Inquietud Fotografía de Internet |
EN BOCA CERRADA
Como certezas escritas con la caligrafía de la infancia, desde niños,
los fantasmas saben que la vida está ahí, pero no existe. Es lluvia de sombras
colgando de las telarañas vaporosas del cielo. Un destello diluido que se debe
mirar con los ojos sin luz. Aun así, nunca comparten confidencias en balde ni
comentarios especulativos para no derramar las migas del disentimiento.
vitalistas y etéreos, los fantasmas rezuman trayectos sosegados. Desmontan silencios. Una y otra vez tienen aspiraciones simples: sembrar de noche miedos ocasionales en los surcos del sueño; y compartir, de día, una baraja de temores entre practicantes habilidosos, empeñados en aplastar caracoles y hormigas por mirar detrás.
vitalistas y etéreos, los fantasmas rezuman trayectos sosegados. Desmontan silencios. Una y otra vez tienen aspiraciones simples: sembrar de noche miedos ocasionales en los surcos del sueño; y compartir, de día, una baraja de temores entre practicantes habilidosos, empeñados en aplastar caracoles y hormigas por mirar detrás.
(del libro de microrrelatos Fuera de guion, Editorial Lastura 2024)
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