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jueves, 4 de abril de 2024

DIONISIA GARCÍA. EL PENSAMIENTO ESCONDIDO

El pensamiento escondido
Aforística completa
Dionisia García
Prólogo de Carmen Canet
Editorial Renacimiento
Colección A la Mínima, Serie Mayor
Sevilla, 2022

 

UNA GRIETA DE LUZ

  
    En el tramo final de siglo, Dionisia García (Fuente-Álamo, Albacete, 1929) estrenaba género al publicar en 1987 Ideario de otoño. Era la más temprana cosecha aforística; un surco abierto que concedía a la autora relevancia especial como iniciadora de esta estrategia expresiva ante la carencia de voces femeninas anteriores. El decir mínimo habría de adquirir en el trayecto literario de la escritora amplio desarrollo, como se vislumbra en El pensamiento escondido, recopilatorio de las tres entregas dedicadas al aforismo.
  La travesía es analizada en el proemio “Confidencias” por Carmen Canet, quien personifica la más persistente indagación del taller conciso de Dionisia García. La resonancia escritural perfila, en un juego de transparencias, la luz directa de la intimidad. Dentro del texto, la palabra confidencial es dueña de un enfoque comunicativo y compartido; aglutina situaciones sencillas y cercanas y abre senda a un horizonte reflexivo expuesto desde la hondura de la introspección. Como dicta la obertura de Carmen Canet: “Deja discretamente sobre el papel que sus palabras fluyan vitales, emotivas, profundas e imparables”.
   La acumulación de registros en Dionisia García es geografía integradora y prolífica. Aglutina caminos entre la poesía, la narración, el ensayo y los aforismos. En todos ellos, la existencia sirve para comprender escenarios y procesos de la realidad desnuda; el discurrir es trasunto de un espacio real paradigmático que tiene asienta localizaciones en ámbitos desperdigados por el mapa de lo laborable. La palabra nunca pierde su calidez doméstica para dar voz a protagonistas que congregan cercanía y sencillez, estar machadiano.
  La senda completa incluye, junto al ya citado comienzo Ideario de otoño, con nueva reedición ampliada en 1994, los libros Voces detenidas (2004) y El caracol dorado (2011). Sobre este contenido, Carmen Canet preparó la selección El hilo de la cometa. Antología esencial (1987-2011), editada por Libros al Albur en 2019. Todos constatan en su desnudez expresiva que “El aforismo no es un juego para decir algo. Puede llegar a quien escribe por vía intuitiva, o ser expresión de un pensamiento previo hasta considerar que el resultado puede ser válido. En su proceso viene a ser semejante al poema: hay que estar alerta.”
   Los pensamientos mínimos tienen preferencia por la forma directa; los enunciados son pasos cercanos a la biografía personal y exponen los efectos colindantes de las circunstancias. Los núcleos argumentales huyen de la estridencia; muestran contraluces y contrastes frente a las interrogaciones de la razón. Estas señales son percibidas por el proemio de Carlos García Gual a Ideario de otoño. El prologuista recuerda la tradición de un género con sus nombres esenciales a los que se añade el decir sentencioso de Dionisia García, desde la observación sutil, suave, irónica, como si las ideas se hubiesen instalado en los bajorrelieves del matiz. El transcurrir invita a la contemplación, al camino que enlaza el paisaje interior y las respiraciones de los elementos del entorno, siempre sometidos a las continuas metamorfosis de procesos naturales.
   El tumulto semántico acoge también referencias frecuentes al sentido y razón del hecho literario: “Las palabras nos ordenan, nos sitúan y alojan. Mal tratadas se vuelven contra nosotras”; “El estilo un poco gris –decía Baroja-  para que destaquen los matices tenues”. Placidez al visualizar la idea”. Este último texto pude muy bien definir los límites austeros de esta práctica minimalista y su complicidad, al asomarse al mundo, con la levedad de la  menudencia y sus grietas de asombro.
   Como ratifica la introducción de Voces detenidas la introspección se hace mirada interior. Pauta interrogaciones a través de la ironía, el desencanto y la esperanza, en torno a la condición humana. La escritura traza los rasgos de un autorretrato que intercala zonas oscuras y claridades. El yo percibe las voces detenidas del silencio, interpreta tras su indefinición genérica, esa parquedad narrativa, coloquial y directa que solemos hallar en el andamiaje del relato existencial. Los textos desandan el camino, cuestionan un pensamiento acomodaticio para dilucidar el sentido existencial; hablan de seres que deambulan buscando certezas y perciben el vivir despacio con sus asimetrías y relieves.
   La entrega El caracol dorado sirve de cierre a la compilación, tras un breve apunte de la autora donde comenta que el título nace de una impresión visual, cuando se despliega la amanecida. Se hace la luz y el aforismo ilumina los rincones del pensamiento para indagar sobre una realidad en vilo. La tarea impone una mirada insistente que se empeña en percibir el rastro de las cosas, los estratos de sus posibilidades y esos efectos secundarios que generan emoción y reflexión, la calidez de las palabras cortas y sus irisaciones.  
  Los aforismos de Dionisia García nunca son indiferentes a la historia menor, al poso anecdótico de apariencia insignificante. Saben que el lenguaje los dignifica y los convierte en compañías apacibles, en esos interlocutores de la inteligencia que fluyen con textura transparente, como un cauce incontenido de verdad y belleza. Tras su fragilidad evocadora, cada aforismo guarda la consistencia de un comienzo.

