Lluvias continuas
Verónica Aranda
El Levitador, Editorial Polibea
Madrid, 2014
HAIKUS CON LLUVIA
Nacida en Madrid en 1982, Verónica Aranda ha vivido en Italia y en Bélgica, donde cursó Bachillerato internacional en
Bruselas. Es Licenciada en Filología Hispánica y realizó sus estudios de
doctorado en Nueva Delhi, becada por el gobierno indio. Durante algún tiempo
compagina la interpretación de fados con la escritura. Ha preparado
traducciones al castellano desde el portugués y el nepalí.
Su quehacer integra los títulos Poeta en India, Tatuaje, Alfama, Postal de olvido, Cortes de
luz, Senda de sauces. 99 haikus, Café Hafa y Lluvias continuas. Ciento un haikus, entregas reconocidas con los premios Joaquín Benito de Lucas, Antonio Carvajal, José
Agustín Goytisolo, Arte joven de la Comunidad de Madrid, un accésit del Adonais
en 2009 y el Premio Antonio Oliver Belmas, entre otros. El sujeto verbal de
Verónica Aranda tiene bajo su lecho una maleta disponible. La evocación y el
recuerdo de itinerarios son rasgos principales en sus libros. Las vivencias
retornan trasmutadas en secuencias que dejan una fuerte vinculación entre la
intimidad y el paisaje. Los escenarios del fluir temporal perduran entre las
palabras; los versos plasman un tiempo cuyos efectos expanden retazos de
rostros, distancias y emociones. Son los ecos de una conciencia en vela, con el
tono de voz de los regresos.
La poeta ha empleado el haiku con frecuencia. Su afán creador conoce la
singular impronta del haiku para dibujar el instante y dar brillo a la
atmósfera fugaz de los elementos entrevistos. Así ha
desarrollado una escritura de sensibilidad despierta, introspectiva y atenta al
detalle, que alumbró títulos como 99
haikus (Madrid, 2011).
En Lluvias continuas vuelve a
las diecisiete sílabas y sortea algunos esquemas preconcebidos. El más resistente es el
supuesto espíritu japonés, que obliga sin más a un intrusismo
mimético. Es una especulación errónea y fácilmente
desmontable: ni todos los haikus japoneses son iguales, ni los temas son únicos
y ni siquiera cada voz se libra de la personal evolución en el tiempo.
El poemario organiza su colecta de haikus en cinco franjas, cada una de
las cuales lleva como epígrafe un sustantivo y se acoge al magisterio de un
autor clásico. El primero, “Camino”, tras la estela de Taneda Santoka, se asoma a una travesía cuajada de elementos al paso: “Piñas caídas / donde empieza el camino. /
Viento en los chopos “. De estos haikus procede el título:
“Lluvias continuas. / Las primeras hortensias / han florecido “. Son textos que
albergan intuiciones de una voz dispuesta a ser, sin buscar nada. En “Bosque”
se contempla la naturaleza; el umbral es un haiku de Chiyo-ni, monja budista, de
extrema precocidad que añade a la estrofa la mirada sentimental. El entorno
cobija asombro, sacude con sus matices a quien participa de la belleza y
convierte al sujeto en pálido reflejo de lo externo.
“Aldea” aborda la vida comunitaria. La convivencia
reparte quehaceres y las palabras plasman esa labor del otro o su mera
presencia, ya sea en el taller, en las aceras, en el recinto solitario del jardín
o junto a la madrasa.
Arquetipo del magisterio clásico, el iniciador del haiku, Matsuo Basho abre el apartado “Montaña”. El nombre esencial del haiku encarna al caminante que se desplaza de un sitio a otro sin dirección “porque cada día es un viaje y la casa misma es viaje”. En esta sección, Verónica Aranda se identifica con la vaga inquietd de un paisaje cambiante, hecho para enlazar pasos y vicisitudes.
Arquetipo del magisterio clásico, el iniciador del haiku, Matsuo Basho abre el apartado “Montaña”. El nombre esencial del haiku encarna al caminante que se desplaza de un sitio a otro sin dirección “porque cada día es un viaje y la casa misma es viaje”. En esta sección, Verónica Aranda se identifica con la vaga inquietd de un paisaje cambiante, hecho para enlazar pasos y vicisitudes.
Cierra el libro “Mar” un breve muestrario con la presencia
cercana del mar; este espacio de belleza y meditación inspira textos en los que
también está presente el laboreo de los pescadores y el multiforme vitalismo
acuático de peces, medusas, o cangrejos…
Lluvias continuas propaga
desde el haiku un ideal de belleza. Cobija la humildad de lo transitorio
y da voz a una sensibilidad que antepone la imagen de las cosas a las cosas en sí. El sueño siempre es más
valioso que lo real.
Una interesante información.
ResponderEliminarUn saludo.
