SENDEROS CON NUBES
La escritura protagoniza un viaje personal en cuya distancia se perciben significativas transiciones. Ese recorrido avanza entre flora diversa; una vegetación aleatoria hecha de premisas expresivas, decantaciones temáticas y un ideario estético abierto al tiempo, que sedimenta y profundiza cada huella.
Es día laborable y marca el reloj el cansancio del jueves. Miro las estanterías y percibo un trazado solitario y tortuoso que se pierde en el horizonte de ninguna parte.
Mis libros son senderos con nubes.
Mis libros son senderos con nubes.
Si tan bonitos son los senderos con nubes, imagino como serán los que tienen un sol radiante
ResponderEliminarLa vida es siempre un camino de nubosidad variable, querida Tracy; así que supongo yo que los itinerarios deben tener una belleza parecida... Un fuerte abrazo y una vez más, muchas gracias por tus aportaciones. He visto el diálogo abrumador que suscita tu blog. Enhorabuena y seguimos cerca.
EliminarMe ha gustado mucho la imágen que pones y también el texto. Enhorabuena por tus libros, querido profe.
ResponderEliminarGracias a ti, Antoaneta; es una alegría encontrarse en el instituto alumnas tan afectivas como tú. A ver si hay suerte y esta evaluación sacas buenos resultados, Un abrazo y gracias por tu comentario.
EliminarExquisito!!. Gracias por invitarnos a viajar con vos a través de tus puentes!. Que bueno encontrarte!!!
ResponderEliminarAgradezco muchísimo tan generosas palabras. Y es una alegría percibir que la escritura deja en el camino un poco de luz. Bienvenida a estos puentes de papel. Seguimos cerca.
EliminarCaminos con nubes. Y a veces nevados, como los que tenemos ahora en Estambul y nos muestran otras perspectivas. Un abrazo.
ResponderEliminarQué envidia de viaje, Antonio. Aquí llegó la primavera y el sol se asoma curioso a estas ventanas con libros. Seguro que llenarás tu cuaderno de nuevos poemas.
EliminarUn abrazo y feliz regreso.
Decía el poeta abasí Ibn al-Mu’tazz:
ResponderEliminar"¿Acaso el mundo no es sino la sombra de una nube que, no bien el hambriento de sombra la anhela, se disuelve?"
Nuestras letras no escapan a las sombras de las nubes efímeras, como pasajera es nuestra existencia y los actos que los hombres acometen pretendiendo una eternidad imposible.
Gracias por tus escritos, donde belleza formal y hermosura de pensamiento nos inducen a la reflexión.
Gracias a ti por hacer de la literatura un diálogo fértil, donde se dan la mano humanismo y actualidad. Me lo paso muy bien con tus entradas, así que es un placer percibir que las mías no te decepcionan. Abrazos cordiales.
EliminarEsa "flora diversa" es la que enriquece la vida con sus diferentes colores y aromas. Y caminar por senderos de libros, es viajar hasta las nubes donde es posible soñar.
ResponderEliminarMe encanta este texto, José Luis.
Un abrazo.
Es una breve reflexión sobre el largo caminar entre páginas escritas. Queda la duda, el esfuerzo y un horizonte abierto de nubes y claros. Un fuerte abrazo, poeta.
EliminarJosé Luis la escritura es un viaje personal, no puedo estar más de acuerdo. Yo que apenas gateo (y mal) en lo que a escritura se refiere, siento que igualmente esos gateos de pies y manos me hace ir lejos aunque me mueva a penas unos milímetros...y disfruto de mi pequeño viaje como nunca y creo que por ello estoy en el buen camino (interior) ,nunca mejor dicho.
ResponderEliminarY hablando de viajes me gustan mucho estos versos tuyos:
"Un cartelón registra el paso de los trenes,
pero nunca se cumplen los horarios.
Nadie vuelve a ciudades que no existen."
(No me importa que no existan José Luis, disfruto sólo del viaje)
Mañana es viernes, pronto llega el merecido descanso.
Un abrazo fuerte
Sandra Sánchez
Gracias por ese diálogo entrañable que siempre proponen tus palabras, Sandra. Es verdad que el viaje cuando encuentra su mayor realización es en el tránsito. Las estaciones de llegada, a menudo, no tienen las dimensiones afectivas que imaginábamos. Besos y feliz viernes.
ResponderEliminarEn este camino, tal como lo sugieres, es muy cansado avanzar, y uno tiene que detenerse para recobrar energías. Pero siempre queda la promesa de ese horizonte luminoso que nos regalas. Gracias,
ResponderEliminarGracias Susana, es verdad que el cansancio muchas veces invita a la quietud, pero seguimos con el color en la retina de tus haikus, con el optimismo de la fruta en febrero y el olor a naranjas. Feliz viernes.
ResponderEliminarHermoso texto. Me gusta ese trazado solitario y tortuoso, aunque he de decirte que igualmente, ese trazado, como en la vida también tiene su lado
ResponderEliminargrato. Ahí quedan tus libros, los libros, con toda su promesa. Un abrazo
Claro que sí, Carmela, no era una queja sino una forma de mirar los años de dedicación y soledad. Y ese camino me ha hecho ser y crecer como persona y como escritor... Así que mi gratitud al sendero con nubes. Abrazos, poeta.
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