 
                                                                       JOSÉ LUIS MORANTE


 
 
 

jueves, 19 de diciembre de 2019

AITOR FRANCOS (Edición) MARCAS EN LA PIEDRA

Marcas en la piedra
Doce aforistas vascos
Aitor Francos (Edición)
Editorial Renacimiento
Sevilla, 2019


CANTOS RODADOS

A Patxi Andión, por su voz cálida


  Al indagar el legado del aforismo contemporáneo se percibe un venero disperso, múltiple en propuestas y protagonistas. Así lo percibe Aitor Francos, poeta, aforista y antólogo al reunir en Marcas en la piedra una decena de nombres del País Vasco, ya con coordenadas fiables y nítida repercusión nacional.
  En esta antología se despliega un sondeo por los pasillos interiores de un género cuya labor es “resumir, cristalizar y condensar”. En su decir paremiológico, el aforismo requiere la terquedad del laconismo, un marco autosuficiente que edifique la frase feliz con el mínimo roce de elementos verbales en un ejercicio de depuración y síntesis. Al sondear en el tiempo el legado cultural vasco, aflora una sociología con textura convivencial que sirve de pauta a una sensibilidad colectiva. De ella participa, según el antólogo, un aforismo diverso, abierto e implicado en el fluir. Sin embargo, su cultivo muestra también los rasgos subjetivos que propician la renovación constante del pensamiento. De ese trasfondo compartido, cuyo mérito esencial es ser capaz de extraer del magma común algunas constantes individuales, da cuenta esta selección cuyos vértices principales aglutinan cuatro tendencias: “el aforismo de corte clásico, el humorismo puro, el aforismo discursivo y filosófico (o político o reivindicativo) y el aforismo poético”. Se comenta también que la nómina elegida no pretende establecer un canon sino trazar una panorámica parcial que, naturalmente, deja fuera algunas propuestas de interés, bien por su carácter inédito o por circunstancias de distinto calado, como la inminente salida editorial, o el origen geográfico del autor que condiciona su integración en este escaparate aforístico.
   Al abordar el periplo singular de cada aforista, Aitor francos añade unas breves notas en las que se comentan los pormenores que estuvieron en el germen de algunas composiciones. Así explora el activo lacónico de Patxi Andión, siempre marcado por su biografía musical que puso un marco sonoro generacional. Pero son los textos quienes trazan el definitivo sustrato, ese pensamiento mínimo sobre los contornos más significativos de lo evidente que aglutina filosofía y crítica existencial de modo fragmentario. Los textos del profesor cantautor tienen un fuerte refrendo reflexivo: “Nada deja de ser lo que es mientras pueda verse en otros ojos”, “El pensamiento es un trazo del vuelo que no se adivina”.
   El sujeto político y humanista de Ángel Gabilondo condensa un fuerte sentido del humor que aporta a la cartografía social una mirada sostenida. La solemnidad merece tacón bajo para que el sentido común pueda mirar de frente. Así es palpable en este decir breve un aire crítico, próximo al escepticismo, que mira los decorados para desmontar tramoyas. Al cabo “Por más que aprendamos, también crece lo que desconocemos”.  La selección fortalece un aforismo convencido y convincente, vestido por un cálido sentido del humor y, en ocasiones, con una ironía con voluntad de saber y decir.
   Nombre propio esencial en la codificación de la estrategia expresiva, Ramón Eder ha convertido la práctica aforística en camino de dirección única. Así secuencia entregas que fortalecen una voz ética y despliega destellos indagatorios sobre el estar cotidiano. Su caligrafía entrelaza prudente movilidad argumental, humor a media voz, inteligencia ligera y sentido común. Son ingredientes que ponen su producción en primera línea y a la cabeza del género.
  Juan Kruz Igerabide es un escritor prolífico que aborda una senda creadora plural, desde la literatura infantil al decir breve. Su paremia cimenta sociología y ética, y aporta una mirada paradójica que hace de la escueta geografía de lo real un espacio de intolerancia pacífica, donde conviven “salvados, condenados y atónitos”.
