva, a través de una cita de Mario Benedetti: “la realidad suele tener un rincón de fantasía y sólo hay que limitarse a contar lo fantástico que uno observa”. Es una idea estética que conjuga plenamente con el enfoque narrativo de Cordones pareados. A medida que avanza la lectura, uno percibe que los textos contienen en esencia una misma textura: el tono coloquial del enunciado narrativo, la cercanía de los personajes y la definición de su identidad mediante el viaje introspectivo y los diálogos. Hay un umbral diluido entre realidad e imaginación de los veneros argumentales, como si lo imposible formase parte de lo posible, o el onirismo se desplegara a plena luz para engrandecer los ámbitos angostos de lo cotidiano. También ese deje existencial que recuerda la fecha de caducidad de tantos sueños y el discurrir sin retorno de los días, empeñados en abrir ruta hacia la última costa.
  En Cordones pareados Paco Huelva estructura los contenidos con una amplia libertad formal; pero nunca descuida la tensión permanente entre la expresividad del empeño narrativo y los laberintos interiores de los personajes, siempre abiertos a manifestar un fuerte epitelio sentimental ante la mirada del narrador omnisciente, que busca objetivar los elementos de la escena y anotar las evidencias externas de sus relaciones, desgranadas en actitudes, hechos y comportamientos. Se interioriza el entorno para que aflore después dando vida a aguafuertes, retratos, apuntes del natural y esos ríos introspectivos que desgrana el manantial de la reflexión.
  Leer los relatos de Paco Huelva es recordar aquellas cualidades que Dámaso Alonso exigía a la buena crítica: “carga afectiva, cierta vibración o atención anímica y cierta temperatura del corazón”; son claves de uso que el escritor onubense emplea con tino en la ecléctica cosecha de Cordones pareados y en esos protagonistas que con estilo diáfano, despojado y preciso, relatan su naufragio existencial, esa brazada que rompe, confidencial y huérfana, el aire frío de la amanecida.
 

JOSÉ LUIS MORANTE

 

 

 

 

 

 


 

viernes, 24 de septiembre de 2021

GOTAS DE LLUVIA PARA UN HOMENAJE

Homenaje a Joan Margarit
Poéticas de la Modernidad
(Filología, Universidad Complutense de Madrid)
Feria del Libro de Madrid, 22 de septiembre, 2021 

 

GOTAS DE LLUVIA PARA UN HOMENAJE 

 

   Madrugo para el viaje a Madrid. Se celebra en el Retiro un homenaje a Joan Margarit, organizado por “Poéticas de la Modernidad” de la Universidad Complutense de Madrid  y coordinado por la poeta y profesora Marta López Vilar. Prefiero la calma para afrontar los transportes públicos y coger la línea adecuada y la parada exacta. Casi nunca lo consigo y la estación de llegada suele ser algún lugar insólito de la periferia. 

   Ya cerca del Retiro, en una cafería de la calle Ibiza, me encuentro con el poeta y periodista Javier Lostalé. Sigue activo, aunque está a punto de cumplir ochenta años. Pertenece a la generación novísima, pero es un humanista capaz de reseñar ahora novelas y de seguir manteniendo un ritmo envidiable de creación. Su amistad a lo largo sigue generosa e intacta.   

   En la entrada del Pabellón de Caixabank nos esperan alumnos, profesores y los responsables de la organización. El acto comienza a las once, llueve copiosamente y siento cerca el fugaz parpadeo de la decepción. El aforo está muy despoblado, por más que nos acompañen amigos como Paco Huelva o Fernando Daniel Granado. Pese a todo, el acto es ameno y camina con solvente eficacia, tras las intervenciones iniciales de Marta López Vilar y del profesor titular de Filología catalana Juan Miguel Ribera Llopis. Don de lenguas de Alba Diz Villanueva, Gergo Toth y Joanna Vollmeyer que leen la poesía de Joan Margarit en rumano, húngaro y alemán, y un grupo de alumnos que han seleccionado varios poemas en su doble versión, recitados con prisa emotiva. Toca cerrar el acto desde la complicidad poética con José Cereijo, Javier Lostalé y mi recuerdo de encuentros, complicidades y de mi edición crítica Arquitecturas de la memoria.

  La nota final de la lluvia muestra una feria semivacía, así que hoy no me animo a recorrer las casetas, sino a pasear por Atocha con la compañía de Cereijo, que me regala su último libro publicado en Pre-textos, y Fernando Daniel Granado con el que me espera una animada tertulia.

  Refrendando a Cavafis, Ítaca es siempre el camino y casi nunca la estación final. El despliegue de vivencias apacigua cualquier pincelada de sombra. También retorna la pincelada meditativa y los últimos encuentros con el poeta. Otra vez en la memoria la mano abierta de la poesía. Recordar es asumir la invitación del silencio.

