martes, 20 de junio de 2023

UNA CONVERSACIÓN CON PACO HUELVA

Paco Huelva
Fotografía del escritor
de
María del Valle Coronado Vázquez


QUEHACERES COTIDIANOS

   Con frecuencia la vida literaria es un cuaderno gris, lleno de párrafos prescindibles y efímeros. Pero de cuando en cuando surge la gema, el tesoro imprevisto que amplía el horizonte y llena de asombro las palabras. Entonces todo cobra sentido: el cansancio, las horas de soledad, la incertidumbre política, el escepticismo como terapia… Hablo con  Paco Huelva (Almonte, Huelva, 1956) Graduado Social por la Universidad de Granada, militar profesional -durante catorce años-, librero, policía, responsable del servicio de emergencias de Huelva, narrador, columnista de prensa y gran conocedor, como crítico, del horizonte creativo contemporáneo.

   Con una biografía tan plural ¿qué umbral conduce a la práctica literaria?

   El umbral que hace de pretil necesario, de pasamanos imprescindible para llegar a la escritura, a mi entender, no puede ser otro que la adicción a la lectura. Es cierto que la formación reglada, según en qué materias, puede conducir a la especialización en algunas tareas determinadas y escribir sobre ellas. Pero, esa posición jamás proporcionará una visión holística del mundo; de lo que acontece cerca sin que nos demos cuenta. Y esto no es nuevo. Ya Platón lo dejó escrito en La caverna hace muchos siglos, quizá demasiados, para que desde la sociedad civil y desde las estructuras que nos gobiernan, no se incentive el hábito lector entre la ciudadanía para andar la vida viendo: comprendiendo.  

 ¿En qué faceta del estar entre libros se siente más cómodo: lector, crítico, escritor, testigo de la actualidad diaria?

 Sin duda alguna entre la primera y la última: como lector irredento y como testigo de los acontecimientos que nos avasallan, y a veces nos tiranizan como ciudadanos, buscando siempre un interés personal o corporativo que a estas alturas de mi vida no estoy dispuesto a aceptar. Aún me queda la palabra, lo único que tengo en realidad. De ahí que practique el columnismo de opinión, que, es una tarea farragosa porque a los poderes instituidos, sean quienes fueren, no les hace gracia alguna, y si no te señalan con el dedo te machacan a través de las redes sociales o te ningunean si pueden. Pero, esto también siempre fue así. En cuanto a las tareas de escritor y de crítico, es una consecuencia ineludible de toda persona que lee y lee mucho, como es mi caso. No es la primera vez que digo que me considero un lector que de vez en cuando escribe, aunque tenga publicados nueve libros.

 La crítica es una ventana privilegiada. Por un lado es material básico del propio quehacer creativo. Por otro, muestra el pulso continuo de la escritura actual. ¿Hay buenas vibraciones en el ahora?

Yo sí las tengo. Pero, debo afirmar al paso, que soy muy selectivo con lo que leo y no digamos ya sobre los textos que escojo para hacer de ellos un ejemplo de buen hacer literario, sean en el campo ensayístico, sociológico, filosófico, lírico, narrativo e incluso experimental. Hoy se publican demasiados libros, la mayoría de los cuales nada aportan. La literatura se ha convertido en un negocio, en una industria como otra cualquiera, en la que el único objetivo es la obtención de beneficios por parte de las grandes cadenas de edición y de distribución. De donde se deduce que, salvo excepciones, la buena literatura actual se encuentra en pequeñas editoriales que apuestan por la calidad de lo que se escribe, de lo que se cuenta.

  Redes sociales, autoediciones, libros colectivos de distinto pelaje… ¿No tienes la sensación de hartura y bulimia editorial?

  Las redes sociales han llegado a nuestras vidas y han revolucionado nuestra forma de mirar y de entender el mundo. No hay espacio para la reflexión ni para el sosiego, elementos tan necesarios, verdad. Al paso, nos hemos convertido individual y colectivamente, en la diana, en el blanco perfecto para todo tipo de mentiras colosales urdidas en las trastiendas del poder y en los consejos de dirección de las grandes corporaciones y multinacionales. No hay noticia que no tenga su réplica, de forma que, para encontrar la verdad, se requiere de un esfuerzo sumo que no todo el mundo está dispuesto a realizar. Vivimos en la epidermis. En la transitoriedad. En la vacuidad. En cuanto a las autoediciones y a los libros colectivos, son algunas de las consecuencias de la industrialización del sector de la edición, como dije. 

  Viendo el nivel ínfimo del debate político, uno sospecha que hay una carencia lectora de gran alcance en todo el territorio nacional. ¿Comparte esa sensación?

  Sin duda, José Luis. Conozco a pocas personas que lean de forma continua, por hábito o por necesidad, si lo desea. No reciben esa instrucción al formarse y si la tuvieron, se han dejado llevar por la ola creciente de desinformación que el desarrollo telemático y ahora la Inteligencia Artificial, hacen parecer como reales, aquello que sólo son maquinaciones interesadas. En cuanto a los políticos, excepto alguna rara excepción, estamos gobernados -sin entrar en partidismo alguno- por personas poco instruidas. Los detentadores del poder son sabios en maquiavelismo y, además, se cambian de chaqueta si es menester, tal y como preconizaba y ponía en práctica Joseph Fouché, del que el gran Stefan Zweig escribiera la famosa biografía titulada: Fouché, el genio tenebroso. Una desgracia. La economía se ha impuesto a la sabiduría, se ha convertido en el eje, en el centro del debate.

