jueves, 27 de noviembre de 2014

RAQUEL LANSEROS. EN CLAVE POÉTICA

Raquel Lanseros
 
RAQUEL LANSEROS. EN CLAVE POÉTICA

   El cambio de siglo acoge una amplia conjunción de idearios poéticos. En él no se percibe una tendencia central que fije modas y directrices mayoritarias sino un cruce de caminos, una búsqueda de sitio que se fortalece al paso, con nuevas entregas. Este contexto es el umbral para la voz poética de Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1973).
   La escritora es licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de León, ciudad donde discurrió casi toda su infancia y juventud. Un uso idiomático plural ha impulsado las versiones como traductora de Edgar Allan Poe y Gordon E. McNeer. Es también colaboradora, con reseñas, versiones y artículos literarios, de algunos medios escritos y digitales. Tras un tiempo laboral como Asesora de Formación de Idiomas y Programas europeos en Murcia, en la actualidad ejerce la docencia en un instituto de Educación Secundaria y Bachillerato.
   Su amanecer, Leyendas del promontorio, editado en 2005, ofrece una mirada lírica proclive a la evocación; un verbo ajustado muestra las sensaciones que convoca  cualquier travesía temporal: la espera, la soledad, el aislamiento o la pérdida. Se indaga sobre una existencia que acostumbra a prodigar fragmentos de un pasado con aire de regreso. Nítido el ayer dibuja trazos que adquieren el cromatismo del ahora. La travesía cotidiana se vuelca en una tarea restauradora en la que hay sitio para una esperanza humilde, aunque sea costoso superar carencias: “Desnudo, abandonado por su viejo entusiasmo / el hombre es muy pequeño. / Huérfano de sí mismo, reedita sus temores / ubica por tamaños todas sus pretensiones. / Y se convence que, después de todo, / quizás el infinito no merezca la pena / y las uvas ansiadas estén verdes”.
 Apenas un año después llega a las librerías Diario de un destello, accésit del Premio Adonais en 2005. En la relación entre sujeto y entorno, ni la luz ni la sombra tienen ubicaciones estables; las dos se conjugan con azarosa cronología y precisan una disposición natural del hablante lírico para dar cuenta, aunque sea por  mínimas ranuras, de cualquier claridad incipiente. En el apartado inicial hay subjetividad e intimismo, un paisaje emocional en el que se constatan modulaciones del discurrir con una voluntad volcada en la sensación de epifanía, como resalta el poema “Evocación”. La sección central, “Tres antorchas” abre otro registro; en este tramo sobresalen protagonistas que personifican cualidades definitorias y singulares: un derrotado de aquella guerra incivil de 1936-39 cobija pasos clandestinos monte arriba, sin amanecida y sin futuro; se hace arquetipo de empeños furtivos arrastrados por el destino. Otra figura central histórica es Doña Juana, paradigma de locura amorosa que hace del sentimiento un viaje a lo desconocido. Son palabras de homenaje a quienes evitaron que los ideales mudaran en ceniza. El amor toma cuerpo en el último apartado, donde la perspectiva idealista es palpable al ubicar en plano corto a los sentimientos. Los versos se tornan cálidos y vitalistas, hechos de acordes que conectan la piel y sus preguntas.
    En Diario de un destello también la indagación busca su espacio en composiciones con sustrato aforístico donde el alter ego hablante define su actitud. “Aunque he cambiado mucho de color / sigo siendo camaleón / y no rama”. La luz queda a resguardo, para que alumbre limpia cualquier sueño y deje la claridad afectiva de la hora estival.
   Con  Los ojos de la niebla, que obtuvo el XXII Premio Unicaja de Poesía, la poeta abre campo al intimismo.  Desde la entrañable dedicatoria a sus padres, verdaderos ojos en la niebla, percibimos el recuerdo vivo de quienes horadaron la senda habitable por la que transitan los días. El monólogo dramático propicia una identidad mudable y una intensa expresión afectiva en la que el sujeto se posiciona frente a la realidad diaria. El prolijo desfile de lo vivencial desgaja sensaciones que encuentran sitio en el poema. La existencia depara descubrimientos e incertidumbres, exploración y desengaño, hallazgos y pérdidas. Son situaciones de travesías vitales que se evocan en los soliloquios de personajes que dan vida al hablante lírico.
   En Los ojos de la niebla adquiere un papel relevante la voz femenina frente a sí misma. Esta sensibilidad encuentra cauce en composiciones como “La mujer herida”, cuyos versos comunican la respuesta frente al desengaño, esa forma de aceptar como un dibujo de la piel la textura de una cicatriz que recuerda un fracaso amoroso. Tambíen hallamos pautas emocionales femeninas en otros textos como “La mujer que reza”, “El hombre casado”, o “Una mujer mira un tren alejarse”. Todos comparten versos en los que suena una conciencia íntima.
   El poema “Beatriz Orieta. Maestra Nacional” evoca, con la calidez del homenaje, la actualidad de un tiempo colectivo cuya lección ética perdura.
   Croniria sale a la luz en 2009. El título –un acierto verbal de la autora- fusiona temporalidad y onirismo. Los poemas acogen referentes culturales para asentar una voz que enfoca una realidad hecha de logros pequeños, pero exaltados por la celebración. Cada tránsito postula un paréntesis habitable en el que hay sitio para la alegría, el eros, o la libertad de decidir la distancia que separa realidades y sueños: “Nunca le tengas miedo al horizonte / no hay placer más sabroso que el trayecto. / Acepta el pan servido en cualquier parte / disfruta del asilo que te ofrezcan / pero ten preparadas las maletas. / Aprende por tu bien el arte de marcharte / siempre un segundo antes de que te hayan echado.”
   Reconocido con el XIII Premio internacional de poesía Antonio Machado de Baeza, Croniria se reedita por segunda vez en 2014, con formato bilingüe. En su diverso discurrir encuentran acogida estados vitales polarizados; la existencia rompe cualquier monotonía superficial para encajar en cada amanecida los dedos de los sueños, la realidad imaginaria que engrandece la superficie de lo cotidiano.
   La última estación hasta el momento es Las pequeñas espinas son pequeñas, libro ganador del XXIX Premio Jaén de Poesía. Su título promueve una exaltación vitalista en la que tiene cabida el optimismo. Aquel juicio de Jorge Guillén de que “el mundo está bien hecho” adquiere una nueva vigencia. El diálogo convivencial entre el sujeto y el entorno exige un asentimiento armónico, capaz de superar desajustes y erosiones. Con una estructura meditada, cada sección aborda un avance argumental distinto que arranca con una indagación sobre la identidad. Los poemas centrales hacen del tiempo un sustrato a explorar, mientras que el apartado tercero define una mayor presencia de lo colectivo. “Croquis de la utopía” es un mapa del compromiso con actitudes de solidaridad y entrega, dos miradas ante el espejo de un yo común que, en el tramo de cierre, se convierte en balance vivencial. La palabra no es sino un himno a la claridad.
   La antología Con & versos, una propuesta de poetas andaluces para el siglo XXI coordinada por Antonio Moreno Ayora, permite una mirada amplia a la carpeta de inéditos de la poeta jerezana. En los textos seleccionados crece una poesía comunicativa y emocional que hace del soliloquio compartido una manera de adentrase en las paradojas de lo existencial, en esa amalgama de cosas elementales y etéreas superficies por concretar, de intrahistoria y aceras transitadas en común. El poema “Sigue doliendo España” es un destello limpio de su implicación ética y social.  
   Siempre consciente de su machadiana condición de palabra en el tiempo, la lírica de Raquel Lanseros supone un cuajado itinerario, un trayecto continuo que se afianza sin cortes bruscos. Su pautada cadencia reflexiva hibrida temas, argumentos y rasgos distintivos para dejar ante el lector una poesía inconforme, de búsqueda, que captura reflejos en la transparencia de la tradición para reconocerse; una poesía abierta al optimismo de lo celebratorio, a ese estar conforme del yo frente a la alteridad, que hace de realidades y sueños íntimos territorios compartidos.     
 
