viernes, 7 de octubre de 2022

MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ. AHORA O NUNCA

Ahora o nunca
Miguel Sánchez-Ostiz
Editorial Renacimiento
Colección Biblioteca de la memoria
Sevilla, 2022

 

CONTRA EL TIEMPO

  Adscrito a la genealogía de escritores de voluntad incansable, Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) impulsa una tarea de continuidad y vocación plural, que integra géneros y estrategias expresivas. Los títulos –más de ochenta- se yuxtaponen conformando un fresco diverso, con incursiones en la poesía, el ensayo, la biografía, la ficción, el artículo de actualidad, la crítica y la autobiografía.
   El nuevo peldaño Ahora o nunca recupera en el grueso de las anotaciones el paso temporal de 2016. Acoge, como andén de salida, un propósito orbital que ubica el taller literario en coordenadas precisas: “un diario nuevo más que un nuevo diario”. No se trata de sumar novedades prescindibles sino quehaceres maduros, trabajos al margen de reiteraciones y recorridos previsibles. Hay que impulsar, sin lastres, la exigencia, la voluntad de exploración y los trazos firmes del asombro, aunque se reiteren los núcleos reflexivos.
  De este modo, el caminar por el presente requiere una sensibilidad que fortalece el matiz, la suma de estratos y las cadencias del pensamiento. A cielo abierto, son muchos los elementos observables desde el balcón del yo; también la vida literaria y su pulso cambiante, casi nunca exento de claroscuros, desdenes y agravios, junto a  los recorridos orbitales de gente lúcida que impulsa una soledad creadora y coherente.
   La materia del diario refuerza la anotación fragmentaria. Los incisos se suceden sin un orden pactado, moldeando una articulación existencial con varios parámetros generadores: la experiencia biográfica, el horizonte de la naturaleza, el aporte cultural y los viajes, como ese persistente recuerdo de Bolivia, itinerario marcado, que invita al regreso de continuo. Quien recuerda escribe con nostalgia: “Una puerta de escape que la lejanía y el tiempo que pasa bloquean día a día. Temo no regresar”.
   La voz biográfica se interpela a sí misma en su entorno habitual. Miguel Sánchez-Ostiz ha escrito muchas páginas sobre el valle de Baztan y sus paisajes, ahora tan maltratados por los incendios forestales y las sequías.  Hay cierta resignación; por mucho que se busquen razones, nadie puede entender el desvarío mental de los pirómanos y la demencia de esas actitudes que convierten la belleza del lugar en ominosos regueros de ceniza. También la historia colectiva dialoga con el tiempo y es motivo exploratorio.  Navarra y el País Vasco han vivido su particular viacrucis en la historia reciente y el escritor nunca se ha sentido ajeno a esa contingencia colectiva. Sabe que “la verdad de la historia” es patrimonio de una casta social, de una casta y solo eso, un instrumento de dominación o justificación de esta, una trinchera, un motivo de discordia de siglos”.
    Al cristal diario de lo doméstico se asoman los rostros cejijuntos de la enfermedad y la vejez. Son situaciones que zarandean la calma y empujan a buscar salidas a los atolladeros diarios, como si fuera posible eludir el tiempo. Son muchos los fragmentos dedicados a comentar la situación familiar, las visitas a las residencias de la tercera edad o las reflexiones con el ánimo suspendido por la impotencia y los achaques que exigen una variada medicación.
   Otro rincón importante de textos escritos focaliza los libros leídos y las películas vistas, entre las cuales el cine francés es una frecuente puerta de escape. Es un tiempo de tregua que permite alejarse del tacto sucio de la actualidad y del paisaje político, siempre proclive a la nadería y el trampantojo. Los medios de comunicación y, por extensión las redes sociales, propenden a una falsificación constante de la realidad, a una interesada manipulación que pone en venta intereses concretos e ideologías.
   El protagonista verbal practica la introspección. Vuelve los ojos hacia sí mismo, buscando poner en claro la verdad más íntima. Aquí no vale mentirse y maquillar un rostro favorecedor. Frente a la domesticación y la foto trucada, Miguel Sánchez- Ostiz busca en su autobiografía la franqueza; da voz a un solitario a quien no le asusta vivir casi a trasmano. En su pensamiento van desertando aspiraciones e ideales y el escritor tiene la sensación de que es tarde para intentarlo de nuevo porque se abre una etapa de cuarteles de invierno, de recogimiento y soledad: “No me rindo, tampoco doy por perdido ningún combate que me parezca justo, pero empiezo a aceptar que las cosas no son siempre como me gustaría que fueran y que mis razones no tienen por fuerza que imponerse, y mucho menos donde no hay otra razón de peso que la ventaja inmediata, una lacra ya vieja en este país”.
  En el contexto ensimismado de la memoria suena el fluir de la temporalidad. El quehacer diario es una estrategia para resistir. La constatación precisa de quien está vivo y puede contarlo “con el corazón en calma”, aunque en los fragmentos de Ahora o nunca se imponga la visión crepuscular. Quien escribe sabe que “la verdad de fondo de nuestra vida es sombría”, y que no hay que perder mucho tiempo adivinando las volátiles claves del futuro. Queda el trato cordial con la evocación y el empeño en la puesta de escena. La coherencia y los trazos de quien es leal a la grisura fría del espejo.
  
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 

       

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