  En la personalidad de Karmelo C. Iribarren prevalece el poeta. Sus versos multiplican ediciones y reconocimientos. En ellos encontramos una clara afinidad entre el sujeto poético, la fuerza verbal de sus codas y los pensamientos breves de Diario de K. La intimidad del yo personaje promueve un afán de búsqueda que ajusta cuentas con imposturas propias y ajenas: “A los que carecemos de imaginación, sólo nos queda la vida diaria pasando; es decir: un filón inagotable”. De ese sustrato los aforismos son muestra y espejo, un escaparate de experiencias verbales que compendia humor y sabiduría.
   Clave esencial en la arquitectura cultural vasca, donde ha logrado extenso reconocimiento crítico, Tere Irastortza explora con su obra géneros como la poesía, la traducción, el ensayo y el aforismo. Su escritura concisa aborda con frecuencia lo metaliterario y se define por su enfoque cercano al hábitat desde una conciencia de aceptación del devenir y de evocación y recuerdo de los valores primarios. En su quehacer, escribir es adentrarse en las percepciones de un sujeto plural, que descubre confluencias entre lecturas y experiencia: “La escritura nos muestra, lo que nos ilumina, no es más que un borrador.
   También Karlos Linazasoro personifica un abrumador legado creativo que ha trazado sendas en todos los géneros. Su aforística se agrupa en los libros Lo que no está escrito y Nunca mejor dicho. Sus breves recuperan la paradoja y tachan lo solemne para construir un lenguaje de lúcida expresión, que radiografía el discurrir de la conciencia con una estela de ironía cómplice. Esta antología presenta una estupenda selección, cuajada de aciertos.
  La biografía aforística de Ana Urkiza cuenta con dos títulos, Lo que queda de ayer y No hay vuelta para adelante publicados en euskera y presentados en castellano por Trea con el título Un hermoso lugar la felicidad. Componen una parcela significativa en una obra muy extensa que acoge distintos lectores, desde el público infantil y juvenil, hasta géneros de madurez como el relato y la poesía. Se percibe en su paremia un guión reflexivo, una introspección marcada por el tiempo que incide con frecuencia en lo social y no desdeña el humor en sus análisis.
   Del trabajo incansable de Gabriel Insausti da fe una obra que integra narrativa, poesía, literatura de viajes, aforismos, traducciones y ensayos junto a ediciones de clásicos. Los rasgos que definen su aforística son la precisión semántica, el sustrato cultural, la reflexión sociológica y esa mirada a la ética como norte del fluir de la conciencia.
   Más que aforismos al uso, abundantes textos mínimos de Beñaz Arginzoniz son fragmentos metapoéticos que buscan clarificar la razón del poema. Sus breves formulan ideas de amplia profundidad lírica, lejos de la sorpresa conclusiva o del desenlace ingenioso del aforismo habitual. No obstante, la muestra del autor integra frutos más convencionales, como los extraídos de Un mundo para Marina o los integrados en Extrañas flores y otros fragmentos de un diario póstumo.
   La fertilidad creadora de Juan Manuel Uría ha dejado en un corto espacio temporal entregas poéticas, realizaciones plásticas y aforismos. Sus voces breves persiguen conexiones insólitas (“Donde muere lo obvio, nace el poema”) que abordan la ruptura de lo previsible y dan voz al sentido común mediante un discurso paremiológico que pisa firme el sustrato ligero del humor: “La realidad es como el chuletón: poco hecha y con un buen puñado de sal”. También resalta en su escritura la voluntad dispuesta de un observador implicado que no duda en comentar las marcas desaliñadas de la realidad.
  La cercana presencia literaria de Ander Mayora corrobora la excelente amanecida de La clemencia del tiempo, con prólogo de Enrique García Máiquez. Su continuidad, El páramo presenta el merodeo del decir breve por la introspección y por las perspectivas de un devenir existencial al albur de los días. Limpios y directos, los aforismos de Ander Mayora formulan una ascesis de creencias personales que no renuncia al sentido crítico con una sociedad banalizada, que viaja hacia un pensamiento uniforme y de consumo inmediato.
   Gran acierto el de Aitor Francos: no incluirse a sí mismo en la antología, aunque su minimalismo singular lo merece. Y muy atinada esta imagen global del aforismo vasco contemporáneo que se libra de cualquier localismo y postula en la estrategia discursiva del género un grupo de autores estable y fuerte, que personifica un compromiso personal con el aforismo repleto de fuerza literaria, siempre propicio al sol de mediodía.



