domingo, 16 de septiembre de 2012

Mª ÁNGELES PÉREZ LÓPEZ. COMPLEMENTOS.

Atavío y puñal
Mª Ángeles Pérez López
Olifante, Zaragoza, 2012

Atavío y puñal arranca con una metáfora: "La mujer pinta sus pies de verde y se sube a  ellos". Es una coordenada, una señal que habla de un definido propósito escritural; el poema es un hábitat que la imagen amplía, no el propósito comunicativo de una voz confesional que despliega vivencias. También desde los primeros versos se identifica al yo textual: la mujer, un arquetipo que vela nombres propios y rasgos concretos. Lo femenino se expone como intersección de estratos, lejos de la exaltación sensiblera de la tradición romántica y muy cerca de aquella forma de ser de la mujer rota de Simone de Beauvoir; aquella que lucha contra la frustración y el fracaso, que hace de su introspección un largo monólogo en busca de respuestas. Los versos abren sendas en las que se perciben como complementos identitarios las erosiones del acontecer, el desgaste fisiológico, la enfermedad, el dolor y también las distorsiones del entorno vivencial.
   La existencia se formula como conflicto. Traspasar el umbral significa caminar sobre "el rencor viscoso de la brea", un estímulo negativo que exige una respuesta de la conciencia para hacer mudable una realidad hecha de alteraciones. Existir es soportar formas de imparable erosión que afectan también al propio cuerpo; somos materia vulnerable, a pesar de esa esperanza que nos concede la idea de ser torres firmes.
   La identidad que habitamos se forja desde el tiempo y sufre los estigmas del devenir. Respirar cada día es sentir con vehemencia los desgarros, es perdurar en la voluntad de hacer visible la belleza o inventarse razones para el júbilo como la maternidad o la ternura.
   En su breve nota de solapa, Olvido García Valdés habla de personajes dramáticos habitando el escenario del poema. Yo prefiero incidir en la idea de una sensibilidad arquetípica que en la corriente de los días encuentra círculos de dolor, abandono y silencio.
   Atavío y puñal conforma un libro denso, cuajado de imágenes, complejo en su primera lectura, en el que cada poema despliega un vocabulario de expresiva semántica  que da aliento a una voz femenina, conmocionada por la incertidumbre.

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