La paciencia de Sísifo Jesús Aparicio González Libros del Aire, Madrid, 2014 |
EL EMPEÑO DE SISIFO
Tan amplio recorrido poético se
define por una mirada que encarna una dicción coloquial, con el aire fresco de
una conversación de sobremesa, que elude los laberintos conceptuales y que nace
casi siempre cercana y despojada. El yo que habita en los poemas nos habla del
cotidiano sueño del existir, está presente en el hilo de epifanías que va
esparciendo viajes y regresos, un cúmulo de instantes que el acontecer
transforma, inexorable, en un liviano montón de ceniza. Meditativo y
temporal, el poema hace suyo el axioma machadiano de ser palabra en el tiempo.
El volumen se estructura en dos apartados. Ambos tramos escriturales, “Hojas
del calendario” y “la paciencia de Sísifo” aportan un considerable número de
composiciones, aunque tengan la brevedad del haiku o de un tanka, ya
que el poemario está formado por ciento treinta y tres textos, lo que permite
leer la entrega como si fuese una antología plural y representativa del autor.
El verso libre elige siempre la brevedad y un formato sostenido en un soporte
anecdótico que deja la impresión de cuaderno vivencial, de estancia en una casa
sosegada cuyos rincones se abren de par en par ante el lector. La hoja en
blanco se va poblando con la minúscula caligrafía de una andadura emotiva. La
amanecida especula con la posibilidad de dejar sitio al sueño cumplido;
despliega una luz auroral, nos pone entre las manos la punta renomazada de un
lápiz infantil que dibuja las cosas con la pureza de un trazo sin sombras; así
se va forjando la travesía de cada yo sin que todavía oprima el pecho la
sensación de acabamiento y ceniza.También la segunda parte comparte
la palabra elegíaca y el estar conforme. Un viento amigo siembra indicios ante
los sentidos para que se pronuncie la voz que define esa relación entre
el ser y el entorno, ese remozado verdor de una tierra acogedora y hospitalaria
que se llena de matices en cada ciclo estacional. Como las aves, el sujeto
levanta su mirada para que sobre la mesa de cada día se comparta el fruto de su
canto. De ese modo la palabra se torna luminosa cadencia de aceptación,
prolonga lo vivido, sondea en la permanencia de lo transitorio con la paciente
voluntad de Sísifo.
Elegía y celebración,
la lírica de Jesús Aparicio González muestra el fulgor que destila lo
minúsculo. Lo cotidiano renueva en cada esquina ángulos que enriquecen humildes apariencias.. El ser se complementa con lo externo porque
la realidad es un espacio abierto que da sentido a la identidad individual, un
escenario dispuesto para que las acciones de Sísifo, siempre metáfora de la
incomprensión de su destino, de voluntad incesante y quemada
en un esfuerzo inútil, encuentre su verdadero papel en la cuesta arriba de cada travesía vivencial.
Hermosa visión del libro de Jesús. La firmo contigo, José Luis, es profundo y sencillo como intuyo es el autor. Besos.
ResponderEliminarGracias por esa coincidencia de afectos y lecturas. Así es: a veces tenemos la sensación de que lo sencillo es menos valioso como si para enaltecer la página fuese preciso el traje engolado de lo solemne. La poesia de Jesus Aparicio transmite el aire compartido de la confidencia, se pronuncia a media voz, habla de lo de siempre, esa materia vital que cada día se renueva. Un abrazo grande y muchas gracias por tu comentario, Isolda.
EliminarMagnífico regreso, José Luis, como la elección del libro. He tenido casi todo agosto entre mis manos el libro de Jesús, y la coincidencia de tono entre autor y obra no ha dejado de ser evidente. Un claro aprendizaje moral nacido de la observación de las cosas se reparte entre la sencillez y el buen decir de los poemas. Estoy con tu texto, como casi siempre. Y con Jesús y su diario mirar, claro.
ResponderEliminarQué alegría me da encontrar de nuevo tus palabras en este blog. Yo también comparto casi siempre tu forma de caminar por lo literario y estoy de acuerdo en ese perfil que trazas sobre el poeta. Muchas gracias por estar, Paco, tenemos una conversación pendiente y próxima en la amistad y en la literatura.
Eliminar"El fulgor que destila lo minusculo"... Mejor no se puede decir. Me ha acompañado el libro de Jesus en España y me acompaña aqui. Y la reseña me ayuda a desearlo mas y a entenderlo mejor. Gracias.
ResponderEliminarEres muy amable, poco puede aportar querido Hilario mi lectura a tu inteligencia crítica; pero las hipérboles de los afectos siempre son palmadas que empujan a seguir trabajando. Se nos va a enfriar ese café pendiente en NY o en Madrid... Abrazos y enhorabuena por tus haikus.
Eliminarpara mi el mejor autor sin duda
ResponderEliminarQuerido Robert, cada lector tiene su particular gusto personal y eso es un legado indiscutible. La poesía es siempre una lectura pausada y compleja, y este libro está escrito con sencillez y despojamiento, una condición muy aconsejable para atraer a nuevos lectores jóvenes como tú. Un abrazo y gracias por tu comentario.
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