jueves, 6 de marzo de 2014

PACO IBÁÑEZ Y EL FRAILE DE SANTO TOMÁS



 
PACO IBÁÑEZ Y EL FRAILE DE SANTO TOMÁS

                                         A Jesús -aunque nunca lea estas líneas-
                                        que me abrazó en silencio
                                        para decirme que aprovechara el tiempo
                                        compartido con mi padre. Que los libros esperan
                                        y las clases también. Que la muerte
                                       siempre tiene prisa.
 
   El día 2 de diciembre de 1969 Paco Ibáñez empequeñecía la platea y el patio de butacas del teatro Olympia de París. De aquel concierto, con público entregado, se grabó un disco inolvidable que no tardó en cruzar los Pirineos. Sus letras con música se convirtieron, en muy pocos meses, en pancarta sonora; una consigna de libertad frente al franquismo.
   El cantautor - a quien conocería en persona, mucho más tarde en Rivas-Vaciamadrid- hizo del verso un grito colectivo, una coral en la que tuvieron voz Luis de Góngora, el Arcipreste de Hita, Jorge Manrique, León Felipe, Gabriel Celaya, Antonio Machado y Blas de Otero... Yo tenía diecisiete años y estudiaba magisterio, interno en la Residencia de Santo Tomás de Ávila.
   Siempre he recordado, con ensimismada melancolía, que aquel disco era la música que nos despertaba cada mañana y nunca he sabido responder a unas cuántas preguntas llenas de luz: ¿A qué fraile se le ocurriría la idea de comprar el disco en el ocaso de la dictadura?¿Con quién tuvo que hablar para que el intimismo del amanecer se convirtiese en una revolución tarareable?¿Qué esperanza llenaba su celda, frente al patio renacentista del monasterio, para suponer que la poesía era un arma cargada de futuro?¿Dónde está aquella aurora con música, dónde ese fraile, dónde está Paco Ibáñez y dónde estoy yo, ahora que el futuro es también una esquina del tiempo, un callejón oscuro de internado y vinilo?  

16 comentarios:

  1. Un callejón oscuro que te aportó mucha luz.

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    1. Es un callejón al que regreso con frecuencia; me gusta saber quién fui para no perderme en lo que soy ahora. Un abrazo entrañable en la estela de un tiempo que nos hizo con la arcilla frágil de los sueños. Un fuerte abrazo.

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  2. Recuerdo haber escuchado hablar de ese disco desde cría, no en casa, que eran demasiado conservadores, sino en la escuela de la calle donde nos reuníamos los amigos (siempre había alguno mayor y más sabio). Siendo adolescente tarareaba sus canciones en solitario y las cantaba a voz en grito durante los "fuegos de campamento".
    La muerte no espera. La música tampoco. Buen día José Luis. Un placer leerte de mañana :D :D :D

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    1. Un placer saber que estás ahí, inadvertida, plena, luminosa. Es un disco que hay que comprar a nuestros hijos para que sepan que el móvil y la televisión de plasma no vinieron de la nada, sino que recorrieron un largo espacio y un largo tiempo para que las calles del ahora fueran más libres y más tolerantes... Un fuerte abrazo con café pendiente.

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  3. Qué bien expresado, José Luis. Aquellos poemas musicados y cantados por la voz algo rota de Paco Ibáñez forman parte de la memoria colectiva de quienes, entre adolescencia y juventud, nos asomábamos a la literatura y a la vida. Según leía, volvía a escuchar en mis adentros aquel "A galopar" o ese "Don dinero", que tantas veces repetí con mi guitarra.

    Un abrazo.

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  4. Un abrazo fuerte, querido amigo, y una evocación común de un tiempo irrepetible que todos respiramos a pleno pulmón, porque el aire faltaba y era espeso.
    Gracias de verdad.

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  5. Para muchos "ese" disco fue el santo y seña para poder seguir adelante. Todavía sigue conmigo. Precioso texto.

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    1. Creo que todos estamos hechos de teselas del pasado, y el mosaico del ayer tiene piezas centrales y secundarias. Como tú, pienso que la música fue un elemento central en aquel tiempo de cantautores y de trencas, de pelo largo y cineclub. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Abrazos.

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  6. Un texto muy emotivo tanto en lo personal como en lo que a muchos nos identifica con un tiempo pasado. Bien dices, ¿Dónde queda todo aquello? En nuestros corazones para recordarlo, no hay más.
    Un beso fuerte.

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    1. Nos quedan los recuerdos y los proyectos actuales que fuimos levantando con aquellas ideas. Si me asomo al cristal de mi ventana veo reflejado al joven que fui, aunque sea más miope y tenga el pelo blanco y mucho más corto... Volver a Paco Ibáñez es volver. Un fuerte abrazo.

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  7. Preciosa evocación, José Luis. Tengo ese disco y aún tarareo esas canciones que tanto significaron y significan -para quienes quieran escucharlas-. Hace poco, volví a escuchar a Paco Ibáñez en un recital; su voz muy acabada, aún enciende la chispa de entonces.También lo encontré un día en el mercado de la Boquería de mi ciudad y mientras compraba, aprovechó una noticia de actualidad para lanzar una proclama antimonárquica. El tiempo pasa y se lleva la voz, la salud, pero no puede arrebatarnos las ideas.

    José Luís, yo tenía algunos años más que tú, y la emoción de aquellos poemas cantados por Paco, también es difícil de olvidar.

    Un abrazo

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    1. Gracias, Fanny, la entrada es también el homenaje a un alumno que nunca verá este blog, por su afecto sin compromiso, porque hizo suya una situación angustiosa que preside este tiempo vital. Así que volver a otro tiempo es pensar en cielos limpios. A ver si despeja y te escribo un día con sosiego para hablar de vida y literatura. De la mañana y tarde de cada día. Besos grandes.

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  8. Todos los momentos que nos unen en un contexto de bandas sonoras potentes y nostálgicas, nos dicen que el tiempo bien sentido merece la pena, y las palabras bien dichas desde dentro llegan donde deben y suavizan los contornos espinosos del presente. Espero que todo ello te haga más leve lo que tanto pesa. Un abrazo.

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    1. Seguro que sí, Marieta, tengo la fortuna de encontrarte cerca cada día y eso es ya un umbral esperanzado y abierto. Gracias, María,somos el tiempo que nos queda.

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  9. Nos alegró una época opaca y dura, y buscabamos sus letras, apenas sin entender la profundidad del mensaje de lo que aquella voz recia, nos contaba, mal de juventud, pero intuíamos, que aquella emoción que Paco Ibañez despertaba en nuestra generación cuando escuchábamos sus canciones, debía contener dentro un mensaje grande e importante que luego hemos comprendido en su totalidad.
    Grande Paco y enorme su retrato en tus palabras.

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    1. De aquella época derivó una esperanza que hemos mantenido viva mucho tiempo, como un cigarrillo clandestino. Ahora quien escucha aquella voz es otro, como si la existencia hubiese estrechado ese itinerario entre el principio y el final, como si caminásemos con el ánimo encogido por esa angustia gris que nos consume.
      Un fuerte abrazo, querido amigo y muchas gracias por todo lo que haces por mí cada día.

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