Yacimiento celta de las Cogotas (Ávila) |
SELECCIÓN DE
AFORISMOS DE JOSÉ LUIS MORANTE
Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no
hay nadie.
El verbalismo artificioso encala la escritura, pinta fachadas de víspera de feria.
Los viernes aseguran un tedio prometedor, hecho de puntos suspensivos.
En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…
La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad.
Aversión a la lógica. Un pensamiento único y en continuas
tareas de agitación.
Sabe aceptar disculpas; mantiene con la sordidez una amistad vitalicia.
La autonomía imaginativa del sueño requiere folios blancos por su inclinación a lo imposible.
El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores.
Punto de fuga. Nostalgia de un lugar que no existe.
En la línea de costa inéditas aleaciones de cangrejo y medusa.
Estreno propósitos: subir a la llanura de un mar en calma las viejas traviesas del tren.
Cierro los ojos y cuento. No aguanto mucho. Cuando los abro, el mar escribe otro párrafo.
El mar y yo; ese ayuno verbal simultáneo
Los espejismos cuidan la apariencia; se revisten con cierta dignidad.
Un niño mira el mar, como si tuviese en sus ojos un microscopio.
Cambio de piel. Una identidad nueva, proclive a la torsión, que se mira de espaldas.
Hay máscaras que expresan la identidad de quien las utiliza mejor que las propias facciones.
El absurdo en clave de física: una hormiga arrastrando una hoja que centuplica su tamaño.
Hubo un tiempo que imaginé el futuro como un acertijo desapacible. Con actitud de esfinge requería una respuesta inmediata.
Todo final es el punto cero de un comienzo.
(Aforismos de invierno)
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