Río Ebro (Logroño, 1 de mayo 2013) |
Gratifica sumergirse en geografías lejanas y despoblar las horas de ángulos conocidos. Los días anteriores ha llovido mucho; suponemos que la lluvia será compañera de viaje, pero la grisura del cielo aguanta y, tras las paradas reglamentarias, llegamos a Logroño. Viajar con las brújulas de la tecnología anula el habitual desnorte previo. Estamos a la hora justa, y en la asepsia del trayecto cumplido con rigor.
Nos alojamos en pleno centro, para aprovechar las horas de estancia. Es media tarde. Todavía hay poca animación, salvo en la calle Laurel siempre dispuesta a la gastronomía en grupo. También resulta grato acercarse hasta la orilla del Ebro y descansar en alguno de sus bancos de ribera, para sumar pasos después por la zona antigua de la catedral.
Hemos quedado en Haro para visitar una bodega. La ruta por el valle presenta un aspecto inglés; viñedos y tierras de labor verdean con un aspecto de lozanía que augura una fértil cosecha. Los pueblos riojanos repiten rasgos de su entorno monumental: la muralla, las iglesias góticas y renacentistas y el progreso que el vino ha dejado en la comarca con bodegas prestigiosas que sólo se visitan con cita previa.
Además en cada rincón existe una cocina que hace necesario el paseo demorado por el casco antiguo. La proximidad de La Guardia suma un nuevo trayecto a una localidad armónica y tranquila, con un envidiable entorno urbano.
Cuando regresamos a Logroño ya es de de noche, la hora propicia para una cena tranquila y una infusión.
Al día siguiente es tiempo de regreso, con parada en Burgos para deambular por el Espolón, comer en algún restaurante cercano a la plaza de la catedral y subir hasta el castillo.
Esta vez los libros dormitaron.
Nos lo describes tan bien que parece que he saboreado ese aroma
ResponderEliminartan característico del vino riojano.
Los placeres mundanos es bueno compaginarlos no todo va a ser
lectura.
Un fuerte abrazo.
Querido Paco, ya estamos en casa, así que aquí puedo responder una vez más a tus comentarios. El blog se ha convertido en una costumbre doméstica y cercana en la que participan simpre amigos entrañables como tú.
EliminarDisponemos de paisajes llenos de encanto, como la Rioja, que nos abren los ojos del sosiego.
Un fuerte abrazo.
ya ya.. dormitaron porque no has tenido tiempo, pero seguro que estaban en el fondo de la maleta, que me lo sé yo...
ResponderEliminar:)
Seguro que habrías disfrutado de las explicaciones gastronómicas de Javi Chu; sabe un montón de los procesos naturales del vino y de las cosechas. Yo escuchaba con la perplejidad de siempre; con la misma cara de asombro que me dejan las páginas. Abrazos.
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