Supongo, estimada María, que te refieres a la frase final: "El sueño es siempre más valioso que lo real". Es una forma de refrendar la filosofía vital del haiku, esa forma de disfrutar del camino a cada instante, capturando sus formas y matices, haciendo del tiempo un momento único. Bienvenida al blog y gracias por tu comentario.
ResponderEliminarMuy interesante reseña, José Luis. Conozco la poesía de esta autora pero no sus haikus. Trataré de leerlos, pues tu comentario me provoca interés.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querida amiga, Verónica Aranda es una de las mejores practicantes del haiku clásico en la poesía actual. Fue antologada por Frutos Soriano y Susana Benet y ha publicado dos libros enteros con la estrofa japonesa. Sus haikus siempre enlazan con acierto sujeto y entorno. Un abrazo fuerte, poeta.
Eliminarno se nada de ella pero la describes de tal manera que creo ya haberla leido
ResponderEliminarPues que alegría, querida amiga, porque la función principal de la crítica es hacer de cada reseña una invitación a la lectura. Gracias por tu comentario y un abrazo cómplice en la amistad y en la poesía.
EliminarUna vez más, excelente recomendación. Un abrazo.
ResponderEliminarQuerido Antonio, mi más cordial enhorabuena por la llegada de tu poemario a las librerías. Me gusta mucho la edición y valoro también la incansable labor social del editor y poeta Luis Felipe Comendador. Y una vez más, gracias por tu ánimo que hace de estos puentes un recorrido a la amistad.
EliminarGracias de nuevo por tan interesante recomendación. Un abrazo
ResponderEliminarUn abrazo, Carmela. A veces tengo la sensación de que tantos libros sobre la mesa pidiendo sitio son un asunto prometeico. Reseñar es seleccionar aquellos que merecen la pena, avisar a otros lectores de sus cualidades. Seguro que este poemario de Verónica Aranda no te decepcionará. Pese a su juventud, la poeta tiene una voz personal y una buena formación lírica. Sus haikus siempre hablan con el tono cordial de la buena literatura. Abrazos.
EliminarLa de Verónica es una de las más hermosas voces actuales. Imprescindible.
ResponderEliminarGracias por traerla, querido José Luis.
Comparto tu criterio lector. Leer a Verónica Aranda es propiciar un tiempo de felicidad y diálogo. Agradezco de veras tu presencia en estos puentes. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por descubrirme a Verónica Aranda, José Luis. Me fascinan los Haikus y las Tankas, esa capacidad de sintetizar o de captar el instante como si de una fotografía se tratara...es belleza en estado puro.
ResponderEliminarInteresantísima (como siempre) tu reseña.
Saludos y un abrazo!
Sandra Sánchez.
Hola Sandra, acabo de terminar las clases y empieza mi segunda jornada con un libro en las manos. Visito tu blog y veo esa devoción al tanka y a los microrrelatos. Yo prefiero el haiku, los dos últimos versos del tanka me parecen siempre un añadido prescindible. Así que me inclino con la desnudez del haiku.
EliminarY me alegra también que esta reseña no te haya aburrido. Un gozo, tu amistad. Besos.
¿Aburrirme? todo lo contrario José Luis, siempre te leo con muchísimo interés y ganas de aprender y de aprehenderlo todo también jeje...
EliminarMe interesa mucho esto que me cuentas del Haiku. Descubrí las Tankas mucho después que el haiku y de hecho hasta ahora siempre había escrito Haikus, pero me gustan también las Tankas, sí, les he cogido el gusto. A mí no me sobran esos dos versos finales, es como si fueran un envoltorio de la esencia contenida que seria el Haiku anterior a ellos, no sé, algo así...o como si terminaran de redondear el Haiku. Yo como no entiendo, no sé si es cuestión de gusto o hay algo más técnico entre practicar una u otra estrofa. Pero entiendo perfectamente lo que me dices de esa desnudez de los 3 versos José Luis.
Es una conversación muy interesante para mí.
Gracias!!
La editorial Hiperión tiene un amplio muestrario de títulos dedicados al haiku. Y las aproximaciones teóricas de Fernando Rodríguez Izquierdo te crean músculo intelectual sobre el asentamiento y evolución de la estrofa en nuestra tradición. Y hay muchos autores de haikus actuales que merecen la pena. Te dejo dos nombres: Susana Benet y José Cereijo... Entre sus haikus siempre están la emoción y el talento correteando de un verso a otro. Abrazos.
EliminarMuchas gracias por toda esta información y por dedicarme tu tiempo José Luis (esto parecen clases particulares jeje).
EliminarApunto en mi libreta los autores que me dices.
Un fuerte abrazo
Sandra.
Me lo anoto, ahora que trato de encontrar mi lado lírico...
ResponderEliminarAbrazotes.
Un placer encontrar aquí tu reflexión, Borja. Todos tratamos de encontrar ese lado lírico; la poesía tiene muchas más preguntas que respuestas... Así que seguimos buscando. Un abrazo desde estos puentes de papel.
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