Entre el suelo y el cielo |
PODA
El hielo presentía la hoguera,
La muerte venteó la juventud.
PERE GIMFERRER
Aplicó su indeleble afán corrector en la
poda de un árbol gigante. Afanoso, lo convirtió en arbusto. Reiteró su actitud
al día siguiente y logró que la silueta arbustiva mudara en rama. Siguió
cercenando aquel relieve hasta que tuvo la levedad difusa de un brote germinal.
Desnudo y frágil, el frío de la noche
agostó la mínima resistencia.
Salvo él, nadie se dio cuenta de aquel
nacimiento en la nada. Su aridez buscó senda temprano, para proseguir el
despojo en otro sitio.
(De Cuentos diminutos)
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