                                                                

6 comentarios:

  1. Gracias, José Luis. Otra poeta que me apunto para indagar en su poesía.Me gusta mucho lo que opinas sobre su obra; la haces tentadora.

    Un abrazo.

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    1. Hola Fanny, Raquel Lanseros es una de las voces más frescas de la literatura intersecular. Su poesía convoca intimidad y compromiso, mirada al tiempo y las contingencias del ahora. Una invitación a la lectura. Abrazos, amiga, y feliz fin de semana.

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  2. Para mí, José Luis, Raquel sigue siendo una promesa. Siento que le falta crear mundo. Mundo poético. Señas de identidad. Hay demasiados lugares comunes. Espero en ella porque tiene cualidades para esperar. Tantea zigzaguea en demasía. Lo que no quita que la lea con agrado Todo lo que dices de ella es..

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    1. Toda opinión crítica es siempre el reflejo de un universo lecctor; por tanto engloba subjetividad y herencia cultural. Yo no comparto tus apreciaciones, querido Paco; para mí es una poeta hecha, con imágenes muy personales y con un trayecto coherente y reconocido. No niego que su escritura está cerca de mi modo de ver la literatura. Es verdad. Y es verdad también que encerrarme en sus libros me depara complicidad y gozo. Gracias por tu comentario y un abrazo.

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  3. Nada que objetar, José Luis. Seguramete no he puesto la atención toda. Seguiré en su estela. Tal vez hallemos el punto de confluencia.

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    1. Nada de dogmas, querido Paco, mis certezas siempre son frágiles y seguro que disentir aquí no es más que la esperanza de un café pendiente. Abrazos.

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