lunes, 19 de agosto de 2019

RICARDO VIRTANEN. BAZAR DE ESQUIRLAS

Bazar de esquirlas
Ricardo Virtanen
Editorial Renacimiento
Colección A la Mínima
Sevilla, 2019



LA VIDA EN SERIO


   Con el libro Bazar de esquirlas, integrado en la prestigiosa colección A la Mínima en la editorial Renacimiento, Ricardo Virtanen (Madrid, 1964) retorna al aforismo, subgénero en el que ha dejado hasta la fecha tres títulos: Pompas y circunstancias (2007), Laberinto de efectos (2014), y El funambulista ciego (2019). Tan fértil legado demuestra la importancia central que el escritor concede a ese oficio del pensamiento. La escritura concisa es capaz de fabricar miniaturas expresivas, relámpagos de lucidez que postulan una manera de acercarse al entorno, a ese ruidoso litoral de una realidad mudable. Aunque es evidente que Ricardo Virtanen –y ahí están sus últimas publicaciones para corroborar el apunte- entiende la literatura como un marco escénico capaz de acoger el cauce poético, la autobiografía, el ensayo o el quehacer editorial al rescate bibliográfico de nombres propios como Emilia Pardo Bazán, Luis Alberto de Cuenca, Aurora Luque o Pilar Blanco Díaz.
   Los aportes de Bazar de esquirlas compilan un recorrido  creador fechado entre 2015 y 2017, lo que permite conocer el primer plano del aforismo y su actualidad estética, tras más de una década de cultivo personal, en la que sigue perdurando el intangible misterio del minimalismo expresivo, siempre sorprendente e imprevisible. La obra integra una ventana crítica a modo de introducción, el breve ensayo “Una sublime imposibilidad”. En sus párrafos Ricardo Virtanen clarifica la formulación semántica de esta estrategia expresiva y su contemporaneidad en un presente proclive a lo fragmentario. Conecta de paso el aforismo con otros formatos como el haiku y el diario, como se percibe en la práctica de algunos moralistas franceses, y en Canetti, Cioran y Jules Renard. Por tanto, la esquirla sería una síntesis, con afinidades con la greguería, el esqueje elíptico y un pensamiento poético en cuyo andamiaje se asienta la cotidianidad.
   Tras citas de Emerson y Cioran, las esquirlas se secuencian en cinco tramos y dejan al alcance de la mano un decir despojado cuya pupila enfoca interiores y entorno. Cada frase está marcada por la sutileza y por los contrastes del discurrir existencial, esas mutaciones inadvertidas que permiten “Asombrarse y seguir siendo el mismo”. El trayecto cognitivo nunca concluye, ni depara la quieta solidez de la certeza, “La única certeza es que no sabemos y queremos conocer”; “La verdad siempre la imagino como un pomo en la puerta”. Esta vigilia indagatoria concede a la tesela aforística una razón de ser: “Un aforismo tiene la virtud de convertir en movimiento la idea más peregrina”.
   No son pocos los instantes en los que el pensamiento indaga los límites del ser: “Yo soy yo, pero podría ser otro sino mediara un abismo de por medio”, “El tiempo confirma una entelequia a la que nos aferramos para captar la sensación de ser reales”. Virtanen es consciente de que la solemnidad moralista requiere paréntesis más livianos, esos claros en el bosque que rompen la inercia recurriendo al humor. De este modo, cada segmento textual, bajo el epígrafe “Humorismos” integra subconjuntos donde amanecen recursos distanciadores como el humor, la ironía, o el trazo paródico: “El humor desestabiliza a los intransigentes. La ironía los inmaterializa”. 
   El aforismo nunca ignora la condición temporal del yo subjetivo y la declinación de cualquier certidumbre en ese pautado caminar hacia la ceniza. El fluir de la conciencia adquiere con el tiempo un tono conclusivo: “A la vida no hay que darle demasiadas vueltas. Acaso tomárnosla como una autopista recta que avanza fugaz hacia la nada”. En Bazar de esquirlas aflora una sensibilidad dispuesta a entrelazar voluntad y exploración; nunca se siente ajena a esos mínimos sucesos que pasan por el tamiz del pensamiento: “las ideas brotan en mí sin ton ni son, como sarmientos en un campo abandonado”. Cómoda tras su epitelio filosófico, la nueva entrega del poeta, músico y profesor Ricardo Virtanen es un punto de encuentro entre verdad y lucidez, las instrucciones luminosas de “un manual ético y estético para valorar nuestro tiempo”