"Ajos", 2012, Hilario Barrero |
En el prólogo, un temperamento de conflicto bélico.
Soy cortés; ignoro su aliento de ajo.
Las erratas contagian miradas oblicuas.
El escritor de diarios imagina un árbol viejo, cuajado de
frutos crepusculares.
Aprendió la teoría en Ovidio: los versos se conducen con mano
vibrante.
Ninguna nota a pie de página advierte que es la reflexión
ensayística de un fumador activo. Está llena de humo.
Libros con la cojera de un pupitre de escuela pública.
Lectura con el tono sosegado de una conversación
de ascensor.
Genial!
ResponderEliminarMe aplico lo de "El escritor de diarios imagina un árbol viejo, cuajado de frutos crepusculares".
Mucha ironia, sentido del humor y mucho ajo!
Gracias, de nuevo, por ilustrar tu prosa con esos ajos "made in china", comprados en NY y ahora más abulenses que Santa Teresa gracias a ti. :)
Querido Arcipreste, además de la imagen -oronda, precisa, singular...- tu foto me sugirió el título de la entrada. Cuánta deuda.
EliminarLo de los chinos no tiene nombre; ejercen una economía depredatoria y en cualquier momento serán made in china los espárragos de Tudela, el Queso de Burgos y la ternera de Ávila... Resignación: son muchos.
Sin ironía la literatura se torna solemne y propensa al púlpito. No viene mal una sonrisa. Nos vemos, en Rivas, o en NY, que da más de sí.
Abrazos y mi gratitud por todo.
Cuando la sabiduría se derrama,
ResponderEliminarla pluma recoge, en pocas palabras,
una amalgama de verdades y lúcidas
venturas que hacen que su lectura
te embauque despertando en ti
un abanico de sensaciones,
cada cual mejor.
Un fuerte abrazo, maestro
Hoy tocaba ironía, querido Paco, es mi primer día de clase y llueve en Madrid, así que puse a la grisura del día la sonrisa cariada de los malos libros.
ResponderEliminarDe primera siempre,tu amistad. Incansable tu ánimo.
Un abrazo. En días te mandaré un cuadernillo de haikus.