 ¿Piensas que las administraciones públicas hacen lo posible por arraigar el hábito de la lectura en la sociedad española o los continuos cambios de planes de estudio y la falta de visión a largo plazo dejan a la intemperie la formación humanista y el poso cultural?

   He de decir que estamos huérfanos. Que hemos sido abandonados a nuestra suerte en las materias que citas por parte de quienes debieran impulsarlas. No dispongo de datos fehacientes. Tampoco me he interesado por ello, la verdad. Pero, la juventud lee poco o nada, está subyugada, sometida por lo audiovisual y, algunas responsabilidades tendrán aquellos que están llamados a hacer una política que impregne al alumnado con una conciencia lectora, de aprendizaje, más allá de intereses mercantilistas o económicos. Como breves ejemplos, el aumento de plazas de Formación Profesional, es decir, la extrema especialización en detrimento de la filosofía, de la ética o del humanismo, como decía; de una cultura que impregne al ser humano con las bases del respeto a la otredad más allá del color de su piel, la lengua que hable, el género, la edad -el edadismo es un problema cada vez más evidente, al que poco o nada se le presta atención- o el lugar en que haya nacido. Hay mucho camino que recorrer. Mucho. Pero no parece, por desgracia, que vayamos a iniciarlo siquiera. 

  Que viene el lobo. Llega la inteligencia Artificial y hay un recelo catastrofista y apocalíptico. ¿No se trata de regular y aplicar correctamente el avance tecnológico? Hay campos como el cambio climático, la exploración médica de enfermedades, la eficacia productiva o la energía que serían esenciales para un futuro mejor…

  Para desgracia de la humanidad, hay mucho dinero en juego y es el que marca tanto la exploración clínica como la tecnológica. Por poner un ejemplo, no se investigan innumerables enfermedades porque a las farmacéuticas no les son rentables. Punto. La pandemia y la guerra en Europa, encima, ha dividido al mundo en dos bloques antagónicos que, aparte de constituir frentes comerciales rivales por la hegemonía en el orbe, han propiciado que hayamos dejado al lado la inminencia del cambio climático. Los negacionistas están ganando la batalla ideológica por ahora, aunque las evidencias sean tan claras como el aumento gradual de las temperaturas en tan corto espacio de tiempo. No tengo esperanza alguna de que los oligarcas de uno y otro lado en esta contienda cainita vayan a llegar a un acuerdo que salve al planeta de nuestras acciones. Bueno, al planeta, no, seamos rigurosos, a la especie humana, que es la que está en peligro y ha tomado la senda de la extinción, aunque parezca catastrófico todavía decir semejante cosa.

  No me gustaría cerrar esta conversación sin conocer un poco mejor tu taller literario: ¿Qué genero prefieres en tus lecturas y qué autores son los que más valoras?

  Desde luego me decanto por la narrativa en todas sus expresiones. No tengo alma de vate, aunque algunos amigos me reprochen que diga la tal cosa. Le tengo mucho respeto a la poesía y soy un lector recurrente de la misma, como sabe, porque lee mis críticas al respecto, pero, esa cuasi sacramental adoración a la lírica me hace ser muy cauto y me impide, además, publicar en ese género. Y dentro de la narrativa, me gusta trabajar en el microrrelato, el cuento y la novela breve. También el aforismo, que, aunque no he publicado libro alguno sobre ello, dispongo de una buena colección de estos, y me da como rubor decirlo ante un maestro del género como es José Luis Morante. 

  Alguna orientación sobre tus trabajos actuales y sobre tus nuevos proyectos…

No puedo desprenderme del columnismo, que seguiré practicando, porque un aliento que no sé de qué parte de mi interior sale, me obliga a posicionarme en lo que acontece a nuestro redor en este planeta que nos acoge por ahora. Las injusticias, siempre valoradas de manera subjetiva, como no puede ser de otra manera, y teniendo como biblia la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tan denostada, verdad, seguirán siendo sustrato a la hora de realizar mis artículos en prensa. En cuanto a los proyectos inmediatos, trabajo en mi décimo libro, que espero tener listo para finales de año. Aunque, si he de ser sincero, sé también que el devenir que me va quedando cada día que transcurre, es cada vez más corto, y es de necesidad atender la felicidad de aquellas personas que me importan y que me rodean. Y en ello ando, disfrutando de su presencia.

  Y darte un abrazo fuerte y agradecido por este caminar urbano desde la cafetería del Ateneo de Madrid hasta Gran Vía. Qué grato pasear contigo por el barrio de las letras…

Ha sido muy agradable tomar café contigo en dicha institución y pasear por este barrio que me contiene y en el que soy feliz. Mil gracias, José Luis, por tu afecto y por tu cercanía.

 JOSÉ LUIS MORANTE

Madrid, junio, 2023

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