 

Apuntes del diario



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 27 de junio de 2021

PACO HUELVA. LOS OTROS QUE ME HABITAN

Los otros que me habitan
Paco Huelva
Ilustraciones de Víctor Pulido
Editorial Niebla
Huelva, 2017


FATUM

 

  El empeño creador de Paco Huelva (Almonte, Huelva, 1956), Graduado Social por la Universidad de Granada, protagonista laboral de una amplia gama de oficios y Cronista oficial de la Villa de Almonte, es un mapa surcado por la narrativa, el periodismo y la crítica. Autor de cinco títulos en prosa, publica reseñas y columnas de actualidad en Huelva Información y en las revistas digitales Culturamas y Todoliteratura, junto a otras cabeceras digitales. Antes de adentrarnos en la compilación de relatos Los otros que me habitan se focaliza una cubierta, en pasta dura, cuya ilustración, como las interiores, es obra del artista plástico Víctor Pulido. Llamativa y sugerente en su expresividad feista; la imagen enaltece lo deforme, las asimetrías que convierten la expresión facial en algo monstruoso. La portada impone un elemento visual del desvarío que despierta sensaciones de miedo, silencio y frío. El escritor añade una clave más al encuentro con el lector en las citas previas. Incluye unos renglones de Borges que potencian la síntesis del relato como cortesía al lector frente al moroso deambular de la novela. Es una idea también refrendada en el fragmento de Stefan Zweig. La pulsión de la tercera cita, de María Teresa López, busca el tono comunitario del estar con los otros. El cuento de arranque “La vendimia” recuerda una secuencia rural desde la voz de un narrador omnisciente que mira los elementos de la escena y anota las evidencias externas. Se interioriza lo que ocurre para formular un sustrato reflexivo, que hace de la percepción conocimiento. En la refriega de la recolección las caballerías se contagian de esa prisa del fruto en el lagar, pero el aparente activismo oculta la arteria principal del relato: la venganza y la muerte. El escritor prefiere poner en acción personajes siniestros, que solo obedecen a las reglas marcadas por instintos primarios, lejos de la norma social. Cada sujeto es un náufrago en el que ejerce una voluntad sin ámbitos ni compromisos con la conciencia y la ética. Así lo corroboran piezas como “Es que no te merecía”. La maldad y la violencia se aposan y se integran, como huellas de la identidad. Cada yo, sometido a los vaivenes de un fatum trágico, entiende que las cosas pasan porque tienen que pasar y al destino no hay quien lo pare. Al hilo del legendario cuento de Juan Rulfo “Diles que no me maten”, en “Petición” leemos ese arrastre de pasos que anticipa la resolución; la invitación a no saltar en el último instante, como si fuera posible comenzar de nuevo, sin el gravoso laconismo de la solución final. De esa atmósfera de onirismo y ajuste de cuentas participa el cuento “Un hombre de honor” cuyo germen argumental es la visita a un prostíbulo. En él se mantiene la voz fuerte de la violencia que se hace rutina en el avance, pero que muestra también el compromiso y el valor de la palabra dada, aunque sus motivos permanezcan oscuros y aleatorios para la lógica policial. El cauce argumental de “La forastera” distribuye los recorridos interiores de la trama en pequeños capítulos de sentido cerrado. Ese itinerario se postula desde el descubrimiento de un cadáver en la marisma. Esta tesela va sumando otras que afloran con una dimensión autónoma, que muestra la tenacidad expresiva del friso. Lo previsible se borra. El sujeto está. Es gesto y convicción y las especulaciones experimentan el chismorreo popular y los ángulos de sentido que aportan los diferentes personajes. Los temas proponen bifurcaciones sin conexión aparente, como si los relatos dejaran el rastro de una realidad compleja, en la que encuentran sitio historias truculentas, de impacto, atentas a las sombras interiores. Se narra la lealtad de un perro a su dueño, más allá de la muerte; la cercanía afectiva y el punto de humor del cuento “Cuestiones inexplicables”; el interrogatorio cuartelero de Candelario de la Corte en “Segundo piso, izquierda”y ese rito de sangre que abre una calle sin salida a la venganza. Este abanico de cuentos, que Paco Huelva engloba en Los otros que me habitan, mantiene una atmosfera de complicidad fraterna entre la fabulación de lo onírico y la evocación de viejas historias rurales. Sorprende la originalidad de los nombres propios y el mapa de lugares que conforman una comarca de la imaginación que nunca hace caso a lo previsible en la representación de lo real. Los cuentos mantienen una vigilia permanente con el entorno para mostrarnos la sustancia singular de cada yo. Esa conciencia oscura que muestra vasos comunicantes con lo siniestro y la oscuridad ética, con un destino gravoso que establece anclajes con la ironía, la mirada escéptica y la desconfianza. Los otros se disuelven siempre en lo imprevisible y superan cualquier afán de comprensión. más que la quietud permanezca despierta en la vigilia. 

JOSÉ LUIS MORANTE