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AL DORSO DEL DÍA
En el discurrir diario no pierde vigencia una cuestión controvertida: la función social de la creación literaria. O lo que es lo mismo, las oscilaciones que caben entre un arte ensimismado y autónomo, encerrado en su fulgor purista, y un arte incardinado en un contexto, que engloba las condiciones históricas que lo generan y el periplo biográfico del protagonista real. La página escrita es siempre un escenario.
Se acerca el tiempo electoral y los estadistas sin plano del futuro recurren al cemento frágil de la demagogia para alzar construcciones de humo. Toca bajar impuestos como si fuera un regalo y no un desmantelamiento encubierto de servicios públicos. El asunto no debe afectar a los que huyen del populismo. Y habrá quién apoye esos discursos, pero la gestión pública requiere presupuestos y números, no varitas mágicas.
Deslizando sobre las palabras una apacible complicidad, la música de
jazz constituye un fondo sonoro para el cotidiano devenir. Es un aroma lenitivo
que convierte el desvelo en un paréntesis de conocimiento e indagación. Es un
escenario para los afectos en cuyo ámbito se borra la nebulosa atmósfera del
abatimiento y los embates de la melancolía, para alzar la frágil arquitectura
de los sueños.
Apuntes del diario
Apenas se perciben en la escritura diaria los aspectos formales del blog, esas aceras que facilitan la lectura y evitan resbalones y erratas. Siempre hay un grupo de lectores con luz que allanan mi torpeza. Hoy quiero dar las gracias por sus consejos al escritor Paco Huelva, excelente narrador y aplicado cronista de lo diario. Muchísimas gracias, querido amigo.
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