lunes, 13 de enero de 2025

LA POESÍA DE ANA MARÍA BUSTAMANTE

Ana María Bustamante
(Medellín, Colombia, 1991)

 

LA VOZ DE ANA MARÍA BUSTAMANTE

 

   Siempre es complejo acumular patrimonio afectivo en el desempeño de la vida literaria; se perciben abundantes intereses en juego y son muy heterogéneas las sensibilidades que impulsan las distintas estrategias expresivas. Sin embargo, nada más grato que despertar en la voluntad los rincones de una memoria selectiva, cuyos criterios nunca resultan del todo claros. En cualquier caso, la conversación con el pasado suele estar llena de intensidad sentimental y ocupa por igual el estar del sujeto concreto y el trastero común de una cronología colectiva.
   La celebración del encuentro de poesía “Paralelo O”, organizado en Quito por el poeta y editor ecuatoriano Xavier Oquendo Troncoso, en 2023, nos proporcionó  un libro de teselas visuales sobre la poesía hispanoamericana actual, un mosaico incompleto, que va definiendo sus trazos con el mimo silencioso de la paciencia,. En sus contenidos perdura una tarde en un jardín de una galería de arte y la entrañable conversación con poetas como Rolando Kattan, de Honduras, Mónica Zepeda, de México, Juan Suárez Proaño, de Ecuador, y Ana María Bustamante, de Colombia. Aquel tiempo compartido da cimentación imprescindible para que el recordado encuentro se prolongue en Madrid con nuevos discursos y presencias que saben que lo que sostiene nuestro empeño literario para adquirir una duración sin relojes es la amistad.
  Ana María Bustamante (Medellín, Colombia, 1991). Es magíster en Sociología. Con la tesis “El dolor en la poesía escrita por jóvenes de Medellín” obtuvo la distinción Cum Laude por la Universidad de Antioquía. Es profesora e investigadora y se aplica como fotógrafa en vigilia permanente para captar los trazos inadvertidos de lugares, rostros y entornos. Colabora en prensa con artículos de creación y es editora de la revista Telúrica del colectivo “Nuevas Voces”.
   Su travesía creadora logró en 2020 el Premio Latinoamericano de poesía Ciro Mendía con su libro Nieve, editado en España dentro de la colección de poesía de Valparaíso (Granada, 2022). El reconocimiento se sumaba a otras celebraciones como el Premio Nacional de Poesía Tomás Vargas Osorio con su libro Antes de ser silencio (Sílaba Editores, 2019), el IX Concurso Nacional de Poesía Héctor Trejos Reyes (2016) y la beca en circulación internacional de la Alcaldía de Medellín (2018). Una parte representativa de sus composiciones se ha traducido al inglés, francés, italiano, árabe y bengalí, y se han publicado en diferentes medios físicos y virtuales. En su tercera entrega Después de las flores hay un brusco cambio de enfoque: la mirada introspectiva y confidencias del yo poético, dispuesta a escribir en clave autobiográfica, se aleja de lo individual para centrarse en vivencias de la violencia de género, presente en los estratos de una sociedad patriarcal, infectada de comportamientos machistas y violentos. Emergen las voces y las biografías rotas de algunas de las mujeres asesinadas por sus parejas, familiares o entorno doméstico. La conciencia crítica denuncia la insólita frecuencia de la barbarie, donde lo gregario convierte a las mujeres en víctimas de la violencia o del acoso.
    Queda en la memoria del aire el ideario inicial de Ana María Bustamante en el que se difundía un fuerte arraigo emocional y la tendencia expresiva hacia una dicción clara, ajena a la retórica, que aporta naturalidad y frescura, que vincula poesía y vida para que alcen vuelo las sombras interiores. Los versos  gestaban una indagación del yo vinculada a la experiencia existencial y a las palpitaciones del espíritu.
   En la nueva salida, Después de las flores, se traslada la línea de contemplación; el yo se hace testigo, otea el entorno para captar sensibilidades ajenas, conectadas con la condición femenina y sus continuas dificultades para el ejercicio de la libertad, en una sociedad que sigue corroborando un papel secundario a la mujer.
   El discurso poético de Ana María Bustamante prosigue senda para ser un cauce unitario significativo; advierte de su predisposición a integrar en los poemas las disonancias de lo contingente. Cada verso, cada destello verbal entrelaza la peculiar magdalena proustiana del “Me acuerdo” con el compromiso de las vivencias trenzadas en la vida colectiva y el juicio crítico frente a un tiempo de intemperie, donde ser mujer es recorrer un páramo complejo que contagia frío.

JOSÉ LUIS MORANTE



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